sábado, 7 de abril de 2018

Kamisu Reina Volumen 2 cap. 2.2



Parte 2

— ¿De quién son estos zapatos...?

Murmuro cuando veo unos zapatos de cuero no familiares al entrar a mi casa.

—Ah, bienvenido a casa Ryoji-san.

Una mujer me habla cuando se apresura a encontrarme. Ella, Sakairi-san, no es mi madre, es una empleada que ha trabajado para nuestra familia desde hace veinte años.

—Hola, Sakairi-san.

Le contestó y me quito los zapatos.

Veinte años; esa es la misma cantidad de tiempo que he vivido hasta ahora. En otras palabras, su primer trabajo fue cuidarme cuando yo era todavía un bebé, lo cual la hace efectivamente mi segunda madre, ya que mi verdadera madre arrastra todo el trabajo duro de una ama de casa en Sakairi-san.

Del mismo modo, también fue la segunda madre de Reina.

De hecho, cuando la vi llorando en la ceremonia del funeral de Reina, se me ocurrió que podría ser en realidad la persona que afecto a Reina y aceptó su muerte antes que nadie.

Nuestros los miembros de mi familia la tratábamos como alguien especial, ¿qué pasa con Sakairi-san? Nadie más había visto los lados mundanos de Reina que Sakairi-san, quien cambió los pañales de Reina y vació su cubo de la basura. Tal vez, en realidad pensaba que Reina era una persona normal.

Como tal, ella tiene que estar triste por la muerte de Reina.

De repente, Sakairi-san corta el hilo de mis pensamientos:

—Ah bien, debo decirle que una antigua amiga de Reina-san está aquí.

Bajo mi mirada a mis pies y miro los zapatos desconocidas de nuevo.

Sakairi-san de ninguna manera es la única persona que lloró en la ceremonia del funeral de Reina; mi madre se llenó de lágrimas, no puedo decir lo mismo de mi padre, pero también lo hicieron muchas de estudiantes de su escuela, sollozaron y lloraron. Tantas lágrimas se derramaron ese día, que de hecho, podría haber llovido.

Debo haber sido el único que no estaba preocupado por su muerte.

—Vamos a ver el altar de Reina.

—Sí.

Dejando tras de sí un indiferente ajá, comienzo a caminar a mi habitación. Sin embargo...

— ¿Le importaría saludarla a ella, Ryoji-san?

Sakairi-san repentinamente me sugiere.

— ¿Ah, por qué?

—Ya le di la bienvenida, por supuesto, pero me temo que podría ser considerado de mala educación si nadie de la familia le da la bienvenida.

—Pero, ¿por qué yo...? ¿Qué hay de mi madre?

Lamento rápidamente mis palabras. Sólo ha pasado cinco días desde su muerte y la madre de Reina se ha hundido en la depresión. No sé si es porque ella perdió a su hija o porque perdió una espléndida pieza de arte.

En todo caso, esto es lo que ocurre cuando las pequeñas princesas son mimadas y crecen bajo un escudo protector. Es realmente molesto.

Pero estoy seguro de que esto no va a durar por mucho tiempo; todo volverá a la normalidad dentro de un mes. Incluso mientras esta en duelo, no va a dejar de comer y defecar, probablemente no se pierda la siguiente lección en el salón de baile de la escuela de danzas que siempre visita. En poco tiempo se habrá olvidado de estar triste, ya que tales sentimientos tienen que ser encerrados cuando se trata de nuestras tareas cotidianas. Estamos condicionados a nuestra sociedad.

Por lo tanto, los sentimientos no sirven para nada.

Me pregunto, si mis padres estarían tristes si yo fuera el que haya muerto... es una pregunta estúpida. La respuesta es obvia.

Como si fueran capaces de sentir lastima de mí.

—... Bien, bien. Ella está en el altar, ¿verdad?

—Sí.

—Voy a saludarla. Estoy seguro de que ya le serviste un poco de té.

—Sí, absolutamente.

—No esperaba menos.

Con estas palabras, dejo mi habitación de estilo japonés y camino a través del innecesariamente largo pasillo de nuestra casa.

Cuando empujó a un lado la puerta corredera, me encontré con una chica mirando la fotografía en el altar de Reina.

En sus ojos reconozco algo que no es ni tristeza ni desesperación. Ajá, ella es una de esas. Pues bien, en el caso de Reina es perfectamente posible, incluso si iba a una escuela sólo para chicas.

La niña estaba simplemente extasiada por la fotografía de Reina.

Esa es una reacción común. Lo mismo ocurrió con algunos de los compañeros de trabajo de mi padre que tenían que asistir a su funeral: al instante en que vieron su imagen, se encantaron de tal forma que se olvidaron de actuar con tristeza por un momento.

—Ah...

La chica se queda sin aliento mientras se da cuenta de que alguien fue testigo de su mirada encantada. Queda muda y yo simplemente la saludo.

—Hola

Ella me responde.

— ¿Eres el hermano de…Reina-san?

—Bueno, sí.

Ese hecho por sí solo fue suficiente para ganar su respeto. Pues bien, la influencia de mi hermana es sorprendente. Es bonita, ¿tal vez debería buscar una oportunidad de dormir con ella?

— ¿Cuál es tu nombre?

— ¿Mi nombre...? Soy Sakura Kawai.

Ella me responde con sus ojos fijos en mí.

—Disculpa, pero por casualidad... ¿Has escuchado mi nombre en alguna parte?

— ¿Eh?

—He tomado el cargo de presidenta del consejo de estudiantil. Así que pensé que ella podría... haberme mencionado en algún momento... tal vez.

—Hm... Me temo que no.

—Ya veo...

Kawai-san murmura con una evidente decepción. Ella debe haber llegado a la conclusión de que no era lo suficientemente importante para Reina como para ser digna de mención.

—Pues, Reina nunca hablaba de los demás.

— ¿Ella no lo hizo...?

—Correcto.

Mi excusa fue suficiente para hacerla sonreír de nuevo. Que tonta.

Es cierto que Reina casi nunca hablaba de los demás. De hecho, no recuerdo haber oído nada acerca de su reputación en la escuela.

... Hm, ¿por qué no aprovecho esta oportunidad y le pregunto a la chica delante de mí? Bueno, su reputación era, obviamente, en su mayoría positiva basándome en esta chica.

— ¿Qué clase de persona era Reina en la escuela?

—Una persona maravillosa.

Kawai-san me responde sin perder el ritmo.

— ¿...Maravillosa en qué sentido?

—No puedo explicarlo. Todo lo que hacía era maravilloso... en cualquier caso, era mí... no, nuestra guía, nuestro objetivo, nuestro ideal.

—...

Yo estaba preparado para un dictamen favorable, pero el de Kawai-san resultó mucho más intenso de lo que esperaba. Sus ojos brillaban con adoración e incluso me parecían huecos mientras hablaba sobre Reina. Casi se podría pensar que era una clase de "adoradora".

Por otro lado, puedo entender alguna parte de ella. Reina tampoco parecía humana para su familia, así que definitivamente pudo haber creado una impresión divina en otras personas. Más aún en el caso de la escuela Junseiwa: sólo para chicas, para personas adineradas y además de eso, un alto porcentaje de las estudiantes parecen estar alojadas en los dormitorios de la escuela. No puedo entender qué efecto Reina debe de haber tenido en una escuela con un sistema de valores tan altamente unificado.

De repente, recuerdo mi conversación con Reina y siento un escalofrío correr por mi espina dorsal.

— ¿.. Kawai-san?

— ¿Sí?

—Tú no estabas allí cuando Reina saltó desde el tejado, ¿verdad?

Rápidamente me arrepiento de mi pregunta. Kawai-san es una "adoradora" de Reina y obviamente confrontar la muerte de su ídolo es bastante cruel.

Sin embargo, mis temores prueban no estar conectados a la realidad. De una manera perfectamente sensata, la chica me responde:

—No, no he estuve allí.

Aliviado de que ella no es aparentemente tan fanática como era de esperar, le lanzo otra pregunta:

—Entonces... ¿crees que Reina se suicidó?

Durante mi conversación con Reina, llegué a la conclusión de que ella moriría asesinada, pero mi evaluación pudo haber sido errónea después de todo. Si ella era consciente de mi indiferencia hacia los demás y por lo tanto mi indiferencia a su suicidio, le habría permitido deliberadamente engañarme con la idea del asesinato.

Pero ¿por qué iba a hacer eso en primer lugar?

¿Qué pasa si mi evaluación inicial no estaba mal? ¿Y si murió y no se suicidó?

Como cuestión de hecho, estos temores parecen ser reales cuando miro la escuela Junseiwa. Tal vez, ¿su imagen idolatrada desarrolló una vida propia?

Ese es un pensamiento absurdo. Soy un idiota. Si esto fuera realmente cierto…

—Reina-san no se suicidó.

Kawai-san respondió mi pregunta e interrumpió mis pensamientos.

— ¿Eh...?

—Como ya lo he dicho, ¡Reina-san no se suicidó!

— ¡N-no seas tonta! ¡Eso significa que decenas de personas están mintiendo acerca de ser testigos de la escena de su suicidio!

Exacto. Este hecho choca con mi evaluación del asesinato.

Kawai-san, sin embargo, me pregunta sin rodeos:

— ¿Usted cree que eso es imposible?

—... ¿Imposible?

— ¿De verdad piensas que es imposible que decenas de estudiantes de Junseiwa mintieran acerca de la muerte de Reina-san?

Yo jadeo.

La condición actual en Junseiwa es desconocida para mí, sin embargo, yo soy capaz de imaginar con facilidad como era ella un individuo especial para las estudiantes de esa escuela. Es por eso que empecé a sospechar un asesinato.

¿La realidad supera mi imaginación?

—Estimado hermano de Reina-san, escucha. Ella es incondicional para nosotros. ¿Me entiendes? Incondicional. Cosas como el sentido común y las leyes no importan cuando se trata de Reina-san.

La escuela Junseiwa es un dominio individual. Además de eso, las mujeres son muy adaptables y hábiles en la construcción de su propia pequeña comunidad.

¿Cuáles son las implicaciones de tirar a Reina Kamisu en esa mezcla?

—En nuestra escuela, Reina-san hizo las reglas.

Sí claro. Eso es lo que sucede.

—Estoy segura de que me entiendes, ¿verdad?—Ella me pregunta—Nuestras estudiantes felices pueden dar declaraciones falsas, siempre y cuando Reina-san lo quiera.

— ¡...Espera! ¿Si Reina lo quiere? ¿Quieres decir que Reina hizo que la mataran? No, en este caso significa que pido ayuda para suici-

— ¿De qué estás hablando...?

— ¿Hm...?

— ¿Quién te dijo que Reina-san murió?

— ¿Eh?

Kawai-san mueve sus labios para formar una sonrisa y me hace comprender que su nivel de "culto" es de hecho muy alto.

La muchacha abre su boca de nuevo.

—Reina-san no está muerta.

Ella ha sido terriblemente engañada. Kawai-san ha llegado a una estúpida conclusión sólo porque ella no quiere aceptar la muerte de Reina.

Sin embargo…

¿Es ella la única que llegó a esta conclusión?

— ¿Reina Kamisu realmente está muerta?

¿Es esto sólo una coincidencia? ¿Reina era tan sobrenatural que los dos podríamos tener la misma impresión?

¿O se trata simplemente de la verdad?

En cualquier caso, decido pedir la opinión de Kawai-san.

—Kawai-san... estás siendo absurda. Entonces, ¿quién diablos es esa persona que fue incinerada y enterrada seis pies bajo tierra?

—No lo sé. Pero querido hermano... ¿has visto su cuerpo?

—...No.

— ¿Lo viste?

—... No, no se puede pasar por alto algo como eso. Los estudiantes de Junseiwa pueden mentir por Reina, pero el personal policial que examinó su cuerpo no puede hacerlo.

Sostengo mi opinión.

—Yo no estaría tan segura de eso.

— ¿Qué?

—Tenemos un buen número de estudiantes con padres políticamente activos o con padres que trabajan en la policía. Se podría aplicar presión.

—... Dudo que esos padres escuchen a sus hijas como si nada.

—También tenemos dinero. Y... bueno, somos jóvenes y bonitas. No debería ser imposible sobornar a uno u otro examinador con estos medios, ¿no te parece?

—... ¿Qué pasa con su cadáver? No me digas que matarías a alguien que tiene una apariencia similar sólo para reemplazarla. No podrían haber ido tan lejos, incluso si ella-

—Pero nos gustaría. Te dije que ella es incondicional para nosotras y excede el sentido común y la ley, ¿no es así?

La chica me dice eso con una determinación de hierro.

... No debo dejar que me engañe. Podría ser cierto que Reina no haya sido incapaz de fingir su propia muerte.

Pero eso es sólo hipotético.

La probabilidad no es cero, pero el número es tan pequeño que se puede considerar matemáticamente irrelevante y puede ser reducido a cero.

Por otro lado, no se puede negar el hecho de que también me preguntaba por qué Reina encontró una manera de suicidarse en la escuela Junseiwa.

—Tu razonamiento está fuera de lugar, Kawai-san. Pero seamos honestos: Llegaste a esta explicación porque no puedes creer que Reina haya muerto, ¿verdad?

—Sí, supongo.

— ¿Por qué crees que Reina no está muerta? ¿TE dijo que no iba a morir o algo parecido?

—...

Kawai-san parece haber perdido el habla en un primer intento. Por fin, ella continúa:

—No. Yo simplemente me di cuenta.

Como yo lo esperaba. Kawai-san simplemente ha construido una lógica alrededor de sus delirios.

Sin embargo, lo siguiente me lo dice a traqueteos.

—Una antigua enemigo mía, que también es una subordinada de Reina-san, también es consciente del hecho de que Reina-san no está muerta. Irónicamente, ella es quien me lo señaló. Después de pensarlo un poco, también me di cuenta de que Reina-san no puede estar muerta.

—...

¿Kawai-san y yo no somos los únicos que llegamos a esta conclusión?

— ¡Bien, bien! ¡Es suficiente!

Grito, incapaz de reprimir mi irritación.

—... Disculpa. Puede haber sido inapropiado decirle estas cosas a un pariente de ella.

Kawai-san me dice eso mientras baja su cabeza.

—Sí, he oído suficiente. De hecho, ni siquiera es necesario que me lo digas. Yo ya estaba seguro de ello.

— ¿Eh...?

Por fin, lo admito.

—Reina Kamisu está viva.

La probabilidad es cero. E incluso cuando se toma la excepcionalidad de Reina en cuenta, la probabilidad se mantiene infinitamente cercana a cero.

Sin embargo, el hecho de que Reina nació en este mundo es un milagro aún mayor. Un milagro por encima de cualquier otro. Ambas cosas tienen una probabilidad de ser cero. Son absurdas. Si una cosa imposible sucede, entonces todo lo que ocurre después se puede considerar igualmente imposible y por lo tanto no hay necesidad de sorprenderse. No importa cuántos milagros ocurran, al final es sólo un milagro.

—Metafóricamente.

Reina me dijo en sentido figurado que iba a morir. Ella lo hizo, porque era la única manera de expresar lo que iba a suceder y lo que sucedió.

Al final, ella todavía nos tiene en la palma de su mano.

Reina está tratando de lograr su muerte social, desaparecer de la faz de la tierra. Sin embargo, su objetivo está muy por encima de mí.

Pero hay una cosa que sí sé.

Si las cosas van según el plan de Reina, entonces es sólo cuestión de tiempo para que todo caiga en su lugar.

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