Epílogo
Escuché
un silbido. Estaba cerca, y lo escuchaba cada vez inflaba el pecho. Así
que sabía que no era el viento, sino un sonido viniendo de mí.
En el pequeño camino a la casa de Ellen.
El gato negro me dijo cosas que nunca quería oír.
Después de que sus palabras me hicieran perder la consciencia al final de la conversación, me desperté en un piso frío.
Estaba completamente oscuro delante de mí. No podía ver nada.
Sólo podía escuchar mi difícil respiración.
No sentía nada debajo de mis muslos, y recordé que era porque no tenía piernas.
En las profundidades de mis oídos, escuché la voz del gato negro que apenas había oído, y «mi» risa.
«¿La mía?»
Sí.
Escuché mi risa. Mientras mi cuerpo reía, lo escuché salir de la habitación y correr por el pasillo.
Yo era Viola. Una niña de trece años de edad.
Vivía en una aldea rural con mi padre, un cazador.
Pero ahora, mi cuerpo era Ellen.
Una bruja enferma que había vivido más de lo que debería.
…Y allí estaba yo después de cambiar el cuerpo con ella.
Los recuerdos de Ellen, todas las cosas que había visto, estaban en su cuerpo.
Por un capricho, ella hizo que su magia lo compusiera en su diario.
Su
vida en los suburbios. Sus días postrada en cama. Sus padres que no la
amaban. El callejón al que corrió después de matarlos. Su encuentro con
un demonio, y la casa a la que fue llevada. Los días que pasó después de
convertirse en una bruja.
Todo el camino hasta recibir un hechizo para curar su enfermedad, encontrarme, y cambiar de cuerpos conmigo.
En aquel momento...
Visité con una canasta de flores, y vi a Ellen respirando con dificultad.
Vendas fueron envueltas alrededor de ambos ojos.
Solté la canasta y corrí hacia ella.
Agarre su mano, y escuche atentamente a cada débil silaba que salía de sus pequeños labios.
Pensando en ello ahora, no puedo recordar exactamente lo que dijimos una a la otra. Soy incapaz de hacerlo.
Después de una o dos palabras...
Ella dijo que podía usar magia.
Y dijo que quería tomar prestado mi cuerpo, sólo por un día.
Me sentí tan mal por ella, que le presté mi cuerpo.
…Y sin embargo.
Ellen corrió, dejándome atrás.
Me hizo tomar una medicina que quemó mi garganta, y dijo que tomaría mi cuerpo prestado por siempre.
Su traición resuena en mis oídos.
Sus palabras perforaron mi pecho y le sacaron la carne a mi corazón.
Mi cuerpo estaba caliente como si le hubieran encendido fuego. Solloce en terrible dolor.
Pensé en ti como mi amiga.
¿Por qué?
…¿Por qué, preguntas?
Oí la voz del gato negro.
¿Aún estás diciendo eso?
Seguramente sabes.
¿Fue el gato negro?
No.
En
el momento que me di cuenta la voz no era suya, repentinamente un dolor
cortante cruzó a través de mi garganta, haciéndome toser.
Era como si algo afilado hubiera sido clavado allí y se estuviera retorciendo.
…Di la verdad, o no se detendrá, sentí que oí una voz decir eso.
Era tal y como una tortura.
Apreté mi garganta con todas mis fuerzas desesperadamente, aguantando mientras frotaba mi cabeza en el suelo.
Al ser empapada en sudor, una parte de mi mente estaba clara. Débilmente en mi conciencia, me di cuenta, y exprimí un aullido.
Sabía.
Sabía que sería doloroso en su cuerpo.
Pero si una chica más joven que yo podía soportarlo, no podía ser tan malo, pensé. Pensé que podría soportarlo, también.
¿Qué tal si mi cuerpo era robado?
¿Qué tal si ella no lo devolvía después de que se lo de prestado?
Ni siquiera contemple esas ideas.
Pero pensar en todas esas ideas aterradoras me hizo avergonzarme.
Sin embargo, ¿avergonzarme de qué?
¿De Ellen, a quien inmediatamente creí?
De la voz de la sociedad, ¿que decía debe de haber el bien?
¿Cómo realmente me sentí?
¿No lo odiaba?
…¿Ser puesta en un cuerpo al borde de la muerte?
Ah.
Eso es.
Había cambiado de cuerpo con ella.
Pero no fue porque sentí lástima por ella.
Fue porque quería ser una persona de buen corazón.
Fue porque no quería dudar de ella.
Fue porque no quería que «Si tan sólo pudiera tomar su lugar» fuera una mentira.
Tenía miedo.
Miedo de ella. Entonces, en ese cuarto, mientras ella olía a muerte.
Mis piernas temblaron, queriendo huir.
Mis manos querían empujarla lejos.
Pero tenía más miedo de otra cosa.
De la mirada de desesperación que me daría si dijera que no.
Eso, sin lugar a dudas, habría cortado mi corazón en pedazos como una fría hoja de hielo.
Yo cumplí con su deseo.
Porque
quería permitirle saborear la libertad, aunque sea sólo por un día. Y
parecía natural que yo debería cargar con su dolor mientras tanto.
Porque la amaba. Porque sentí lástima por ella.
Porque sonreí de una manera tal que demostró nunca dudaría de ella.
Esos eran los fervientes sentimientos que tenía por ella, así que me decidí a prestarle mi cuerpo.
Pero no, eso era toda una tontería.
Yo pretendí creer en mi dulce amiga y me mentí a mí misma.
…Si era tan importante para ti, no lo habrías dado tan fácilmente.
Sus palabras se volvieron a mí.
Ella quería ser amada.
¿No era yo igual?
Yo quería ser amada.
Yo
quería ser su amiga de buen corazón hasta el final. El único amigo en
que ella podía poner su confianza. Quería amarla, a quien había dicho
que me amaba. No quería traicionar a ella que creía en mí. Incluso si se
trataba de abandonar mi cuerpo.
No debí haber mentido.
Debí haber creído a la voz en el fondo gritándome por decir que no.
Creer en padre, quien dijo que no conocía a tal chica.
…No puedes volver atrás ahora.
Las palabras del gato negro volvieron a mí.
En mi memoria, su imagen fue borrada y reemplazada por mí misma.
Las palabras que pensé que eran del gato negro, que no quería escuchar, eran todas mías.
«Sólo por un día... quiero tomar prestado tu cuerpo.»
Ella suplico al borde de las lágrimas.
Sostuve su débilmente temblorosa mano.
Mi alma fue probada.
Y perdí.
Eventualmente, el dolor en mi garganta pareció alejarse.
En su lugar vino algo caliente de atrás de mis ojos. Aunque no podía ver, sentí que era rojo.
Como si fuera las lágrimas, me pareció misteriosamente reconfortante.
Ellen sabía que lo haría.
Desde el momento en que ella me encontró en el bosque, antes incluso de que nos conociéramos.
Sabía que era buena y no la traicionaría.
Sabía que era una tonta, y no podría negarme.
Por supuesto que me encontraría cómoda a su alrededor. Porque ella sabía más sobre mí que yo misma lo hacía.
Cuando me miró a los ojos, no me miraba a mí.
Ella miraba mi cuerpo, y mi expresión que habló de su vida, sus vistas, y todo el futuro por delante.
En el piso cubierto de fluidos corporales, oí un zumbido en mis oídos.
Arrastrándome así a lo largo del frío piso, me sentí como si siempre hubiera estado aquí, desde hace mucho tiempo.
Aunque no puede ser así. Yo era Viola.
Pero ahora era Ellen. La bruja que había vivido en esta casa desde hace siglos.
Este cuerpo la recordaba, y burlándose de mí, me mostró sus recuerdos.
Tenía innumerables cantidades de mala voluntad.
Me produjo náuseas tratar de explicarlo.
Aunque
me conocía tan bien, no la conocía en absoluto. Lo único que entendía
era que quería desesperadamente ser amada. Eso era todo.
Ella había sacrificado a tanta gente por su deseo.
Aplastó cráneos humanos como un niño pisando hormigas. Pero también sabía cómo eso le trajo agonía.
Todas las personas que murieron por ella eran sus amigos.
Y yo era uno de ellos.
Para ella, «amigo» era poco más que una palabra para clasificar a la gente.
…Simplemente, ¿por qué?
Con mi escasa imaginación, intente encontrar la razón por la qué Ellen había caído en tal locura.
¿Su vida en la pobreza? ¿Su desgracia de nacer enferma? ¿Sus padres que no la amaban? ¿El susurro del demonio?
Ella debió torcerse en algún lugar.
¿Y cómo podría su corazón ser regresado al camino correcto?
Vi a una sombra mirando hacia abajo a mí mientras pensaba.
Era Ellen.
Seguramente una ilusión creada por mi memoria. Miró hacia abajo a mí con un cuerpo sano y una expresión de lástima.
Ellen se agacho junto a mí y me dijo sin emoción.
…No sé de qué estás hablando. No estoy equivocada. Siempre he vivido de la manera correcta, ¿no es cierto?
Tosí
algo desde el fondo de mi garganta. No sabía si era piel pelada de mi
garganta o algo salido de mi estómago. El dolor agudo borró a la Ellen
fantasma.
Cerré los ojos, sintiéndome mareada.
Mi
visión era la misma oscuridad, pero de alguna manera me sentí aliviada
de no tener el aire entrando a las cuencas de mis ojos.
Moriría, en este cuarto.
Con
el alma de su propietaria liberada, este cuerpo se deleitaba. Con el
deber de sus células completo, ellas esperaban la muerte junto con mi
alma.
…Para que una bruja muera, ¿Ella debe caer en desesperación?
Si eso fuera verdad, habría muerto hace mucho tiempo.
Antes, cuando ella me traicionó.
Antes, cuando me di cuenta de que había sido traicionada.
Ella fue una bruja, hasta el final.
Ella había jugado conmigo, hasta el final.
Ella se deleitó en hacerme desesperar antes de mi muerte, de formas que satisfarían al demonio.
Todos
los días que pasamos juntas no eran nada más sino preparación
estratégica para hoy. Incluso su ser amigable era sólo un juego.
Sentí mi vida como una vela a punto de apagarse.
…Pronto se desvanecería sin importar lo que hiciera.
Gradualmente, mi aliento y el zumbido en mis oídos crecieron distantes.
Y finalmente, no oí nada.
La oscuridad me cubrió como una tela negra.
Aun así, mis sentidos no me abandonaron por completo.
Quizás era una especie de alucinación.
O tal vez algo más.
En un mundo de negro, vi a una montaña blanca alzarse.
Estaba hecha de huesos humanos, que parecían escombros.
Los huesos grandes y pequeños formaron la enorme pila.
Vi a una chica sentarse en la cima de esa montaña.
Era Ellen.
Ellen cerró los ojos, sosteniendo luz en su pecho.
Parecía tranquila, como una madre cargando a su bebé.
Ese era su único deseo.
…El ser amada.
Se enfocó únicamente en ser amada.
Y estaba convencida de que para ser amada, necesitaba ser saludable.
La
montaña blanca debajo de ella era sin duda los restos de las personas
que ella había sacrificado, que había comido el demonio.
Aun así no lo encontré repugnante, tal vez porque los recuerdos de Ellen invadieron mi conciencia.
Yo solo silenciosamente observe el espectáculo.
Ella había vivido durante siglos como una bruja.
Después de esperar tanto tiempo, recibió un hechizo para curar su enfermedad del demonio.
Fue un hechizo para cambiar de cuerpo con otra persona.
Ella quería mí— el cuerpo de Viola.
Su
deseo por él era tan grande que incluso este cuerpo al que sólo le
quedaban vestigios de su memoria, irradiaba una poderosa luz, que lo
cubría todo.
Sus sentimientos resonaron conmigo dolorosamente, y mi corazón dolió.
Porque nunca había sido tan deseada en mis trece años de vida.
Empecé a pensar que esto podría estar bien.
Podría seguir y morir en su lugar.
Con mi sacrificio, había cumplido finalmente con su deseo.
Ella podría seguir y vivir en mi lugar.
Sentí, entonces, que podía tranquilamente abrazar a la muerte.
En ese momento, sentí que ahora realmente podía empatizar con ella.
Y luego.
Ella quien se sentaba en la cima de la montaña de huesos lentamente abrió los ojos.
Un escalofrío corrió por mi columna.
Sus ojos daban una luz tan seductora, no podía pensar de ella como una niña pequeña.
Lentamente movió los ojos.
Miró hacia una luz radiante, como la entrada de una cueva. Y dando la espalda a la luz estaba mi padre.
Estaba inquieta.
Con
la luz de fondo, no podía ver su rostro. Subiendo por la pila de
huesos, Padre se acercó a Ellen. Se detuvo a su lado y le ofreció su
grueso brazo a ella.
La mano de padre, que había
conocido por mucho tiempo. La mano que me regañaba. La mano que me
elogiaba. La mano que me crió por si sola.
Ahora, se extendió hacia ella.
Tuve
un mal presentimiento, y quería bofetear lejos la mano. Pero parecía
que sólo estaba viendo una visión, sin sentir la presencia de mi cuerpo;
No pude hacer nada.
Ella tomó la mano de padre como si aceptara una invitación a bailar.
Ya no era la mano de una niña de siete años de edad.
…Era yo.
Ahí estaba yo, con una trenza dorada meciéndose a lo largo de mis hombros, sentada y sosteniendo mi falda.
Ellen, en mi cuerpo, miró con esos ojos verdes a padre y sonrió.
…Cuando vi esa sonrisa,
Me di cuenta de todo.
Ella quería ser amada.
Pero ese deseo había sido grabado en su corazón de una forma retorcida.
Disgusto y malestar subió por mi columna, poniendo un sabor amargo en mi boca.
Grité, aunque yo no tenía voz para expresarlo.
…No. Esto es horrible. Ellen, ¿qué haces? ¿Qué le vas a hacer a padre?
Sacudí
mi cabeza. Continúe sacudiéndola. Como si ahuyentara los sentimientos
de Ellen grabados en este cuerpo, pensando que podría estar equivocada
acerca de ellos.
Pero no lo estaba. Las células de Ellen sonrieron. De hecho, parecía que se deleitaban en mi entendimiento.
…No. Esto estaba mal. Eso no era amor.
Me sacudí desde el interior.
Débilmente había cerrado mis puños para evitar enloquecer.
La sensación de que podía morir como las cosas estaban me abandono de inmediato.
Sí, podía irme. Pero si padre fuera herido, sería una historia diferente.
¿Cuánto lastimaría a padre el amor de Ellen?
¿Cuánto me dolería a mí?
Sudor brotaba por todos mis poros. Mi cuerpo llenándose con energía, sangre lanzándose hacia todos lados.
Me dolió. Me dolió. No podía ver, pero desesperadamente abrí mis ojos para ver.
…No, no. Esto no puede ser.
Me arrepentí con todo lo que tenía.
…Todo es culpa mía. Porque ignore lo que padre dijo y fui profundo en el bosque. Porque la conocí. Porque yo le creí.
Yo no podía simplemente morir.
No podía simplemente desaparecer.
Estaba mintiendo al pensar que estaría bien dejarlo así.
Incluso ahora, ¿quería ser una persona buena?
Me reí con miseria. Pero sólo pudo salir como llorisqueo.
Mi corazón estaba caliente, a punto de explotar.
Jadee, mi corazón casi aplasta.
Me retorcí como una oruga.
En la oscuridad, los dos siguieron con su juego.
Ellen, sonriendo con mi cara, tomó de la mano a padre y dejó la montaña de esqueletos para ir a donde estaba la luz.
…Detente. No vayas.
Grité desesperadamente.
…No sonrías con mi cara. No toques a padre con mis manos. Detente, detente, detente, detente—
Lo
que estaba viendo era una visión. Mi voz no podía llegar a ellos. Sin
embargo, Ellen se dio la vuelta como si me hubiera notado.
Pero no había ninguna luz de fondo, la cara de Ellen era completamente obscura, sólo sus labios rojos resaltaban.
Esos labios. Ella levantó sus labios rojos, rojos—
–…………………………………………………………………………..
Grité.
No tuvo nada que ver con cómo mi garganta fue arruinada.
El grito, que sonó como un silbato roto, hizo eco por toda la habitación.
Entre el vomitar cosas de mi boca y sangre, yo continúe gritando.
Mi cabeza
Llena
Con odio por Ellen
Y remordimiento por mí misma,
Mi cuerpo empezó a desmoronarse.
Ahh...
Me estoy muriendo.
Eso pensaba.
…Pero estaba equivocada.
Los
pedazos de mi cuerpo, que pensé que se caían, se convirtieron en
innumerables pétalos, flotando como si empujados por un fuerte viento.
Volaron alrededor de la casa, creando nuevamente las paredes y pisos.
Una tormenta en la que yo estaba en el centro.
No podía ver, pero la escena claramente vino a mi mente.
Estaba conmocionada.
Lo que se sintió como mi cuerpo desvaneciéndose era la sensación de emitir poder mágico.
Estaba Inconscientemente usando magia con los pocos fragmentos de poder que quedaban en este cuerpo.
Mi vida, que pensé era como una vela apagándose, se convirtió en un rugiente fuego.
Mi corazón latía más rápido que nunca.
No
podía detener mis sentimientos. No podía detener el derramamiento de la
magia. Como la agradable sensación que viene cuando uno llora en voz
alta, no podía parar.
…De repente, visiones llegaron a mi cabeza.
Un hombre desconocido fue atravesado por pinchos y murió. Con esa visión, un cuarto con un piso de pinchos fue creado.
Un
niño tuvo su columna vertebral aplastada por una serpiente y murió. Con
esa visión, un cuarto con una serpiente viviendo en él fue creado.
Una historia de muertes atroces. Eran los recuerdos de Ellen matando gente con esta casa.
Con la magia restante de este cuerpo, basándome en sus recuerdos, estaba creando las trampas de la casa.
Estaba asfixiándome.
Experimenté lo que se siente a mi cuerpo ser arrancado en pedazos.
No
quería ver esto. Cubrí mis ojos vacíos. Pero las visiones continuaron
sin piedad; la reconstrucción de la casa no se detendría.
Mis
ojos estaban calientes. Tan calientes. Como si lava brotara hacia fuera
a través de ellos. Metí mis dedos en ellos. Todavía caliente. No cambió
nada. Grité.
Conocía esta casa.
Las alfombras rojas, la lengua del demonio. Las cuchillas descendentes, sus colmillos carnívoros.
Todas las trampas de esta casa eran instrumentos diseñados para hacer que la gente pruebe la desesperación.
Esta casa era la casa hecha para que el demonio comiera a seres humanos.
La casa en la que ella había vivido durante siglos.
La casa que animaba su deseo.
Esta fue suya—
...La casa, de la bruja.
Mi
magia puso los pisos de madera, amontono los muros de piedra, creando
la casa en un abrir y cerrar de ojos. Trabajo que requeriría años fue
terminado en cuestión de segundos.
Una vez que la casa estaba completa, la magia continuó más allá de ella.
Las
ondas de la magia se propagaron como si rasgaran por el aire del
bosque. Hizo a las aves dispersarse en sorpresa. Enredaderas de rosas se
entretejieron a través de árboles como bestias feroces.
En poco tiempo, las rosas alcanzaron a una chica vagando en el jardín de flores.
En ese momento...
Una descarga roja corrió alrededor de mi cuerpo, y me rasque las cuencas de los ojos.
…¿Estaba
tratando de matar a Ellen? ¿Lo quería? Yo no sabía. No. No podía
detenerlo. Quiero a mi cuerpo de vuelta. Ahaha. Mentí. ¿Pensaste que te
lo devolvería? No. Yo...
La chica rubia volteo hacia mí.
Con un sonido como el de aire siendo cortado—
El bosque estaba sellado.
Comienza.
Escuché al viento.
Las hojas que crujían una contra la otra.
Lentamente abrí los ojos, y vi lindas flores en campana mirando hacia abajo a mí.
Yo estaba durmiendo en medio de un jardín familiar.
Sostuve mi frente ligeramente adolorida.
Es cierto. Había perdido la conciencia.
Fue golpeada por la ola de magia.
¿Magia? ¿De quién?
... «Mía», por supuesto.
–Estás pa’ arriba y sobre ellos, ¿eh?
Voltee a la voz familiar y vi al gato negro mirándome.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que había visto al gato negro en una luz brillante?
Aun yaciendo en el suelo, giré la cabeza para mirar mis alrededores.
El olor de las flores era lo suficiente fuerte para ahogarme. Flores rojas y azules se mecían sobre mi cabeza.
Podía ver el cielo azul pálido, pero rodeado de árboles verde intenso, sabía que estaba en el bosque.
Sin error, era mi jardín.
Pero había algo raro.
Sentí que estaba en una casa muy similar a la mía, sólo que era de otra persona.
¿Qué estaba pasando?
Podía más o menos adivinar.
–…¿Acaso Viola hizo esto?
–Eso parece –respondió el gato negro.
Débilmente recordé.
La magia de la bruja reside en su cuerpo.
Incluso
ese cuerpo andrajoso tenía sobras de magia en él. Viola había utilizado
ese pequeño resto de magia para atraparme en el bosque.
De repente, una linda mariposa voló por encima de mi cabeza. Mis ojos la siguieron casualmente.
Casi bostecé en el aire despreocupado de la tarde.
Pronto, la mariposa voló fuera de mi vista, así que miré de vuelta al gato negro y pregunte.
–…¿Sabías que pasaría esto?
–Eh. Existía la posibilidad.
–Pero no la mencionaste.
–Tú no preguntaste.
El gato respondió tranquilamente, sin señal de enojo.
Suspire y me senté.
Me limpie algunas hojas y pétalos en mi cabello.
–¿Qué vas a hacer? Los humanos no deberían estar aquí. Es demasiado peligroso.
Mis ojos se abrieron con su fraseo.
…Peligroso, ¿para los humanos?
Sabía a lo que estaba tratando de llegar.
La ironía en el hecho de que a cambio de obtener un cuerpo sano, ahora tenía un cuerpo impotente.
Miré a mis dedos, cubiertos de residuos de hojas.
Contemple a mis bien cortadas uñas.
Yo ya no era una bruja.
Aún
podía hablar con el gato negro, pero ya no había ningún vínculo entre
nosotros. Este demonio estaba hablándome a mí, un humano, por capricho.
Sí, tal y como la primera vez que me habló en ese callejón.
A
diferencia de entonces, sin embargo, lo conocía, y sabía que él era un
demonio. Y sabía que no pediría la ayuda de un demonio nunca más.
–Hmm. Me pregunto lo que haré...
Dije sin mucha seriedad, y me puse de pie.
Ajusté mi falda.
Acostumbrándome a la sensación de mis pies en el suelo, fui paso a paso.
Me dirigí a la salida del bosque.
Entre los árboles, alrededor de la ruta, había sido hecha una pared roja en la que rosas se enredaban por todo el alrededor.
Acerque mi nariz a las rosas.
No olían a nada.
Los
pétalos brillaban fríos como cuchillas de afeitar. Pudieron haber
fácilmente cortado mi cuello, pero no mostraban señales de hacerlo.
Me preguntaba por qué. ¿Acaso al amo de estas rosas no le quedaba ningún poder? ¿O ella no era lo suficientemente determinada?
Silenciosamente sonreí y comencé a caminar de nuevo. Fui por el camino hasta el punto donde no podía continuar más.
La salida del bosque estaba bloqueada por un parche sorprendentemente enorme de rosas.
Casi el doble de mi tamaño.
Rosas que antes habían sido mis extremidades. Ahora, ellas tenían una intención diferente, y bloqueaban mi camino.
Deslice mi dedo a lo largo de los tallos. Eran fríos y duros como metal.
Sin error, habían sido parte de mi cuerpo. Y ahora eran su propia carne y sangre.
Sabía cómo hacer a estas rosas marchitarse. Sabía cómo desaparecer su cuerpo.
Una pequeña botella vino a mi mente como un rayo de luz.
Esa linda botellita que había puesto lejos en un estante un día. La clave para destruir el cuerpo de Ellen, la bruja.
Incluso si había cambiado la forma de la casa, esta dormía allí en algún lugar aún. Sólo sería cuestión de ir a buscarla.
…Pero.
Lance una mirada lastimera a las rosas.
Incluso si simplemente dejara las cosas como están, ella seguramente moriría.
Un humano normal, especialmente uno de sólo trece años de edad, no sería capaz de soportarlo en mi cuerpo.
Yo había vivido.
Por décadas, por siglos. Mi corazón siendo devorado por mi enfermedad.
Pero
fui capaz de vivir a través de todo, nunca desesperé, porque había
soñado con este día. Cuando he obtenido un cuerpo que podía ser amado.
Pero, ¿tienes lo que yo tengo, Viola?
Una razón para no desesperarte en ese cuerpo.
No se me ocurre una. No tienes piernas para pisar la tierra, ni siquiera una voz para pedir ayuda.
Traicionada por mí, quien creías tu amiga, tú sólo puedes retorcerte de agonía en esa habitación
¿Hay una razón para ti para que no te desesperes en esa situación?
¿Qué podría hacer a la luz de la esperanza brillar sobre ti?
¿Qué podrían ver esos ojos rotos?
Quizás aún quieres creerme, Viola. Me detuviste pensando que tal vez te devolvería tu cuerpo.
…Si estoy en lo correcto, qué tonta eres.
Cubrí mi rostro con las manos, fingiendo sollozar.
Pero me detuve rápidamente, encontrándolo aburrido.
–¿Qué es lo que harás?
Sin emoción gire a la voz del gato negro.
Él se sentó sobre un tronco del árbol.
Lo ignoré, mirando hacia la casa.
Apenas y podía ver a la casa de techo rojo desde aquí a través de las ramas verdes.
Entrecerré los ojos y pensé.
Ella me debe estar esperando allí.
En la casa llena con mis amigos.
Mi boca se aflojó en una sonrisa. Me pare sobre la bola de mis pies.
Yo quiero ir a jugar. Sí, tengo que ir. Porque ella debe de estar invitándome. Ella me está esperando para que entre.
–Yo iré.
El viento susurraba, dispersando hojas y pétalos.
Mis flequillos fueron barridos para arriba, y yo sonreí, de espalda a las rosas.
…Después de todo, es mi casa, ¿no es cierto?
No me estará matando pronto.