martes, 10 de abril de 2018

All You Need is Kill cap 1.3



Parte 3

Hay un ejercicio llamado Iso push-up. Levantas tu cuerpo como lo harías con una flexión ordinaría, pero te mantienes en esa posición. Es mucho más difícil de lo que parece. Puedes sentir tus brazos y abdomen temblando, y eventualmente terminas perdiendo el sentido del tiempo. Después de haber contado algo así como la milésima oveja saltando la valla, ruegas por estar haciendo flexiones normales, cualquier cosa menos esto. Los brazos no están diseñados para ser pilares. Los músculos y las articulaciones están ahí para flexionarse y doblarse. Flexionar y doblar. Suena bien sólo de pensarlo. Pero no debes pensar en ello, o será aún peor. Eres un pilar, ¿me entiendes? ¡Un Pilar! Un lindo y fuerte pilar.

Los músculos no son realmente importantes para un jinete de Jacket. Ya sea que el agarre de una persona sea de treinta kilos o setenta, tan pronto como se ponen un Jacket, van a tener 370 kilos de fuerza en la palma de sus manos. Lo que un jinete de Jacket necesita es paciencia y control, la capacidad de mantener una posición sin mover un músculo. Las Iso push-up solo están para eso.

Sentarse en la pared tampoco es del todo malo. Algunas variaciones de las Iso push-ups se habían convertido en la forma favorita de disciplina de la vieja Fuerzas de Autodefensa de Japón, después prohibieron los castigos corporales. Me costó creer que la práctica hubiera sobrevivido suficiente para que la División de Infantería Acorazada la adoptara. La JSDF12 se había unido a la UDF antes de que yo naciera. A quien sea que se le hubiera ocurrido tal castigo, espero que haya tenido una muerte lenta y dolorosa.

- ¡Noventa y ocho!

- ¡Noventa y ocho! - Todos gritamos.

- ¡Noventa y nueve!

- ¡Noventa y nueve! - Mirando fijamente el suelo, ladrábamos desesperadamente al compás de las instrucciones del sargento, el sudor fluía por nuestros ojos.

- ¡Ochocientos!

- ¡OCHOCIENTOS!.... ¡Vete a la mierda!

Nuestras sombras eran claras y nítidas bajo el abrasador sol. La bandera de la compañía se soltó y revoloteó por encima del campo. El viento azotando los campos de entrenamiento apestaba a sal y dejó una capa de limo salobre en nuestra piel.

Allí, inmóviles en medio de ese gigantesco campo de entrenamiento, 141 hombres de la 17ª Compañía de la División de Infantería Acorazada manteniendo sus Iso push-ups. Estaban de pie tres jefes de pelotón, inmóviles como sus hombres, cada uno enfrente de su pelotón. Nuestro capitán observaba la escena con una mueca desde la sombra de las carpas de los cuarteles. Sentado junto a él estaba un general de brigada de la Oficina General de Personal. El general que había abierto su boca y empezó esta farsa, estaba probablemente bebiendo té verde en una oficina con aire acondicionado. Maldito chupa vergas.

Un general era un ser de los cielos. Un ser encaramado en un trono dorado, superior a mí, superior a Yonabaru, superior a Ferrell, superior al teniente a cargo de nuestro pelotón, el capitán a cargo de nuestra compañía, el teniente coronel a cargo de nuestro batallón; superior al coronel a cargo de nuestro regimiento, más alto incluso que el comandante de la base. Los generales eran los dioses de la Flower Line y para todos los que entrenaban, dormían, y cagaban dentro de los muros. Estaban tan arriba, que parecía lejano e irreal.

Los generales no roban licor. Ellos se van temprano a la cama, se levantan temprano, siempre se cepillan los dientes después de cada comida, nunca se sin pasar por una mañana sin afeitar -malditos mesías. Los generales iban a la batalla enfrentando a la muerte con la barbilla en alto, tan tranquilos como quieras. Ni una mierda, todo lo que tenían que hacer era sentarse en Nagano y elaborar sus planes de batalla. Una orden de ellos y nosotros los mortales en las líneas del frente nos moveríamos como peones a través de un tablero de ajedrez hacia nuestro espeluznante destino. Me gustaría ver a uno de ellos aquí con nosotros en el barro. Teníamos nuestras propias reglas aquí abajo. La cual era probablemente la razón por la que se mantenían alejados. Demonios, si uno de ellos se mostrara por aquí, vería una bala perdida dirigirse hacia él y se agregaría a la lista de KIA13. Este era de pensamiento menos terrible que pasaba por mi cabeza, cualquiera de ellos habría sido suficiente para enviarme a fusilamiento.

Los Generales en la tienda de campaña no eran los únicos espectadores alrededor observando nuestra tortura. Los chicos de la 4ª compañía estaban riendo alto. Hace un tiempo les vencimos en un partido de rugby dentro de los muros por más de treinta puntos, así que supongo que sentían que era una especie de retorcida venganza. El licor que conseguimos era para ellos también, su solidaridad es conmovedora. Bola de imbéciles. Si se metían en problemas en Kotoiushi, te aseguro que no iba a ir a rescatarlos.

Operaciones Especiales de E.U y algún periodista se habían metido en el campo para observarnos desde una distancia segura. Tal vez no hacían Iso push- ups de dónde venían, pero cualquiera que sea la razón, ellos estaban riendo mientras nos apuntaban con sus gordos dedos. La brisa que salió del agua recogió sus voces y las arrojó sobre nosotros. Incluso a esa distancia, el comentario era fuerte y chillón. Uñas arañando una pizarra. Oh, hombre. ¿Eso es una cámara? ¿Enserio está tomando fotos? Muy bien, eso es todo, hijo de puta. Tú eres el siguiente en mi lista de KIA. El dolor y la fatiga atormentaban mi cuerpo. Mi sangre bombeada tan lento como el plomo.

Esto estaba tomando mucho. Contando mi sueño, esta era la segunda vez que había que soportar esta sesión especial del EF. No sólo EF, Iso push-ups En el entrenamiento nos enseñan que incluso cuando estas en un dolor insoportable, -especialmente en la parte de dolor-la mejor cosa que puedes hacer es encontrar algún tipo de distracción, centrarte en otra cosa que no sea en el ardor de los músculos y el sudor bajando por tu frente. Cuidadosamente sin mover mi cabeza, miré a mí alrededor por el rabillo del ojo. El periodista estadounidense tomando fotos, un pase de visitante colgaba de su cuello. ¡Di queso! Era un tipo musculoso. Podrías alinearlo con cualquiera de esos tipos de las fuerzas especiales de Estados Unidos y nunca notarías la diferencia. Él se vería más en casa en un campo de batalla, eso es seguro.

Tengo la misma sensación de esos tipos de las fuerzas especiales que la que recibí del sargento Ferrell. El dolor y el sufrimiento son como viejos amigos para hombres como ellos. Caminaron hasta la cara del peligro, sonrieron, y le preguntaron por qué le tomó tanto tiempo para llegar allí. Estaban en una completamente distinta a la de un recluta como yo.

En medio de la vista llena de testosterona, una única mujer sobresalía como un adolorido dedo meñique. Ella era una cosita delgada y pequeña de pie a una corta distancia del resto del escuadrón. Verla allí, junto al resto de su equipo de tamaño extra-grande, era algo que parecía fuera de lugar.

“ Ana de las Tejas Verdes va a la guerra ”14.

Me imagino que el libro sería un spin-off entorno a La Primera Guerra Mundial. Mongolia se apropia de algunas tierras, y allí está Ana, con una ametralladora escondida delicadamente bajo su brazo. Su pelo era del color de acero oxidado, similar a un rojo apagado. Algunas pelirrojas hacían pensar en imágenes de sangre, fuego, actos de valor. Pero no ella. Si no fuera por la camiseta de color arena que llevaba puesta, habría parecido una niña que había llegado a la base en un viaje de campo y se había perdido.

Los otros estaban desplegados en torno a esta chica que apenas les llegaba hasta el pecho como una campesina medieval atemorizada, sorprendida frente a la nobleza.

De repente me di cuenta. ¡Ella es Rita!

Tenía que serlo. Era la única manera de explicar cómo este mujer, que no podría haber sido vista en un traje de Jacket si no era más que en un disfraz de fiesta, estaba compañía de los Spec Ops. La mayoría de las mujeres que se ponían el traje parecían una especie de cruce entre un gorila y un gorila más feo. Eran la única Unidad Blindada de Infantería que podían pasar por las líneas delanteras.

Rita Vrataski era el soldado más famoso en el mundo. Antes, cuando me enliste en la UDF, no se podía pasar un día sin ver las noticias alimentando sus alabanzas. Historias con títulos como "Un Comando Legendario", "Valquiria Encarnada", ese tipo de cosas. Yo había oído que Hollywood iba a hacer una película sobre ella, ya estaba en la UDF en el momento en que salió, así que nunca la vi.

Alrededor de la mitad de todos los Mimics que la humanidad había matado jamás podían atribuirse a las batallas en las que su escuadrón había luchado. En menos de tres años, habían masacrado tantos Mimics como toda la UDF junta en veinte años. Rita era una salvadora que descendió de lo alto para ayudar a incrementar las posibilidades en esta interminable batalla perdida.

Al menos, eso es lo que decían.

Todos creímos que ella era parte de un escuadrón de propaganda que estaban usando para hacer incursiones en territorio enemigo. Que los ponían en frente de algún arma secreta o una nueva estrategia que realmente se merecía el crédito.

El 60% por ciento de los soldados eran hombres. Esa cifra se disparó a 85% cuando comenzaron a hablar de ese sangriento jinete de Jacket en las primeras líneas. Después de veinte años luchando contra un enemigo cuya identidad ni siquiera conocemos, perdiendo terreno día tras día, nosotros los grunts no necesitábamos otro salvador musculoso que gruñía y sudaba y tuviera una hamburguesa por cerebro al igual que nosotros.

Sí, si tuviera yo la última palabra en la Dirección General de Personal, habría escogido a una mujer también. Dondequiera que se desplegaran los Spec. Ops. De Estados Unidos, la moral se dispara. La UDF había sido empujada hasta la orilla del acantilado, pero finalmente fueron capaces de empezar a moverse del borde. Después de terminar la guerra en América del Norte, se trasladaron a Europa y luego el norte de África. Ahora, habían llegado a Japón, donde el enemigo estaba llamando a la puerta de la isla principal de Honshu.

Los americanos llaman a Rita la Full Metal Bitch, o a veces sólo Queen Bitch. A veces, cuando nadie estaba escuchando, la llamamos Mad Wargarita.

El Jacket rojo de Rita era tan rojo como el sol naciente. Ella metió su nariz en los asuntos de los sujetos con batas de laboratorio que habían pasado meses sin dormir hasta refinar su Jacket con pintura polimérica para absorber cada escaneo de radar posible. Su traje era de un color rojo metálico de plomo -no, más que eso, brillaba. En la oscuridad sería capaz de captar la luz más tenue, un ardiente carmesí. ¿Estaba loca? Probablemente.

A sus espaldas, habían dicho que pintó su traje con la sangre de su escuadrón. Cuando destacas de esa manera en el campo de batalla, sueles atraer más que solo el fuego enemigo. Otros decían que ella no se detendría ante nada para hacer que su escuadrón se viera bien, incluso que uso a un compañero como cobertura una vez. Si ella tenía un fuerte dolor de cabeza, se volvería como mierda de mono, matando amigos y enemigos por igual. Y que ninguna sola ronda enemiga había rozado su Jacket aún. Podía entrar a cualquier parte del infierno y volver indemne. Tenían un millón de historias. Su rango y archivos como soldado, terminaron con una gran cantidad de tiempo en sus manos, y escuchar ese tipo de historias, transmitirlas y embellecerlas -era justo el tipo de cosas que necesitábamos para matar el tiempo y para mantener fuera el tema de los camaradas caídos.

Rita había sido un jinete de Jacket que comía y dormía en la misma base que yo, pero yo nunca había visto su cara hasta este momento. Podríamos haber resentido el trato especial que tiene, si hubiéramos tenido la oportunidad de pensar en ello.

No podía apartar los ojos de la línea de su cabello, lo llevaba corto, ya que se balanceaba con el viento. Había un equilibrio elegante en sus características. Podrías incluso llamarla hermosa. Tenía una nariz fina, una barbilla afilada. Su cuello era largo y blanco, cuando la mayoría de los jinetes de Jacket ni siquiera tenían cuello. Su pecho, sin embargo, era completamente plano, entraba en desacuerdo con las imágenes de mujeres de raza blanca que ves pegados en las paredes de cada celda de los cuarteles. No es que me moleste. El que la mire y piense en el nombre Full Metal Bitch necesitaba revisarse la cabeza. Ella estaba más cerca de un cachorro que de una perra. Supongo que incluso en una camada de perros pitbull hay espacio para un dulce perrito. Si, en mi sueño, la coraza del Jacket rojo apareció y me mando a volar, tendría que haber algún tipo de mierda en mi litera. Ya había visto su cara y su Jacket un montón de veces en las noticias, pero no te daba una idea de lo realmente bien que ella se veía en persona. Siempre me había imaginado una Rita Vrataski alta y despiadada, con un cuerpo de nocaut y un total aire de auto-suficiencia.

Entonces nuestros ojos se encontraron. Aparté la vista de inmediato, pero ya era demasiado tarde. Ella comenzó a caminar hacia mí. Se movía con determinación, con un pie plantado firmemente en la tierra antes de desplazar el otro, implacable, una fuerza imparable. Aunque sus pasos eran pequeños, el resultado neto era una marcha que te ponía nervioso, como estar acosado. No estoy seguro de haber visto jamás a nadie, caminar así antes.

Vamos, no me hagas esto. No puedo ni moverme. Dale a este chico un descanso y se piérdete, ¿Entendido? Vamos. ¡Vete! Rita se detuvo. Los músculos de mis brazos empezaron a temblar. Entonces, a propósito, ella se alejó. De alguna manera ella escucho mi oración, dio un giro de noventa grados a la derecha delante de mí y se dirigió hacia el general de brigada que estaba sentado bajo la carpa. Ella mostro un saludo superficial. No tan descuidado como para ser insultante, pero tampoco tan rígido como para podía oír nada tronando. Un saludo apropiado para la Full Metal Bitch. El general de brigada lanzó una mirada de duda a Rita. Rita era un sargento mayor.

En la jerarquía militar, la diferencia entre un general de brigada y un sargento mayor era casi lo mismo que la diferencia entre una comida de cuatro platos en un restaurante esnob y un buffet de todo lo que puedas comer. Los reclutas como yo éramos estrictamente comida rápida, complementada con una gran porción de patatas fritas a un lado. Pero no era tan sencillo. Nunca lo fue. Rita era un militar de US, la pieza clave de la próxima operación, y uno de los soldados más importantes de la faz del planeta. Dejando el rango de lado, era difícil decir cuál de ellos tenía más poder. Rita se quedó en silencio. El general de brigada fue el primero en hablar.

- Sí, ¿Sargento?

- Señor, ¿S ería posible para mí unirme a l EF ? S eñor . -La misma voz alta de mi sueño, hablando en un perfecto tono continúo.

- Usted tiene una gran operación para mañ ana.

- Al igual que ellos, señor. Mi equipo nunca ha participad o en esta forma de EF, señor. Creo que nuestra participación podría ser vital para asegurar el éxito de la coordinación y la ejecución de la operación conjunta de mañana. - El general estaba perdido por esas las palabras. Las Fuerzas Especiales de E.U alrededor del campo comenzaron a gritar de alegría.

- Solicitando permiso pa ra participar en el EF, señor .- Dijo ella.

- Concedido.

- Señor, ¡gracias, señor!

Ella dirigió un saludo rápido. Hizo un cambio radical de postura, se deslizó entre las filas de los hombres que miraban fijamente la tierra. Ella escogió un lugar junto a mí y comenzó su serie de Iso push-up. Podía sentir el calor saliendo de su cuerpo a través del aire frío entre nosotros. No me moví. Rita no se movió. El sol se encontraba alto en el cielo, arrojando sus rayos sobre nosotros, asando lentamente nuestra piel. Una gota de sudor se había formado en mi axila, a continuación, continuo su camino lentamente hacía suelo. El sudor había empezado a brotar en la piel de Rita también. ¡Mierda! Me sentía como un pollo calcinado en el mismo horno que el pavo de Navidad. Los labios de Rita hicieron el más sutil de los movimientos. Una voz baja que sólo yo podía oír.

- ¿Tengo algo en la cara?

- ¿Qué?

- Me has estado mirando a por un tiempo hasta ahora.

- ¿ Yo? No.

- Pensé que tal vez había un punto de láser en la frente.

- Lo siento. No lo había, no es nada.

- Oh. Está Bien

- Tienes m ierda - por - cerebro ¡ Kiriya! ¡Te estás deslizando! -Gritó el teniente.

Rápidamente extendí mi brazo hacia atrás regresándolo a su posición. A mi lado, Rita Vrataski, con la expresión desinteresada de alguien que nunca había tenido necesidad de hacer contacto humano durante toda su vida, continuó su Iso push-up. EF terminó en menos de una hora más tarde. El general, olvido el sabor a bilis en su boca y volvió a los cuarteles sin más instrucciones.

La 17ª Compañía había pasado una tarde productiva pre-batalla. No iba de la manera en que yo recordaba. En mi sueño, nunca hice contacto visual con Rita, y ella no se había unido al EF. Tal vez yo estaba pensando demasiado las cosas, pero yo diría que lo hizo sólo para cabrear al general.

Le tomo a la Valquiria Encarnada una llave inglesa en una sesión de entrenamiento disciplinario planeada con precisión militar para salirse con la suya. Por otra parte, su antena pudo simplemente detectar algo que le hiciera querer ver lo que esta cosa extraña llamada Iso push-up era y de que se trataba. Tal vez sólo había sentido curiosidad. Sin embargo, una cosa era segura. Rita Vrataski no era la perra que todo el mundo la hacía parecer.





12 Japan Self-Defense Forces.

13 Killed in Action. Muerto en acción

14 “Anne of the Green Gables”. Serie de libros lanzada en 1908 sobre una niña huérfana.





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