jueves, 22 de marzo de 2018

Tsuki no Sango 1


Tsuki no Sango『月の珊瑚』 Coral de la Luna 1.


Probablemente no es verdad, pero supuestamente mi abuela vino de la luna.
El año estaba llegando a su fin.

Esta noche era la undécima luna llena. Después de un mes más, este año morirá mientras que el tiempo aceptará al año nuevo, uno que no ofrecerá promesas.

No había garantía para nosotros más que la medusa translucida de que sobreviviéramos para verlo.
Para la humanidad de hoy, días y meses eran simples cosas que estaban perdidas. Aquí la palabra "muerte" era una parte de todo. Por lo que oí, las personas de tiempos pasados solían tener una manera más positiva de ver las cosas. El calendario no era algo inexorable que se consumía con el tiempo, sino que era un símbolo cíclico, tratado como algo que regresaba, o algo así.

Para ponerlo simple, se reducía a información de reutilización. Llevaron el reciclaje muy lejos. Decían que la humanidad una vez fue glotona y codiciosa, pero desde nuestra perspectiva eran increíblemente tacaños.

Según el calendario Gregoriano, probablemente justo ahora era alrededor del año 3000 A.D.1.

La humanidad como lo era antes hacía mucho que había acabado. No hay ninguna garantía de que el sol continuará saliendo, pero por el otro lado, ya nadie peleaba. Sin embargo, la civilización que la humanidad pasó miles de años en desarrollar se había desvanecido en el aire. Bruscamente ignoré varias docenas de propuestas de matrimonio, y hoy, como ayer y días antes, pasé mi tiempo observando la costa desde lo alto de la isla.

Agua en el cielo, cielo en el agua. En el cielo de la luna hay un mar destrozado.

Mientras observaba el mar resplandeciente, inconscientemente espeté una parte de la canción que aprendí de mi abuela.

Con más exactitud, la canción realmente era de mi tatarabuela, y aunque entendía las palabras, nunca entendí su significado. No me gustaba hablar mal de mis ancestros, pero tenía la impresión de que ella quizá fue demasiado infantil. Estos eran momentos en los que podías conocer el fin del mundo, y sin embargo, pareciera que ella fue una persona que vivió en sueños.

Mi madre y mi abuela y su madre compartían los mismos gustos, e igualmente, todas eran increíblemente hermosas. Desafortunadamente resulté ser la patita fea. No era tan bella como mi madre, y más importante, no heredé su infantilidad. La única razón de que siguiera teniendo propuestas de matrimonio era probablemente por esta isla.

— ¿Oh? Creo que el príncipe de Arishima regresará a casa.
Sentí el viento mientras levantaba la vista hacia el cielo, justo a tiempo para ver un avión negro pasar volando.
Gaww, sonó el fuerte motor.

Uno de los últimos rastros de civilización, cortó la luz de luna mientras flotaba. O quizá ya era solamente un residuo. Su aburrida estructura de acero brilló mientras se dirigía hacía al cielo oriental.

Con eso, la cuenta asesina había llegado a dieciséis.

Y también un nuevo record esta vez. Lo había forzado a una tarea más imposible de lo usual, y el pretendiente se había rendido antes de que siquiera un día hubiera pasado. Fue algo sin precedentes que incluso la isla me regañó, pero hoy no podía evitarlo. Fue su culpa por haber venido en luna llena. Debió darse cuenta de que todo tiene su momento y su lugar. Sabía que el oxígeno se había rebajado, pero si ibas a hablar acerca del amor, entonces al menos entiende eso.

La isla en la que vivía era una pequeña colonia de menos de cincuenta personas. La tierra que tenía una ciudad se encontraba al otro lado del mar. Aquí no había puerto, y en la playa había un arrecife de coral único en esta isla con forma de media luna. Para las personas que vivían aquí, el arrecife de coral era parte de la vida diaria, pero para las personas de la ciudad, aparentemente valía más que las joyas.

Desde la época de mi abuela, esta isla había sido tratada como una tierra sagrada. Estaba absolutamente prohibido entrar por mar, así que los únicos privilegiados que tenían un avión eran capaces de venir. El motivo por el cual era llamada "princesa" por las personas de la ciudad era también debido por lo tan especial que era la isla. Decían que la isla era la estrella de esperanza para la restauración de la humanidad. Aunque para los que vivíamos aquí, era algo completamente ordinario. Probablemente ni siquiera levantaríamos una ceja cuando el fin eventualmente llegara.

—Aunque eso es una lástima. Incluso si puedes viajar a través del cielo, nunca serías capaz de encontrar un pez en la Luna.

Cada vez que un pretendiente llegaba, lo encomendaba con algo imposible.

Esta vez era recuperar un pez de la Luna.

Ir a la luna era un viaje de ida. Aunque todavía había medios para ir a la luna, nadie sabía cómo regresar. Ir allí era ciertamente posible, pero nunca podrías regresar. Era en esencia un mundo de la muerte que sólo podíamos contemplar mientras siguiéramos vivos.

Y tan duro como fue decirle que fuera ahí, aún más pedir un pez, algo que obviamente no existía en la luna, indudablemente explicaba por qué el príncipe de Arishima partió con una furiosa rabieta.

Pero lo juro —Fui completamente seria.

Si él podía cumplir una tarea imposible, estaría con él mi vida entera.

Por eso, esa era mi única manera de medir el amor. Muchas cosas se habían perdido de este planeta, pero la más importante de todas era probablemente el amor que las personas se tenían entre sí.



Han pasado muchos años desde que la luna se volvió un mundo de la muerte.

Aunque técnicamente para empezar era un mundo de la muerte para la humanidad, así que, quizá era más apropiado decir que había regresado a la normalidad.

El Plan de Inmigración Lunar era una de las estrategias que se les había ocurrido para lidiar con la crisis de la superpoblación de la humanidad. La luna se volvió una nueva frontera, y sus inmigrantes crearon una ciudad, una nación sobre la superficie lunar.

Pero luego un desastre golpeó. El cambio de los polos también fue catastrófico, pero la imprevista calamidad que cayó sobre la humanidad fue aún más crítica, y marcó a la especie.

¿Cómo podría explicarlo?

La humanidad de la nada perdió su ardor.

Su entusiasmo hacía la expansión, su emoción por inventar, su pasión para propagarse.

Y no estaba al mismo nivel de una madre quejándose de su hijo que se encerraba todo el día en su cuarto, sino más bien en la escala de toda la especie entera declarando repentinamente: "Todo es demasiado molesto." Los de este lado simplemente empujaron la civilización a las manos de los del otro lado.

La civilización no era necesaria para vivir en la Tierra.

Pero era una necesidad para vivir en la Luna.

Y así, la gente de la Tierra les dijo:

"Ahora la tarea de hacer avanzar a la humanidad como una especie descansa sobre sus hombros. Honestamente, nosotros estamos cansados de ello."

Y de esa forma, le dejaron todo a la Luna.

A raíz de eso, tomó sólo 50 años para que la Tierra y la Luna se volvieran completamente independientes una de la otra. Los humanos de ambos lados decidieron que no había nada más que negociar, y cerraron sus puertas. Fuimos capaces de conformarnos con lo que quedó en la Tierra, y aquellos en la Luna fueron capaces de asegurar sus condiciones de vida en su entorno.

Aparentemente la luz de la luna desapareció algunas décadas después.

Al mismo tiempo, la población de la humanidad en la Tierra también había disminuido dramáticamente.

Después de todo, ya nadie se sentía con ánimos de propagar la especie. Quedando sola, la humanidad se hubiera extinto después de cincuenta años. La única razón de que todavía sobreviviera se debía a que una de cada diez personas todavía tenía la voluntad de "seguir intentando."

Personas que ya tenían sus manos llenas, pero que aún tenían la devoción y diligencia de preocuparse por otros. Eran esas personas que se juntaban y creaban algo que era como los antiguos lugares de reunión – un jardín para la vida llamada "ciudad". Nunca había estado ahí, así que eso es todo lo que puedo decir.

Se hacían llamar el Comité para la Restauración de la Humanidad. Un movimiento para regresar a los fundamentos de la vida, con el amor como su fundamento principal.

Honestamente no lo entendía. No era como si encontrara desagradable lo que hacían o algo así, pero el concepto de dos personas amándose entre sí era algo que no podía sondear. ¿En realidad se sentía bien? Sólo podía imaginar que se dirigía a un fracaso. Creía que un método más sistemático para ayudar mutuamente sería mejor. Podías estar cómodo y ser egoísta, y tener un claro objetivo. Ni siquiera puedes ver el corazón de alguien más, así que pensaba que tratar de comprenderlo no era ni remotamente realista.

Justo por eso. La razón por la cual imponía imposibles tareas a cada uno de mis pretendientes era porque no podía medir mi propio amor, así que hacía que ellos lo midieran. Si alguno podía encontrar algo mucho más valioso que yo, y todavía quisiera cambiarlo por mí, entonces consideraría que esa era la prueba de que me necesitaba.

Ellos me gustaban, y me gustaban los humanos, pero no podía entender el amor. Y aun así, seguía siendo feliz. Siempre y cuando hubiera sol, agua y aire, seríamos capaces de vivir nuestras vidas. Supongo que por cosas como estas es que la humanidad estaba llegando a su fin. Yo sentía una punzada de culpa de vez en cuando.

Las estrellas centellaban, el mar se ondeaba. El coral cantaba por el amor del hombre.

Como una medusa, vivimos día tras día, flotando, efímeramente.

Giré mientras caminaba, cantando en el oscuro campo.

— ¡Muy bien! ¿Relacionando la vida con una medusa? Qué poderoso.

Una voz atravesó mi soledad.

La voz de un hombre, envuelto en una capa que no podía ver.

—Discúlpeme, ¿Es usted la señorita ?

A la vez que volteaba después de escuchar mi nombre, algo extraño flotó en frente de mí.
Parecía un vehículo estañado del tamaño de una bolsa de un almuerzo2, con forma de uno de esos barcos de sashimi.

Sobre él, conduciéndolo, estaba una persona que parecía también hecha de estaño. El exterior de su figura estaba tan pulida como una olla, completamente lisa por todas partes. A la vista

Siento que al parecer aquí se refería a un bento, lo siento no sé cómo traducir eso correctamente.

había dos agujeros donde su cara debería estar, pero por la luz de la luna reflejándose en él, no podía ver el interior.

En cualquier caso, él pronunció mi nombre, así que estaba obligada a responder.

—Buenas tardes. ¿Supongo que debería decir, 'es un placer conocerlo'?

—El placer es todo mío. Por favor acepte mi tarjeta.

El hombre de estaño sacó un pequeño pedazo de papel. No sabía para qué era, pero ya que educadamente me lo ofreció, respetuosamente lo tomé.

— ¿Vino del otro lado de la isla?

—Sí, vine a conocerla. Si no le es mucha molestia, ¿podría platicar con usted por un rato?

Mis ojos se abrieron sorprendidos. Tan groseramente como lo fue parpadear en asombro por él, no pude evitarlo. ¿Un nuevo pretendiente? Qué raro. Mucha gente viene aquí a proponérseme, pero esta era la primera vez que conocía a alguien lo suficientemente pequeño para que cupiera en la palma de mi mano.

—Ah, en realidad soy un repartidor. Vine a esta isla la mitad por el trabajo y la otra mitad por curiosidad personal.

Ese traje de estaño era probablemente la razón porque su voz sonaba como si estuviera recubierto en algo.

Un pequeño barco volador, y un invitado vestido en algo que jamás había visto antes.

Incapaz de aguantar mi curiosidad, me encontré inmersa en observarlo en vez de entablar una conversación.

El hombre de estaño no parecía importarle, y empezó a hablarme del tiempo actual, generación, clima y otras cosas. Parecía una charla ociosa. Ni que decir, mis respuestas eran en lo mejor distraídas. La conversación nunca despegó. Eventualmente él se quedó sin nada que decir. Parecía algo preocupado. Avergonzado por mi egoísmo. Ofrecí un tema de conversación.

— ¿Mencionó que vino aquí mitad por curiosidad?

—Sí. También soy un comerciante. La otra razón por la que vine aquí fue por usted, Quisiera cambiar algo que tengo por algo que usted tiene. ¿Qué opina?

Él dijo que venía a abastecerse con algo que necesitaba. Esta vez era mi turno de estar bastante preocupada. La razón, un invitado así de raro ciertamente no encontraría nada que él quisiera en esa isla.

—Tendría más suerte preguntándole a alguien más. No tengo nada de valor.

—Por el contrario, fundamentalmente los comerciantes compramos de lo que escasea. Tengo muchas cosas que escasean aquí. Y también ocurre lo contrario. ¿Conoce alguna historia? ¿Quizá alguna que no se haya escuchado en algún otro lado, y que nunca haya sido publicada?

Una vez más, sin ninguna razón en particular me quedé mirando al hombre de estaño.

Quizá era porque pidió algo infantil, a pesar de tener la serenidad de un adulto. Sus palabras golpearon las profundidades de mi corazón. Normalmente pasaría desapercibida una petición como esta, pero esta vez me sentía obligada a ayudarlo.

—Sí tengo una- una canción que quizá quiera. Es una historia que aprendí de mi abuela, ¿sería eso suficiente?

— ¿Una tradición verbal? Eso ciertamente es de valor. Me disculpo, pero no puedo oír claramente todo lo que dice, así que si la puedo molestar más, ¿podría pedirle que la escriba para mí?
El hombre de estaño aparentemente no podía oírme muy bien. Estaba un poco sorprendida de cómo pudimos haber entablado una conversación si ese fuera el caso, pero pensándolo bien, me di cuenta de que realmente no hablamos mucho.

—No puedo. Soy incapaz de leer o escribir.

—De hecho, estoy consciente de eso. Me iré en la próxima luna llena, así que le pediría que lo pusiera en un libro para entonces. Con el riesgo de sonar presuntuoso, consideraré enseñarle.

Golpeó su pecho con su puño, como si dijera, "¡Déjamelo a mí!" Eso no aumentó mi confianza siquiera un poco. Mi falta de estudio sólo había vuelto a maldecirme. Hacía mucho que la humanidad se había acabado, sin embargo mi vida todavía estaba llena de problemas.

Aunque dejemos eso a un lado por ahora.

—Por cierto, dijo que la medusa era poderosa. ¿Por qué?

Le pregunté mi primera pregunta. —Esto pasó hace mucho tiempo, pero un pariente de la medusa logró resolver el problema biológico fundamental del envejecimiento a través de muerte celular. Es una de las pocas formas de vida que han alcanzado la inmortalidad. Como tal, la medusa, al contrario de lo que se puede esperar, es una forma de vista robusta.

Como era de esperar, él respondió con palabras complicadas que no podía entender.




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