jueves, 22 de marzo de 2018

Iris en Días Lluviosos 3.1



LA NOCHE PREVIA

―Nuestro plan ha sido confirmado. – dijo Lilith en un tono bajo y determinado, a las dos de la madrugada junto a la mesa redonda, como de costumbre.

Estos dos días hemos estado teniendo reuniones tácticas en la noche.

El tema es nuestro plan de escape.

―¿Realmente… vamos a hacerlo mañana?

La "sentencia de muerte" sucedió ayer en la tarde, mientras que decidimos escapar la noche pasada. Planear nuestra huida para mañana puede ser demasiado apresurado.

Lilith dijo.

―Ya no podemos perder el tiempo. …Porque ¿Quién sabe cuándo será la "Próxima vez"?

― Eso no está mal…

Pero una inquietud inexplicable aún permanecía en mi corazón.

―¿El auto apareció antes de esto?

― No sé. Lilith sacudió ligeramente la cabeza, – Ayer lo vi por primera vez. ¿…No es igual para ti, Volkov?

Lilith volvió la cabeza, mientras que Volkov asintió silenciosamente.

Pregunté otra vez:

― ¿Por qué no optaron por darles mantenimiento? Realmente no tienen que desmantelarlos de inmediato…

― Costos, costos. En comparación con el costo de realizar el mantenimiento, sería más barato comprar uno nuevo en la tienda de segunda mano.

Lilith nos dio una respuesta simple y comprensible. Sólo pude responder débilmente: ―…Ya veo.

― De todos modos Lilith repitió sus palabras –Ya no podemos perder el tiempo.

Justo en ese momento, Lilith clavó los ojos en mí por un instante, luego miró a Volkov.

— Ah, así es.

Ella está haciendo esto por Volkov y por mí.

Yo, que fui hecha de partes chatarra, y Volkov, que tiene respuestas lentas. Si íbamos a tener una segunda "sentencia de muerte" los que más estaríamos en peligro incuestionablemente seríamos nosotros. Lilith no está considerando su propia seguridad, sino más bien, no quiere que enfrentemos el peligro.

― Acerca del plan de escape de mañana.

Lilith hizo volver el tema a su punto original

– De acuerdo a nuestras discusiones de ayer, escapar requerirá un "ruta" y "un cómputo de tiempo", estas dos condiciones… Primero, la ruta de escape.

Lilith cogió la chatarra en el suelo, luego colocó un tablero de metal doblado y algunos tornillos en la mesa.

― Este es el sitio de construcción. Este lado es "las vísceras", mientras que ese es "los intestinos".

Lilith movió sus dedos, haciendo un diagrama esquemático simple del sitio de construcción.

― Hay una corriente de alta tensión en la parte superior de la valla de alambre circundante, así que esta ruta no. Por lo tanto, sólo hay dos rutas de escape. La primera es ir a través de "las vísceras", escapando a lo largo de la línea fronteriza; La otra es cruzar "los intestinos", huyendo a tierra firme. Creo que saben esto, pero escapar por "los intestinos" es muy peligroso, no hay ninguna protección en la línea fronteriza, así que las armas laser nos dispararían muy rápidamente.

Lilith hizo una pistola con sus dedos, apuntando a su sien.

― Por lo tanto, debemos escoger la ruta de los "intestinos" para escapar. El método que utilizaremos en esto es robar el camión usado para mover los materiales, luego escapamos a la ciudad, mezclándonos entre los vehículos comunes.

― Espera un minuto. ¿Quién va a conducir el camión robado?

― ¿No es obvio? Seré yo.

― ¿Eh?¿Lilith puede conducir?

―Antes de esto era conductora en un sitio de construcción. Incluso conducía una excavadora y una grúa.

― Lilith....no....tiene....licencia.

― Volkov, cállate.

Después de regañar a Volkov, que interrumpió, Lilith continuó su explicación.

―Estos son los pasos

Lilith explicó los pasos para nuestro plan de escape sucesivamente. Mis ojos giraron a causa de su idea. Ese es un plan osado con el que un robot normal nunca soñaría, un plan que burlaría a los humanos.

Sin embargo, aún tengo una pregunta respecto al plan de Lilith.

― ¿No podemos… huir todos juntos?

― ¿Huh? Lilith parpadeó sorprendida.

― Me refiero a que, puesto que estamos escapando, ¿Por qué no todos?

― Eso es imposible.

Lilith inmediatamente negó con la cabeza.

― ¿Por qué?

― ¿No sabes que hay más de ochenta robots aquí? Sin importar cómo lo tomes, hay demasiados. Además, creo que no escucharán nuestras instrucciones. Dijo fríamente Lilith.

Expresó que de acuerdo a su experiencia, un escape solamente tendría éxito si un pequeño número de personas participa, y que no habían casos anteriores de grandes números de robots escapando juntos con éxito.

Sin embargo, aún dudaba a causa de la necesidad de abandonar a los otros robots. Probablemente es debido a que tuve algunos sentimientos por ellos, pues permanecimos en el mismo lugar por estos tres meses. Lo más importante es que la despiadada sentencia de muerte siguió permaneciendo en mi mente.

Después de eso, pensé en la Profesora, que siempre ayudaba a los robots en la carretera. Así es, si fuera la Profesora, ella…

Por lo tanto, expresé mi opinión.

―Lilith.

―¿Qué pasa?

―Al menos podemos hacer esto ¿Cierto?

Mi sugerencia en realidad era un "compromiso". Después de escucharla, Lilith gimió con una expresión de preocupación en su rostro.

Porque mi sugerencia era demasiado infantil.



EL DÍA DEL ESCAPE

Dos días después de la “sentencia de muerte”, ya habían pasado 85 días desde que llegué al sitio de construcción.

Tarde en la noche.

En el instante en que el último camión que transporta los materiales de desperdicio apareció en el sitio de construcción.

— ¡Robots!

Lilith gritó fuertemente. En sus manos había un pequeño micrófono.

— ¡Escuchen atentamente!

Su voz resonaba en el sitio de construcción. Ya que coloqué a hurtadillas parlantes en la espalda de unos pocos robots (Por supuesto, otros “desechos” que tomamos de los desperdicios).

Aparte de eso, tenemos otra carta bajo la manga.

— ¡Desde ahora… todos… váyanse… de ese lugar!

Lilith dio la orden… con la voz del inspector que sonaba a través de la grabadora.

Se reprodujeron las palabras que escuchábamos todas las mañanas.

— Es una orden…

El efecto fue instantáneo.

Decir la orden con la voz del inspector hizo que los robots corrieran alrededor del lugar.

Todos corrían por el suelo fangoso, algunos corrían hacia las tripas, mientras que otros lo hacían hacia los intestinos.

El repentino escape hizo que el inspector entrara en pánico.

—¡Qué están haciendo! ¡Deténganse! ¡Todos deténganse! ¡Es una orden!

Los robots detuvieron sus movimientos como si estuvieran jugando.

Sin embargo, esperábamos que esto ocurriera.

— ¡Desde ahora… todos… váyanse… de ese lugar…! ¡Es una orden…!

Se dio vuelta el tablero. Al recibir la nueva orden, los robots corrieron por aquí y por allá como si hubieran sido liberados de un hechizo. La escena se hundió en la confusión una vez más.

El plan inicial había sido usar los otros robots como un anzuelo. Reproduciríamos las ordenes editadas del inspector mientras huíamos en medio de la confusión.

Yo añadí:

— Entonces quitemos todos sus circuitos de seguridad para que puedan escapar.

El proceso fue bastante simple. Ya que los circuitos de seguridad de los robots eran de patrón barato de una tienda de descuentos, solo tuvimos que tirarlos con fuerza. De este modo, ayer sacamos los circuitos de seguridad de más de ochenta robot Aunque Lilith murmuraba.

— En verdad estamos haciendo esto… Aún así nos ayudó mucho.

Así fue como nuestro plan se convirtió en el “Escape de Robots”.

— ¡Parada de emergencia! ¡Parada de emergencia!

Las sirenas sonaron a todo volumen, vi como el inspector presionaba frenéticamente el botón de detención de emergencia que colgaba de su cinturón. Sin embargo, no tuvo ningún efecto en los robots que habían perdido sus circuitos de seguridad.

Hasta ese momento, todo había ocurrido de acuerdo a nuestro plan.

En medio de la confusión, solo Volkov se mantuvo en la posición que tenía al mover desperdicios, sin moverse. Sus rodillas estaban un poco dobladas, parecía una estatua. Lilith no pudo quitar su circuito de seguridad, así que el botón de parada de emergencia tuvo efecto en él.

— ¡Bien… muévanse… número 15 aquí!

Lilith reprodujo la grabación, dándoles la orden a los robots que estaban cerca de ella. Aunque se les había quitado sus circuitos de seguridad y por lo tanto no tenían la obligación de seguir las instrucciones, aún así se reunieron alrededor de Volkov debido al miedo abrumador que habían acumulado al seguir órdenes por todo un año.

Cuatro robots acarreaban al paralizado Volkov. Aunque Volkov era grande, los robots, que estaban acostumbrado a mover desperdicios, pudieron poner fácilmente su enorme cuerpo en la parte trasera del camión.

— ¡Iik! El conductor del camión huyó como un rayo. Lilith giró la llave del vehículo, encendiendo el motor. Al parecer la parte más importante del plan, obtener el camión, había sido un éxito.

— ¡Desde ahora… todos… váyanse… de ese lugar…!

Lilith volvió a reproducir la grabación, mientras que los robots que desplazaban a Volkov se iban como niños que se han dado cuenta que han sido engañados. Algunos de ellos gritaron mientras agitaban una mano,

— ¡Adiós!

— ¡Ustedes son geniales!

— ¡Adi-Adiós! Espero que les vaya bien…

Agité mis brazos con todas mis fuerzas, despidiéndome hasta siempre de ellos. Probablemente no volveríamos a verlos… tenía esa sensación en mi corazón.

El resonar de las sirenas, los robots escapándose, los gritos de enojo del inspector, las órdenes falsas del inspector que hacían eco en el lugar… el sitio de construcción alcanzó el punto máximo de confusión bien entrada la noche.

— ¡Iris! ¡Nos vamos!

Los gritos de Lilith me llegaron desde el asiento del conductor. El sonido del motor ejerció presión en mi como el relinchar de los caballos.

— ¡Ah, es-espera!

Rápidamente me dirigí hacia el camión.

— ¡Bien, agárrame!

Lilith extendió sus brazos. Usando mucha fuerza, Lilith tiró de mí, yo era incapaz de entrar al vehículo con mi paso continuo. Fue en ese momento cuanto experimenté en carne propia su abrumadora fuerza.

— ¡En marcha!

Aunque de hecho no viajábamos en un camión, Lilith gritó alegremente.

Puso el pie sobre el acelerador, y el motor rugió. El auto de escape finalmente llegó a la calle, con tres fugitivos dentro.









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