martes, 10 de abril de 2018
All You Need is Kill cap 3.3
Parte 3
En la siguiente noche clara, mira hacia arriba en dirección a la constelación que la humanidad llama cáncer. Entre las tenazas de la pinza derecha de ese cangrejo gigante en el cielo se encuentra una estrella débil. No importa lo duro que mires fijamente, no lo verás a simple vista. Sólo puede ser visto a través de un telescopio con una abertura de treinta metros. Incluso si se pudiera viajar a la velocidad de la luz, lo suficientemente rápido como para rodear la tierra siete veces y media en un segundo, se necesitaría más de cuarenta años para llegar a esa estrella. Las señales de la Tierra se dispersaban en su viaje a través del vasto abismo.
En un planeta que giraba alrededor de esta estrella vivían su vida con mayor número y diversidad que en la Tierra. Culturas más avanzadas que la nuestra se desarrollaban y florecían, y criaturas con inteligencia muy superior a la del Homo sapiens dominaban. Por el propósito de este cuento de hadas, les llamaremos personas.
Un día, una persona de este planeta inventó un dispositivo llamado “Bomba Terraformica”. El dispositivo podría colocarse en la punta de una nave espacial. Esta nave, mucho más simple que cualquier nave semejante cargada de vida y con medios que la soporten, podría cruzar el vacío del espacio con relativa facilidad. Al llegar a su destino, la carga de la nave detonaría, haciendo llover Nanobots sobre la superficie del planeta.
Nada más llegar, los Nanobots comenzarían a cambiar el mundo, transformando cualquier ambiente hostil en uno adecuado para la colonización de las personas que los hicieron. El proceso real es mucho más complicado, pero los detalles no son importantes. La nave que transportaría los colonos al nuevo mundo llegaría después de que los Nanobots ya hubieran completado la transformación.
Los eruditos entre estas personas se preguntaron si era ético destruir el entorno existente de un planeta sin examinarlo. Después de todo, una vez hecho, el proceso no se puede deshacer. Parecía razonable concluir que un planeta tan fácilmente adaptado para soportar la vida de su propio mundo también podría albergar vida indígena, tal vez incluso vida inteligente propia. “ ¿Estaba bien?” Se preguntaron “ ¿Robar un mundo, sin haberlo visto, de sus habitantes nativos?”
Los creadores del dispositivo argumentaron que su civilización se basó en avances que no se pueden deshacer. Para expandir su territorio, nunca se habían rehuido a sacrificar vida menor en el pasado. Los bosques habían sido despejadas, pantanos drenados, presas construidas. Había innumerables ejemplos de personas destruyendo los hábitats y llevando a las especies a la extinción para su propio beneficio. Si podían hacer esto en su propio planeta, ¿Por qué un mundo desconocido en el vacío del espacio recibiría un trato diferente?
Los eruditos insistieron en que la terraformación de un planeta que podría albergar vida inteligente necesitaba supervisión directa. Se registraron sus protestas, fueron consideradas, y en última instancia ignoradas.
Había preocupaciones más urgentes que la preservación de cualquier vida que pueda ser, sin saberlo, pisoteada por sus proyectos de terraformación. La gente se había vuelto demasiado numerosa para su propio planeta, por lo que necesitaba otro para soportar su creciente población. La estrella madre del mundo elegido no podría estar a distancia demasiado grande, no bastaría una estrella binaria o una llamarada. El planeta mismo tendría que mantener una órbita alrededor de una estrella de clase G, a una distancia suficiente para que exista agua en estado líquido. La estrella de un sistema que reunió estos criterios fue la estrella que llamamos el sol. Ellos no se preocuparon mucho de que ésta podría ser la única estrella en este rincón de la Vía Láctea, era el hogar de su propia vida inteligente. No trataron de comunicarse. El planeta estaba a más de cuarenta años de distancia a la velocidad de la luz, y no tenían tiempo para esperar ochenta años por la posibilidad de una respuesta.
La nave construida en ese planeta lejano que llegó a la Tierra. Trajo consigo no miembros de su especie. No armas de invasión. Básicamente no nada más que una máquina de construcción.
Cuando se detectó, la nave interestelar llamó la atención del mundo. Pero todos los intentos de la Tierra para hacer contacto quedaron sin respuesta. Luego la nave se dividió en ocho piezas. Cuatro de las piezas se hundieron en las profundidades del océano, mientras que tres cayeron en tierra. La pieza final se quedó en órbita. Las piezas que aterrizaron en el norte de África y Australia fueron entregadas a la OTAN. Rusia y China se peleaban por la pieza que aterrizó en Asia, pero China ocupó el primer lugar. Después de mucha discusión entre las naciones de la Tierra, la nave nodriza en órbita se redujo a un pequeño trozo de basura espacial por una lluvia de misiles.
Las máquinas madre que se posaron sobre el fondo del océano empezaron a llevar a cabo sus instrucciones en silencio y metódicamente. En las profundidades, las máquinas de se toparon con los equinodermos, estrellas de mar. Los Nanobots producidos penetraron los rígidos endoesqueletos de la estrella de mar y comenzaron a multiplicarse en simbiosis con sus anfitriones.
Las criaturas resultantes se alimentaron del suelo. Comieron el mundo y cagaron veneno. Lo que pasaba a través de sus cuerpos era tóxico para la vida en la Tierra, pero es adecuada para las personas que los habían enviado. Poco a poco, la tierra donde las criaturas se alimentaron murió y se convirtió en desierto. Los mares donde se propagaron se volvieron de un color verde lechoso.
Al principio se pensó que las criaturas eran el resultado de mutaciones causadas por el escurrimiento químico, o tal vez alguna forma de vida prehistórica liberada por la actividad tectónica. Algunos científicos insistieron en que era una especie de salamandra evolucionada, aunque no tenían pruebas para apoyar su conclusión. Con el tiempo, estas nuevas criaturas formaron grupos y empezaron a aventurarse fuera del agua. Ellos siguieron trabajando para remodelar la tierra sin tener en cuenta a la sociedad de los hombres.
Cuando aparecieron por primera vez en tierra, los xenomorfos27 alienígenas no eran armas de guerra. Ellos eran lentos, y un grupo de hombres armados podrían despacharlos fácilmente. Pero al igual que las cucarachas que desarrollan resistencia a los pesticidas, las criaturas alienígenas evolucionaron. Las máquinas madre que los crearon concluyeron de que con el fin de cumplir con su objetivo de terraformar el planeta, tendrían que eliminar los obstáculos que se interponían en su camino.
La guerra envolvió al mundo. El daño fue forjado rápida y masivamente. En respuesta, una Fuerza de Defensas Unidas en todo el mundo fue creada. La humanidad tenía un nombre para el enemigo que había llevado al mundo al borde de la ruina. Los llamamos Mimics.
27 Referencia a los extraterrestres de la película “Alien”
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