sábado, 7 de abril de 2018
Kamisu Reina Volumen 1 cap. 2.5
Parte 5
Empecé a vagar sin rumbo después de dejar la casa de los Kimura.
Todo era una mentira, la verdad, la cruda realidad.
El pasado, el aquí, el ahora, el futuro, todo existe al mismo tiempo y todos ellos parecen atormentarme.
Mi herida se agrava aún más.
Duele.
Pero no hay sangre que se derrame.
Ha disminuido. Totalmente.
Estoy seco como el polvo y lo poco que queda de mí podría ser fácilmente borrado.
Al mirar el cielo lleno de colores, deslumbrante, recuerdo la nota de suicidio de Kimura.
Madre, padre, y todos los que me han conocido: por favor, perdónenme por haberlos dejado tan pronto.
Ahora que tengo mi pluma, no sé qué escribir más. A pesar de que medité bastante tiempo sobre esto.
Para empezar, voy a escribir el porqué de mi muerte.
No fue hasta que me preocupe por cierta chica que fue llevada al suicidio que decidí realmente matarme a mí mismo.
No voy a escribir los detalles de lo que le hice. Cada vez que traigo de vuelta esos recuerdos, mi corazón se siente como un trapo que es exprimido.
Aquel evento fue la última gota, sin embargo, había estado pensando en el suicidio desde antes.
No hay sentido en mi vida.
Nadie me necesita y nadie ve, aunque estoy seguro de que todos ustedes lo niegan.
Pero al final, sigo pensando que todo se reduce al hecho de que no valgo nada. Puede ser una mala comparación, pero creo que soy algo así como su lápiz favorito:
Les duele un poco si se les pierde, pero pueden fácilmente comprar uno nuevo en el supermercado a la vuelta de la esquina.
Es por eso que creo que la única manera de que pueda expiar mis pecados por conducir a alguien al suicidio es poner fin a mi propia vida sin valor.
Tenía un buen corazón. Hablamos, a pesar de que ya estaba muerta. Tal vez estaba teniendo una ilusión, pero me perdonó.
Y eso es exactamente el por qué tengo que castigarme a mí mismo.
Tengo que expiar el pecado de atormentar a alguien tan buena y compasiva como ella.
Quiero pedir disculpas una vez más por lo que hice.
Estoy muy triste-
Releo esas palabras una y otra vez, pero no cambian, no importa cuántas veces y desde qué ángulo las lea.
Estoy muy triste, Reina Kamisu-san.
Recuerdo lo que me dijo Mizuhara.
Un fantasma los maldijo hasta su muerte.
Y luego, finalmente, recuerdo el nombre que Saito dijo cuando estaba buscando ayuda.
Por fin, llegue al lugar donde la había visto por primera vez, el distrito comercial de la estación. Me apoyo en una pared y decido esperarla.
No hay garantía de que vaya a aparecer, pero tengo el presentimiento de que ella me sigue esperando.
Busco en mis bolsillos y saco el sobre que he metido allí antes de que me fuera de mi casa.
¿Por qué no llamo a mi tía, a mi madre?
De hecho, no hay ningún problema con eso. Yo puedo llamar sin ningún problema a mi tío (padre). Pero hay una razón por la que no quiero llamarlo, ya que no me gusta tanto como me gusta mi tía.
Miro el sobre.
Está dirigido a "Atsushi Kogure", mientras que el remitente "Takashi Kogure" está escrito en la parte trasera. Bien, ese es el nombre de mi padre.
Y la fecha de la estampilla es el día diez del mes pasado.
— ¿Me estabas buscando otra vez?
Levanto mi cabeza y no puedo evitar dejar salir una sonrisa. Busco esa sonrisa que es tan absurdamente hermosa.
— ¡Exacto!
Le respondo.
— ¿Qué deseas?
—Quiero confirmar algo. Y tengo una petición.
—Está bien, pregúnteme y asegúrate de que no sea cualquier cosa.
Meto el sobre en mi bolsillo de nuevo y le pregunto:
—Fuiste tú quien mató a mi familia ¿verdad?
—Si.
—También fuiste quién mató a mi padre, ¿verdad?
—Obviamente.
—Lo que significa que no puede haber sido mi padre quien mató a mi familia, ¿verdad?
Los ojos de Reina Kamisu se ensanchan llenos de sorpresa. Y con absoluta certeza, ella me responde:
—Por supuesto que no fue él.
La miro de cerca. Naturalmente, no hay señales de engaño en su rostro.
— ¿Te importaría... escuchar mis tontas especulaciones por un momento?
Le pregunto.
—Adelante.
—Vamos a suponer por un momento que fue mi padre quien mató a mi familia.
Empiezo a hablar.
—Ese sí que es un raro pensamiento.
—Su motivo para atacarnos no sería algo tan incomprensible como el tuyo, estoy seguro de eso. Algo como un cliché, por ejemplo, las dificultades financieras que lo atormentaron tanto que intentó acabar con su familia.
—Es una pena que no fuera él.
— ¿Eh?
—Es decir, querías una razón, ¿verdad? Tendrías una en ese caso, ¿no?
De hecho, quería una. Sin embargo-
—No me importa.
No me importa. No creo que me gustaría saber la razón. No me gustaría saber que nuestra familia fue destruida por una tontería como esa.
Si esta hipótesis fuera cierta, sin duda tampoco existiría la razón que busco.
Sin duda trataría de ignorar la verdad delante de mis ojos y buscaría refugio en mis sueños. Alguien que es un monstruo no tiene una razón adecuada para matar.
Alguien como, la chica hermosa que está en frente de mí.
Sin embargo, no importa cuán falso sea el culpable
—No me importa. El hecho de que mi familia fue asesinada no va a cambiar, no importa quién sea el culpable. Después de todo, es imposible apaciguar los sentimientos de alguien cuya familia fue asesinada, y mi herida no se va a curar, ¿verdad?
Reina Kamisu me mira.
—Tal vez.
Ella finalmente me responde.
—Lo que yo quiero es un lugar para descansar, donde no estaré herido, donde no tendré que sufrir más
Le digo eso y la miro a los ojos.
— ¿Así que?
— ¿Hm?
—Has terminado de confirmarlo, ¿verdad? ¿Qué otra cosa quieres? ¿Cuál es tu petición?
Ella me pregunta y yo le respondo con una sonrisa natural.
Ah, ella actúa como quiero.
Lo que necesito es un culpable sin una razón para matar. Pero eso no es todo. Eso no es suficiente para darme tranquilidad.
Lo que realmente necesito es… Un asesino a sangre fría.
Un asesino como Reina Kamisu.
Por lo tanto, le pido a ella:
—Por favor mátame.
En ese momento, mi herida se convirtió en una cicatriz.
El dolor desapareció y la sangre se detuvo. Lo que queda es una cicatriz evidente, un poco repulsiva, pero ya me acostumbrare.
Pero esto es sólo una ilusión; No puedo existir sin ese dolor. Tengo que arrastrar mi largo pasado y vivir con ese dolor. Tan pronto como deje de fantasear acerca de ser matado por Reina Kamisu, esta cicatriz se convertirá de nuevo en una herida fresca.
— ¿Por qué me preguntas eso? Sólo matate tú mismo.
—Eso está fuera de cuestión. No puedo cometer suicidio. Mi miedo a la muerte es lo suficientemente fuerte como para no poder hacer eso.
— ¿Hmm...? Apenas lo suficientemente fuerte, ¿eh?
Ella hace hincapié en lo que he dicho.
Cierto, no puedo terminar mi propia vida porque soy capaz de ver lo horrible que es morir.
Pero, ¿Y si alguien me mata?
Si tuviera que ser asesinado por la fuerza, yo no tendría el tiempo suficiente para reflexionar sobre mi muerte. A lo sumo, me daría cuenta del hecho de que iba a desaparecer de este mundo. O tal vez, el dolor no me dejaría pensar en nada. La clase de sensación que tendría en ese momento sería la de alivio.
Siempre he estado deseando desde el fondo de mi corazón que alguien que me borre.
—Por si acaso…
Le sigo hablando.
— ¿Hm?
—No tienes reparos en tomar mi vida, ¿verdad?
Con una hermosa sonrisa, Reina Kamisu me responde:
—Por supuesto que no. ¿Por qué debería tener algún tipo de reparo? Dime…— Ella continúa, sorprendiéndome— ¿Por qué estás sonriendo con tanta felicidad?
Sólo ahora me doy cuenta de que una sonrisa esta dibujada en mi cara. Sin pensarlo, me tapo la boca y le devuelvo el favor.
—Porque tú también lo estás haciendo…
La señalo, haciendo que ella también se cubre la boca. Entretenido por el hecho de que hemos mostrado la misma reacción, empezamos a reírnos.
—Bueno…
Ella murmura mientras extiende sus manos suaves hacia mí. Sus dedos largos y delgados se cierran alrededor de mi cuello. No puedo evitar pensar que esta situación es pervertida e incluso ligeramente sexual.
Sus dedos me estrangulan.
Sus manos son tan frías como las de una persona muerta. Se siente como si esa frialdad está absorbiendo todo de mí.
Ah, estoy de escapando para siempre.
Poco a poco, la sensación de estar dividido es cada vez más fuerte. Poco a poco, dejo mi cuerpo. Mis restos destrozados se están reuniendo de nuevo en una sola pieza y dejan mi cuerpo. Nunca antes había sentido una sensación tan abrumadora de angustia y placer.
Y como lo había predicho, me siento aliviado.
En mis últimos momentos, la miro mientras ella me está asfixiando.
De repente, me pregunto: ¿quién es ella?
Olvido rápidamente ese pensamiento. En parte debido a que mi capacidad de pensar ha disminuido, pero sobre todo porque al parecer estaba sintiendo algo cuando vi su hermosa sonrisa.
En su lugar, le digo mentalmente:
—Gracias.
Y en aquel momento…
Atsushi Kogure murió.
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