viernes, 6 de abril de 2018

The Witch’s House The Diary of Ellen




The Witch’s House The Diary of Ellen



  • Autor(s): Fummy
  • Genero: Fantasía Horror.
  • Estado: Finalizada.
  • The Diary of Ellen es un libro de Fummy basado en su juego de terror RPG Maker The Witch's House. Cuenta la historia de Ellen antes del juego..
















P1.11.21.31.41.52.12.22.32.43.13.23.33.43.54.14.24.34.44.54.65.15.2E

The Witch’s House The Diary of Ellen Epílogo


Epílogo 



Escuché un silbido. Estaba cerca, y lo escuchaba cada vez inflaba el pecho. Así que sabía que no era el viento, sino un sonido viniendo de mí.

En el pequeño camino a la casa de Ellen.

El gato negro me dijo cosas que nunca quería oír.

Después de que sus palabras me hicieran perder la consciencia al final de la conversación, me desperté en un piso frío.

Estaba completamente oscuro delante de mí. No podía ver nada.

Sólo podía escuchar mi difícil respiración.

No sentía nada debajo de mis muslos, y recordé que era porque no tenía piernas.

En las profundidades de mis oídos, escuché la voz del gato negro que apenas había oído, y «mi» risa.

«¿La mía?»

Sí.

Escuché mi risa. Mientras mi cuerpo reía, lo escuché salir de la habitación y correr por el pasillo.

Yo era Viola. Una niña de trece años de edad.

Vivía en una aldea rural con mi padre, un cazador.

Pero ahora, mi cuerpo era Ellen.

Una bruja enferma que había vivido más de lo que debería.

…Y allí estaba yo después de cambiar el cuerpo con ella.

Los recuerdos de Ellen, todas las cosas que había visto, estaban en su cuerpo.

Por un capricho, ella hizo que su magia lo compusiera en su diario.

Su vida en los suburbios. Sus días postrada en cama. Sus padres que no la amaban. El callejón al que corrió después de matarlos. Su encuentro con un demonio, y la casa a la que fue llevada. Los días que pasó después de convertirse en una bruja.

Todo el camino hasta recibir un hechizo para curar su enfermedad, encontrarme, y cambiar de cuerpos conmigo.

En aquel momento...

Visité con una canasta de flores, y vi a Ellen respirando con dificultad.

Vendas fueron envueltas alrededor de ambos ojos.

Solté la canasta y corrí hacia ella.

Agarre su mano, y escuche atentamente a cada débil silaba que salía de sus pequeños labios.

Pensando en ello ahora, no puedo recordar exactamente lo que dijimos una a la otra. Soy incapaz de hacerlo.

Después de una o dos palabras...

Ella dijo que podía usar magia.

Y dijo que quería tomar prestado mi cuerpo, sólo por un día.

Me sentí tan mal por ella, que le presté mi cuerpo.

…Y sin embargo.

Ellen corrió, dejándome atrás.

Me hizo tomar una medicina que quemó mi garganta, y dijo que tomaría mi cuerpo prestado por siempre.

Su traición resuena en mis oídos.

Sus palabras perforaron mi pecho y le sacaron la carne a mi corazón.

Mi cuerpo estaba caliente como si le hubieran encendido fuego. Solloce en terrible dolor.

Pensé en ti como mi amiga.

¿Por qué?

…¿Por qué, preguntas?

Oí la voz del gato negro.

¿Aún estás diciendo eso?

Seguramente sabes.

¿Fue el gato negro?

No.

En el momento que me di cuenta la voz no era suya, repentinamente un dolor cortante cruzó a través de mi garganta, haciéndome toser.

Era como si algo afilado hubiera sido clavado allí y se estuviera retorciendo.

…Di la verdad, o no se detendrá, sentí que oí una voz decir eso.

Era tal y como una tortura.

Apreté mi garganta con todas mis fuerzas desesperadamente, aguantando mientras frotaba mi cabeza en el suelo.

Al ser empapada en sudor, una parte de mi mente estaba clara. Débilmente en mi conciencia, me di cuenta, y exprimí un aullido.

Sabía.

Sabía que sería doloroso en su cuerpo.

Pero si una chica más joven que yo podía soportarlo, no podía ser tan malo, pensé. Pensé que podría soportarlo, también.

¿Qué tal si mi cuerpo era robado?

¿Qué tal si ella no lo devolvía después de que se lo de prestado?

Ni siquiera contemple esas ideas.

Pero pensar en todas esas ideas aterradoras me hizo avergonzarme.

Sin embargo, ¿avergonzarme de qué?

¿De Ellen, a quien inmediatamente creí?

De la voz de la sociedad, ¿que decía debe de haber el bien?

¿Cómo realmente me sentí?

¿No lo odiaba?

…¿Ser puesta en un cuerpo al borde de la muerte?

Ah.

Eso es.

Había cambiado de cuerpo con ella.

Pero no fue porque sentí lástima por ella.

Fue porque quería ser una persona de buen corazón.

Fue porque no quería dudar de ella.

Fue porque no quería que «Si tan sólo pudiera tomar su lugar» fuera una mentira.

Tenía miedo.

Miedo de ella. Entonces, en ese cuarto, mientras ella olía a muerte.

Mis piernas temblaron, queriendo huir.

Mis manos querían empujarla lejos.

Pero tenía más miedo de otra cosa.

De la mirada de desesperación que me daría si dijera que no.

Eso, sin lugar a dudas, habría cortado mi corazón en pedazos como una fría hoja de hielo.

Yo cumplí con su deseo.

Porque quería permitirle saborear la libertad, aunque sea sólo por un día. Y parecía natural que yo debería cargar con su dolor mientras tanto.

Porque la amaba. Porque sentí lástima por ella.

Porque sonreí de una manera tal que demostró nunca dudaría de ella.

Esos eran los fervientes sentimientos que tenía por ella, así que me decidí a prestarle mi cuerpo.

Pero no, eso era toda una tontería.

Yo pretendí creer en mi dulce amiga y me mentí a mí misma.

…Si era tan importante para ti, no lo habrías dado tan fácilmente.

Sus palabras se volvieron a mí.

Ella quería ser amada.

¿No era yo igual?

Yo quería ser amada.

Yo quería ser su amiga de buen corazón hasta el final. El único amigo en que ella podía poner su confianza. Quería amarla, a quien había dicho que me amaba. No quería traicionar a ella que creía en mí. Incluso si se trataba de abandonar mi cuerpo.

No debí haber mentido.

Debí haber creído a la voz en el fondo gritándome por decir que no.

Creer en padre, quien dijo que no conocía a tal chica.

…No puedes volver atrás ahora.

Las palabras del gato negro volvieron a mí.

En mi memoria, su imagen fue borrada y reemplazada por mí misma.

Las palabras que pensé que eran del gato negro, que no quería escuchar, eran todas mías.

«Sólo por un día... quiero tomar prestado tu cuerpo.»

Ella suplico al borde de las lágrimas.

Sostuve su débilmente temblorosa mano.

Mi alma fue probada.

Y perdí.

Eventualmente, el dolor en mi garganta pareció alejarse.

En su lugar vino algo caliente de atrás de mis ojos. Aunque no podía ver, sentí que era rojo.

Como si fuera las lágrimas, me pareció misteriosamente reconfortante.

Ellen sabía que lo haría.

Desde el momento en que ella me encontró en el bosque, antes incluso de que nos conociéramos.

Sabía que era buena y no la traicionaría.

Sabía que era una tonta, y no podría negarme.

Por supuesto que me encontraría cómoda a su alrededor. Porque ella sabía más sobre mí que yo misma lo hacía.

Cuando me miró a los ojos, no me miraba a mí.

Ella miraba mi cuerpo, y mi expresión que habló de su vida, sus vistas, y todo el futuro por delante.

En el piso cubierto de fluidos corporales, oí un zumbido en mis oídos.

Arrastrándome así a lo largo del frío piso, me sentí como si siempre hubiera estado aquí, desde hace mucho tiempo.

Aunque no puede ser así. Yo era Viola.

Pero ahora era Ellen. La bruja que había vivido en esta casa desde hace siglos.

Este cuerpo la recordaba, y burlándose de mí, me mostró sus recuerdos.

Tenía innumerables cantidades de mala voluntad.

Me produjo náuseas tratar de explicarlo.

Aunque me conocía tan bien, no la conocía en absoluto. Lo único que entendía era que quería desesperadamente ser amada. Eso era todo.

Ella había sacrificado a tanta gente por su deseo.

Aplastó cráneos humanos como un niño pisando hormigas. Pero también sabía cómo eso le trajo agonía.

Todas las personas que murieron por ella eran sus amigos.

Y yo era uno de ellos.

Para ella, «amigo» era poco más que una palabra para clasificar a la gente.

…Simplemente, ¿por qué?

Con mi escasa imaginación, intente encontrar la razón por la qué Ellen había caído en tal locura.

¿Su vida en la pobreza? ¿Su desgracia de nacer enferma? ¿Sus padres que no la amaban? ¿El susurro del demonio?

Ella debió torcerse en algún lugar.

¿Y cómo podría su corazón ser regresado al camino correcto?

Vi a una sombra mirando hacia abajo a mí mientras pensaba.

Era Ellen.

Seguramente una ilusión creada por mi memoria. Miró hacia abajo a mí con un cuerpo sano y una expresión de lástima.

Ellen se agacho junto a mí y me dijo sin emoción.

…No sé de qué estás hablando. No estoy equivocada. Siempre he vivido de la manera correcta, ¿no es cierto?

Tosí algo desde el fondo de mi garganta. No sabía si era piel pelada de mi garganta o algo salido de mi estómago. El dolor agudo borró a la Ellen fantasma.

Cerré los ojos, sintiéndome mareada.

Mi visión era la misma oscuridad, pero de alguna manera me sentí aliviada de no tener el aire entrando a las cuencas de mis ojos.

Moriría, en este cuarto.

Con el alma de su propietaria liberada, este cuerpo se deleitaba. Con el deber de sus células completo, ellas esperaban la muerte junto con mi alma.

…Para que una bruja muera, ¿Ella debe caer en desesperación?

Si eso fuera verdad, habría muerto hace mucho tiempo.

Antes, cuando ella me traicionó.

Antes, cuando me di cuenta de que había sido traicionada.

Ella fue una bruja, hasta el final.

Ella había jugado conmigo, hasta el final.

Ella se deleitó en hacerme desesperar antes de mi muerte, de formas que satisfarían al demonio.

Todos los días que pasamos juntas no eran nada más sino preparación estratégica para hoy. Incluso su ser amigable era sólo un juego.

Sentí mi vida como una vela a punto de apagarse.

…Pronto se desvanecería sin importar lo que hiciera.

Gradualmente, mi aliento y el zumbido en mis oídos crecieron distantes.

Y finalmente, no oí nada.

La oscuridad me cubrió como una tela negra.

Aun así, mis sentidos no me abandonaron por completo.

Quizás era una especie de alucinación.

O tal vez algo más.

En un mundo de negro, vi a una montaña blanca alzarse.

Estaba hecha de huesos humanos, que parecían escombros.

Los huesos grandes y pequeños formaron la enorme pila.

Vi a una chica sentarse en la cima de esa montaña.

Era Ellen.

Ellen cerró los ojos, sosteniendo luz en su pecho.

Parecía tranquila, como una madre cargando a su bebé.

Ese era su único deseo.

…El ser amada.

Se enfocó únicamente en ser amada.

Y estaba convencida de que para ser amada, necesitaba ser saludable.

La montaña blanca debajo de ella era sin duda los restos de las personas que ella había sacrificado, que había comido el demonio.

Aun así no lo encontré repugnante, tal vez porque los recuerdos de Ellen invadieron mi conciencia.

Yo solo silenciosamente observe el espectáculo.

Ella había vivido durante siglos como una bruja.

Después de esperar tanto tiempo, recibió un hechizo para curar su enfermedad del demonio.

Fue un hechizo para cambiar de cuerpo con otra persona.

Ella quería mí— el cuerpo de Viola.

Su deseo por él era tan grande que incluso este cuerpo al que sólo le quedaban vestigios de su memoria, irradiaba una poderosa luz, que lo cubría todo.

Sus sentimientos resonaron conmigo dolorosamente, y mi corazón dolió.

Porque nunca había sido tan deseada en mis trece años de vida.

Empecé a pensar que esto podría estar bien.

Podría seguir y morir en su lugar.

Con mi sacrificio, había cumplido finalmente con su deseo.

Ella podría seguir y vivir en mi lugar.

Sentí, entonces, que podía tranquilamente abrazar a la muerte.

En ese momento, sentí que ahora realmente podía empatizar con ella.

Y luego.

Ella quien se sentaba en la cima de la montaña de huesos lentamente abrió los ojos.

Un escalofrío corrió por mi columna.

Sus ojos daban una luz tan seductora, no podía pensar de ella como una niña pequeña.

Lentamente movió los ojos.

Miró hacia una luz radiante, como la entrada de una cueva. Y dando la espalda a la luz estaba mi padre.

Estaba inquieta.

Con la luz de fondo, no podía ver su rostro. Subiendo por la pila de huesos, Padre se acercó a Ellen. Se detuvo a su lado y le ofreció su grueso brazo a ella.

La mano de padre, que había conocido por mucho tiempo. La mano que me regañaba. La mano que me elogiaba. La mano que me crió por si sola.

Ahora, se extendió hacia ella.

Tuve un mal presentimiento, y quería bofetear lejos la mano. Pero parecía que sólo estaba viendo una visión, sin sentir la presencia de mi cuerpo; No pude hacer nada.

Ella tomó la mano de padre como si aceptara una invitación a bailar.

Ya no era la mano de una niña de siete años de edad.

…Era yo.

Ahí estaba yo, con una trenza dorada meciéndose a lo largo de mis hombros, sentada y sosteniendo mi falda.

Ellen, en mi cuerpo, miró con esos ojos verdes a padre y sonrió.

…Cuando vi esa sonrisa,

Me di cuenta de todo.

Ella quería ser amada.

Pero ese deseo había sido grabado en su corazón de una forma retorcida.

Disgusto y malestar subió por mi columna, poniendo un sabor amargo en mi boca.

Grité, aunque yo no tenía voz para expresarlo.

…No. Esto es horrible. Ellen, ¿qué haces? ¿Qué le vas a hacer a padre?

Sacudí mi cabeza. Continúe sacudiéndola. Como si ahuyentara los sentimientos de Ellen grabados en este cuerpo, pensando que podría estar equivocada acerca de ellos.

Pero no lo estaba. Las células de Ellen sonrieron. De hecho, parecía que se deleitaban en mi entendimiento.

…No. Esto estaba mal. Eso no era amor.

Me sacudí desde el interior.

Débilmente había cerrado mis puños para evitar enloquecer.

La sensación de que podía morir como las cosas estaban me abandono de inmediato.

Sí, podía irme. Pero si padre fuera herido, sería una historia diferente.

¿Cuánto lastimaría a padre el amor de Ellen?

¿Cuánto me dolería a mí?

Sudor brotaba por todos mis poros. Mi cuerpo llenándose con energía, sangre lanzándose hacia todos lados.

Me dolió. Me dolió. No podía ver, pero desesperadamente abrí mis ojos para ver.

…No, no. Esto no puede ser.

Me arrepentí con todo lo que tenía.

…Todo es culpa mía. Porque ignore lo que padre dijo y fui profundo en el bosque. Porque la conocí. Porque yo le creí.

Yo no podía simplemente morir.

No podía simplemente desaparecer.

Estaba mintiendo al pensar que estaría bien dejarlo así.

Incluso ahora, ¿quería ser una persona buena?

Me reí con miseria. Pero sólo pudo salir como llorisqueo.

Mi corazón estaba caliente, a punto de explotar.

Jadee, mi corazón casi aplasta.

Me retorcí como una oruga.

En la oscuridad, los dos siguieron con su juego.

Ellen, sonriendo con mi cara, tomó de la mano a padre y dejó la montaña de esqueletos para ir a donde estaba la luz.

…Detente. No vayas.

Grité desesperadamente.

…No sonrías con mi cara. No toques a padre con mis manos. Detente, detente, detente, detente—

Lo que estaba viendo era una visión. Mi voz no podía llegar a ellos. Sin embargo, Ellen se dio la vuelta como si me hubiera notado.

Pero no había ninguna luz de fondo, la cara de Ellen era completamente obscura, sólo sus labios rojos resaltaban.

Esos labios. Ella levantó sus labios rojos, rojos—

–…………………………………………………………………………..

Grité.

No tuvo nada que ver con cómo mi garganta fue arruinada.

El grito, que sonó como un silbato roto, hizo eco por toda la habitación.

Entre el vomitar cosas de mi boca y sangre, yo continúe gritando.

Mi cabeza

Llena

Con odio por Ellen

Y remordimiento por mí misma,

Mi cuerpo empezó a desmoronarse.

Ahh...

Me estoy muriendo.

Eso pensaba.

…Pero estaba equivocada.

Los pedazos de mi cuerpo, que pensé que se caían, se convirtieron en innumerables pétalos, flotando como si empujados por un fuerte viento.

Volaron alrededor de la casa, creando nuevamente las paredes y pisos.

Una tormenta en la que yo estaba en el centro.

No podía ver, pero la escena claramente vino a mi mente.

Estaba conmocionada.

Lo que se sintió como mi cuerpo desvaneciéndose era la sensación de emitir poder mágico.

Estaba Inconscientemente usando magia con los pocos fragmentos de poder que quedaban en este cuerpo.

Mi vida, que pensé era como una vela apagándose, se convirtió en un rugiente fuego.

Mi corazón latía más rápido que nunca.

No podía detener mis sentimientos. No podía detener el derramamiento de la magia. Como la agradable sensación que viene cuando uno llora en voz alta, no podía parar.

…De repente, visiones llegaron a mi cabeza.

Un hombre desconocido fue atravesado por pinchos y murió. Con esa visión, un cuarto con un piso de pinchos fue creado.

Un niño tuvo su columna vertebral aplastada por una serpiente y murió. Con esa visión, un cuarto con una serpiente viviendo en él fue creado.

Una historia de muertes atroces. Eran los recuerdos de Ellen matando gente con esta casa.

Con la magia restante de este cuerpo, basándome en sus recuerdos, estaba creando las trampas de la casa.

Estaba asfixiándome.

Experimenté lo que se siente a mi cuerpo ser arrancado en pedazos.

No quería ver esto. Cubrí mis ojos vacíos. Pero las visiones continuaron sin piedad; la reconstrucción de la casa no se detendría.

Mis ojos estaban calientes. Tan calientes. Como si lava brotara hacia fuera a través de ellos. Metí mis dedos en ellos. Todavía caliente. No cambió nada. Grité.

Conocía esta casa.

Las alfombras rojas, la lengua del demonio. Las cuchillas descendentes, sus colmillos carnívoros.

Todas las trampas de esta casa eran instrumentos diseñados para hacer que la gente pruebe la desesperación.

Esta casa era la casa hecha para que el demonio comiera a seres humanos.

La casa en la que ella había vivido durante siglos.

La casa que animaba su deseo.

Esta fue suya—

...La casa, de la bruja.

Mi magia puso los pisos de madera, amontono los muros de piedra, creando la casa en un abrir y cerrar de ojos. Trabajo que requeriría años fue terminado en cuestión de segundos.

Una vez que la casa estaba completa, la magia continuó más allá de ella.

Las ondas de la magia se propagaron como si rasgaran por el aire del bosque. Hizo a las aves dispersarse en sorpresa. Enredaderas de rosas se entretejieron a través de árboles como bestias feroces.

En poco tiempo, las rosas alcanzaron a una chica vagando en el jardín de flores.

En ese momento...

Una descarga roja corrió alrededor de mi cuerpo, y me rasque las cuencas de los ojos.

…¿Estaba tratando de matar a Ellen? ¿Lo quería? Yo no sabía. No. No podía detenerlo. Quiero a mi cuerpo de vuelta. Ahaha. Mentí. ¿Pensaste que te lo devolvería? No. Yo...

La chica rubia volteo hacia mí.

Con un sonido como el de aire siendo cortado—

El bosque estaba sellado.

Comienza.

Escuché al viento.

Las hojas que crujían una contra la otra.

Lentamente abrí los ojos, y vi lindas flores en campana mirando hacia abajo a mí.

Yo estaba durmiendo en medio de un jardín familiar.

Sostuve mi frente ligeramente adolorida.

Es cierto. Había perdido la conciencia.

Fue golpeada por la ola de magia.

¿Magia? ¿De quién?

... «Mía», por supuesto.

–Estás pa’ arriba y sobre ellos, ¿eh?

Voltee a la voz familiar y vi al gato negro mirándome.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que había visto al gato negro en una luz brillante?

Aun yaciendo en el suelo, giré la cabeza para mirar mis alrededores.

El olor de las flores era lo suficiente fuerte para ahogarme. Flores rojas y azules se mecían sobre mi cabeza.

Podía ver el cielo azul pálido, pero rodeado de árboles verde intenso, sabía que estaba en el bosque.

Sin error, era mi jardín.

Pero había algo raro.

Sentí que estaba en una casa muy similar a la mía, sólo que era de otra persona.

¿Qué estaba pasando?

Podía más o menos adivinar.

–…¿Acaso Viola hizo esto?

–Eso parece –respondió el gato negro.

Débilmente recordé.

La magia de la bruja reside en su cuerpo.

Incluso ese cuerpo andrajoso tenía sobras de magia en él. Viola había utilizado ese pequeño resto de magia para atraparme en el bosque.

De repente, una linda mariposa voló por encima de mi cabeza. Mis ojos la siguieron casualmente.

Casi bostecé en el aire despreocupado de la tarde.

Pronto, la mariposa voló fuera de mi vista, así que miré de vuelta al gato negro y pregunte.

–…¿Sabías que pasaría esto?

–Eh. Existía la posibilidad.

–Pero no la mencionaste.

–Tú no preguntaste.

El gato respondió tranquilamente, sin señal de enojo.

Suspire y me senté.

Me limpie algunas hojas y pétalos en mi cabello.

–¿Qué vas a hacer? Los humanos no deberían estar aquí. Es demasiado peligroso.

Mis ojos se abrieron con su fraseo.

…Peligroso, ¿para los humanos?

Sabía a lo que estaba tratando de llegar.

La ironía en el hecho de que a cambio de obtener un cuerpo sano, ahora tenía un cuerpo impotente.

Miré a mis dedos, cubiertos de residuos de hojas.

Contemple a mis bien cortadas uñas.

Yo ya no era una bruja.

Aún podía hablar con el gato negro, pero ya no había ningún vínculo entre nosotros. Este demonio estaba hablándome a mí, un humano, por capricho.

Sí, tal y como la primera vez que me habló en ese callejón.

A diferencia de entonces, sin embargo, lo conocía, y sabía que él era un demonio. Y sabía que no pediría la ayuda de un demonio nunca más.

–Hmm. Me pregunto lo que haré...

Dije sin mucha seriedad, y me puse de pie.

Ajusté mi falda.

Acostumbrándome a la sensación de mis pies en el suelo, fui paso a paso.

Me dirigí a la salida del bosque.

Entre los árboles, alrededor de la ruta, había sido hecha una pared roja en la que rosas se enredaban por todo el alrededor.

Acerque mi nariz a las rosas.

No olían a nada.

Los pétalos brillaban fríos como cuchillas de afeitar. Pudieron haber fácilmente cortado mi cuello, pero no mostraban señales de hacerlo.

Me preguntaba por qué. ¿Acaso al amo de estas rosas no le quedaba ningún poder? ¿O ella no era lo suficientemente determinada?

Silenciosamente sonreí y comencé a caminar de nuevo. Fui por el camino hasta el punto donde no podía continuar más.

La salida del bosque estaba bloqueada por un parche sorprendentemente enorme de rosas.

Casi el doble de mi tamaño.

Rosas que antes habían sido mis extremidades. Ahora, ellas tenían una intención diferente, y bloqueaban mi camino.

Deslice mi dedo a lo largo de los tallos. Eran fríos y duros como metal.

Sin error, habían sido parte de mi cuerpo. Y ahora eran su propia carne y sangre.

Sabía cómo hacer a estas rosas marchitarse. Sabía cómo desaparecer su cuerpo.

Una pequeña botella vino a mi mente como un rayo de luz.

Esa linda botellita que había puesto lejos en un estante un día. La clave para destruir el cuerpo de Ellen, la bruja.

Incluso si había cambiado la forma de la casa, esta dormía allí en algún lugar aún. Sólo sería cuestión de ir a buscarla.

…Pero.

Lance una mirada lastimera a las rosas.

Incluso si simplemente dejara las cosas como están, ella seguramente moriría.

Un humano normal, especialmente uno de sólo trece años de edad, no sería capaz de soportarlo en mi cuerpo.

Yo había vivido.

Por décadas, por siglos. Mi corazón siendo devorado por mi enfermedad.

Pero fui capaz de vivir a través de todo, nunca desesperé, porque había soñado con este día. Cuando he obtenido un cuerpo que podía ser amado.

Pero, ¿tienes lo que yo tengo, Viola?

Una razón para no desesperarte en ese cuerpo.

No se me ocurre una. No tienes piernas para pisar la tierra, ni siquiera una voz para pedir ayuda.

Traicionada por mí, quien creías tu amiga, tú sólo puedes retorcerte de agonía en esa habitación

¿Hay una razón para ti para que no te desesperes en esa situación?

¿Qué podría hacer a la luz de la esperanza brillar sobre ti?

¿Qué podrían ver esos ojos rotos?

Quizás aún quieres creerme, Viola. Me detuviste pensando que tal vez te devolvería tu cuerpo.

…Si estoy en lo correcto, qué tonta eres.

Cubrí mi rostro con las manos, fingiendo sollozar.

Pero me detuve rápidamente, encontrándolo aburrido.

–¿Qué es lo que harás?

Sin emoción gire a la voz del gato negro.

Él se sentó sobre un tronco del árbol.

Lo ignoré, mirando hacia la casa.

Apenas y podía ver a la casa de techo rojo desde aquí a través de las ramas verdes.

Entrecerré los ojos y pensé.

Ella me debe estar esperando allí.

En la casa llena con mis amigos.

Mi boca se aflojó en una sonrisa. Me pare sobre la bola de mis pies.

Yo quiero ir a jugar. Sí, tengo que ir. Porque ella debe de estar invitándome. Ella me está esperando para que entre.

–Yo iré.

El viento susurraba, dispersando hojas y pétalos.

Mis flequillos fueron barridos para arriba, y yo sonreí, de espalda a las rosas.

…Después de todo, es mi casa, ¿no es cierto?

No me estará matando pronto.

The Witch’s House The Diary of Ellen 5.2



La luz blanca llenó mi cabeza.

Al desvanecerse la luz gradualmente...

…Lentamente abrí los ojos.

Escuché al viento mover las hojas de los árboles.

Fue muy relajante.

Y no lo pensaba porque esta era una casa en lo profundo del bosque.

Ya no había un ruidoso zumbido profundo en mis oídos.

Ya no había un dolor atacando a mis sienes.

Fue completamente silenciado.

Ahora escuchaba solamente la respiración y el pulso de mi cuerpo.

Podía ver.

Sólo eso me decía que no era mi cuerpo.

Todavía estaba sentada en la silla, desplomada sobre la cama.

Moví mis ojos alrededor para mirar mi cuerpo.

No había vendas en mis manos. Podía mover delicadamente hasta la punta de mis dedos. Mis piernas, ambas, estaban allí. Tocando el suelo. No había vendas alrededor de mis pies, sino zapatos de cuero.

Lentamente me puse de pie, y una trenza de oro se meció a mis hombros.

…Sin error, este era el cuerpo de Viola.

El hechizo había funcionado.

Me di cuenta que mis mejillas se estaban calentando. Las presione con ambas manos y grite.

–¡Aah...! ¡Wow...! ¡Gracias! ¡Gracias, Viola! ¡Mira, mírame! ¡Estoy en tu cuerpo!

Miré a la chica acostada.

Acostada en la cama, yo –Viola, mejor dicho–, aún estaba inconsciente.

Vendas se encontraban envueltas alrededor de ambos ojos. Los pálidos labios abiertos ligeramente, tomando débiles respiros. El largo cabello púrpura esparcido a través de la cama. Una de las pequeñas manos estaba extendida hacia mí.

La mano con la que había estado tomando la suya hace un momento.

Todavía podía sentir la sensación en mi mano.

Reaccionando a mi voz, las cejas de Viola se movieron un poco. Finalmente recuperando la consciencia, un gemido salió de su boca.

–Uf... ahh...

–¡Viola!

Viola volvió la cabeza hacia la fuente de mi voz. Entonces su rostro se deformo cruelmente a sí mismo en un intento de sonreír.

De repente, ella sostuvo su frente como si hubiera sido golpeada, y comenzó a gritar.

–¡Aaaaah! ¡-G-GAAAAAAAAAAHHHHH!

–¡Hey, hey, Viola! ¡Mira! ¡Mira, soy yo! ¡Estoy en tu cuerpo, Viola! Wow, esto es genial. Se siente tan ligero estar en un cuerpo que no duele.

Me levante de la silla y gire, haciendo a mi falda ondear.

–Aaagh… hah… hh…

–Oh, lo siento. No puedes ver ¿no es cierto?

Toqué suavemente la frente de Viola. Mi mano groseramente fue apartada.

Ella no podía responder apropiadamente al dolor del cuerpo. Ella empujó la mano tan débilmente, fue como ser acariciada por la pluma de un ángel.

–…¡Ah!

Como si apenas me diera cuenta, lleve una mano a la boca y jadié. Susurré en preocupación.

–…Viola, ¿te duele? Oh, seguro que sí. Lo siento, ¿espera de acuerdo? Iré a buscar una medicina para detener el dolor.

–…P-por favor... or..., –Viola dijo como si estuviera a punto de llorar, recuperando su aliento.

Mirándola, fui a la despensa. Abrí el cajón y rápidamente encontré la medicina. Pero intencionalmente me tomé mi tiempo hurgando.

Viola apretaba las sabanas, tratando desesperadamente de soportar el dolor. Ahh, fue tan cómico, tan lindo.

Pronto, escuché un precipitado movimiento de ropa.

–E-Ellen, m.... mis piernas...

–¿Hm? ¿Qué fue eso?

–Ah...

Cuando fingí no escuchar, Viola tragó saliva y no pregunto nada más.

¿Qué pasó con mis piernas? En serio. ¿Recién se dio cuenta que ya no estaban?

¿Qué tan estúpida era ella?

Después de tomarme el suficiente tiempo, tomé la dulce medicina y regrese a la mesa al lado de la cama.

Llené la taza con agua de una jarra.

El sonido del agua vertiéndose pareció aliviar sólo una fracción de la tensión de Viola.

Entonces solté un grano de la medicina, casi como un dulce, en la taza. Se disolvió en un instante.

El agua seguía siendo del mismo color claro.

Pero esta medicina no detendría el dolor.

–Aquí tienes, Viola. Te sentirás mejor si bebes esto.

Le entregue la taza, gentilmente poniendo sus manos alrededor de ella.

Viola me agradeció, y bebió la medicina toda de golpe.

Oí a su garganta tragar. Un momento después, la taza bailaba en el aire.

En el momento que su contenido se derramaba sobre el piso—

–¡¡Ahahahahahahhahhah!! ¡Lo bebiste! ¡Lo bebiste! ¡¡AHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!!

Grité, como si fuera incapaz de contener mi risa.

Viola saco la lengua y tomo su garganta con ambas manos. Ella temblaba y jadeaba con voz ronca.

No parecía entender lo que pasó. Sangre brotaba de las brechas en las vendas alrededor de sus ojos.

Después de reírme un rato, limpie la sangre de su rostro y hable.

–…Ahahah. Veras, esa era una medicina para quemar gargantas.

Viola volteo hacia mí con todo su cuerpo.

¿Por qué?, parecía preguntar.

Así que respondí.

–… ¿No lo ves? No quiero oír mis propios gritos.

–……

Viola todavía desesperadamente tomaba su garganta.

Había dejado de querer gritar y se volvió callada, pero su respiración era áspera.

Como un animal salvaje.

Miré a Viola con algo de frialdad.

–¿Te duele? …Oye, ¿te duele? Por todas partes ¿verdad? Eso es como mi cuerpo siempre se ha sentido. ¿No lo sabías?

–…………

–Oh, pero creo que no conozco el dolor ahora en tu garganta. Ah, pero es cierto. Ya que la garganta te duele tanto, te puedes olvidar del dolor de la enfermedad, ¿no es cierto? Sólo un rato, pero detendrá ese dolor... heh. Hahaha.

Me reí como si justo hubiera pensado en un chiste gracioso.

Ella tembló levemente. Pronto, empezó a luchar. Imagine que eso era todo lo que podía hacer para distraerse del dolor.

Debido a su lucha, sangre comenzó a brotar de los muñones en sus piernas. Oh, vaya. La cama estuvo manchada con un mar de sangre en un instante.

Su cuerpo, sólo una mitad superior, cayó de la cama al piso.

Yo retrocedí al momento.

Que esta falda limpia se manchara de sangre sería malo, malo en absoluto.

La cosa a mis pies agarró el suelo con ambas manos, aparentemente desesperada por mantener la conciencia.

Una miserable respiración silbante se repetía. No parecía siquiera saber dónde estaba.

–Que criatura más extraña –pensé de la cosa que alguna vez había sido mi cuerpo.

Su nariz sangraba, tal vez se la golpeó cuando cayó al piso.

Viola frenéticamente trataba de empujar unas palabras fuera de su arruinada garganta.

Oyéndola repetir lo mismo una y otra vez, escuche con cuidado.

–De... e... lo...

…Devuélvelo.

Tal vez eso era lo que estaba diciendo.

Cuando lo escuché, se me levantaron las cejas.

Sentí como si durante mucho tiempo hubiera estado esperando esas palabras.

Como si hubiera querido escucharlas desde hace tanto tiempo.

Poniéndome de mal humor, le pregunté.

–…¿Devolverlo? ¿No ibas a prestármelo por un día?

El cuerpo de Viola se endureció de una vez, y ella sacudió la cabeza. Tan firmemente. Como si ella se disculpara desde el fondo de su corazón.

Puse mis manos en las caderas.

Viola se arrastró hacia mis pies.

Inclinando la cabeza levemente, arrugando mis cejas, miré hacia abajo a ella. O tal vez la mire desde arriba sería más preciso.

–De ninguna manera. Prometí que sería solo un día.… ¿Podría ser que estabas mintiendo?

Sabía que no había mentido.

Pero me aseguré al preguntar.

Viola apretó los dientes, y les oí rechinar. Baba salió de los espacios entre ellos, mezclándose con la sangre de su nariz. Sus lágrimas de sangre mancharon las vendas de rojo.

–¡Ha!

Una risa salió burlándose de esa cara de idiota.

Sostuve mi falda y me agache. Con una mano gentil, moví a un lado el cabello sobre su oreja. Puse mis labios cerca.

Y para hacer notar mi tristeza por ser traicionada clara, lenta y cuidadosamente hable en un susurro.

–…Eres horrible, Viola. Si así es como va a ser, entonces no voy devolverlo… Tomare prestado este cuerpo para siempre.

El cuerpo de Viola se puso tieso. El aire se volvió inmóvil, y me di cuenta de la sensación de crisis que su cuerpo tembloroso decía sentir.

¿Pero ahora?

…Ya era demasiado tarde.

Me reí. Risa brotaba de mí. No podía ser detenida. Ahh, eso no es bueno. Viola no se reiría de esta forma. Presione mis mejillas y me puse de pie.

–¡¡Si era tan importante para ti, no debiste darlo tan fácilmente!! ¡AHAHA HAHAHAHAHA, HAHA, HAHAHAHAHAHAHAHAHAHA, HEEEEEHEE, HEE HI HI HI, AHAHAAA, HEEHEE, HAHAHAHAAA! "

Viola levantó un grito que no pudo decir y extendió una mano hacia mí.

Fácilmente salte fuera del camino; el cuerpo sin dolor era tan ligero como una pluma.

Su mano con fuerza golpeó con la silla, derribándola.

Al hacerlo, las vendas sobre sus ojos cayeron. 

Los negros ojos vaciados, abiertos por completo.

Esos ojos. Su negrura total. Eran un símbolo de la desesperación.

Si una persona que no sabía nada viera esos ojos, quizás sería incapaz de moverse del terror. Podrían imaginar a su alma ser absorbida por esos abiertos vacíos negros.

Pero yo no sentía nada de eso dentro de mí.

Eran tan sólo ojos vaciados.

Abandone el cuarto, riendo.

Corrí como el viento al final del pasillo.

Los jarrones de rosas que pasé soltaban pétalos rojos.

Corrí bajando las escaleras de madera.

No había ningún sonido en la tranquila casa si contar mis agradables pasos y animadas respiraciones.

Corrí. Podía correr.

Correr sobre mis propias piernas.

Este cuerpo no era una ilusión. Mis piernas pisaban el piso. Mis manos empujaban abiertas las puertas. Mis hombros cortaban el viento. Mis cabellos se mecían. Mis ojos se llenaban de luz. Era todo real, y todo mío.

Pasé a través de la cocina, el comedor, todas las habitaciones conocidas, y llegue a la entrada en un instante.

Suavemente puse la mano en la puerta.

Con una leve pausa, la empujé abriéndola por completo.

…En un momento.

El viento sopló, levantando mi cabello y falda.

El olor a hierba perforó adentrándose a mi nariz.

El jardín de rosas rojas alcanzó mis ojos.

Hijos míos, que antes sólo miraba desde adentro.

Como si fuera impulsada por los intensos colores, di un paso afuera.

Tal vez debí haber dudado en dar ese paso.

En el momento que mi pie piso el suelo, recordé

Me acordé de mi cuerpo, tan pronto como saliera de la casa, la magia se desvanecería, y este se desmoronaría.

Pero me pregunté...

Me quedé parada con los dos pies en el suelo.

No había ningún impacto como ser golpeada en la cabeza. Ningún calor como si mi piel se estuviera derritiendo. El cuerpo de este humano llamado Viola estaba separado de la casa, existía aparte de ella.

Había calor detrás de mis ojos.

Lágrimas que no acompañaban a ningún dolor cayeron por mis mejillas.

Las rosas brillaban a la luz del sol, y sentí que me aplaudieron.

Ahora que lo pienso, cuando llegué a la casa, oí aplausos también.

Entonces, era un aplauso de bienvenida. Celebrando que me había convertido en una bruja. Y ahora, fue una despedida.

Mis párpados se cerraron, y vi los recuerdos que permanecían a este cuerpo.

Lo sabía todo. Cómo tenia amor en mi futuro, en ambas direcciones. Lo que había delante para este cuerpo. Lo conocí en un instante. Y era mío… Este cuerpo amado.

Tome mis hombros como si me abrazara a mí misma. Quería besarme. Y lo hice en mi hombro izquierdo.

Oí a pájaros alzando vuelo y alce la vista.

Entrecerré los ojos a la fuerte luz del sol.

No sabía lo que decían las aves, ya no.

Me reí, y corrí como si persiguiera a las aves en vuelo.

Un feliz viento soplaba en mi espalda.

Corriendo, corriendo. Dejé el jardín rodeado de rosas.

…Pude ver mi diario.

Ya no tenía nada de magia. Sólo debía de ser un humano normal ahora. Pero podía ver claramente mi habitación.

Mi diario estaba sobre el escritorio. La pluma elegantemente escribió las palabras por sí misma.

La última entrada en mi diario.

Mis últimas palabras.

Yo no la X.

Porque ella me salvó

de mi enfermedad.

Así que la hice «mi amiga».

Al final,

Ella me salvó.

Ella cambió de cuerpo conmigo.

Porque ella era tan amable.

Porque ella no me traicionaría.

Pobre de ella.

Pobre de ella.

Me salvó.

Me salvó de mi enfermedad.

Yo lo siento, ¿está bien? Gracias, Viola.

Viviré tu porción.

Daré tu porción de amor a tu padre.

Así que por favor, perdóname.

The Witch’s House The Diary of Ellen 5.1


Capítulo 5 ~ Ellen



Te amo con mi todo. 
Tus dedos, voz, ojos, los amo con todo mi cuerpo.   
Ya no necesito más a mis ojos. 
Ni siquiera necesito mis piernas.   
Yo puedo simplemente ver con tus ojos. 
Yo puedo simplemente correr con tus piernas.   
Así que por favor, dámelo. 
Todo eso de ti, a mí. 



El momento en que ese «hechizo» fue usado, el bosque entero fue envuelto en la oscuridad.

Un viento fuerte sopló, y los pájaros volaron en sorpresa.

Bestias dormidas despertaron sobresaltadas, mirando con cautela en todas las direcciones. Porque no sabían de dónde venía el aire de inquietud.

Entre ellos, sólo uno, una cría, con los ojos como el vidrio, miró en la dirección correcta.

La sabia cría de bestia lo sabía.

Que este bosque estaba bajo control de alguien. Una entidad en un reino muy por encima incluso del oso pardo. Que esta observaba este gran bosque, e intervenía. Y que ellos, las bestias, eran poco más que juguetes en palma de esa entidad.

La cría vio la casa de techo rojo –la casa donde vivía la bruja–.

Ese era el lugar de donde esta inquietud provenía.

Ahora, algún tipo de cambio estaba ocurriendo con el amo del bosque.

Un gran cambio, sin precedentes.

No sabía lo que era. Tal vez esto tenía algo que ver con la vida del Amo.

De hecho, por esa razón, no había ningún pesar. Aunque el amo muriera, las bestias simplemente seguirían viviendo en el bosque.

La bestia madre de la cría vio a su desafortunado hijo y aulló agudamente.

Fue entonces cuando sucedió.

Un destello de luz, como un relámpago, se extendió por todo el bosque.

Sólo por un momento. Sólo por un momento la luz blanca robó la visión de las bestias, entonces inmediatamente se habían ido. Y con ellas también se fue la niebla negra de inquietud.

El bosque recuperó su brillo de atardecer como si nada hubiera pasado.

Los pájaros y las bestias se sintieron aliviadas, y comenzaron a moverse.

…Pero la cría de bestia no lo hizo.

Un apacible viento sopló a través del bosque. De alguna manera era diferente al que siempre había soplado; parecía llevar un tono de tristeza.

La cría de bestia lo sintió con sus ojos y oídos, con su cuerpo entero. Pero era inútil, ya que no tenía manera de expresar la emoción.

Una vez más, su madre aulló.

La cría siguió a su madre, desapareciendo entre los árboles.

Si la cría de la bestia hubiera tenido los medios para expresarse, quizás esto es lo que le hubiera dicho.

Ahora, una tragedia ha terminado— y otra ha comenzado.


The Witch’s House The Diary of Ellen 4.6



A la mañana siguiente.

Me desperté después de que padre fue a trabajar.

Yo estaba acostumbrada a despertar sola en la mañana, pero me sentí deprimida, probablemente debido a nuestra discusión de ayer.

Mirando por la ventana, el cielo estaba despejado y radiante. Justo lo contrario de cómo me sentía. Me apoyé en el borde de la ventana, pensando que podría obtener algo de ánimos de los rayos del sol.

Pensé en lo que paso ayer.

Cuando padre llegue a casa, tendría que hablar con él otra vez, correctamente ahora.

…sobre Ellen.

Yo no hablaría con todo el pueblo, pero hablaría con padre. Tal vez incluso podríamos ir a visitarla juntos.

Como padre era tan buena persona, tal vez él sólo había sido presionado por todos los demás hablando de esconder a un niño enfermo. Él no podía enfrentarse a ellos y sólo se vio obligado a aceptarlo.

Sí, eso debe ser.

Como una hoja abriéndose al bañarse en el sol, poco a poco recuperé mi alegría.

Cuando me disponía a salir a casa de Ellen, noté una carta sobre la mesa.

Lo recogí.

Era una carta de padre.

Él debió de haberla escrito ayer por la noche, o de lo contrario esta mañana.

Casualmente la abrí— luego me detuve. La doble y la puse sobre mi pecho. Tal vez había cosas escritas allí que no quería saber.

Oí mi corazón latir rápido con inquietud.

Pensé patéticamente por creer que sólo bañarse en el sol me daría coraje.

La leeré más tarde, pensé, metiéndola en el bolsillo de mi falda y saliendo de la casa.

En el bosque.

Caminé junto con una cesta, recogiendo flores.

Eran para hacerla feliz. Recogí flores con colores brillantes y fuertes, para que así aún sus ojos debilitándose pudieran verlas. Las que tenían un agradable olor eran buenas, también.

Su casa estaba llena de puras rosas, así que no tenía dudas de que incluso flores ordinarias la harían deleitarse.

En poco tiempo, la canasta se llenó de flores brillantes.

Cuando deje el jardín para dirigirme a casa de Ellen—

–¡Ouch!

Mi ojo pinchaba con dolor, y lo cubrí con mi mano. Parecía que un bicho o algo había volado a mí.

Vaya, qué mala suerte.

Caminé por el camino, frotándome el ojo.

Después de pasar el jardín de flores rojas y azules, mis pies se detuvieron.

En medio del camino rodeado de árboles, el gato negro estaba sentado mirándome.

Parecía que él estaba intentando bloquearme el camino. Mientras pensaba cuan pocas veces lo he visto afuera—

–Buenas.

El gato hablo con una voz juvenil y masculina.

El viento sopló entre el gato negro y yo.

Me encontré a mí misma mirando alrededor para asegurarme de que no había nadie allí. Entonces volví la mirada al gato.

¿Buenas? ¿Este gato negro acaba de decir «buenas»?

Como no dije nada por la absoluta sorpresa, el gato adorablemente ladeo la cabeza y habló de nuevo.

–Gracias por ser amiga de Ellen.

La voz inconfundiblemente venía del gato.

–Pero sabes, yo soy un mejor amigo de ella que tú.

Entonces el gato negro sacó su pecho ligeramente con una risa.

Yo luche por superar la impresión, y levantando el brazo en el cual colgaba la cesta, tímidamente murmure:

–Gatito... ¿Puedes hablar?

–Sí, –el gato llanamente respondió, agitando su cola larga en un amplio arco.

–Porque ella usa magia.

–¿Magia?

–Sí, magia.

Fui sorprendida por la palabra que recuerda a los cuentos de hadas. Pero, extrañamente, no me pareció tan inusual.

¿Este gato podía hablar gracias a la magia de Ellen?

Recordándolo, este era gato quien me invitó a la casa.

Ella quería a un amigo. Quizás el gato escuchó su ruego y me trajo con ella.

La imagen de Ellen y el gato negro hablando en su habitación me vino a la mente. Esta parecía más fantástica que inquietante.

Mi cara sonrió agradablemente.

El gato negro ladeo la cabeza con brusquedad, tal vez no se esperaba esa respuesta.

–¿No estas sorprendida?

Asentí.

–…Qué extraña niña.

–Hmph.

El gato negro resopló con aburrimiento. Luego habló alegremente.

–¿Por qué te llevabas tan bien con Ellen?

–¿Por qué...?

Confundida por la pregunta, las próximas palabras llegaron antes de pudiera preparar una respuesta.

–¿Porque sentías pena por ella?

–¿Eh?

El viento silbo entre el gato negro y yo.

–Porque podías mirar con lastima a la enferma Ellen, tan débil y sucia. Por eso es que te llevaste bien con ella, ¿no es cierto? ¿Para qué pudieras compadecerte de ella y estar agradecida de tu propia salud? ¿Te gustó sentirte superior, como si fueras su única amiga?

Un mal viento soplo, susurrando a mi falda.

Abrí mis labios al momento. Pero no pude pronunciar las palabras ahora mismo. Mi cabeza se calentaba, como si las palabras del gato negro estuvieran invadiendo mi cerebro, y me entró el pánico.

Hablé resistiéndome.

–…Eso no es cierto. Es decir, sí, sentí lastima por ella al principio. Pero al poco tiempo, realmente acabé siendo amiga de Ellen.

–Hmm.

A pesar estar más abajo que yo, el gato negro levanto ligeramente la barbilla como si me mirara inferior.

–¿Te enseñaron que debías ser amable con débiles?

–Yo simplemente pensé en eso por mi cuenta.

–Hmph. Bueno, está bien.

Entonces él fue silencioso.

¿Qué pasaba con este gato negro?

Lo miré con ojos abiertos.

Este gato no era un amable amigo. La imagen que había visualizado antes, de él y Ellen hablando agradablemente, desapareció como una ilusión.

Sentí como si el aire en el bosque hubiera cambiado drásticamente.

Pensé que debería ignorar al gato y pasarlo de largo. Pero por alguna razón, no podía mover las piernas.

–Ella va a morir hoy.

–¿Eh?

–Definitivamente, hoy.

El gato negro parecía observarme, entonces sacudió una de sus orejas.

–¿¡Oh!? Eso es extraño. ¿Acaso te sentiste aliviada?

Él comenzó.

–¡No lo hice!

–Hmph.

El gato negro fijó a su mirada en mí. Esos ojos de oro parecían estar mirando a mi corazón.

Desvié la vista. ¿Había sentido realmente alivio de saber que moriría?

No podía ser.

–Dije que Ellen podía usar magia, ¿verdad?

El gato negro me miró y repitió, para confirmarlo.

–Ella tiene un hechizo para curar su enfermedad, sabes. En realidad, es un hechizo que puede intercambiar su cuerpo con el tuyo.

Mi corazón saltó.

¿Cambiar de cuerpo?

Yo no entendía.

–Con la magia, su cuerpo y tu cuerpo sano pueden cambiar de lugar. De esa manera, ella puede ser saludable.

Sus palabras aceleraron mi pulso.

Eso.

Eso era...

Sacudí mi cabeza. Eso era imposible. Que pudiera existir tal magia, que Ellen la usaría. Porque si lo hiciera—

…¿No moriría yo?

–¡No te burles de mí!, –chille.

Apenas ayer pensé, si sólo yo pudiera ocupar su lugar. Pero no era una voluntad a condenarme a muerte lo que me hizo pensarlo.

Sudor se formó en mi frente.

El gato negro me ignoró y continuó.

–Ahora mismo, ella se está sacando los ojos y cortándose las piernas. ¿Sabes por qué? Para que así que después de cambiar cuerpos, puedas morir en la desesperación.

Disgustado por las palabras del gato negro, arrugue mi frente.

¿Podría Ellen...? ¿Por qué?

–Ella no haría eso.

–¿Hacer qué?, –dijo el gato ladeando la cabeza.

Me miró con ojos muy abiertos.

–¿Usar un hechizo para cambiar de cuerpo contigo? ¿Meterse los dedos en los ojos y arrancárselos? ¿Tararear mientras ella se corta sus podridas piernas? ¿Querer desesperación?

Sostuve mi pecho con fuerza, queriendo vomitar. Basta, basta. Eso es asqueroso. ¿Qué se supone que deba responder?

El gato negro parecía disfrutar enormemente de la vista. Él cerró los ojos y habló con elegancia.

–Lo puedo ver ahora. Ellen en su habitación, con vendas envueltas alrededor de sus ojos. Mis ojos han empeorado mucho, dice. Con las bonitas sabanas cubriéndolas, no notas que le faltan las piernas. Y hay un olor extraño en la habitación. Huele como a oxido. Sabes que es el olor de la sangre. Pero debido a eso, fuerzas tu cara y no huyes. Porque tú eres la amiga de Ellen. Simplemente no puedes dejarla y correr mientras sufre. De hecho, es todo lo contrario. Hoy has venido para estar a su lado en su sufrimiento.

Cubrí mi boca con las manos al momento. Sentí bilis subiendo hasta mi garganta.

Las palabras del gato negro implacablemente revolvían mis órganos. Reptaban su camino a mi cerebro, produciendo imágenes horribles.

¿Cómo podía decirlo tan innegablemente?

Él lo dijo como si hubiera visto la escena.

Ni siquiera podía mantenerme de pie. Puse mi mano en un árbol cercano.

–¿Qué es lo que piensas, al ver a Ellen al borde de la muerte así? ¿Sientes lastima? O ¿asco?

Como si luchando contra sus olas de ansiedad, le alce la voz, casi gritando al gato negro.

–¡Yo no pienso nada! ¡Ellen es sólo Ellen!

–¿Por qué me gritas? ¿Estás entre la espada y la pared?

Escuché una risa de algún lado. ¿Quién era? ¿Quién podría ser? No era el gato, ¿o lo era?

Abrí mis ojos y lo mire.

No podía dejar de llorar. Extraño. Fue sólo una mosca que golpeó mi ojo, pero dolía terriblemente.

El gato negro casualmente continuó.

–Ellen dice, en esa condición... que ella quiere pedir prestado tu cuerpo por un solo día.

Sostuve mi ojo sintiendo un dolor punzante, como si una estaca fuera clavada en él.

–Es su último deseo. Sí, ella dice, un solo día.

El gato claramente pronuncio la parte de «un día».

Quería apartar la mirada, pero no podía.

Él continúo.

Sentí como si quizás hubiera habido la más pequeña partícula de patetismo en su voz.

–Dime, amas a Ellen, ¿verdad? ¿Tú realmente la amas? ¿No es sólo compasión?

–¿Realmente no tienes miedo de su enfermedad?

–¿Le creíste? Estabas segura de que ella no mentiría. Pensaste que una chica más joven que tú no te engañaría.

–Tu padre te dijo que no vayas demasiado profundo en el bosque. No conocía a ninguna chica llamada a Ellen. ¿Está segura de que deberías creerle a Ellen, y no a él?

–Ella vivía honestamente. Tú no podías ser honesta. Eso es todo lo que hay.

–La cosa es, tú no puedes volver ahora. Ya has cambiado de cuerpo.

–Después de todo—

–Después de todo, ¿no estás hablando conmigo ahora mismo?

El gato negro sonrió.

Aunque sin duda, un gato no podía sonreír. Los lados de su boca se alzaron, enseñando sus colmillos afilados y encías rosadas.

En ese momento.

Mi visión se sacudió, y como si congelándome de los dedos de los pies para arriba, perdí la sensación de las piernas.

Un viento fuerte sopló a través de los árboles, y sus susurros me sonaban como una risa burlona.

Olas de desprecio. Y allí estaba yo en medio del remolino.

Me dolían los ojos. Tanto, tanto dolor. No podía parar las lágrimas. No se me concedió ni siquiera respirar.

Con mi conciencia desvaneciéndose, lo vi.

Ellen acostada en la cama.

Con vendas envueltas alrededor de ambos ojos.

Yo me senté en la habitual silla junto a ella, gentilmente tomando sus pequeñas manos.

Sus labios tenuemente morados se movieron débilmente.

Una desgarradora voz que se aferró de mi pecho llego a mis oídos poco después.

–Solo por un día... Quiero que me prestes tu cuerpo.

Sí. Cuando eso sucedió...

Solté la canasta que estaba sosteniendo y las flores se esparcieron.

The Witch’s House The Diary of Ellen 4.5



Después de eso, lo mismo continuó durante todo el verano.

En los días soleados, visitaba la casa de Ellen. En los días lluviosos, miraba por la ventana en dirección al bosque.

Sin importar cuantas veces venia, nunca conocí a la persona que cuidaba de ella. En verdad era un misterio cómo nunca ni siquiera dimos tropezamos el uno con el otro.

¿Se escondían cuando venía? A ella no parecía agradarle mucho su doctor, así que ella no le daba mucha importancia.

Hasta donde sabia, sus padres no habían mostrado señal alguna de visitarla. Aunque estaba segura de que se llenaría de alegría si lo hicieran.

Si yo no estuviera cerca, Ellen estaría verdaderamente sola.

Cada vez que la veía, mis sentimientos por ella se fortalecían.

Empecé a ver que el cuerpo de Ellen no estaba mejorando desde cuando nos conocimos, sólo empeoraba.

Últimamente no podía ni siquiera salir de la cama, a menudo postrada en cama todo el día. Esos hermosos ojos bien abiertos estaban desconsolados. Incluso su vista parecía estar empeorando.

¿Qué haría yo cuando no fuera capaz de leer más— no, peor que eso, cuando perdiera incluso la luz?

Ella estaba bien antes de que empezara a visitarla. ¿Fue porque comencé a visitarla?

Tal vez se presionó a sí misma para hablar conmigo, y eso hizo que empeorara.

–Eso definitivamente no es cierto, –dijo Ellen.

–Así que por favor, no digas que no vendrás a visitarme, –dijo ella al borde de las lágrimas.

Mis ojos ligeramente se abrieron en sorpresa. Susurré amablemente para calmarla.

–No lo hare.

Ellen sonrió, con gran alivio por mi confirmación.

Esa sonrisa dolió a mi corazón.

Ella podría haber gritado. Ella podría haber llorado.

Pero esta pequeña niña siempre obstinadamente me sonreía. Ha soportado el dolor de su enfermedad.

Algo, cualquiera pus o sangre, comenzó a formarse en sus ojos. Lo limpié con un pañuelo, queriendo llorar.

¿Qué más seria tomado de Ellen? ¿Sería incluso la luz?

Yo aborrecía a su enfermedad desde el fondo de mi corazón. Al mismo tiempo, sabía que no había nada que pudiera hacer –me canse pensando en ello como a un oponente contra el que no podía luchar–.

Ese sentimiento de pérdida invitó a una callada tristeza en mí. Mi corazón roto lloraba desde lo más profundo en mi pecho, vino a mi garganta, y se empujó hacia fuera como palabras.

–Si tan sólo pudiera tomar tu lugar...

Murmure a mí misma.

Las palabras se fueron por el aire y volvieron a mis oídos.

…Sí. Si tan sólo pudiera tomar el lugar de Ellen.

Si tan sólo ella pudiera ir a jugar afuera en mi lugar. Correr libremente bajo el sol, rodeada de flores. Mientras que yo podría sonreír en la cama y dormir mientras tanto.

De repente, oí un susurro de ropa y levante la vista. Ella alzaba la mano hacia mí.

La tomé. Estaba fría. Sorprendida por su frialdad, puse ambas manos alrededor de la suya.

Ella me miró y me sonrió con los ojos.

No sé por qué me sorprendió.

Ella no había dicho nada. Sólo me miraba. De alguna manera, no me parecía que estaba siendo mirada por una chica más joven que yo.

–¿…Ellen?

Pregunte también en un sentido de «¿Qué pasa?» Porque pensé que ella podría no estar entrecerrando sus ojos en una sonrisa, sino porque ella estaba a momentos de perder el conocimiento.

Debí de haberme visto preocupada.

Ellen sonrió en su forma habitual, entonces dijo– Gracias.

Su sonrisa me alivio.

Ella dijo tranquilamente–, eres tan amable, Viola.

Preguntándome lo que quiso decir, pensé en lo que diría.

…Si tan sólo pudiera tomar tu lugar.

Las palabras de alguna forma se escaparon, pero no era una mentira. Sonreí y sostuve su mano con más fuerza.

Sus ojos comenzaron a nublarse al momento. Pensé que la había tomado con demasiada fuerza y afloje mi agarre.

Pero su expresión no cambió, y supe que algo más estaba haciendo humedecer sus ojos.

Ella me miró con ojos distantes y dijo incomprensiblemente:

–Es como un sueño que tú vayas a ser amiga con la pequeña y vieja yo...

Ella parpadeó lentamente. Empujó una gran lágrima de su ojo, que pronto fue absorbida por las vendas envueltas alrededor de su cara.

La escena parecía aferrarse de mi pecho. Tomé su mano e hice que me mirara.

–No digas cosas como «pequeña y vieja yo». Estás enferma, Ellen, pero eso no es todo lo que eres. Eso no te hace diferente de otros niños.

–…Viola...

Ella junto sus cejas.

–Así que no hables tan bajo de ti misma. Creo que eres amable por ser también mi amiga, Ellen. Y estoy segura de que mejoraras pronto. Un día tú serás capaz de caminar y jugar afuera.

Ellen escuchaba cada una de mis palabras. Entonces ella sacudió la cabeza. Fue muy leve.

–No.

–¿Quieres decir?

–Porque voy a morir pronto.

Las palabras congelaron la boca de mi estómago.

¿Morir? ¿Ellen? ¿Morir, como en irse de aquí? No. Como en dejar de moverse.

Mis manos agarrando las de ella temblaban.

Mi pulso se aceleró. Mi garganta estaba seca, y no podía hablar bien.

–…¿Por qué tu... dices eso...?

Al contrario de mí, ella estaba tranquila.

–El doctor lo dijo. Él dijo que iba a morir pronto. Como si supiera con certeza. Y se le escuchaba feliz. ¿Por qué sonaba tan feliz? Pero yo sé por qué. Yo... Una vez que muera, el doctor no tendrá que volver a molestarse conmigo. No tendrá que de mala gana reemplazar mis vendas, hacer todo por mí... todas las cosas que atraviesa para cuidarme otra vez.

Sus palabras no parecían tener ninguna emoción en ellas.

Sacudí mi cabeza, mirando a Ellen con incredulidad. Me llene de odio por el doctor que diría cosas tan crueles a una niña enferma y pena por la niña que se rindió y aceptó todo.

Ella prosiguió.

–…Mi padre y mi madre desean que me vaya lejos, también. Así que ellos van a estar felices cuando esté muerta.

–¡¿Qué estás diciendo?!

Casi grité. Ella me miró en sorpresa. Me sentí incómoda al verlo y por reflejo baje mi cabeza. Pero la levante otra vez, armándome de valor, y me mordí el labio.

–Eso no es verdad. No lo es. Feliz de que estés muerta... ellos no podrían. No conozco a tu padre y tu madre, Ellen, pero... no hay manera que puedan estar felices de que su propia hija muera. …No quieren que mueras, quieren que vivas... Es por eso que te trajeron a mejorar aquí, ¿no? Ellos te pusieron en esta casa para que mejoraras, ¿no?

Miré a su cara, esperando su expresión cambiara en lo más mínimo. Pero ella solo me dio una pequeña sonrisa.

Era una cara que había renunciado a todo. No parecía estar mirándome a mí, sino atreves de mí a la distancia.

–Así que mi padre y mi madre no vendrán a verme, ¿o lo harán? No vendrán porque estoy enferma. Ellos no me miran. Ellos me abandonaran. …No me pusieron aquí por mi bien. Ellos están...

Tal vez doliéndole más mientras hablaba, ella traga saliva, y luego continuó.

–Escondiéndome.

Era una voz baja.

Escondiéndola.

Sentí que eso tenía muchos significados.

–Porque... los adultos en el pueblo, todos me conocen. Pero fingen no hacerlo y me esconden en el bosque.

¿Todo el mundo conoce de Ellen?

Ese inesperado comentario agitó mi corazón.

–…tu no me conocías tampoco, ¿verdad, Viola?

Era cierto.

Cerré mi boca como si la hubieran golpeado.

Nunca había oído de una casa en el bosque.

Espera. La voz de padre vino a mi mente. No vayas demasiado profundo en el bosque, él siempre me dijo. ¿Era para mantener a esta niña escondida?

Había un zumbido en mis oídos.

…Un problemático niño enfermo. Sin embargo no podían simplemente abandonarla. Así que la aislaron en lo profundo del bosque, donde la gente nunca la vería.

Los aldeanos fueron pagados para mantenerlo en secreto. Podía sentirme rastreando el proceso de pensamiento de los adultos.

Entonces, ¿estaba padre entre ellos?

Una sensación desagradable se extendió por todo mi cuerpo.

Como si adivinara mis pensamientos, ella me miró con ojos profundos.

–…Tu padre no tiene la culpa, Viola. Porque yo solo soy una niña enferma. Todos tienen miedo de mí. Creen que podría ser contagioso. …yo no querría estar con tal chica. No la querría cerca. …Sólo quiero esconderla lejos.

–No digas eso, –le rogué, sosteniendo sus manos más fuerte.

No lo dije por lástima.

No quería saber nada más. Acerca de cómo mi padre, con los otros aldeanos, quizá han trabajado juntos para ocultarla. Pero no me di cuenta que esa era la verdadera razón.

Yo estaba confundida.

Por otro lado, Ellen estaba tranquila.

Ella había pensado las cosas más de lo que imaginaba. Viviendo sola por tanto tiempo, ella había llegado a entender algunas cosas, y había llegado a aceptar el estar sola.

Hice lo que pude para despejar a padre de mi mente.

Por el momento, tenía que pensar sólo en ella.

–Si eso es cierto... Aun si todos apartan la vista de ti, Ellen, y desean que simplemente mueras... yo estaría triste. Yo estaría muy triste si murieras, Ellen.

Esa era la pura verdad.

Mis sentimientos sinceros, brotando desde el fondo de mi corazón.

–Hm...

Ella bajo los ojos y asintió con la cabeza levemente.

Tal vez mis sentimientos la habían alcanzado; sentí a la niebla oscura en sus ojos irse.

–Sabes...

Ellen murmuró. No sonaba deprimida, sino que era su lindo tono habitual.

–Aun si no puedo salir de aquí, y... aun si nadie se fija en mí. Aun si nadie juega conmigo. …Y aun si no soy curada...

Ellen me miró.

Con sus habituales ojos honestos.

–Sólo tenerte aquí es suficiente para mí, Viola.

–Ellen...

Sentí que había sido salvada por esas palabras. Sabía que mis ojos irradian un poco de luz.

De repente, Ellen arrugó las cejas y la cara. Mientras me preguntaba qué hacía, ella se sentó.

Y entonces, como si cayera, ella débilmente me abrazó. Realmente carecía de energía, así que la cogí y firmemente la abrace de vuelta.

Sentí su sedoso cabello y su temperatura. Las yemas de sus dedos eran muy frías, pero su pecho estaba cálido.

Ellen enterró su rostro en mi cuello como un niño aferrándose a su madre. Y con todo su cuerpo temblando, ella susurró.

–Te amo, Viola.

Esas palabras vibraron no en mis oídos, sino en mis huesos, sacudiendo lo más profundo de mi ser. Sentí calor detrás de mis ojos y en lugar de responder, sostuve sus hombros.

Que niña más honesta.

Te amo también, Ellen.

Pero, ¿por qué no pude expresarlo directamente? Tal vez estaba avergonzada. O tal vez todavía estaba preocupada por padre.

En cualquier caso, aunque no podía decirlo, eso no cambió que le amaba. Así que en lugar de eso, continúe abrazándola con ternura.

Olía la medicina, la sangre y pus, pero no estaba asustada. Porque era todo Ellen.

Ella aceptó la corta vida que le restaba, pero yo no podía. ¿Qué es lo que haría?

Ella estaba llorando, sentí. Solo que sin mostrarlo.

Siempre fue así.

Siempre estaba desesperada por soportarlo. Ella nunca me molestaba con su llanto. Ella mantenía la tragedia pasando en su pequeño cuerpo toda dentro de ese cuerpo.

…Oh, Dios.

Cerré mis ojos con fuerza. Sentí una lágrima brotar y caer por mi mejilla.

Si tan sólo pudiera tomar a una fracción del dolor de esta niña.

Si tan sólo pudiera compartir la mitad de ese dolor y caminar con ella.

Los adultos ante Ellen que alentaban su muerte. Qué gente más horrible deben ser.

Los Padres de Ellen. Ya debieron de haberla abandonado completamente.

Ella traba de actuar como si se hubiera resignado, pero debió de haberlos amado insoportablemente.

Si tan sólo ellos vinieran de visita. Un solo abrazo salvaría el corazón de esta niña. ¿Por qué ellos ni siquiera podían hacer eso por ella?

Sentí un distanciamiento del mundo de los adultos.

No estaba segura si era lo suficientemente fuerte para llamarlo odio.

Quizás estaba más cerca a la decepción.

Sentí que los adultos estaban del otro lado de una pared alta separándonos.

Y sólo nosotras sabíamos la verdad.

Temblamos abrazándonos mutuamente. Pensamos en la otra y lloramos.

Este espacio entre la silla y la cama era mi lugar sagrado y de Ellen, nunca a ser interrumpido.

Meeoh.

Como si rompiera el momento, el gato negro maulló bajo.

Odio...

Las mujeres que no saben que son amadas.

Odio...

Las mujeres que no aceptan cuando son amadas.

Yo...

En el camino a casa ese día.

Pensé que dejé la casa de Ellen con tiempo de sobra, pero para el momento que salí del bosque, el sol ya se había puesto.

Hoot hoot, llegó la voz de los pájaros distantes.

No sentí que el camino de noche, que generalmente encontraba inquietante, no daba miedo en absoluto. Sentí que mi corazón se había fortalecido.

Mi pecho dolió cuando la abrace. ¿Por qué? Me sentí como si hubieran pinchado un hueco en mi corazón.

Cuando llegué a casa, padre estaba apoyado contra la puerta, viéndose asustado.

Desde que empecé a ir a la casa de Ellen, ha habido muchos días que volvía tarde a casa. Parecía estar llegando a los límites de padre.

Cuando vi su cara, sus palabras me vinieron a la mente.

…Los aldeanos me están escondiendo.

Llenándome con amargura, no lo miré a la cara.

–¡Oye! ¡Viola!

Ignore a padre y forcé mi camino al interior.

Una mesa de cena silenciosa.

La comida que padre preparó se había enfriado.

Estaba solamente el sonido del tintineo de los cubiertos y el masticar pan.

Padre fue el primero en romper el silencio.

–Haz estado llegando tarde a casa.

–…

–¿A dónde vas?

–…

No quería hablarle de Ellen. Abrí mi pesada boca y dije el nombre de otra chica de la que era amiga.

–A la casa de XXXX.

–XXXX dijo que no sabía nada.

Levante la vista de inmediato.

–¿Le preguntaste?

Mi cara probablemente mostró desdén. Mi padre brevemente flaqueó, luego frunció el ceño como si dijera «bien, entonces».

Sentí a mi rostro calentarse.

No fue porque habían visto a través de mi mentira. Sólo me avergonzó imaginarme a mi padre yendo a casa de mi amiga y preguntando.

Él era tan sobreprotector. Esa vergüenza gradualmente se volvió irritación.

Padre preguntó otra vez.

–¿Adónde vas?

–A visitar a alguien.

–¿Entonces quién?

Mis palabras fueron momentáneamente atrapadas, y dudé si debería decirlo. Finalmente, lo escupí.

–Una chica llamada a Ellen.

Después de decirlo, busqué rápidamente un cambio en la expresión de padre.

Él bajó las cejas y pensó.

–¿Ellen...? ¿Existe tal chica?

Estaba decepcionada.

¿Así que no lo sabía?

Pero pronto me prepare a mí misma.

Porque tal vez él solo estaba fingiendo que no lo sabía.

Tal vez los aldeanos habían olvidado incluso el nombre de la niña enferma en un intento de ocultarla.

Estaba mirándolo fijamente, así que me dio una mirada rara.

–¿Qué pasa?

Parecía algo antagónico, y me sentí desagradable.

Aunque fue sólo porque estaba mirando a mi padre con la sospecha.

–Padre, ¿estas ocultando algo?

–¿Ocultando qué?

–Todos en el pueblo están ocultando algo, ¿no es cierto?

Padre bajo la cuchara y guardó silencio. ¿Había recordado algo? O quizás no lo había hecho y estaba pensando.

El silencio sólo duró unos segundos, pero se sintió como la eternidad.

–¿De qué estás hablando, Viola? ¿Por qué sería así?

Padre finalmente dijo con un suspiro.

El parecía un poco preocupado.

Yo también lo estaba. Acerca del hecho de que no podía creer en padre. Odiaba esta sensación. Yo quería llorar. Pero si lo hiciera, no podría hablar.

Recordé a Ellen y lo soporte.

Mire a padre y le pregunte.

–Entonces ¿por qué dices que no vaya demasiado profundo en el bosque?

–Bueno, porque...

Padre parecía desconcertado, perezosamente rascándose su barbilla peluda.

–…… Porque es peligroso. Los caminos no son claros, hay bestias... Por supuesto es peligroso.

Sentí algo escondido en los espacios de sus palabras.

Mientras guardaba silencio, padre de repente afila sus ojos.

–¿Podría ser que vas a lo profundo en el bosque? ¿Es ahí donde está la casa de esa chica?

Mis hombros se pusieron tiesos. Porque pensé que era yo quien se lo reprochaba. De repente pase a ser reprochada yo misma, estaba desconcertada.

–¡Oye! Viola! …¿Es verdad?

Bueno, lo era. Pero, ¿por qué estaba enojado? Seguramente, entonces, los aldeanos la estaban escondiendo. Ellos no decían esa advertencia por preocupación por mí, sino que era para ocultar a esa niña enferma— ¿tenían miedo de que los niños fueran a descubrir eso?

Aun mirando a padre, sacudí mi cabeza.

–No voy allí. La casa de Ellen esta...

Miré hacia abajo.

–Cerca del bosque, –mentí.

–Ya veo...

Padre parecía que quería decir algo más. Pero él no presiono el tema más. Tal vez puso confianza en mí, o tal vez era demasiado problemático.

Desearía que solo me lo dijera. Pero estaba agradecida de que no se volvió a una discusión. Parece contradictorio que estaba satisfecha con eso.

Tic, tac, el reloj resonaba en silencio.

Sin decirnos nada el uno al otro, un aire caliente fluyó entre nosotros. Pero hoy, fue un poco tenso.

Yo no me sentía con ganas de comer más y salí de mi silla, volviéndome hacia mi habitación.

–…¡ Viola!

Dudé brevemente cuando él me llamó. Pero no me di la vuelta, entré en mi cuarto y cerré la puerta.

Oí a padre suspirar, ahora solo en la mesa, a través de la puerta.

Llegue a mi cama y me desplome sobre ella.

Recordé lo que había dicho.

…Está bien. La casa de Ellen es cerca del bosque.

Había mentido.

Mi pecho dolía con culpa.

La verdad era, que estaba en el bosque. Y tal vez sería más exacto decir que era en lo profundo del bosque.

Pero no lo dije.

Tenía miedo de que él supiera la verdad.

No quería ver la reacción de padre cuando le dijeran dónde realmente estaba su casa. Tal vez él me hubiera detenido de hablar con ella. Tal vez desesperadamente me hubiera detenido de volver ahí.

Ellen dijo que iba a morir muy pronto. Ella me dijo que me amaba. Era todo lo que ella tenía. No quería dejar de ir a verla, o que me detengan de hacerlo.

Pensé que mi padre daba miedo cuando me castigaba. Sin embargo él siempre fue muy amable. Quería creerle. Pero él no entendía.

Abrace mi almohada con fuerza y empuje mi nariz a ella.

Lo siento, Ellen. No era lo suficientemente valiente para decirlo. Pero no pude confirmar que existías.

No pude ni siquiera decírselo a padre. No tengo el coraje para condenar a los aldeanos.

Pero es por eso— es por eso que estaré contigo hasta el final. A tu lado, siempre siendo tú amiga. No te dejaré estar sola.

Determinada a hacerlo, la culpa de mi mentira parecía desvanecerse.

Dejé de agarrar mi almohada tan fuertemente y me dormí.

The Witch’s House The Diary of Ellen 4.4



Al día siguiente.

No pude ir a la casa de Ellen.

Me senté en mi cama, abrazando mis rodillas.

¿De qué tenía miedo? ¿La casa en lo profundo del bosque? ¿Cómo se sintió que alguien merodeaba allí? ¿Las rosas en el jardín que florecían sólo para ella? ¿Sus asquerosas, piernas hinchadas?

El cielo estaba nublado, reflejando mi corazón. Como si finalmente dando una excusa para no ir al bosque, lluvia comenzó a caer.

Observé la lluvia durante un rato, y luego finalmente, como si ahora estuviera aliviada, cerré las cortinas sin delicadeza.

Me recosté en la cama y cerré los ojos.

No sabía si era un sueño o mi imaginación.

La imagen de Ellen postrada en cama vino a mi cabeza.

Era Ellen después de que había renunciado a ir a su casa.

Sola en su habitación, Ellen esperaba por mi llegada.

Ayer no lo hubiera hecho ya que llovía. Pero estaba despejado hoy, así que probablemente vendría, ella pensó.

Así que esperó. Pero día tras día pasaban y no venía.

A Ellen le preocupaba que tal vez que me había pasado algo.

Pero después de días de espera, una semana, un mes. Yo todavía no venía.

Pronto, Ellen se dio cuenta de que la había abandonado.

Ya veo, Ellen sonrió, resignándose. Y ella en silencio lloraba a sí misma.

Me desperté sobresaltada.

Temblé. No fue por miedo. Era del shock, al darme cuenta de cómo la estaba lastimando.

Salí de la cama.

Salí corriendo de mi cuarto, de la casa.

La lluvia no era mucha, pero no había terminado. Aun así, corrí a lo largo de la tierra mojada.

–¡¿Viola?!

Padre, quien estaba ajustando un rifle de caza dentro de la casa, me llamo detrás por la sorpresa. Pero no me doy la vuelta.

Corrí, empapada por la lluvia. Mientras corría, recordé lo que dijo Ellen cuando nos conocimos por primera vez.

«¿No tienes miedo?», preguntó.

Ella dijo eso porque había visto personas que temían su apariencia.

Hasta ahora, ella había sido temida. Toda la gente mantuvo su distancia. Cada vez que esto sucedía, ella se desesperaba.

Le dije que no tenía miedo. Tal vez fui la única que le ofreció una mano.

…fui una tonta.

Pensar que temería a la enfermedad de Ellen incluso ahora.

Me mordí el labio, llena de vergüenza y del deseo de pedir disculpas a Ellen.

No recuerdo cómo llegué a su casa ese día.

Mientras corría, de repente me encontré en el jardín de flores rojas y azules. Para cuando llegué al jardín de rosas, la lluvia había parado.

Los pétalos empapados tomaban la luz del sol después de la lluvia, brillando.

Era tan hermoso, la depresión que sentí en este jardín ayer parecía como una mentira.

Cuando abrí la puerta del frente, el aire caliente en el interior se escapó. Respire el aroma, y mi tensión pareció evaporarse.

Subí las escaleras y abrí la puerta de su habitación.

Ellen alzo la vista con sorpresa.

–¿Viola?

Cuando vi su rostro, la niebla en mi corazón se disipo de una vez. Mi hundido humor volvió a la normalidad, y me senté en la silla a su lado.

Ellen miró mi ropa mojada con preocupación.

–¿Por qué? A pesar de que estaba lloviendo...

–Bueno... um...

No estaba segura de cómo expresar lo que sentía. Sentí que era diferente de una disculpa o vergüenza.

Yo no podía articularlo bien, pero pensando que era lo que realmente sentía, le dije:

–Porque te extrañé, Ellen.

Los ojos de Ellen se abrieron por la sorpresa. Pero pronto, sonrió como el florecer de una flor.

Ahh. Mira esa sonrisa.

Porque yo soy su amiga.

Porque soy el único amigo que ella tiene.

Fue entonces cuando juré:

Pase lo que pase, voy a estar con ella.

El gato negro se sentó junto a la ventana como es habitual, mirando fuera de la casa.

Afuera había una tela de araña, en la cual una mariposa fue atrapada.

Una hermosa mariposa con las alas de doradas.

The Witch’s House The Diary of Ellen 4.3



Temprano en la mañana de otro día.

–¿Saliendo tan temprano?

Padre me habló mientras me agachaba en el jardín delantero, atando mis zapatos.

Me di vuelta y vi que padre estaba a punto de irse, también.

–Sí.

Me paré y enderece mi falda.

–Oye, tienes un hilo flojo.

Padre extendió su mano a mi cintura, pero me aleje como si escapando.

–Está bien, puedo arreglarlo yo misma.

En silencio se encogió de hombros. Volví a atar la cinta alrededor de mi cintura y salí corriendo.

–¡Ten cuidado! –gritó desde atrás.

No tenía que ser tan ruidoso.

Cerré mis puños con fuerza. Estaba demasiado avergonzada para responder.

Corrí hacia el bosque.

Bajo la sombra de los árboles, me liberé de la luz del sol de a mediados del verano.

Recobre mi aliento y limpie el sudor de mi frente.

Me había acostumbrado mucho a ir a la casa de Ellen.

Me sentí como si visitara la casa de un chico en secreto. Pero era una niña, algo más joven que yo.

Era como una casa secreta. De pie ahí completamente sola, desconocida para todos. Nadie más que yo conocía este lugar. Nadie la conocía.

Sólo yo tenía el billete para el mundo de los sueños. Me emocionaba eso.

Ellen era una niña extraña.

Nunca fui tan buena hablando con la gente. Prefería dejar que otra persona hable y escuchar atentamente.

Y sin embargo cuando estaba con ella, me di cuenta que las palabras fluían fácilmente.

Yo simplemente estaba hablando sobre asuntos triviales como lo que tendría para comer en el día, o lo que ocurría en la aldea, pero todo parecía fresco para ella. Ella parecía disfrutar enormemente escuchándome.

Dependiendo de su condición, ella podía ser habladora o callada. La manera en que se movían sus ojos felinos mientras hablaba era muy linda.

Ella sabía a todo tipo de cosas.

Flores eficaces para el tratamiento de quemaduras, plantas eficaces para lastimar la garganta.

Cuando le dije que ella era muy útil, ella solo se reía, «todo lo que hago es leer».

A veces era capaz de adivinar perfectamente el clima, para mi sorpresa.

–Estoy agotada... Voy a dormir una siesta.

Era un día donde la cálida luz del sol invitaba a dormir.

Ellen habló conmigo un poco, luego dijo eso. Yo asentí con la cabeza y ayude a cubrirla con las sabanas. Ella me dio las gracias y se acurruco en la cama.

Un rato después, respiraba tranquilamente, habiendo caído en un sueño profundo.

Apoyé la espalda en mi silla, escuchándola chillar. Cerré mis ojos también.

A lo lejos, oí a pájaros piar.

Esta era una casa en el bosque. El aire por la ventana era reconfortante. No había ninguna conversación de la gente, ningún ruido bullicioso.

«Seguramente, vivir en un lugar como éste curaría tu enfermedad».

Eso pensé. Pero abrí mis ojos y mire hacia ella.

¿Estaba Ellen mejorando?

Pensé en preguntarle, pero no quería preguntar acerca de su enfermedad.

Porque no podía hacer nada al respecto solo con preguntar. Porque Ella sin dudas quería hablar de otras cosas.

Terminé quedándome dormida, también. Me desperté con el aire fresco acariciando mi mejilla.

Noté que había una manta sobre mis rodillas. Me sorprendió ver la cara de Ellen muy cerca de mí. Ella tenía su mano en mi regazo.

–Oh, ¿te desperté?

Me miró a los ojos y rio tímidamente.

–Pensé que podrías tener frío... Ehehe.

Ellen estaba fuera de la cama y se inclinó contra mí con una rodilla arriba.

Una pierna asomo de su falda. Su delgadez me hizo estremecer; era como si no tuviera ninguna carne en ella.

Sus vendajes se habían soltado un poco al levantarse de la cama, y pude ver piel roja oscura.

Tal vez fue sólo mis ojos, pero parecía que hueso sobresalía en unos lugares.

Había manchas rojas frescas por su movimiento, dejadas alrededor del piso.

Era la primera vez que había visto sus piernas.

–¡Ellen! Tus piernas...

–Estoy bien. Puedo soportar algo como esto.

Ella sonrió, pero la sonrisa parecía forzada, y su mano me agarró firmemente.

Me recordó cómo había dicho que le duele moverse.

Ella no podía caminar con esta condición. No estaba bien. El sudor de su frente lo probaba.

¿Y sin embargo salió de la cama para ponerme una manta? ¿Sólo por mí? ¿Para qué no tuviera frío?

Era tan desgarrador, tuve el impulso de abrazarla. Pero al mismo tiempo, yo estaba preocupada por la imagen de su terrible enfermedad.

–Puedo soportar el frío bien. Realmente no deberías presionarte a ti misma, Ellen.

–…Bueno.

Al final, todo lo que podía hacer era ayudar a Ellen a regresar a la cama.

No podía mirar fijamente a sus piernas rojas. Olían como a antiséptico mezclado con sangre, lo cual me produjo náuseas.

Puse a Ellen en la cama y la cubrí con sabanas.

Ella se acostó y sonrió en lugar de un agradecimiento verbal. Sonreí débilmente de vuelta. Aun había manchas rojas en las sabanas al borde de mi vista.

Mi vista deambulo, y miré a la ventana.

La luz del sol entraba directamente de lado a la habitación. Parecía que mucho tiempo había pasado mientras dormía. El aire fresco me hizo temblar.

–Deberías volver antes de que oscurezca, –dijo Ellen.

–Sí. –Asentí.

Tras una breve pausa, me levanté de la silla.

Caminé hacia la puerta, y antes de salir, me volví a Ellen.

–Nos vemos, –dije, agitando la mano.

La luz que venía detrás de ella resplandecía demasiado como para ver su expresión.

Estaba perturbada, percibiéndola como si no tuviera rostro. ¿Por qué tal cosa siquiera me vino a la mente?

Después de agitarle la mano, salí del cuarto.

Caminé por el pasillo como de costumbre y baje las escaleras. El crujido del suelo hizo eco a lo lejos.

Caminé con una mano en la frente.

La imagen de las piernas rojas de Ellen no dejaba mi mente.

Ella estaba enferma. Lo había olvidado por completo, mirando solo a su rostro que actuaba saludable.

Mientras pasaba por la cocina sin señales de nadie, la ansiedad me llenaba.

¿Por qué las personas que cuidaban de ella nunca se mostraron ellos mismos a mí? Y Sin embargo me daban té, y me dejaban entrar.

¿Es que no querían tocarla? ¿No querían ni siquiera conocer a alguien que la había tocado?

Quite la mano de mi frente como desconcertada, y miré a mi palma. Después mírala un rato, sacudí mi cabeza para ahuyentar a mis pensamientos estúpidos.

No era contagiosa. Me lo dijo Ellen.

Había con seguridad alguien a su lado, atendiéndola. Ellos la tocaban, y la envolvían en vendajes, y le daban medicina.

Ella debería de estar bien.

Tal vez me afectó ese olor de antes. No me gusta de mí pensar en estas cosas.

Creeeak.

De repente, oí la puerta crujiendo, y me di vuelta para mirarlo. El gato negro asomó su rostro hacia fuera de la puerta de madera.

–Oh, eres sólo tú, gatito... –dije en voz alta.

Actué como si no hubiera sido sorprendida. El gato negro me miró. Generalmente me saludaba con un maullido bajo, pero hoy no dijo nada. Él me miraba profundamente, el gato negro. Sus ojos de oro parecían coincidir con los de Ellen, me asustaba.

Queriendo salir de allí inmediatamente, corrí hacia la puerta.

Salí al exterior como si mi cuerpo entero estuviera saltando hacia fuera.

Estaba oscuro, y las rosas parecían más oscuras en la tenue luz.

Pasando por el jardín de rosas, miré hacia atrás a la casa.

No era nada. Era sólo la casa de Ellen, a la que me había vuelto tan acostumbrada.

Entonces ¿Por qué las paredes grises parecían tan opresivas, como si fueran a aplastarme? Tal vez era sólo la sombra de las ventanas.

El viento susurraba, ventilado mi corazón. Me sacudí la creciente ansiedad en mi cabeza y corrí. A casa, rápidamente.

Con todas mis fuerzas, corrí a través del jardín y por el camino del bosque.

Finalmente, llegué a casa, y padre ya estaba allí–. Llegas tarde, –dijo en voz baja. Cuando me vio la cara, sus ojos se afilaron.

–¿Qué pasa, Viola?

Observe a mi padre, retomando mi aliento.

Debo de haberme visto como estuviera a punto de llorar.

Cuando la magia de la casa de la bruja se desvanezca.

Te conoceré en mi verdadera forma.

Eres tan amable.

Seguro que tendrás simpatía, ¿verdad?