viernes, 6 de abril de 2018

The Witch’s House The Diary of Ellen 1.3





Capitulo 1.3 – Reunion del callejon trasero



Padre era el más preocupado por la ausencia de mi madre.

Alguien del trabajo de mi madre llegó a casa, y padre sólo gritaba y lloraba, negándose a hablar. El compañero de trabajo en vez de terminar de pacificar a mi padre, se fue.

Padre, arrugado en el suelo lloraba como si le rezara a Dios, parece que ni siquiera me dio tiempo para llorar.

Su desaparición había sido muy repentina.

Ella no dejó ninguna carta, no dijo nada, abandono todas sus pertenencias. Ella no tomó ni una pinza para el pelo de casa.

No estaba ‘triste’, sino más bien, una parte de mi cuerpo se consumió con una sensación de vacío.

…Sin duda, se podría llamar a este sentimiento desesperanza.

Tenía la garganta seca, y no podía dormir. No tenía energía para levantarme, o comer cualquier cosa.

Pero como esto se prolongó durante dos o tres días, consideré algo.

Tal vez mi madre estaba un poco cansada.

Tal vez ella sólo necesitaba un descanso de su agotadora vida conmigo.

Una vez que ella allá descansado, ella recordara a padre y a mi quienes había abandonado y se apresuraría en regresar a casa.

Por que yo era su querida Ellen. Por que sin duda, yo era demasiado valiosa como para ser dejada atrás.

Esa vaga idea se volvió gradualmente en una condena, calmándome. Imaginando a mi madre volviendo a casa, pude dormir tranquila.

Por supuesto que mi madre regresará. Ella se arrepentirá de haberse ido, pedirá disculpas, y me abrazara. Y envuelta en su aroma, sonreiré y perdonare a mí madre.

Eso es correcto.

Aparté la manta y salí de la cama.

Para ello, tendría que ser una niña que no requiera mucho-tiempo.

Durante varios días, he cambiado mis propias vendas, ya que había sido descuidada con eso. Incluso tuve que soportar el dolor en mis piernas para bombear agua. Copiando lo que había visto, me preparé mis propias comidas.

Me imaginaba a la mejor madre que un niño podía desear, y lo aceptaba, y empezaba a jugar ese papel.

Aunque mi padre y yo vivíamos juntos, todavía no decíamos ni una palabra el uno al otro. Hablaba con objetos, pero nunca hablaba conmigo. Tal vez resultaría espeluznante el no haber llorado y tomarlo con calma.

Tal vez debería de llorar como un niño, y decir cosas egoístas.

Pero no podía hacer eso, entonces.

Estando demasiado acostumbrada a la situación entre mi padre y yo, no podía romper al mismo silencio. Estaba inmovilizada del miedo de que si llegaba a llorar para que se preocupara por mí, haría que cada vez me ignore más.

Después de haber hecho mi error, yo estaba terriblemente tímida.

Padre estaba constantemente en casa. Quizás había sido despedido de su trabajo.

Al poco tiempo, un hombre que no conocía lo vino a visitar.

Padre recibió algo del hombre y le pagó con dinero. Una vez que lo tenía en su mano, parecía inquieto y entro en la otra habitación, y no salió por un tiempo.

Como esto siguió sucediendo, mi padre salía cada vez menos de la habitación.

El dulce olor que emanaba la otra habitación parecía hacerse más fuerte día a día.

Sinceramente esperaba el regreso de mi madre.

Me dormía imaginando su regreso a casa, y despertaba rezando para que ella estuviera acariciando mi mejilla.

A veces despierto pensando que ella está allí, pero solo es el viento que toca mi mejilla.

La muñeca que había tirado a la pared ladeó la cabeza y me observó.

Sentí un escalofrío. Antes de que pudiera oír su risa, me sumergí debajo de las sábanas y cubrí mis oídos.

Una vez que empezaba a bombear mi propia agua, mis piernas parecían empeorar.

Mis manos se volvieron ásperas como las de mi madre.

Yo no era capaz de atar mi pelo muy bien.

Sólo tenía un par de vendas y medicinas restantes.

… Con el tiempo, mi padre dejó de salir de la habitación.

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