viernes, 6 de abril de 2018

The Witch’s House The Diary of Ellen 5.1


Capítulo 5 ~ Ellen



Te amo con mi todo. 
Tus dedos, voz, ojos, los amo con todo mi cuerpo.   
Ya no necesito más a mis ojos. 
Ni siquiera necesito mis piernas.   
Yo puedo simplemente ver con tus ojos. 
Yo puedo simplemente correr con tus piernas.   
Así que por favor, dámelo. 
Todo eso de ti, a mí. 



El momento en que ese «hechizo» fue usado, el bosque entero fue envuelto en la oscuridad.

Un viento fuerte sopló, y los pájaros volaron en sorpresa.

Bestias dormidas despertaron sobresaltadas, mirando con cautela en todas las direcciones. Porque no sabían de dónde venía el aire de inquietud.

Entre ellos, sólo uno, una cría, con los ojos como el vidrio, miró en la dirección correcta.

La sabia cría de bestia lo sabía.

Que este bosque estaba bajo control de alguien. Una entidad en un reino muy por encima incluso del oso pardo. Que esta observaba este gran bosque, e intervenía. Y que ellos, las bestias, eran poco más que juguetes en palma de esa entidad.

La cría vio la casa de techo rojo –la casa donde vivía la bruja–.

Ese era el lugar de donde esta inquietud provenía.

Ahora, algún tipo de cambio estaba ocurriendo con el amo del bosque.

Un gran cambio, sin precedentes.

No sabía lo que era. Tal vez esto tenía algo que ver con la vida del Amo.

De hecho, por esa razón, no había ningún pesar. Aunque el amo muriera, las bestias simplemente seguirían viviendo en el bosque.

La bestia madre de la cría vio a su desafortunado hijo y aulló agudamente.

Fue entonces cuando sucedió.

Un destello de luz, como un relámpago, se extendió por todo el bosque.

Sólo por un momento. Sólo por un momento la luz blanca robó la visión de las bestias, entonces inmediatamente se habían ido. Y con ellas también se fue la niebla negra de inquietud.

El bosque recuperó su brillo de atardecer como si nada hubiera pasado.

Los pájaros y las bestias se sintieron aliviadas, y comenzaron a moverse.

…Pero la cría de bestia no lo hizo.

Un apacible viento sopló a través del bosque. De alguna manera era diferente al que siempre había soplado; parecía llevar un tono de tristeza.

La cría de bestia lo sintió con sus ojos y oídos, con su cuerpo entero. Pero era inútil, ya que no tenía manera de expresar la emoción.

Una vez más, su madre aulló.

La cría siguió a su madre, desapareciendo entre los árboles.

Si la cría de la bestia hubiera tenido los medios para expresarse, quizás esto es lo que le hubiera dicho.

Ahora, una tragedia ha terminado— y otra ha comenzado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario