martes, 10 de abril de 2018

All You Need is Kill cap 1.2



Parte 2 

El libro de bolsillo que había estado leyendo estaba al lado de mi almohada. Era una novela de misterio acerca de un detective americano que se supone que es una especie de experto en el Oriente. Tenía mi dedo índice metido en una escena en la que todos los protagonistas se reúnen para cenar en un restaurante japonés en Nueva York. El cliente del detective, un italiano, trata de ordenar un café después de la comida, pero el detective le detiene en frío. Él empieza a hablar de cómo en los restaurantes japoneses, te traen el té verde después de comer, así que no tienes que pedir nada. Luego se desvía en cómo el té verde va muy bien con la salsa de soja, y oh, ¿por qué es que en la India se condimentan su té con leche? Finalmente se reunieron todos los involucrados en el caso en un solo lugar, y habla sobre cualquier cosa, excepto del culpable.

Me froté los ojos.

Al pasar la mano por encima de mi camisa sentí mi estómago a través de la tela. Pude distinguir en mi abdomen un recién formado paquete de seis que no había estado allí medio año atrás. No hay rastro de ninguna herida, ninguna carne chamuscada. Mi brazo derecho estaba justo donde debe estar. Buenas noticias por todas partes. ¡Qué horrible sueño! Debo haberme quedado dormido leyendo el libro. Debí saber que algo extraño pasaba cuando Mad Wargarita7 comenzó entablar una pequeña charla acerca de las novelas de misterio. Operadores Americanos especiales que habían cruzado todo el Océano Pacífico sólo por el gusto de la sangre no tenían tiempo para leer el último best seller. Y si tenían tiempo libre, probablemente lo gastarían ajustando sus Jackets. ¡Qué manera de empezar el día! Hoy va a ser mi primera experiencia real de combate. ¿Por qué no he soñado con mandar a volar algunos cuantos chicos malos, y de paso obtener un ascenso o dos?

En la litera de encima de mí había una radio con graznando graves notas musicales, una especie de roca prehistórica tan antigua que ni mi viejo la habría reconocido. Podía oír los sonidos de la base de agitándose con vida, charlas incoherentes que vienen de todas las direcciones, y por encima de todo, la voz del DJ con exceso de cafeína escuchándose a distancia dando pronóstico del tiempo. Podía sentir cada palabra perforando mi cráneo. Claro y soleado aquí en las islas, al igual que ayer, con una advertencia de los rayos UV para la tarde. ¡Cuidado con esas quemaduras de sol! Los cuarteles no eran mucho más que cuatro paredes de madera resistentes a incendios apoyados juntos. Un cartel de una nena en bikini de piel bronceada colgando en una de las paredes. Alguien había reemplazado la cabeza de la chica del poster con una del primer ministro arrancado de un periódico. La cabeza de la chica en bikini sonrió vivazmente en su nueva casa al lado de un constructor musculoso machista en otro cartel cerca. La cabeza del constructor musculoso era MIA. Me estiré en mi litera. El marco de aluminio soldado chilló en protesta.

- Keiji, firma esto.

Yonabaru estiró el cuello a un lado de la litera de arriba. Él se veía bien para un chico que acababa de ver quedar empalado. Dicen que las personas que mueren en los sueños se suponen que deben vivir por siempre.

Jin Yonabaru se había unido tres años antes que yo. Tres años más de deshacerse de la grasa, tres años más de trabajar en los músculos. Antes, cuando él era un civil había sido delgado como un palo. Ahora él parecía hecho de roca. Él era un soldado. Entonces observó el papel.

- ¿Qué es?

- Una confesión, de la que te hablé.

- Lo firmé ayer.

– ¿ En serio? Qué raro. Lo escuché rebuscar en páginas anteriores.

- No, no está aquí. Bueno, firma uno para mí otra vez, ¿quieres?

- ¿Estás tratando de sacar algo de mí?

- Sólo si regresas en una bolsa de cadáveres. Además, sólo puedes morir una vez, así que ¿qué más da el número de copias que firmes?

Los soldados de la UDF8 en primera línea tienen una tradición. El día antes de una operación, había colarse en el almacén y hacerse con un poco de licor. Beber y ser feliz, porque mañana moriremos. El tiro que dan antes de la batalla rompe cualquier rastro de alcohol que quede en el torrente sanguíneo. Pero si te atrapan, te llevarían ante un comité disciplinario -quizá a una corte marcial si cometes una falta muy grave o te metes con el perro equivocado- luego de que revisen el inventario, claro, una vez que la lucha hubiera terminado y todo el mundo estaba de vuelta en la base.

Por supuesto, era difícil llevar a corte marcial a un cadáver. Es por eso que todos dejamos notas antes de la batalla explicando cómo el robo había sido nuestra idea. Pero claro, cuando se hace la investigación, la mente maestra siempre es un pobre diablo que había conseguido que lo maten. Era un buen sistema. La gente que maneja el almacén eran sabios con experiencia, por lo que se aseguraban de dejar de lado algunas botellas para que no se perdiera demasiado. Podrías pensar que simplemente iban por delante y les daban a todos un par de copas la noche anterior al combate por el bien de la moral, nada más, pero no. Era la misma vieja canción y bailaban cada vez. Las buenas ideas no tienen ninguna oportunidad en contra de la buena burocracia.

Tomé el papel de Yonabaru.

- Es curioso, yo pensé que estaría más nervioso.

- ¿Tan pronto? Guárdalo para el día, hombre.

- ¿Qué quieres decir? ¿Nos vestiremos para esta tarde?

- ¿ Estás loco ? ¿Por cuánto tiempo planeas traer esa cosa encima?

- Si no me lo pongo hoy, ¿c uándo lo haré?

- ¿Qué tal mañana, cuando tengamos que hacerlo ?

Estuve cerca de caerme de la cama. Por un instante, mis ojos se posaron en el soldado tumbado en la litera al lado mío. Él estaba hojeando una revista porno. Entonces miré la cara de Yonabaru.

- ¿Qué quieres decir? ¿Mañana? ¿Se pospuso el ataque?

- No, hombre. Siempre ha sido para mañana. Pero nuestra misión secreta para conseguir embriagarnos comienza esta noche a las 1900 horas. Bebemos nos tumbamos y despertamos con una cojonuda resaca en la mañana. Un plan que ni siquiera el HQ 9 podría joder.

Espera. Ya habíamos irrumpido en el almacén anoche. Me acuerdo de todo el asunto. Estaba nervioso porque empezaría mi primera batalla, así que había decidido retirarme un poco temprano. Yo había regresado a mi litera y empecé a leer esa novela de misterio. Incluso me acordé de ayudar a Yonabaru a subir hasta su cama cuando llegó tambaleándose de la fiesta con las damas. A menos que... ¿a menos que hubiera soñado eso también?

Yonabaru sonrió burlonamente.

- No te ves bien, Keiji.

Tomé la novela en mi cama. La había traído todo el tiempo para leer en mi tiempo libre, pero había estado ocupado con el entrenamiento de formación que había quedado de adorno en el fondo de mi bolsa. Recuerdo haber pensado cómo era irónicamente apropiado de que no había tenido tiempo para empezar a leerlo hasta el día antes de que yo probablemente muriera. Abrí el libro en última página que había leído. El detective americano que se suponía iba era un experto en Oriente estaba discutiendo los puntos más finos del té verde, al igual que yo recordaba. Si hoy fuera el día antes de la batalla, ¿Cuando me había leído el libro? Nada tenía sentido.

- Escucha. No hay nada sobre la operación de mañana. Parpadeé.

- Nada de eso, ¿eh?

- Solo asegúrate de no disparar a alguien en la espalda, y te irá bien.

Solté un gruñido como respuesta. Yonabaru curvó su mano en una pistola y apuntó con su dedo índice en la cabeza.

- Lo digo en serio. El sudor es demasia do, te convertirás en un loco . Terminaras perdiendo tu mente ante s de que incluso tengas la oportunidad de volarte los sesos.

El chico que había reemplazado se había vuelto un poco loco, así que lo sacaron de la línea del frente. Dicen que comenzó interfiriendo comunicaciones y parloteando sobre cómo estaba condenada la humanidad. No es el tipo de mierda que los de la UDF quieren escuchar de un jinete de Jacket fuertemente armado.

Puede que no perdamos a muchos como los que perdemos contra el enemigo, bueno, no es mucho de todos modos. En la batalla, a menos que tengas en armonía el cuerpo y la mente, eres una carga. Yo sólo acabo de llegar a la primera línea -incluso sin haber visto nunca nada de acción- y ya estaba teniendo alucinaciones. Quién sabe qué luces de advertencia estaban sonando en mi cabeza.

- Si me preguntas, cualquiera que salga a la batal la sin tener algo de diversió n tiene un tornillo suelto o tres .- Yonabaru sonrió.

- ¡Hey, no asustes a la carne fresca! - Protesté. No estaba realmente asustado, pero mi confusión estaba creciendo.

- ¡Solo mira a Fe rrell! La única manera de hacerlo es perdiendo lo que sea que haga humano. Un sensible y cuidadoso sujeto como yo no está hecho para pelear, y esa es la verdad.

- No veo nada malo con el sargento.

- No es una cuestión de bien o mal. Es sobre tener un corazón hecho de tungsteno y los músculos tan grandes cortan la sangre a su cerebro.

- Yo no iría tan lejos.

- A continuación vas a decirnos que Mad Wargarita nos es más que otro grunt 10 igual que nosotros.

- Sí, bueno, la cosa con ella es ...

Y así continuó nuestra conversación, de regreso al cuartel como siempre lo hacíamos. Nuestro hablar mal de Rita estaba golpeando a su paso cuando el sargento apareció.

El Sargento Ferrell Bartolomé había estado más tiempo que cualquier otra persona en nuestro pelotón. Había vivido a través de tantas batallas, él era más que un soldado, él era el pegamento que mantenía nuestra compañía unida. Decían que si lo ponían en una centrífuga, habría sido 70% de hermano mayor, 20% sargento instructor-bola de demolición, y 10% acero reforzado con carbono.

Él frunció el ceño hacia mí, y luego miró a Yonabaru, quien fue a toda prisa a ocultar nuestras confesiones del licor. Su ceño se profundizó.

- ¿Tú eres el soldad o que se irrumpió en el almacén?

- Sí, fui yo .- Mi amigo confesó sin un rastro de culpa.

Los hombres en las camas de los alrededores se agacharon bajo sus hojas con la velocidad con la que se dispersan las cucarachas a la luz, revistas porno y cartas olvidadas. Habían visto la mirada en el rostro del sargento. Me aclaré la garganta.

- Acas o la seguridad, eh. . . ¿se tuvo algún tipo de problemas?

La frente de Ferrell se arrugo como si tuviera una pila de placas blindadas en la cabeza. Tuve una sensación fuerte de deja-vu. ¡Todo esto sucedió en mi sueño! Algo paso, sin relación. Al mismo tiempo en que Yonabaru y sus amigos estaban entrando en el almacén. Seguridad había sido alertada, y el robo había salido a la luz antes de lo previsto.

- ¿Dónde has oído eso?

- Sólo , uh, una inferencia afortunada.

- ¿Qué tipo de problemas? - Yonabaru se asomó por el borde de su litera.

- Alguien se metió en una pila de mierda de cerdo hasta las rodillas. Ahora, puede que no tener nada que ver con ustedes, sin embargo, a las 0900 horas, usted y el equipo de la 4 ª división va a tomar el primer lugar en el campo de entrenamiento físico. Pase el mensaje al resto de esos cabezas de chorlito que se hacen llamar un pelotón.

- ¡Tienes que estar bromeando! Estamos por ir a la batalla de mañana, ¿Y nos quiere n enviar afuera para EF 11 ?

- Es una orden, cabo.

- ¡ Señor, el equipo completo de 4 ª división se reportará al campo de entrenamiento Nº 1 a las 0900, señor! Pero, eh, una cosa, sargento. Hemos estado haciendo esa incursión del licor durante años. ¿Por qué hacérnosla difícil ahora?

- ¿De v erdad quieres saber? - Ferrell giro los ojos. Yo tragué saliva.

- No, ya sé la respuesta .- Yonabaru sonrió. Él siempre parecía estar sonriendo. - Es debido a que la cadena de mando por aquí esta tan jodida como infierno.

- Lo descubrirás por ti mismo.

- Espere, ¡sargento!

Ferrell dio 3 pasos regulados y se detuvo.

- ¿Vamos, ni siquiera una pista? - Yonabaru lo llamó desde detrás de la estructura de la cama de metal donde cubría el paquete con las confesiones.

- El general es el único que esta con las bragas metidas en esta podrida excusa de seguridad que tenemos en la base, por lo que no me mira, y tampoco mira al capitán. De hecho, podrías haber callado también y hacer lo que te dicen para obtener algo a cambio. - Suspiré.

- Él no nos va a tener allí t ejiendo cestas, ¿verdad? -Yonabaru negó con la cabeza. - Tal vez todos podemos darnos un abrazo de grupo. Maldito idiota.

Ya sabía cómo terminaría esto. Yo también había soñado todo esto. Después de su derrota hace un año y medio atrás en la batalla de la playa de Okinawa, el Cuerpo japonés hizo una cuestión de honor para recuperar una pequeña isla se alza frente a la costa de la Península de Boso, un lugar llamado Kotoiushi. Con un pie allí, los Mimics sólo serían piedras alejadas de Tokio.

El Palacio y el centro de gobierno imperial se retiraron y gobiernan desde Nagano, pero no había ninguna manera de reubicar el motor económico que era la ciudad más grande de Japón. El Ministerio de Defensa sabía que el futuro de Japón estaba sobre el resultado de esta operación, así que además de reunir veinticinco mil Jackets, una corriente interminable de generales demasiado ansiosos habían sido colocados en esta pequeña base la Flower Line en el frente que llevaba a Península de Boso. Incluso habían permitido a Operaciones Especiales, Americanos, entrar al juego; los EE.UU. no habían sido invitados a la fiesta en Okinawa.

A los estadounidenses probablemente no les importaba un comino si Tokio era reducido a un baldío humeante. Pero dejar que el área industrial responsable de producción del más ligero, y duro, blindaje compuesto cayera por los Mimics estaba fuera de cuestión.

El 70% de las partes de la-pieza-de-arte que era el Jacket provenían de China, pero los trajes no podían hacerse sin la tecnología japonesa. Así que convencer a los americanos de venir no había sido difícil. La llegada de las tropas extranjeras trajo consigo seguridad más estricta. De repente hubo controles sobre cosas como la falta de alcohol, al cual la seguridad de la base habría hecho la vista gorda antes. Cuando el General se enteró de lo que había estado sucediendo, fueron severamente regañados.

- ¿Cómo pudo ser por casualidad ? Me pregunto quién lo habrá jodido.

- No fuimos nosotros. S abía que los estadounidenses estarían observando su precioso batallón como si fueran halcones. Fuimos tan cuidadosos como una virgen en la noche del baile.

Yonabaru dejó escapar un quejido exagerado.

- Ungh, mi estómago. . . ¡Sargento! ¡Mi estómago acaba de comenzar a doler de verdad! Creo que es mi apéndic e. O tal vez me dio tétanos en la espalda cuando me lastimé en la formación. Sí, ¡Eso tiene que ser!

- Dudo que mejore antes de esta noche, así que asegúrese de mantenerse hidratado. Eso no va a durar hasta mañana, ¿Me oyes?

- Oh, hombre. Realmente duele

- Kiriya. Asegúrese que beba un poco de agua.

-Señor.

Haciendo caso omiso de los quejidos de Yonabaru, Ferrell salió de los cuarteles. Tan pronto como se fue, Yonabaru se sentó e hizo un gesto grosero en la dirección a la puerta.

- Él realmente tiene un palo metido en culo. No entendería una buena broma incluso si viniera con un maldito manual. De ninguna manera voy a ser como el cuándo este viejo. ¿Me entendiste?

- Supongo.

- Mierda, mierda, mierda. Hoy todo se está yendo a la mierda.

Todo era como lo recordaba. La 17ª compañía pasaría las siguientes tres horas con EF. Exhaustos, escucharíamos al oficial encargado, con el pecho tapizado de medallas, darnos lecciones durante otra media hora antes de que nos dispersáramos. Todavía podía escucharlo amenazando con arrancar los pelos de nuestros traseros uno por uno con sus dedos potenciados con un Jacket. Mi sueño se veía menos como uno por cada minuto que pasaba.




7 Refiriéndose a Rita como “Chica loca de la guerra”. ¿tal vez?

8 United Defense Forces. Así se quedara para acortar texto.

9 Cuartel General

10 Soldados de baja categoría. Al igual que “Brass”, podría ser soldado raso, pero con grunt es igual de fácil de entender

11Es algo obvio, pero solo para aclarar: Entrenamiento Físico.





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