viernes, 6 de abril de 2018

The Witch’s House The Diary of Ellen 2.4



Capitulo 2.4 - Despertar



Al día siguiente.

Me senté en el tocador, mirándome en el espejo.

El espejo brillaba bajo los rayos del sol en la tarde. A veces oía piar a los pájaros perturbando el silencio.

En el espejo había una niña que había perdido sus expresiones.

Me había despertado en la cama como siempre. No había nada malo con mi cuerpo. El tranquilo aire de la habitación era el mismo de siempre.

Pero la forma en la que veía las cosas había cambiado.

Ahora vi que era falso.

Vi que dentro de mi cuerpo, mi enfermedad seguía avanzando.

Un pájaro dio un golpecito en la ventana con su pico.

…Para decirme que el niño estaba aquí.

Sentí un fuerte dolor en mis ojos.

Abrí la puerta principal.

Junto con el olor del jardín y el ligero brillo llegó el niño, con una ansiosa mirada en su rostro.

Cuando me vio, su rostro se iluminó.

“¡Whoa, Ellen! ¡Te ves genial!”

Suspiró con alivio, luego fingió una expresión de disculpa.

“Um, siento lo de ayer. Por irme corriendo de esa manera. Sólo pensé que parecías un monstruo o algo así. Me asuste. Supongo que solo eran cosas mías.”

Un monstruo.

Esa palabra se pego en mis oídos.

Solté de mis labios una sonrisa.

“Oh, por favor. Acabas de tropezar y estás lleno de barro. No puedo creer que hayas escapado, XX (nombre del niño).”

“¿En serio? Eso pensé. Simplemente parecía raro. Hombre, soy un muñeco de pruebas. ¡Hahaha!”, el torpe niño río.

“Heh”, reí con sólo mi boca, manteniendo mi sonrisa.

Ahora era tranquilo. El malentendido se aclaró. Habíamos esperado el jugar juntos en el futuro.

Invité al niño a la casa.

Cerré la puerta, puse en cuarentena a la casa del mundo exterior. Sentí como el sonido hizo más de lo usual.

“Ve a ese cuarto. Voy a traer algunos pasteles.”

Señale la puerta frente a la entrada. El gesto y las palabras fueron todas hechas inconscientemente.

“Esta Bien.”

Entró en la habitación y cerró la puerta. Sabía el sonido que esto produciría.

Click.

Sí. Se había encerrado a sí mismo.

“¿Huh?”

Le oí notar que algo andaba mal a través de la puerta.

“Hey, Ellen, no hay nada aquí. ¿Y todo se puso oscuro donde est…? ¿U–Uh? ¡Ellen! ¿Por qué está cerrado?”

El niño inútilmente giraba el picaporte.

Sin duda, él estaba asustado por la repentina oscuridad. Mientras lo escuchaba, di unos pasos hacia atrás y me puse en cuchillas contra la pared.

“Hm, me pregunto por qué…”, murmuré, poniendo una mano en mi boca.

“¡Deja de bromear!”, gritó el niño, con furia golpeando la puerta. El sonido se agarró a mi corazón, me hizo sentir triste.

Miraba de lejos a la puerta. Recordé al niño al escuchar sus gritos y golpes en la misma.

Mi primer amigo.

Me gustabas.

Tus manos eran suaves y cálidas, como la de un gatito.

Pero rasguñaste mi corazón. Golpeaste en un punto doloroso, que nunca deberías de haber tocado. Mi desgarrado corazón vomito pus, y no pude moverlo.

Mi nariz y mi boca estaban tapadas, y no podía respirar. No. No, quería respirar. Porque todavía no lo sabía.

Qué se siente el amar, o el ser amado.

… ¿Puedo comerlo?

Oí una voz desde algún lugar. Sonaba como una chica de mi edad.

¿Quieres comerlo?, Le contesté en mi corazón.

…Sí, la voz respondió.

Puedes hacerlo, le respondí.

Al siguiente instante.

Un choque como la embestida de un enorme elefante contra un muro sacudió la casa.

La voz del muchacho se detuvo.

Todavía sintiendo la reverberación, me di cuenta de lo que había sucedido.

Las paredes de la casa habían aplastado el cuerpo del chico.

¿Cómo lo sabía?

Debido a que era mi casa. Era como una parte de mi cuerpo.

Al igual que uno podría sentir la sensación de persistencia después de aplastar una uva entre los dedos, mi cuerpo sabía todo en la casa.

La casa hizo un sonido al crujir el cuerpo del niño. Al sorber su carne. A pesar de que debería no escuche ningún tipo de sonido, ya que la casa no tenía dientes para morder o lengua para degustar.

Y sin embargo, yo la escuché.

Delicioso, delicioso, se estremecía de alegría. Se echaba a llorar de la emoción. Oía todos los murmullos de todas las direcciones, me preocupaba.

Oí la cerradura hacer un click al abrirse.

Fue como una señal de la puerta para que pudiera entrar.

Me puse de pie. Mis ojos estaban fijos en la puerta delante de mí. Mi corazón latía con fuerza. Mis piernas naturalmente me llevaron hacía adelante. El sentimiento que había sentido antes de matar al niño fue sobrescrito por la curiosidad.

Poco a poco tome el mango.

Al tocar la fría manija, gradualmente le di la vuelta.

La puerta se abrió sin hacer ruido.

No había ninguna escena atroz la cual encontrar.

Era una habitación pequeña, rodeada de paredes grises. No había nada colocado allí. Sólo, en el piso a pocos pasos hacia delante, había una mancha roja la que una vez había sido un chico.

Un rojo familiar.

Pero no me quedé mirándolo. Porque no era el color más cautivador que había.

Mi mirada fue de abajo hacia arriba, y vi…

…Una neblina púrpura.

Esa fue la primera vez que vi el verdadero cuerpo del demonio.

Una flexible forma de niebla. Su rostro, apareciendo y desapareciendo en varias ocasiones, parecía estar negociando con numerosas bestias y hombres. Fue una cosa abominable que no parecía de este mundo.

Y sin embargo, ¿Por qué…

… lo encuentro tan hermoso?

Clap, clap, clap.

Oí un aplauso desde la nada.

El singular aplauso se volvió poco a poco en unos aplausos más fuertes.

Toda la casa se llenó de alegría. Por la sangre fresca.

Y por el nacimiento de una nueva bruja.

Fue entonces cuando me di cuenta.

No estaba huyendo de ellos.

Y no tenía intención de hacerlo.

Iba a satisfacer su hambre de vivir mis propios deseos.

Como una prisionera de esta casa, me desempeñe como una bruja ideal.

Estaba fascinada por el demonio.

Sin embargo al mismo tiempo, me dejo en trance.

Sin duda me va a pedir matar a innumerables seres humanos.

Y por eso, yo recibiría innumerables alegrías.

Debido a que yo deseaba.

Oh, yo deseaba.

… Sólo una cosa, ser amada.

Los aplausos no murieron al bajar.

Como un padre que celebra la independencia de sus hijos, la casa me tomo del hombro y lloró.

Las lágrimas de la casa caían de los techos, paredes y suelos, viniendo a mis pies. En muy poco tiempo, subió por mi cuerpo, calentando mis párpados.

Como unas rebosantes copas, mis ojos comenzaron a llorar por cuenta propia.

No podía volver.

No había forma de volver.

Una tela de araña había sido colgada frente a mí en aquel callejón.

El demonio está engañando con una red de plata.

Esto era inevitable desde el momento en que decidí tomarla. Incluso si sólo hubiese sido un demonio viscoso, de baba brillante.

Tal vez el demonio también entendió mis pensamientos.

Él se inclinó respetuosamente. Incluso esa leve acción tuvo una abrumadora fuerza detrás de él, la cual podía destruir un bosque y voltear esa misma tierra encima, y se onduló en contra de mi mejilla.

El demonio parecía arrodillarse para mí.

Él tomó la palma de mi mano y la besó.

Pasados unos segundos, lo cual podría haber sido fácilmente la misma eternidad.

El demonio susurró con una voz que no es la de un muchacho, no es la de un adulto, no es la de un hombre, no es la de una mujer, sino más bien era como una hermosa voz de la que nunca había oído hablar antes.

“Bienvenida, Ellen. Mi querida bruja.”

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