sábado, 7 de abril de 2018

Kamisu Reina Volumen 1 cap. 3.4



Parte 4

Dang... no funciona.

La “lechuga” que sembré ayer no funciona. Es como dijo Reina... Si no cambio, mi poder seguirá siendo limitado.

Con el fin de adquirir poder real, tengo que pasar por encima de este mundo y trascender toda mi existencia y pasar a través de varios deltas.

Romper todo, el salón de clases, las sillas, los escritorios, un humanoide de energía, Kazuaki.

—Kazuaki, te necesito un momento, por favor.

Yo le hablo a Kazuaki que está hablando con Kiichi-kun, un amigo suyo.

— ¿Hm? ¿Cuál es el problema, Shizuka?

Kiichi-kun amablemente nos deja a nosotros dos solos. Mm, lo siento pero gracias.

—Está bien, ven escucha de cerca. El mundo está a punto de estallar.

— ¿Shizuka...?

—Como ya lo he dicho, el mundo está demasiado lleno. Hay un nivel crítico en todos los sistemas, ¿no? Tú lo entiendes, ¿verdad?"

—...Creo que sí... bueno, um, ya te lo dije durante el descanso anterior, pero hoy no te vez muy bien, Shizuka.

—Eso no importa. Olvídate de mí por ahora. Sólo escucha.

Lo incito a que me escuche.

—Creo que es importante, pero está bien...

—Las energías humanoides... no, no me gusta cómo suena, vamos a llamarlos "espíritus" porque es más simple. Como ya sabrás, Kazuaki, hay un sinnúmero de cosas que no pueden ser percibidas por el ojo humano. Es un infierno, demasiadas cosas para mi gusto. Y con el fin de tomar conciencia de ellos, tenemos que darles nombres adecuados... espera, eso no importa ahora, ¿verdad? en todo caso, sí existen esos espíritus, ¿Lo entiendes?

—…Ok.

—Esos espíritus siguen aumentando sus números. El número sigue creciendo y han comenzado a desbordarse por donde se mire, incluso nos rodean. De hecho, hay uno justo en la esquina. Por supuesto, algunos espíritus simplemente desaparecen como deberían hacerlo, pero la mayoría no lo hacen. Por lo tanto, podemos afirmar que los espíritus están en constante crecimiento. Este ciclo de vida es comparable a la producción de oxígeno. Con cada respiración, las plantas también exhalan dióxido de carbono, pero la cantidad de oxígeno que se produce gracias a la fotosíntesis es mayor, por lo que están produciendo oxígeno con eficacia.

—Ok...

— ¿Sabes qué sucede si siguen multiplicándose? El mundo gira al revés. El frente y la parte de atrás quedan invertidas. ¿Lo comprendes? Lo haces, ¿verdad? ¡Es una revolución! ¡Causada por los espíritus! Es obvio que el mundo se inclina hacia el lado que tiene más energía ¿te imaginas las consecuencias del mundo inclinado? Nos caeremos de la superficie del mundo, perdiendo nuestra forma, nos convertiremos en seres ambiguos, dispersados en todas las direccione. No conozco los detalles, por supuesto, pero tampoco sabemos las consecuencias exactas de volar y quemar nuestro planeta con explosivos, ¿verdad? En otras palabras, la única cosa que puedo decir con certeza es que el mundo resultante no es deseable. ¿Qué opinas sobre qué debo hacer? ¿Crees que se supone que debo prevenir que cualquier cosa pase?

—... Shizuka.

Kazuaki me dice mientras me mira de cerca.

Gracias a dios; él me ha tomado en serio.

Kazuaki le da a Kiichi-kun un vistazo.

—Lo siento, Kiichi, pero Shizuka y yo a saldremos temprano hoy.

Sorprendido, Kiichi-kun le responde:

— ¿Eh...? Ah, E-Está bien, Kazuaki, no es nada urgente, verdad.

—Diles que estoy acompañando a Shizuka casa porque no se siente bien.

Haciendo caso omiso mi pregunta, me tira de mi brazo.

Kazuaki está en contacto con mi brazo.

Las células de mi brazo comienzan a descomponerse y pudrirse una por una. Duele. Es insostenible, el resentimiento sin límites me atraviesa.

—Kazuaki... ¿Lo has olvidado?

Por reflejo suelta su mano, mirándome con los ojos muy abiertos. Después de un rato, él se disculpa con una voz que apenas puedo oír.

Kazuaki no va a dar la vuelta, así que estoy sin palabras.

Al seguir nuestro camino a casa, entramos en la línea de tren que usamos todos los días. Casi no hay personas a causa de que es la época de menor actividad. ¿Eh? Hay alguien de pie a pesar de que hay muchos asientos libres. Ah, es una energía humanoide. Que confuso. Ahora que lo pienso, ¿cómo puedo distinguir entre los humanos y las energías humanoides? ¿Eh? ¿Cómo lo hago? Parece que no puedo recordarlo.

Nos bajamos del tren, pero cuando trato de pasar por la puerta de la entrada, me encuentro con que la barandilla no reaccionar con mi tarjeta. ¿Qué pasa con esto? ¿Es esto también una mala acción de las energías humanoides? Esto de ninguna manera es imposible. Pongo mi tarjeta de nuevo en el sensor y esta vez la barandilla se abre. Uf, esto es muy confuso.

No dejo de seguir a Kazuaki.

Derecha, izquierda, derecha, derecha, izquierda, giramos y giramos y giramos.

Por fin, llegamos a un parque, pero no es donde me he estado reuniendo con Reina. Es un parque muy pequeño, algo común con un grupo de estructuras oxidadas.

—... ¿Recuerdas este lugar?

Kazuaki me pregunta de repente, dándose la vuelta.

A pesar de que estuvo en silencio todo el camino hasta aquí, él está sonriendo suavemente de una manera inquietante. Dado que yo no reacciono, el sigue para sí mismo:

—Es el parque donde nos encontramos por primera vez, cuando teníamos 2 años de edad. Bueno, no espero que recuerdes todo el camino de vuelta, pero te digo que nosotros acostumbrábamos a jugar aquí, ¿verdad?

—...

Por supuesto que sí.

Sin embargo, no me atrevo a decir algo porque no puedo comprender el significado de traerme aquí.

—Cuando éramos pequeños, tú eras más alta que yo y siempre se burlaban de mí. Para ser sincero, había días en los que estaba tan asustado de ti que yo no quería verte, Shizuka.

Él se ríe.

Miro a mí alrededor. De hecho, este es el parque donde solíamos jugar juntos. A menudo jugaba con Kazuaki en esa caja de arena por allí, o en los columpios, o con la barra horizontal. El gimnasio de la selva había sido eliminado, pero aparte de eso, este parque sigue siendo un lugar de pequeños recuerdos cuando pensábamos que este era nuestro pequeño imperio.

—Esos eran buenos tiempos, ¿no?

Kazuaki continúa, todavía sonriendo suavemente.

Su sonrisa me provoca resentimiento.

Me quedo callada, sin embargo, debido a que no es su culpa. Él no tiene la culpa. Es sólo que siento ganas de vomitar a causa de un cosquilleo en mi estómago.

Por lo tanto, decido decirle a Kazuaki lo que debe saber.

—Kazuaki, escucha...

— ¡Ok!

El me responde rápidamente como un disparo, con un toque sutil de renuncia.

—Eres muy importante para mí, Kazuaki—Comienzo a hablar, al parecer traicionando sus miedos. Sus ojos se abren—Creo que todo el mundo tiene un cierto papel en la vida. Por ejemplo, el presidente de una cierta república tiene que proteger el mundo desde lo alto de su trono, mientras que el primer ministro de una determinada nación tiene que obedecer al presidente. La Madre Teresa tuvo que servir en Calcuta, Colón tuvo que poner un pie en América, y Madame Curie tuvo que descubrir el polonio y el radio. Y yo... tengo que salvar al mundo.

— ¿Cómo vas a hacer eso...?

—Me aseguraré de que el mundo no gire debido a la energía liberada por esas energías humanoides y reducir su número. Puede que haya víctimas mientras parpadean durante un tiempo después de soltar su poder, pero ese es… Un mal necesario no me malinterpretes, mi conciencia me está aguijoneando por esto, pero no puedo evitarlo tengo que tomar acción, es mi papel, porque sé lo que hay que hacer.

—... Suponiendo que puedas hacer…

—Kazuaki. Yo entiendo que la idea parece absurda al principio, pero tengo que hacerlo.

Aparta su mirada hacia el suelo. Después de un momento de reflexión, se corrige a sí mismo:

—Aunque supongo que debes hacerlo, ¿por qué existe la necesidad de que tú estés a cargo de esa tarea, Shizuka? Deberías darle esta responsabilidad a otra persona. Me has dicho que sabes cómo salvar el mundo, pero Shizuka... todos estamos al tanto sobre los países que sufren de pobreza, donde los niños nacen para morir, las niñas tienen que recurrir a la prostitución y acaban contrayendo SIDA, las personas débiles mueren de enfermedades causadas por un mal ambiente y por falta de medicación. Todos sabemos eso, sin embargo, no se hacemos nada para solucionar este problema, excepto quizás por alguna moneda que donamos. Este es el mundo en que vivimos. Siempre habrá personas que buscan un salvador. Si tuviéramos que responder cada petición de ayuda, podríamos quedar atrapados en algún momento, viviendo solamente para salvar a los demás. ¿Crees que eso es meritorio? Bueno, lo es. Pero ¿y qué? ¿Crees que un estilo de vida donde te sacrificas por los demás es el correcto? Tal vez lo sea, pero no me gustaría ese estilo de vida. Preferiría ignorar sus peticiones de ayuda, al igual que toda la publicidad relacionada con eso.

—... ¿No te he dicho la razón desde un principio, Kazuaki?

—...

—Tú eres muy importante para mí.

Cierto, Kazuaki vive en este mundo.

Él mira hacia abajo de nuevo.

—... Está bien que pienses de esa manera, pero...

—... Está bien, Kazuaki. Sólo dime lo que realmente me quieres decir.

He oído lo suficiente como para decir que Kazuaki no está consciente del peligro que enfrenta el mundo. Él sólo ve los problemas que él piensa que estoy enfrentando. Él levanta lentamente su cabeza para mirarme, casi con el ceño fruncido.

Sin embargo…

— ¡Vuelve a la Tierra, Shizuka! ¡Has perdido contacto con la realidad!

Sin embargo, tengo fe en mí misma.

Después de todo, hay alguien que confirma mi punto de vista.

—Realidad.

—... Sí, ¡la realidad! Tú pasaste por muchas dificultades, eso es cierto, pero mira... toma este parque como ejemplo, este lugar es real, ¿de acuerdo? No todo es tan malo.

Ah, ahora lo veo... es por eso que me trajo aquí. Pero Kazuaki...

El disparo le salió por la culata.

Además, su realidad no me importa. La realidad para mí es que el mundo está en juego y la única capaz de salvarlo somos él y yo

—Entre las cosas que me has dicho, Kazuaki, hay una cosa que me gusta especialmente.

— ¿Hm...?

—Haz lo que crees que tienes que hacer.

—Sí...

Él asiente con su cabeza y mantiene su boca cerrada.

Nos conocemos desde muy pequeños. Él sabe que yo estoy más allá de su persuasión. Estoy segura, sin embargo, Kazuaki no se da por vencido.

—Está bien, entonces voy a hacer lo correcto.

Con estas palabras, se me acerca.

Yo sé lo que va a hacer. Puedo imaginar fácilmente las implicaciones de su cara tensa; no hemos estado juntos por tanto tiempo para nada.

Su cuello está delante de mis ojos. Me olvidé por completo que él se ha vuelto más alto que yo.

Levanto un poco mi cabeza para mirar su cara.

Él baja ligeramente su cabeza para mirar mi rostro.

Por último, me abraza.

— ¡Te amo!—Susurra en mi oído, como si quisiera subrayar que soy la única que tiene que saberlo—Te amo más que a nadie, ¡Shizuka!

Estoy feliz.

Estoy realmente feliz.

No está tratando de detenerme con falsas palabras de amor. No es lo suficientemente bueno con las palabras.

Simplemente no podía hablar al tenerme en sus brazos. Es lo único que se le ocurrió.

Kazuaki es tan asombrosamente honesto, sencillo, fiel... no me da otra opción más que cuidar de él, por lo que me dan ganas de estar con él…

A pesar de que mi vestido blanco se ha manchado.

A pesar de que no puede haber olvidado esas manchas.

Él se ha atrevido a dar un salto. Apuesta su vida.

Por supuesto, estoy de su lado. Quiero que gane la apuesta.

Y pese a eso…

—... No me toques.

No puedo.

Los brazos a mí alrededor me sueltan al instante. En su lugar, me abrazo a mí con fuerza, enterrando mis uñas en mis brazos.

Me alegro de que soy más pequeña que Kazuaki ahora; Sólo tengo que bajar un poco la mirada para no ver su rostro. Me duele el cuerpo como si hubiera sido perforado por un millar de agujas. Estoy luchando contra el impulso de liberar mi dolorida cabeza. Las imágenes de aquel entonces siguen apareciendo en mi cabeza, trituración, me aplasta, me vuelven pasta, me dispersan.

—Lo siento...

No soy yo, sino Kazuaki quien habla.

¿Por qué te estas disculpando? ¡Para! Soy la única culpable. Yo soy la más débil. Yo soy la que no se puede recuperarse. Es mi culpa. Mi culpa. Culpa. Culpa. Culpa.

—Lo siento por hacerte llorar...

Confusa, toco mis párpados y finalmente me doy cuenta de que realmente estoy llorando.

— ¿No es extraño? Yo quería lograr el efecto contrario. Abrazándote se suponía que iba a detener tus lágrimas. Fallé en eso, ¿no es así...? No soy capaz de hacerlo...

Desesperadamente trato de detener mis lágrimas. No debo hacerle decir tales cosas. Pero... esto no va bien.

—Soy tan idiota. Pensé que las cosas iban a salir de alguna manera bien si venia aquí... pensé que todo iba a mejorar... como si fuera tan simple.

—... Escucha, Kazuaki...

Le digo, tratando (y, probablemente, en su defecto) de no sollozar.

— ¿Hm?

—Hay algo... que no te he dicho.

Levanto mi cabeza, sintiendo que tengo que hacerlo.

—Nunca te di los detalles de ese incidente. Yo no quiero hacerte daño... Para ser honesta... este parque... este lugar me trae recuerdos porque…

…Es donde fui violada.

Se detiene.

Kazuaki se detuvo por completo. Se detuvo tan perfectamente que empiezo a sospechar que me quedé sola en el mundo, me retire del flujo de tiempo.

¿Sola en el mundo? Ja, esa es una descripción muy puntual. Estoy segura de que esta impresión no es una ilusión sino una verdad.

—...Horrible.

Murmura Kazuaki.

No me dijo esa palabra a mí, ni se dirige a las personas que me habían abusado. No se trata de dios tampoco, ya que no cree en uno.

Estoy segura de que su horrible, no abordó nada en concreto.

—Eso simplemente es... ¡horrible!

Kazuaki no sabía que los ataques en la realidad, sin importar si se trata de un lugar de recuerdos.

Se trata de santos y pecadores, todos por igual, atacando de forma mecánica, al azar, sin ninguna consideración y selección.

Kazuaki no sabía eso.

No, él pudo haberlo sabido, pero que no creía que esta regla se aplicaría también a nosotros.

El mundo puede volverse en contra de cualquier persona sin sentido.

Sin embargo, no en mi caso.

—Me tengo que ir—Le digo.

—... ¿A dónde?

Me pregunta.

—A otro parque que se supone debo visitar.

— ¿Eh?

—Tengo que reunirme con Reina Kamisu.

El mundo gira contra mí.

¿No es verdad, Reina?

No hay comentarios:

Publicar un comentario