viernes, 6 de abril de 2018

The Witch’s House The Diary of Ellen 2.2



Capitulo 2.2 - Despertar



Pasé mucho tiempo en la biblioteca durante los siguientes días.

Rápidamente aprendí el alfabeto. Podía leer libros sencillos. El gato negro me dijo que tenía una buena memoria.

Escogía libros al azar de la innumerable oferta. Sin embargo haciendo esto, encontré sorprendentemente libros que tenían una dificultad adecuada para mí.

En la lectura, me sumergí en un mundo que no conocía. Al igual de como dijo el gato, no iba a aburrirme en esta casa. Mientras merodeaba alrededor mío, a veces decía cosas que no podía entender muy bien, y me contaba viejas historias.

Como recorrí la casa en un capricho, me presentó a todos los habitantes.

Sin embargo él no parecía querer mucho de mí. Si todo lo que quiso fueron las almas que les daban vida a mis padres, yo habría estado satisfecha con que sea eso.

No pensé demasiado profundo sobre el gato negro.

Esta vida me traía tanta felicidad. Está bien para mí estar aquí, porque soy una bruja, me dije en silencio. No cuestione que era una bruja, exactamente. El gato negro no dijo nada, así que no le pregunte nada.

A veces mis padres se me venían a la mente. Pero pronto me olvidaba de ellos. No los necesito ahora. Miraba a mi yo del pasado con frialdad por haber deseado ese amor a tal grado.

Lo único que deseaba era tener un cuerpo sano, una cama caliente, y además de eso, cumplir mi sed de conocimiento – entonces yo estaría contenta como debería de ser. Pensando en eso, mi yo del pasado se veía muy patética.

Me olvidé por completo del arma que había obtenido, y me concentre diariamente en tener a mis ojos siguiendo las letras.

“La forma de la casa de la bruja cambia…”

“La forma de la casa de la bruja cambia basándose en el poder de la bruja.” Eso era lo que decía el libro que leí ese día.

Ciertamente, esta casa no era normal. Sí, los objetos se movían por su cuenta, pero también, cuando no estaba mirando, los pasillos se multiplicaban y las puertas se desvanecían.

Había puertas cuando volvía por donde vine, y escaleras que no conducían a ninguna parte.

¿Fueron todos esos cambios basados en mí – poder de bruja? No estaba consiente al usar el poder, pero había abierto puertas pensando que quería descansar y me encontraba conducida directamente a mi habitación, así que pensé que podría ser de esta manera.

La casa debe de haber tenido habitantes a los que aún no había visto. No había encontrado esta habitación hasta hoy, de hecho.

Cerré el libro y miré alrededor.

Era un hermoso jardín. El suelo estaba cubierto de hierba, y las rosas artificiales eran colocadas sistemáticamente alrededor.

Seguramente no había ningún motivo profundo por el que llegue, al centro de la habitación en la que había un único gran árbol con abundantes hojas que se extienden de sus raíces.

Sin embargo, sabía que me encontraba dentro del alto techo y las paredes que lo rodean.

Me senté en un banco de madera debajo del árbol.

Con la espalda en él, miré hacia arriba debajo del árbol.

Sentí como si hubiera visto un árbol parecido antes en alguna parte.

¿Sentí? Lo debería de haber sabido.

Pero fingí que no hacerlo.

Expresiones vacías. Una ciudad de personas con el nublado cielo incrustado en sus ojos. Callejones sucios. Y… el espectáculo de un edificio en llamas viene a mi mente, negué con la cabeza.

Ya no era una residente de este pueblo. No recuerdo nada acerca de eso. Porque yo soy una bruja. Aquí, en esta casa, se me permitió vivir libremente.

Sí, sólo en esta casa.

El gato negro, dijo que no podía salir. Que como una bruja, tenía que vivir aquí.

Para empezar, me parecía que estaba bien. Porque tenía libertad aquí. Al igual que él lo había dicho, nunca me sentí aburrida, y nunca me congele.

Pero a veces, me sentía sola.

Había gente que vivía aquí con quienes podía hablar. Pero sentía que no tenían corazón. Juguetes aparentemente creados para mantenerme positiva.

Cuando me escuchan, y sonríen, y luego cambian su expresión de nuevo – la emoción que sentía en estos momentos – ahh, ciertamente. Estoy sola. Ese pensamiento hizo soplar un viento frío en mi corazón.

Quería calidez. La primera cosa que se me vino a la mente fue una mano humana. Una mano muy similar a la mía. Una mano para sostener. Yo quería un amigo humano. Ese era el claro deseo que se me ocurría continuamente.

… Yo quería un amigo humano.

Ese deseo calentaba mi pecho.

Si le dijera al gato negro, ¿Sería capaz de cumplir mi deseo? Pensé en él como una especie de dios con el tiempo.

Iré a hablar con él.

Como si sintiera mi corazón, puse el libro en mi pecho con ambas manos y me levanté del banquillo.

Di un paso a través de la hierba, oyéndola crujir bajo mis pies.

De repente, extrañas plantas estaban en caída en el muro a la vista. Las plantas parecían corales con muchos tentáculos rojos alcanzando el cielo, y parecían estar susurrando entre sí.

Así que estos pastos podían hablar.

Hable con ellos. “Buenos días.”

Las plantas rojas dejaron de susurrar. Sus tentáculos se movían como si buscaran algo, o como si miraran hacía mí. Después de un tiempo, la planta rojiza a un radio mediano, se atrevió a hablar como un representante.

“Buenos días. ¿Qué necesitas?”

Era una voz serena de una mujer. Tenía una cierta nitidez, y llevaba un aire de intelectualidad.

Decidí que iba a tratar de preguntarles.

“¿Sabes dónde está el gato negro?”

“Sí, lo sé”, otra planta roja intervino.

Como para obtener de nuevo el control, la planta intermedia grandiosamente agitó una antena.

“Sólo tienes que ir todo el camino por aquel pasillo. Encontrarás al gato negro por allí”, dijo, señalando.

Mirando en esa dirección, vi un pasadizo de piedra.

“Gracias”, se lo dije a ella, luego a la de la izquierda. Una vez que lo hice, las plantas comenzaron a susurrar entre sí de nuevo.

Entré en el pasillo de piedra.

El frío tacto del suelo de piedra corría de entre la plantas a mis pies. Había ido abruptamente de un piso con césped a un piso de piedra, después de todo.

El suelo, las paredes y el techo del pasillo fueron hechos de piedra, y era terriblemente oscuro. La luz de las antorchas en la pared era débil.

… Fue un poco aterrador.

Aunque no duro mucho. Porque sabía que esta casa no tenía ningún rencor hacia mí. Debido a que los residentes de esta casa sin duda no me molestaban.

Cuando procedía, sentía mis suelas más frías. Era una sensación que había olvidado. Desde mi llegada a esta casa, en la mayoría del tiempo había estado caminando a lo largo de unas alfombras suaves, y por pasillos con pisos de madera calentada por la luz del sol.

Y sin embargo… pensaba. La sensación de este empedrado. Era repugnantemente similar a algo en mi memoria.

Sí. Era el frío callejón ––

De repente, escuché el grito de una mujer detrás de mí, y di la vuelta sobresaltada. Pero no había nada – sólo la oscuridad regresaba rápidamente el silencio.

Un sudor frío se había apoderado de mí. Respiraba sin descanso, y me puse a caminar de nuevo.

“¿Gato negro? ¿Estás aquí?”

La pregunta resonó en el oscuro pasillo, la oscuridad parecía engullirla. Como esperaba – supongo que yo esperaba – no hubo respuesta.

Mientras caminaba, me encontré con barras de hierro en la pared a mi izquierda.

Era una celda de la cárcel. Las celdas continuaban pasando algunas habitaciones más. Miré hacia adentro, y no pude ver nada más que oscuridad en el interior. No sentí a nadie allí. Al igual que un guardián en su patrulla, continué caminando hacia el final del pasillo.

Mi entorno no cambiaba ni un poco.

¿El gato negro realmente está aquí?

Justo cuando lo pensé, pisé algo duro y me detuve.

Lleve mi pie a distancia y baje la vista hacía el objeto.

Cuando lo vi –

Mi corazón dio un salto, y pensé que se iba a detener.

Las antorchas en la pared claramente iluminaron a mis pies.

Esa cosa en el suelo.

La había visto.

… Era la pipa de mi padre.

Ingerí un grito, apartándome.

De repente, oí gemir desde el fondo del pasillo. Una voz familiar. Mi pulso se aceleró. Cuando vi la figura humana en el pasillo, me di la vuelta –

“¿Levántate y a ello?”

… Me desperté.

Estaba durmiendo boca arriba en mi usual cama.

Gire hacía la voz y vi al gato negro que se relajaba en una silla y me miraba.

… ¿Estaba soñando?

Mi corazón aún latía.

Mis pies aún se sentían fríos. Todavía podía sentir la sensación de dar un paseo por una tubería.

Tomé un gran respiro. Tapé mis ojos con ambas manos.

“Tuve un sueño extraño.”

“¿Sí?”

“Sí…”

No lo podía explicar. No estaba segura de cómo explicarlo. ¿Estaba en esa situación? ¿O hizo que lo sintiera?

Me sentí aliviada de que fuera sólo un sueño, pero me encontré con que no podía responder en qué momento se volvió uno. La escena de ese oscuro pasillo me inquietaba.

Me recosté así durante un rato, y luego el gato negro habló.

“La lógica es un requisito previo para el aprendizaje de las cosas, ya lo sabes.”

“¿Huh?” Miré al gato.

Continúo aliviado.

“Debes hacer más que aprender a leer. Necesitas estudiar. Aprender lo que es correcto y lo que no lo es. Necesitas leer las cosas entre líneas. Por supuesto, es lo mismo cuando habla con alguien.”

No entendía lo que estaba tratando de decirme.

Arrugó la cara. Él estaba hablando de cosas que yo no captaba otra vez, así que no respondí, mientras él continuaba.

“Esas mujeres siempre mienten, no importa lo que les pidas, así que tienes que tener más cuidado.”

Cuando dijo eso, rompí mi silencio y me senté en la reacción, mirándolo.

Esas mujeres. ¿Las plantas rojas?

De repente, me di cuenta del color del libro sobre la mesa. ¿No es el libro que había estado leyendo?

El helado sudor parecía querer volver.

¿No fue un sueño?

“Mira, es mi culpa por no habértelo dicho. Aunque yo puse a esos bichos raros allí porque pensé que ayudaría a tus estudios.”

El gato negro bostezó. “Entonces, ¿Qué necesitas de mí?”

“…”

Había abierto la boca para preguntarle, pero sus palabras la cerraron.

Tenía preguntas.

¿Qué es esta casa? ¿Por qué aquí hay algo que le perteneció a mi padre? ¿Quién estaba al final del pasillo…?

Esas eran las cosas prolongadas que sobraban. Me gustaría ponerles fin a ellas por mí misma.

No quería pensar en nada acerca de lo que había alejado intencionalmente.

Recordé que tenía una solicitud para el gato negro, tenía mi cabeza cambiando engranajes. Mis fríos pies ya estaban tibios, y mi corazón se había calmado considerablemente.

Miré al gato a los ojos y le dije, “Tengo una petición.”

“Mmm, ¿Qué es?”

“Yo –”

No quería el frío cuerpo del gato, la fea comida del cocinero, las fantasías que los libros me presentaban, los residentes de la casa – yo buscaba a un humano.

Dejé caer mi mirada y la sostuve en el borde de mis sábanas. A pesar de que era libre, mi cuerpo simplemente no estaba acostumbrado a expresar mis deseos.

Mi garganta finalmente lo produjo.

“… Quiero un amigo.”

Sentí que la habitación se volvió silenciosa al mismo tiempo.

Dirigí la mirada hacia abajo, sin saber que reacción tenía el gato negro.

Cuando levanté la vista hacía él, curiosa, me encontré con que él me miraba con la misma expresión de siempre, aunque quizás con un ligero toque de asombro.

“Eso es fácil. Simplemente invita a uno”, el gato respondió rápidamente.

“¿Invitar a uno?”

“Sí.”

Agito la cola. “A causa de que no puedes salir de esta casa. ¿De qué otra manera podría venir? Tu cuerpo tiene poder mágico dentro. Y ese poder se extiende hasta el bosque de los alrededores, también. La casa piensa como el cerebro y el bosque como las extremidades. Bueno, puedes darle una oportunidad.”

Asentí con la cabeza.

Mi poder. ¿Era mi poder como el de una bruja?



El gato cerró los ojos en un ejemplo.

“Cierra los ojos e imagina. Comienza contigo misma. Luego la habitación, y las paredes. Una vez que tengas eso, empieza a salir. Vas a tomarlo rápido.”

Hice lo que me dijo y cerré los ojos.

En la oscuridad, me imagine a mi misma en la cama. A continuación, la paleta del suelo se extendió hacía el exterior, y el resto de la habitación apareció. Después, vi el rojo techo de la casa. A pesar de que nunca había visto el techo o conocido su color.

Estaba mirando hacia abajo directamente desde arriba de la casa. Estaba rodeada de árboles verdes. Coloridas flores floreciendo en el jardín exterior. Sí, se trataba de una casa en el bosque. Vi a los pájaros revoloteando a la distancia, y entonces ––

En un abrir y cerrar de ojos, a mi juicio volaron a una velocidad increíble, aleteando.

Estaba mirando hacia abajo a todo el bosque desde lo alto del cielo.

Pude ver todo en el bosque de un solo vistazo. Donde había conejos, sacando sus cabezas afuera. Donde había nidos con sus madres pájaros protegiendolos. Podía sentir el aliento de todo lo que vive en el bosque.

“… ¡Ah!”

Cuando abrí los ojos, la visión fue cortada, y yo estaba de vuelta en la habitación. Sentí que no tuve respiración durante unos minutos, así que estaba sin aliento y tosiendo.

El gato negro me miró preocupado.

“De acuerdo. Eso es lo que se siente el usar tu magia. Puede que sea un poco duro la primera vez. Pero vas a poder acostumbrarte a él. Y será más fácil una vez que la casa este bien.”

¿Qué quiso decir con, ‘una vez que la casa este bien’?

Pensé que era extraño, mientras las lágrimas se formaban en mis ojos, pero no le pregunté. Estaba demasiado estimulada por el sentimiento de usar mis poderes, y sentí como si en realidad podía ser capaz de hacer un amigo.

Puse mi respiración en orden, cerré mis ojos nuevamente, y miré a mi alrededor con mi visión.

Como el gato dijo, rápidamente me acostumbré a él.

Usando mis poderes, pude ver lugares que no estaban aquí.

“Se llama visión mágica.”

Podía oír al gato negro fuera de la visión en mi cabeza.

Era como si hubiera una tela de araña sobre el bosque, con la casa en su centro. Cuando nada tocaba los hilos, respondía como una suspensión. Ese era el tipo de poder que era.

Y me enteré de que podía mover libremente las cosas dentro de los alrededores del bosque, e incluso crear rutas. Podía hacer que los caminos darán vueltas y vueltas en el mismo lugar, para que la gente se pierda.

¿Pero para qué? ¿Por qué las brujas tienen este poder? No creía profundamente en él entonces.

Y luego lo encontré.

Un niño solitario que jugaba en el bosque.

“Hey, no me veo rara, ¿Verdad?”

“¡Te lo dije, no! ¿Cuántas veces me lo has preguntado ya?”

De pie frente a la puerta, estaba inquieta. Tocaba la cinta en mi cabeza una y otra vez asegurándome de que no se escapara.

El gato dejó escapar un suspiro cansado. “Vas a estar bien. Eres linda, Ellen.”

“¿En serio?”

“Sí, Mira, tu amigo ya está aquí.”

Más allá de la puerta, el chico se perdió en mi jardín. A pesar de que era más correcto decir que yo lo hice perder allí.

Agarré el pomo de la puerta delantera. He quedado con mi primer amigo, pensé. Yo estaba nerviosa.

“Oh, bien.”

El gato se iba a ir, luego volvió, recordando.

“No puedes salir afuera, ¿De acuerdo?”

“Lo sé”, gemí, cuando de repente la puerta se abrió. Casi me caí, y me apresuré a preparar mis piernas.

El aire del exterior llegó al interior – y vi al muchacho que estaba en el centro del jardín.

Tenía un desalineado pelo color castaño. Un bronceado rostro salpicado de pecas. Sucia, ropa remendada, y levaba una ramita en la mano derecha. Miraba a las coloridas flores del jardín.

Era el mismo chico que había visto a través de la visión mágica.

Cuando me vio, su rostro se iluminó de inmediato y se dirigió hacía aquí.

“¡Este jardín es impresionante! ¿Este lugar es tuyo?”, Preguntó, con los ojos brillando.

Su voz… era la voz de un niño, al contrario que la del gato tiene más inflexión, y un poco de ceceo.

Sólo escucharlo me emocionaba, y luchaba para asentir. Él no mostró timidez, la curiosidad lo llevo hacía el interior de la casa.

“¡Tu casa es enorme! ¡Y huele muy bien, también!”

“Um ––”

Mi voz chirrió con nerviosismo. Sabía que mi cara estaba roja por la vergüenza, y pensar que yo me encontraría avergonzada.

Me aclaré la garganta y presioné algunas palabras.

“¿Quieres que comamos juntos? Tengo, um, pasteles.”

Tal vez fue un poco pronto.

Ignorando mi precaución, sus ojos dieron la vuelta.

“¿En serio? ¡Claro!”, dijo con alegría.

Asentí con la cabeza. Lo conduje prolongadamente, y el tiró la vara afuera antes de entrar.

El gato en algún momento se desvaneció, y el muchacho se quedó donde estaba.

“Whoa, wow… es una casa muy bonita.” Miró a los alrededores de la espaciosa entrada.

Cerré la puerta y me gire hacía él.

“Yo – yo…”

El muchacho me miró sin comprender.

Agarre los extremos de mi falda, logre una sonrisa.

“Soy… Ellen. ¿Vas a… ser mi amigo?”

El muchacho empezó a venir a visitar mi casa con regularidad.

Tal vez era más por los dulces pasteles y el té que por mí. Este tipo de cosas deliciosas le parecían raras incluso en el mundo fuera del bosque.

El muchacho se sentía como si hubiera encontrado un lugar secreto. Por lo tanto él no ‘dejar salir’ a otra persona, me fue perfecto.

Fue emocionante sentir que estábamos compartiendo un secreto, y en particular no deseaba mucho ajetreo y bullicio.

El niño me sonrió. Dijo mi nombre. Cuando me despedí, él me devolvió el saludo. Se volvió un trance jugar con él.

Nos bañamos en la luz del sol debajo de las ventanas, leíamos libros, y recorríamos la casa, sin embargo no pasaba con él todo el tiempo.



“¿Qué sucede, Ellen?”, preguntó el muchacho cuando buscaba al gato negro.

“Oh, no es nada.” No habría ninguna diferencia si estuviera aquí o no.

Así que me senté al lado del chico.

Estaba tumbado boca abajo y leía una enciclopedia abierta en el suelo.

“Hey, ¿Puedes leer el nombre de este bicho?”

Leí la palabra que señalo. “Um, es XXXXXXX (nombre de insecto).”

“¿XXX…? Es un nombre raro.”

“Sí”, me reí.

“Ellen, ¿Puedes leer todos los libros que están aquí?”, dijo, mirando a su alrededor en todos los estantes.

“Sólo los sencillos…”

“Huh…”

El chico apoyó su barbilla en sus manos y miró las ilustraciones de la enciclopedia.

Me senté, después de haber pensado en una buena idea, y le pregunte.

“Hey, ¿Quieres que te enseñe a leer?”

El muchacho lo pensó por un momento, luego sacudió la cabeza.

“Nnnah. No me servirá de nada ser capaz de leer. Ni mi padre y ni mi madre pueden leer. No lo necesitan en su trabajo, dicen… Hey Ellen, ¿Qué hace tu papá?”

“…Mi, padre…”

La repentina naturalidad de la pregunta me hizo quedarme corta.

“…No sé. Que es lo que hace.”

Sin notar el tono serio en mi voz, el muchacho continuó hojeando el libro.

“Hmm. Pero vives en una casa tan grande, así que apuesto que eres muy rica. Y tienes todos estos libros. Qué bueno. Sería bueno ser un niño aquí. ¡Ooh, pastel!”

La puerta se abrió, y el cocinero trajo la torta y el té en una bandeja. Él era tan inquietante como siempre, pero el chico parecía verlo como a una persona normal.

Esperó hasta que el cocinero coloco el pastel, entonces se lo comió con una sonrisa.

También sonreí, pero aún estaba pensando.

Yo no sabía nada. Acerca de mi padre, y de la mujer que fue mi madre. Debido a que había dibujado un telón con ellos al mismo tiempo que no sabía nada.

Sentí dolor en mis mejillas y las toqué. ¿Fue arrepentimiento? Seguramente no. Era sólo la soledad. Pude llevarme bien con este chico, y la mayoría de los chicos como él, pero no tenía a nadie como mis padres.

Yo no tenía nada.

Me invadió la calamidad. Tengo un amigo ahora. Podía mirar al chico y sentir alivio. Podía encubrir el agujero y sentir un viento cálido.

Sentí un dolor correr por mis piernas. Presioné mi tobillo a toda prisa. ¿Estás bien?, dijo el chico con la mirada mientras me observa. Estoy bien, le sonreí.

Miré hacia abajo para comprobar que se trataba de una piel perfectamente normal.

… Sólo fue mi imaginación. Ya no estaba enferma.

Debido a que me había convertido en una bruja, y se me permitió vivir aquí.

Una noche.

Yo dormía en la cama de mi habitación.

No estaba seguirá de si era un sueño, o una escena que vi con mis poderes. Vi al gato negro que se sentaba en un techo. Sabía de qué casa era ese techo, por la forma y color.

El gato en silencio miraba el cielo nocturno.

Mirando de cerca, había un cuervo a su lado. Era dos o tres veces su tamaño.

No parecía querer atacarlo. Se puso frente al gato y ruidosamente grazno; aparentemente estaban hablando.

El gato respondió con unas palabras. No pude oír cuales eran.

La conversación concluyó, el cuervo batió sus grandes alas y se fue, desapareciendo en el oscuro cielo.

El gato negro volvió a mirar al cielo.

Un fuerte viento sopló, y las hojas del bosque crujieron. Una vez que se calmaron, el gato murmuró.

“Mejor que sea pronto…”

Pero no pude oír que murmuro, y mis sentidos se hundieron en la oscuridad.

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