Violet Evergarden Volumen 1 Capítulo 6
EL MAYOR Y LA MUÑECA ASESINA AUTOMÁTICA
Leidenschaftlich, al escuchar el nombre, la gente decía que era una
nación militar. Ese era el tipo de impresión que emitía su país.
Dicho país estaba ubicado al sur del continente. Era una nación marítima
con sus principales ciudades a lo largo de la costa. Las temperaturas
eran en su mayoría cálidas durante todo el año y las nevadas no eran
comunes en invierno. El principal interés nacional eran los productos
marinos y los recursos naturales que rodean el océano, así como su
utilización en el comercio exterior. Leiden, la capital que servía como
puerta de entrada a tierra desde otros continentes, era conocida como un
puerto comercial.
También había muchos países cuya economía no sobreviviría si el comercio
se detenía en Leidenschaftlich. Esa era la razón por la cual había
tantas amenazas de enemigos extranjeros apuntando a su patria. Si uno
estudiara la historia del país, encontraría en su mayoría registros de
batallas contra los invasores. Incontables soldados de naciones enemigas
que venían del mar o de las fronteras entre otros continentes habían
muerto frente a sus fuertes. También ha estado bajo el control de otros
países en numerosas ocasiones.
En esas ocasiones, todos los ciudadanos eran animados a expulsar a los
intrusos y recuperar su país. Eso podría considerarse la principal
cualidad y el espíritu de las personas que viven en la nación llamada
Leidenschaftlich. Debido a muchos conflictos continuos, mejorar sus
defensas se convirtió en una necesidad. Incorporaban de manera flexible
las culturas y armas de otros países obtenidas a través del comercio y
las usaban sin dejar de mejorarlas. Esas experiencias convirtieron a
Leidenschaftlich en una nación militar reconocida en todo el continente.
Dentro de Leidenschaftlich había un linaje que había existido desde su
fundación, la Casa Bougainvillea. Era una familia cuyos antepasados
eran adorados como héroes nacionales. Su comienzo estuvo marcado por
el momento en que el jefe de familia de la primera generación, Ratchet,
se convirtió en un patriota dedicado a la salvación de su país al
expulsar a una miríada de invasores con sus habilidades con la espada y
sus estrategias militares, salvando a muchas personas.
Siguiendo la grandeza de sus predecesores, era tradición en la familia
Bougainvillea que sus hijos se unieran al ejército como algo natural, no
había cambiado incluso en los tiempos actuales, cuando la 26ª
generación gobernaba la familia. Esta historia comenzó en un punto de
inflexión en la vida de Gilbert Bougainvillea, el jefe de familia de la
generación 26.
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Gilbert Bougainvillea vio “eso” por primera vez durante un encuentro
fortuito después de varios años con su hermano mayor, Dietfriet, en el
hotel con más prestigio de la ciudad capital, Leiden.
Los que tenían la sangre de Bougainvillea nacían con cabello negro
azabache, ojos esmeralda, extremidades largas, cinturas delgadas y
hombros anchos. Dietfriet dejó crecer su pelo como una mujer y lo ató
con una cinta, usando indebidamente el cuello abierto de su uniforme
naval blanco, mostrando el collar de oro alrededor de su cuello.
— Oye, Gil. ¿Has estado bien? Como siempre, tienes una cara deprimentemente seria. Es como la de papá.
Por otro lado, a pesar de ser del mismo linaje, Gilbert era lo opuesto a
su hermano mayor, en apariencia tenía un aire coqueto sobre él. Su
cabello negro estaba cuidadosamente peinado desde su frente hasta la
parte posterior de su cabeza y sus iris eran de un tono más suave que
las esferas de color verde oscuro de su hermano, brillando como una
verdadera piedra preciosa esmeralda. A diferencia de la expresión
imparcial de su hermano, la suya era viril. Sus rasgos se asemejaban a
una escultura de mármol, pestañas tan largas que proyectaban una sombra
en su tendencia a estar medio cerrados. Quizás la evaluación de aquellos
que lo miraron objetivamente era precisa cuando decían que era un
hombre hermoso con una cara melancólica.
Desaprobando la figura de su hermano, llevaba el collar acolchado de su
propio uniforme: un traje negro púrpura combinado con hombreras de lino
color borgoña abotonado diligentemente hasta su cuello y una tela
decorativa con pliegues como de acordeón reluciendo alrededor de sus
caderas. Los colores estoicos coincidían bastante bien con la
personalidad de Gilbert.
En la última planta de un edificio alto de 12 pisos, en una habitación
donde el alojamiento por una noche valía un mes del salario de una
persona común, los dos hermanos se abrazaron con fuerza y se sentaron
en un sofá cercano. Había otras personas presentes además de ellos. Eran
los camaradas que Dietfriet había traído mientras visitaba a su hermano
menor al pasar por Leiden. Todos ellos bebieron y fumaron en la barra
situada en el exterior de cada apartamento. El humo blanco se
arremolinaba alrededor del techo.
— Hermano eres... el mismo de siempre—. Comentó Gilbert,
Mirando a la figura de su hermano mayor que no parecía soldado, así como
a los compañeros que dirigía, que vestían prendas similares. Él era una
presencia sobresaliente en ese medio.
— Son vacaciones, ¿sabes? A diferencia del ejército, los de la marina
nos volvemos muy liberales cada vez que regresamos la tierra.
— Hermano... te vistes así sin importar si estás en mar o tierra, ¿no?
Ese pelo... si papá lo viera, definitivamente no lo habría permitido.
Probablemente lo cortaría con su sable.
— Eso sería una molestia. Es bueno que muriera.
Dietfriet pretendía ser alegre, pero su hermano menor no lo dejó pasar. Le dio a una mirada severa a su hermano.
Quizás debido a su debilidad por recibir esa mirada, Dietfriet suspiró.
— Aah... Lo siento. Él podría haber sido un buen anciano para ti, pero para mí, era el peor. Eso es todo.
— ¿Es esa la única razón por la que no asististe a su funeral y me dejaste tomar la herencia solo a mí?
— Te sienta mejor, ¿no? Esa Casa nunca fue adecuada para mí y no estoy
hecho para ser el jefe de familia. En lugar de dejar que el honor de
nuestro brillante linaje se viera contaminado por mis pobres habilidades
simplemente porque soy el mayor, es mejor tener un tipo adecuado y
justo haciendo el trabajo. Incluso por el bien de los futuros
descendientes. Oye, Gil. ¿No ha sido ya un largo tiempo? Solo perdóname.
No quiero seguir sintiendome culpable durante toda nuestra reunión.
Podría haberme separado de la Casa Bougainvillea, pero quiero seguir
siendo tu hermano. Hablemos de algo divertido.
Escuchando los argumentos de su hermano, Gilbert guardó silencio.
Era una costumbre general en la familia Bougainvillea unirse al
ejército. Aunque el ejército y la marina eran organizaciones de defensa
que servían al mismo país y eran parte de las fuerzas armadas, eran
entidades separadas. Cada una era consciente de la otra y ambas eran a
menudo hostiles entre sí. El motivo principal era que las dos tenían que
compartir el presupuesto militar de Leidenschaftlich. El dinero y el
interés eran causas de conflicto, independientemente de la ubicación o
época.
En la historia de la familia Bougainvillea, Dietfriet había sido el
primero en elegir la marina sobre el ejército. No solo se había unido a
ella, sino que también se había labrado una carrera profesional. Todo se
debió a su confianza en conseguir logros con sus propios esfuerzos y
talentos, incluso sin hacer uso de la gloria de sus padres. Gilbert
reconoció eso, por lo que no pudo evitar pensar que su hermano era el
que realmente debería haber tenido éxito.
— Ya que finalmente has venido... ¿qué te parece visitar a mamá? Por favor, se nuestro mediador junto conmigo.
Si su hermano no fuera tan malo aceptando la realidad, las cosas no se habrían vuelto tan complicadas.
— Nuestra familia es grande, así que si fuera a ver a mamá, tendría que
saludar a nuestras hermanas, a la abuela y a todos los parientes
mayores, ¿no? Sería una molestia. Puedo ver claramente que les grito y
me voy después de que comiencen a enlistar mis defectos.
Cuando Dietfriet se recostó sobre su espalda, con las piernas cruzadas,
Gilbert dejó que su conmoción se reflejara con lenguaje abusivo.
— ¿No somos familia? ¿No puedes hacer un esfuerzo para llevarte bien con ellos al menos un poco?
— Es exactamente porque somos familia que quiero mantener la
distancia... Pero tú... realmente puedo estar cerca de ti. Es difícil
con los demás. Gilbert, estoy agradecido. Las expectativas de nuestros
padres se canalizaron hacia ti porque me uní a la marina, y has
respondido con precisión a ellas. Incluso yo... entiendo que no me han
dicho tantas veces que regrese a casa porque has sido un buen sustituto
para mí. Es por eso que... llegué presuroso a la celebración de tu
promoción... ya que somos hermanos—. Incluso desde la perspectiva de su
hermano menor, Dietfriet era muy carismático mientras sonreía
juguetonamente con los ojos cerrados.
Aunque Dietfriet tenía una personalidad egoísta y autoritaria, tenía
algún tipo de cualidad que atraía a otros hacia él. Siempre estaba
rodeado y era respetado por muchas personas, nunca fue tímido. Como
Gilbert no podía amar a nadie por ser demasiado severo, su hermano mayor
tenía todo lo que le faltaba, hasta el punto de hacerle sentir infinita
envidia como ser humano.
— Es verdad, traje algo grandioso para la fiesta—. Dietfriet hizo una seña con la mano a uno de sus amigos que estaba cerca.
Mientras lo hacía, el hombre trajo en sus brazos un costal de cáñamo tomado de una habitación diferente.
— Esta es el arma que he estado usando últimamente pero te la daré. Con
esto, no hay duda de que seguirás obteniendo promociones aún mayores.
El costal fue colocado descuidadamente en la mesa oval entre los dos.
Dietfriet sonrió tímidamente cuando Gilbert notó que algo se movía en el
interior del costal e inmediatamente se levantó del sofá, agarrando
firmemente la espada en su cinturón.
— Está bien. Está bien, Gil. Cálmate. No es nada extraño. No, tal vez
es una locura. Jaja. Puede ser un poco difícil de manejar y peligrosa,
pero se comporta bien cuando no le das órdenes. Pero no pienses en hacer
nada raro... ya que su apariencia no es nada mala. Por lo que sé, ocho
personas intentaron colarse en su cama y les rompieron el cuello. Su mal
genio es problemático. No sirve para darte confort.
— ¿Qué hay adentro?
— Solo... úsala como arma. No pienses en ésta como cualquier otra cosa. No te apegues a esta cosa. Es un “arma”. ¿De acuerdo?
— Estoy preguntando... qué hay dentro.
— Intenta abrirlo—. Las palabras de Dietfriet sonaron como la invitación de un demonio.
Gilbert movió sus manos para desenredar el cordón enredado alrededor del
costal de cáñamo que se retorció una vez. La persona que estaba dentro
parecía una princesa sirena al momento en que el costal de cáñamo yacía
en su cintura.
— No le hemos dado nombre a esa cosa. Simplemente la llamamos “tú”.
Esa “cosa” era una chica. Sus ropas de color hollín eran harapos
raspados hechos de cuero y pieles de pobre calidad. Una gargantilla que
apestaba un tanto a subordinado estaba abrochado alrededor de su cuello.
Un olor que parecía una mezcla de lluvia, animales salvajes y sangre
flotaba de su cuerpo. Todo lo que la envolvía estaba sucio. Sin embargo,
en lugar de simplemente ser una niña ligeramente cubierta de lodo que
necesitaba ser aseada...
Es impensable... que ella sea de este mundo.
Era demasiado hermosa. La respiración de Gilbert se detuvo ante la
silueta de la chica. Su cabello cenizo, largo hasta la cintura, brillaba
más que cualquier joya de oro. En su rostro había demasiados arañazos y
raspones. Sus ojos azules podían verse bajo las rendijas de su cabello
desordenado.
Orbes que no eran exactamente del color del cielo ni el mar miraban
directamente a Gilbert. Los dos se miraron uno al otro por un momento.
Ninguno de los dos se movió, como si el tiempo se hubiera congelado.
— Oye, saluda—. Dietfriet agarró agresivamente la cabeza de la niña y la obligó a inclinarse.
Al ver eso, Gilbert apartó rápidamente la mano de su hermano y abrazó a la niña. Ella tembló en sus brazos.
— ¡No seas violento con una niña! ¿¡Has estado traficando gente!?
Mientras la abraza como si la protegiera, no importa cómo lo mires,
Gilbert se enfureció. Su cara de ira pura con una vena que sobresalía en
su frente silenció la alegre conversación de los otros hombres en la
habitación.
Entre ellos, solo Dietfriet permaneció tranquilo y con una expresión neutral.
— No digas tonterías. No necesito esclavos. Aunque quiero guerreros.
— Entonces, ¿qué es esta chica? ¿Qué tiene de divertido ofrecerme una niña tan pequeña?
— Como dije... esto no es una niña. Es un “arma”. Te lo acabo de decir, ¿no? Eres un hermano menor bastante desconfiado.
Gilbert observó a la chica. Aparentemente, ella tenía alrededor de diez
años. Su rostro, finamente adornado, despedía una leve impresión adulta,
pero su madurez era desacreditada por sus hombros y manos delgados.
¿Qué en ella era un arma? Ella era solo una niña que fácilmente podía
caber en sus brazos.
La ira de Gilbert disminuyó, gradualmente suplantada por tristeza. Sin
soltar a la niña, miró a su hermano y se levantó de su asiento.
— Me la llevo conmigo. Llamar a esta pequeña... un arma... Yo... no quiero volver a verte nunca más.
Ante esas palabras, Dietfriet estalló en carcajadas mientras cerraba sus
ojos. Lo mismo hicieron sus camaradas. Gilbert sentía disgusto, así
como un poco de miedo, mientras innumerables risas a su alrededor
resonaban en sus oídos. Era una atmósfera extraña. Se sentía diferente
de ellos de alguna manera, aunque el sentimiento no estaba en
concordancia.
Es casi como si... fuera yo quien que está loco.
Desde el principio, solo Gilbert era el diferente entre ellos. Tan
perverso como algo pudiera ser, la minoría opositora era considerada la
que estaba equivocada si se considerara a la mayoría. La anomalía de la
gran mayoría progresivamente invadía la normalidad de la minoría.
— ¿Qué es tan divertido?
Dietfriet se levantó lentamente, caminó hacia el lado de Gilbert y le tocó el hombro.
— Gil... creo que me expliqué mal, lo siento. Claro, solo mirando a esa
cosa, cualquiera tendría ese tipo de reacción. Además, eres un tipo
serio y agradable. No comprenderás a primera vista que esta es un arma.
Por eso... te lo mostraré de una manera práctica que será fácil de
entender. Tú también vienes—. Le dijo Dietfriet a la chica.
Sin demora, ella escapó suavemente de las manos de Gilbert y siguió a
Dietfriet. Sin embargo, mostró una actitud de duda hacia Gilbert por un
instante. Cada vez que se movía, sus ojos azules, de los parecían salir
resplandores, llamaba a la gente con esa sola mirada.
Gilbert se apresuró a levantarse nuevamente. A donde se dirigieron fue a
la habitación contigua, de donde venía la chica cuando estaba en el
costal, una habitación de lujo.
Era natural que hubiera más de una mercancía, el problema era cómo se
estaba utilizando esa otra. La cama estaba presionada contra el costado
de la pared, dejando un espacio ampliamente abierto en el centro. Lo que
había allí eran otros cinco costales de cáñamo. Su tamaño era lo
suficientemente grande como para que hombres adultos cupieran en ellos. A
diferencia de la chica, se movían constantemente. A través de ellos se
filtraban débiles sonidos parecidos a gritos de ganado, que se
fusionaban con palabras que no se podían entender. Lo más probable es
que quienquiera que estuviera dentro había sido amarrado y amordazado.
No importa el motivo, tratar a los humanos de esa manera era incorrecto.
Gilbert pensó que aquéllos que podían quedarse con expresiones
tranquilas en tal situación eran realmente retorcidos. La locura
contagiosa se extendió desde la punta de los dedos de los pies hasta su
garganta, sin embargo, de alguna manera logró sacar su voz,
— ¿Quiénes... son ellos? ¿Por qué están atados? Hermano, explica lo que
está pasando—... Su corazón retumbó sórdidamente, como si estuviera
prediciendo el futuro.
— Ah, tengo que presentar a estos tipos primero, ¿verdad? Son
inmundicias que se infiltraron en nuestro barco cuando pasamos por un
puerto—. Dietfriet pateó suavemente uno de los costales con sus zapatos
de cuero pulidos—. Supongo que estaban buscando cosas valiosas. Entraron
sin examinar la estructura interna, terminaron tropezando con tres
cocineros en la cocina y los mataron para mantenerles la boca cerrada.
Para nosotros, que vivimos en el mar, tener comidas satisfactorias es
muy importante—. Levantó la pierna hacia atrás y la balanceó lo
suficiente para que la punta de su zapato golpeara el costal—. Gilbert
hizo una mueca ante el grito que provenía del interior—. Estos tipos...
mataron a nuestros mejores cocineros, incluido el chef. ¿Qué tan
geniales eran, dado que vinieron del extranjero a nuestro barco para
cocinarnos u causa de nuestra solicitud? No puedes pagarles con la misma
cantidad con la que se compraría a una mujer por una noche. Nosotros,
la marina, nos ocupamos de las cosas que suceden en cada barco de
acuerdo con nuestras propias leyes. Bueno, estamos en tierra en este
momento, pero... eso sucedió en el barco, entonces esto es válido.
Ahora, te mostraré algo interesante... hey, sácalos. Además, denles
armas.
Después de que Dietfriet diera esa orden, los hombres que también habían
venido a la otra habitación desataron los costales de cáñamo uno por
uno y dejaron salir a los ladrones. Mientras los hombres soltaban las
cuerdas al mismo tiempo que les apuntaban con sus armas, les entregaron
cuchillos a cada uno. Los cinco ladrones parecían desconcertados y
tenían sus labios arrugados con expresiones temibles mientras
preguntaban:
— ¿Cuál es el significado de esto?
Ignorándolos, Dietfriet hizo un gesto exagerado con la mano.
— Ahora, este es el comienzo del juego más misterioso y fascinante del
mundo. Caballeros... bueno, no hay ninguno aquí. Tampoco hay damas.
Entonces, ¡bastardos! Lo que estoy por mostrarles es la mocosa salvaje
que encontré en un continente oriental—. Al ser señalada, la chica se
miró las puntas de los dedos con una cara que parecía no presentar
ninguna emoción. Continuó—: Encontré esta cosa hace aproximadamente un
mes cuando destrozamos por completo a una flota armada de mierda que
estaba planeando destruir uno de los puertos de comercio marítimo de
Leidenschaftlich. En cierta noche, en el medio de la batalla, fuimos
alcanzados por una gran tormenta. Fue una grave catástrofe en la que
nuestros aliados y nuestros enemigos se hundieron en los mares costeros.
Parece que esto fue noticia. No lo sabía porque estaba a la deriva en
ese momento.
Gilbert se mostró escéptico porque nunca había sido informado de que su
hermano había evitado por poco la muerte, pero no tuvo oportunidad de
discutir el tema al calor de la historia.
— El barco quedó varado, algunos de mis compañeros y yo llegamos a una
isla desierta que no estaba marcada en ningún mapa mediante el uso de un
pequeño bote salvavidas. Encontré esta cosa en esa misma isla. Estaba
sola, mirando a la distancia desde arriba de un gran árbol. ¿Murieron
sus padres? ¿Sufrió un accidente en el mar como nosotros? Todavía no
hemos descubierto su identidad—. confesó Dietfriet—. Su apariencia no es
tan mala, ¿verdad? En diez años o más, probablemente podría sacudir a
todo un país, pero sigue siendo una mocosa. No tengo ningún interés en
mocosas. Yo no... pero hay personas en este mundo que lo hacen. A
algunos de mis antiguos subordinados les encantaban ese tipo de cosas.
Alegremente se acercaron e intentaron meterse con esta cosa
inmediatamente. Habíamos estado a la deriva por un tiempo, sin embargo,
estaban muy enérgicos. Eso fue espantoso. Me encontraba muy molesto, y
estaba a punto de decirles que no me irritaran más de lo que ya estaba,
pero cuando fui a intentar detener a esos imbéciles—... Dietfriet agarró
a la niña por los hombros y la llevó justo frente a los ladrones, sus
ojos azules los evaluaban—... antes de que pudiera hacerlo, esta cosa
mató a mis subordinados—. Él agarró sus pálidos brazos por detrás y los
alzó violentamente en el aire. El movimiento era el de una bestia
salvaje a punto de atacar a una presa.
Los ladrones se rieron secamente ya que la chica estaba siendo tratada
como una marioneta en el pequeño juego de Dietfriet. Era una reacción
natural. Exactamente, ¿qué podría hacer esta niña?
— Con un palo que estaba tirado junto a sus pies, apuñaló a uno de
ellos en el cuello, luego robó un arma de la funda de su cintura y le
disparó en el corazón—. Gilbert pudo notar por la expresión de su
hermano que no estaba bromeando—. Todos huimos. Existen numerosos tipos
de pueblos en este mundo. Pensar que somos los únicos fuertes es un
error. Si solo uno de sus retoños era tan fuerte, ¿qué tan poderoso
sería un adulto? Pero no importa cuánto corrimos, esta cosa nos
persiguió. Nunca se acercó demasiado, pero tampoco estaba lo
suficientemente lejos como para que pudiéramos perderla de vista.
Recorrimos toda la isla. Nuestros nervios estaban destrozados. Estaba
exhausto y decidí que teníamos que hacer algo, así que hice que mis
camaradas prepararan sus armas y grité: “¡Chicos, mátenla!”. Yo había...
querido decir que íbamos a matarla. Aun así—... Dietfriet continuó con
cara helada—... en el siguiente instante, esta cosa masacró a todos en
ese lugar a excepción de mí—. Su forma de hablar era de alguien que
evidentemente guardaba rencor. Dietfriet miró a la chica con ojos
irritados—. Después de eso, fui perseguido por este demonio asesino. Me
siguió sin dejar mi lado. Perfectamente pudo haberme asesinado, pero no
lo hizo. Las palabras no funcionaban con esta cosa. Si bien no pude
entender cómo hablar con ésta, poco a poco me di cuenta de que era la
única habitante de esa isla. ¿Tienes idea de lo aterrador que es tener
un demonio asesino pegado a ti? Cuando mi cordura finalmente llegó a su
límite, dije, “solo mátame”, y luego esta cosa mató a un animal
escondido en la hierba. Fue entonces cuando entendí... que había matado
porque se lo había ordenado. Una vez que consideré esto, lleve a cabo
repetidos experimentos. Por ejemplo, si señalaba animales o insectos y
decía “mata”, inmediatamente lo hacía como una especie de muñeca
mecánica. Claramente, ella también exterminaría a las personas si se lo
pidieran. No sé por qué me eligió. Tal vez estaba de acuerdo con recibir
órdenes de cualquiera, o podría haberse sometido a quien percibió como
la persona más influyente del grupo que había encontrado. Esta cosa
tiene poca inteligencia. No habla ningún idioma, pero puede entender la
orden de masacrar. Es como si no necesitara saber nada más. A pesar de
mis preocupaciones, dejé que esta cosa permaneciera a mi lado mientras
sobrevivía y esperaba el rescate. La llevé a casa conmigo.
Mientras tanto, las personas que estaban de pie junto a la salida y el
centro de la sala se habían dispersado. Dietfriet empujó a la niña hacia
los ladrones después de darle un cuchillo. Era demasiado grande para
sus manos.
— Hermano—. Mientras pensaba que eso no podía estar pasando, Gilbert lo reprendió—: Hermano, no hagas nada estúpido.
Sabiendo que no sería suficiente, estiró un brazo hacia su hermano y a la chica desde atrás.
Dietfriet sonrió solo con los labios, y luego señaló a los ladrones mientras asentía con la cabeza hacia la chica.
— Mata.
Gilbert estaba a punto de agarrar los diminutos dedos de la niña, pero en un segundo, su mano había desaparecido.
La ejecución de la orden fue instantánea. La chica saltó como un gato
sobre el hombre más cercano con el cuchillo en posición, cortándole la
garganta tan limpiamente como si cortara una fruta de un árbol. De su
cuello, la “rama”, una gran cantidad de sangre brotó, y su cabeza, la
“fruta”, tembló implacablemente.
Ella no tenía ninguna duda al asesinar, y rápidamente pasó a su
siguiente movimiento. Usando el cuerpo del hombre como un trampolín, la
niña saltó y envolvió sus piernas desnudas en el cuello de otro ladrón,
empujando el cuchillo en la coronilla de su cabeza. Gritos de agonía
mortal resonaron en la habitación.
Entonces la chica tomó el arma del segundo cadáver y se volteó para
mirar a las otras tres personas. Los ladrones, que finalmente se habían
dado cuenta de la seriedad de sus circunstancias, gritaron y se lanzaron
contra la chica. Pero ella fue más rápida. Usando su pequeño cuerpo, se
deslizó entre sus pies y apuñaló uno tras otro por detrás.
Era tan ligera, pero la forma en que agitaba sus brazos era tan pesada.
Su cuerpo era incluso más impresionante que el de Gilbert, que había
sido entrenado en la batalla y en técnicas marciales, así como en el
manejo de armamento en el ejército. Parecía que no tenía peso ni centro
de gravedad. Cada vez que volaba, salía sangre fresca.
— Por favor, detente—... el último hombre arrinconado rogó por su vida.
Había perdido por completo la voluntad de defenderse, suplicando
desesperadamente con labios temblorosos y una voz llena de miedo—. No
volveré a hacer eso nunca más... pagaré por mis crímenes... así que por
favor, no me mates.
Lo más probable es que estaba recordando lo que los cocineros le habían
dicho al encontrarse en la misma situación, balbuceando lo que podía
recordar. Luego dejó caer su arma para no mostrar resistencia.
La chica miró detrás de su hombro mientras aún sujetaba el cuchillo ensangrentado. Ella buscaba el juicio.
Gilbert gritó:
— ¡Detente!
— Hazlo.
Al mismo tiempo, Dietfriet levantó el pulgar e hizo un gesto con la mano como si se estuviera cortando un cuello.
La chica abrió la boca un poco, mostrando renuencia. Sus ojos se
movieron entre los dos sin fijarse en ninguno. Al ver eso, Dietfriet
quedó perplejo por un momento, luego comenzó a reírse. Él parecía feliz.
— Mata—. Ordenó una vez más, todavía riendo.
La chica movió su brazo mientras seguía mirando a Dietfriet robando la
vida del último hombre. La serie de asesinatos tomó menos de un minuto
en total. Respirando pesadamente, miró en su dirección otra vez. Ella no
habló, pero sus ojos preguntaron: “¿Es esto suficiente?”
¿Qué es esto? se preguntó Gilbert. ¿Qué? ¿Qué demonios está pasando? Él tragó atontado. ¿Esto es real?
— Lo entiendes, ¿verdad? Ésta, Gilbert... no es solo una niña. Una vez
que comprendas cómo usarla, puede convertirse en la mejor arma del
mundo.
Ya no dudaba de las palabras de su hermano.
— Pero me asusta.
A pesar de que acababa de matar gente, la chica simplemente se quedó allí, esperando apáticamente más órdenes.
— Me sigue todo el tiempo. Se apega a quien le dé órdenes. Es útil,
pero una vez que ya no la necesite, no podré matarla. Esta cosa es como
una pared de hierro cuando se trata de su propia protección. Quiero
usarla y descartarla, pero no puedo. Tiene un talento natural para la
carnicería... no, para pelear. Te la daré, Gilbert. Tómala. Como es
mujer, podría ocasionar problemas durante esos días del mes, pero si
eres tú, puedes lograrlo, ¿verdad?
Por su expresión, Gilbert comprendió que Dietfriet estaba aterrorizado
de la niña con todo su corazón. Aunque estaba sonriendo, estaba tenso.
— Definitivamente eres mejor para esto.
El hermano mayor le estaba entregando al más joven un ser vivo que no
podía manejar por sí mismo. Por eso había llamado a este último, con la
excusa de celebrar su ascenso.
— Oye... la llevarás contigo, ¿verdad, Gilbert?
Una vez más, su corazón resonaba desagradablemente.
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Al final, Gilbert se llevó a la niña con él. En parte se debía a la
simpatía hacia su confiado hermano, que nunca había afirmado tener miedo
de nada, pero tenía algo a lo que temía. El resto se debió a que él
decidió que nada bueno saldría de dejar a la chica con Dietfriet.
Durante el tiempo de la despedida, Dietfriet le dijo:
— Adiós, monstruo. Este es tu nuevo maestro—. Aunque nunca la había
tratado como a un humano hasta el final, le dio una palmadita en la
cabeza.
La niña permaneció en silencio, pero se volvió para mirar hacia atrás
muchas veces mientras era guiada por Gilbert, quien la tomó de la mano.
Puso la chaqueta de su uniforme militar a la chica descalza, la tomó en
sus brazos y se detuvo en medio de la calle.
Incluso después de un incidente tan grande, la ciudad de Leiden era la
misma de siempre. El escenario era lo suficientemente brillante como
para hacer que uno quisiera taparse los ojos y preguntarse si realmente
no era de día. Esa carnicería que acababa de ocurrir no se había
filtrado al mundo exterior. Los cadáveres seguramente los encontrarán en
un lugar completamente diferente o nunca los descubrirían. Gilbert
sabía que su hermano no era de los que tomaba una cuestión de ese tipo a
la ligera.
— Oye, no pienses en dejarla en un orfanato o algo así. Si luego se
convierte en el lugar de un sangriento asesinato, no tendrá nada que ver
conmigo.
La advertencia que su hermano le había clavado como una estaca se reprodujo en su cabeza.
Después de haber sido testigo del estilo de pelea de la chica, ni
siquiera pensó en dejarla escapar de su vista ni un momento. La niña que
lo miraba como si fuera algo enigmático no era más que una
desafortunada huérfana.
En solo un día, mató a cinco personas.
¿Cómo debería manejar al pequeño “demonio asesino”?
Gilbert parecía diferente de Dietfriet, pero en el fondo eran similares.
Ambos veían las cosas empíricamente, determinaban exactamente lo que
estaba sucediendo en el presente, y trataban de lidiar con ello de la
mejor manera. Incluso si tuvieran un lado humano de tamaño
significativo, la misma cantidad de frialdad era gracias a ser parte del
ejército.
Él no la dejaría al cuidado de nadie más. Lo que tenía que hacer con la
niña que nunca podría descuidar debido al olvido era obvio cuando la
consideraba un “arma”; tenía que aprender a “usarla” adecuadamente.
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Actualmente Leidenschaftlich estaba en conflicto con muchos países del
mismo continente y llevaba a cabo una guerra de incursión. Desde el
pasado, las razones de los enfrentamientos entre seres humanos variaban
desde el agua y el combustible hasta la tierra y la religión. Se
incluían todo tipo de problemas complejos, pero el principal objetivo de
Leidenschaftlich para participar en la guerra era evitar el saqueo del
comercio marítimo debido a las invasiones de otros países.
Las guerras entre los grandes países simplemente se conocían como
guerras continentales. El origen de la guerra continental actual era que
el norte del continente se había movido hacia el sur e invadido su
territorio. Se traspasaron las áreas económicas del sur para la caza
furtiva y la ocupación ilegal. Desde el punto de vista del Norte, esto
había sido necesario.
Durante algún tiempo, muchos de los países del Norte y del Sur
intercambiaron suministros y servicios entre sí. El Norte, que carece de
recursos naturales, depende demasiado del comercio con el Sur. A medida
que el Sur se dio cuenta de eso, los precios subieron constantemente.
Una vez que el Norte solicitó tarifas más razonables, el Sur amenazó con
suspender el comercio. Tomar el control del adversario a través de la
dominación económica había sido una iniciativa del Sur. En una respuesta
irracional, los indignados países del norte decidieron ocupar el Sur.
Cooperando entre ellos, lo invadieron y destruyeron una y otra vez.
Hubiera estado bien si el conflicto hubiera sido solo entre el Norte y
el Sur, pero ocurrió otro diferente al mismo tiempo: una guerra santa
entre Oriente y Occidente. Los países occidentales y orientales se
habían fundado originalmente como una sola nación con una religión
principal. Mientras reverenciaban al mismo Dios, las diferencias en los
modos de adoración e interpretación de la doctrina se extendieron, y así
se dividieron en Occidente y Oriente.
Aunque originalmente era un país del este-oeste, el Oeste y el Sur
formaron una alianza, y el Este, que tenía una fuerte amistad con el
Norte, mostró un enfoque solidario con respecto a la invasión del Sur.
La Alianza del Noreste pidió la reconsideración del tratado comercial
del Sur y la rendición de las áreas de peregrinaje propiedad del Oeste.
La Liga del Suroeste exigió una compensación por la agresión de las
fuerzas militares, expresando a fondo su intención de resistir. Y así,
el continente se envolvió en guerras.
En medio de todo, Leidenschaftlich era la piedra angular de los países
del sur. Era el país comercial número uno del continente, así como una
nación militar. Si Leidenschaftlich caía, el Sur definitivamente
perdería y sería gobernado por el Norte. Daba la casualidad de que el
Sur podría tener un buen uso.
Ninguno de los dos podía permitirse ser derrotado.
Leidenscahftlich contaba con una unidad de intercepción para protección
interna, una unidad naval que avanzaba hacia el exterior y el ejército
(con las fuerzas aéreas desplegadas tanto en el ejército como en la
marina), y desde que Gilbert se alistó, se había integrado en la unidad
de ataque del ejército. La relación con los países del norte empeoraba
desde el momento en que se unió. Fue enviado al campo de batalla a la
edad de diecisiete años y luchó alrededor de ocho años, regresando a su
patria unas cuantas veces al año.
Recientemente, Gilbert fue ascendido a mayor a la luz de sus logros en
tiempos de guerra y a las expectativas de su linaje. En este momento
tenía permiso temporal del campo de batalla para completar
procedimientos ceremoniales, como recibir un premio por su promoción.
Conocer a la chica en este momento oportuno podría considerarse el
destino. Era el momento más apropiado para aprovechar la oportunidad de
ocupar un puesto de mayor rango.
Gilbert decidió reclutarla en una unidad militar para la cual había sido
designado a tomar el mando general en su ascenso a mayor. El objetivo
detrás del establecimiento de dicha unidad era pulir talentos que
actuarían en maniobras secretas, separadamente de las fuerzas
principales, en la batalla decisiva contra los países del norte, que
eventualmente llegaría. Era un lugar ideal para criar a la chica asesina
como un soldado mientras la mantenía a una distancia donde la pudiera
vigilar. Aun así, incluso si se convirtiera en miembro de sus tropas,
enlistar a una niña que no tiene la edad suficiente para servir nunca
sería permitido. También había personas que consideraban incorrecto
tener niños tan cerca. Para la aprobación de su alistamiento, era
necesario presentarla a las autoridades militares superiores de la misma
forma en que Dietfriet lo había hecho con Gilbert.
Habían pasado pocos días desde que presentó una apelación directa al
supervisor en jefe. Se le otorgó permiso para realizar experimentos
privados en los campos de entrenamiento en cuanto a si la niña realmente
podría ser un “arma”. El propio Gilbert se sorprendió de que el caso
hubiera sido aprobado, pero la razón por la cual los superiores habían
consentido el alegato de un joven que acababa de convertirse en mayor
era por cortesía al aprecio que había acumulado. Como era el líder de
una familia influyente, aquellos que conocían al hombre llamado Gilbert
Bougainvillea sabían que no haría una propuesta como esa en broma. La
confianza que él había construido había ganado al final.
Sin embargo, cuanto más brillante es la luz, más grande es la sombra.
El día del experimento, Gilbert y la niña se encontraban en los campos
de entrenamiento de la base militar de Leiden. Era una institución
utilizada principalmente para entrenar técnicas de combate cuerpo a
cuerpo. Tenía la forma de una caja rectangular y mucho espacio.
Gilbert había planeado mostrar las habilidades de combate de la niña a
un pequeño número de personas y en privado. Además de matar, sus
habilidades físicas eran lo suficientemente sorprendentes. Sin embargo,
cuando llegó el momento de ponerlo en práctica, se convirtió en un
“espectáculo” en lugar de entrenamiento.
— Esos asesinos hedonistas...
Cortinas oscuras bloqueaban las ventanas de la sala de entrenamiento y
una gran alfombra, sucia y pesada estaba tendida en el suelo. Diez
prisioneros condenados a muerte habían sido puestos en posición. Entre
ellos había algunos que habían cometido violencia contra las mujeres y
robo con asesinato. La chica debía luchar contra ellos sola. Era como si
quisieran decir que, si las aseveraciones de Gilbert eran ciertas,
sería fácil derrotar a diez criminales violentos. El propio Gilbert, así
como la Casa Bougainvillea, eran parte de la facción que pensaba mal de
tales mecanismos de prueba malvados.
¿Debería cancelarlo? Gilbert contemplaba la escena con resentimiento. No, pero…
No había otra manera de criarla mientras la mantenía cerca. Él era un
soldado, ella era una asesina, y por el bien de que pudiera vivir con
él, tenía que afirmar su propia existencia y ganarse un lugar donde
pertenecer. Se preguntó: ¿De qué servía dudar en ese punto? Si alguna
vez la llevara al campo de batalla, ella no tendría que enfrentar solo a
diez enemigos. A miles de soldados se les permitía masacrar usando la
guerra como pretexto. El que necesitaba reafirmar su resolución, no era
la niña, sino él mismo, para poder convertirse en su “usuario”.
Mientras reflexionaba sobre eso, Gilbert se dio cuenta de que los gemelos de su manga estaban siendo jalados.
— ¿Qué pasa?
La niña lo estaba mirando. Como ella era inexpresiva, no podía decir lo
que estaba pensando. Parecía simplemente observar la actitud de su nuevo
maestro con sus enormes ojos azules. Podría ser que ella estuviera
preocupada por él.
— Aah, yo... estoy bien—. Aunque supuestamente no entendía las palabras, Gilbert le habló amablemente.
Al escuchar la respuesta, dejó de moverse por un momento, luego tiró de los gemelos de nuevo.
Sintió que ella quería decir: “Si tiene órdenes de dar, por favor hágalo”, sonrió con amargura.
— Todo está bien. Más importante-
— ¡Gilbert!
Cuando lo llamaron desde atrás, dio media vuelta a la mitad de la frase.
— Hodgins.
Un hombre de la misma edad que Gilbert se le acercó con una sonrisa
despreocupada. A primera vista, parecía una persona sociable que se
llevaba bien con las mujeres. Tenía un rostro atractivo y ojos caídos,
sus rasgos eran cincelados y excepcionalmente masculinos. Su
característico pelo rojo tenía rizos suaves. Su uniforme militar estaba
gastado, una tela escocesa ornamental colgando de su cinturón. Daba una
impresión completamente diferente a la de Gilbert, que vestía el mismo
atuendo pero sin accesorios.
— Maldición... ¡estoy tan feliz! ¡Estabas vivo! Ha pasado un tiempo. Y
encima de todo, ¡te están promocionando a mayor!— El hombre llamado
Hodgins continuamente golpeó a Gilbert en el hombro sin contenerse.
Tal vez porque tal vez porque su cuerpo no estaba bien equilibrado,
Gilbert se inclinó hacia adelante como si estuviera a punto de saltar.
— Eso duele... no me pegues—. Fue lo que dijo cuando abrió la boca muchas veces.
Esa era la relación entre los dos viejos amigos.
La niña miró a Hodgins con cautela, pero como si concluyera que no tenía
malas intenciones hacia su Señor, soltó el gemelo de este último.
— Lo siento, lo siento. Acabo de regresar de recibir una medalla.
Escuché que estabas en una situación extrema cuando estaba saludando a
todos, así que le pedí a mi superior, con quien me llevo bien, que me
dejara venir aquí. ¿Has estado bien? ¿Estas comiendo bien? Aún no tienes
prometida ni nada por el estilo, ¿eh?
— Puedes decirlo con solo mirar, ¿verdad?
— Esa actitud fría tuya... ha pasado tanto tiempo que la estoy
encontrando entrañable, qué raro... ¿Así que, en lugar de una prometida,
terminaste consiguiendo una hija?— Hodgins desvió su mirada de Gilbert a
la chica. Luego, se agachó de manera natural para mirarla a los ojos.
¿Cuál es tu nombre?— Silencio—. Esta chica es bastante taciturna.
— Ella... todavía no tiene nombre. Es huérfana sin educación y no
entiende cuando le hablan—. explicó Gilbert mientras, sin darse cuenta,
giraba en la dirección opuesta. Por alguna razón, por sus propias
palabras lo lastimaron.
— Tú... eso es terrible. Ella es tan linda. Solo elige un nombre digno de ella. ¿Verdad?
Hodgins le preguntó, pero como esperaba, la chica no reaccionó. Casi
podía oír el tictac de una calculadora saliendo de sus ojos azules.
Era como si hubiera aislado un objetivo, pero estaba haciendo algún tipo
de análisis sobre qué clase de existencia consideraba que era él.
— Me avergonzaré si sigues mirándome así... oye, Gilbert, me enteré de las circunstancias, pero ¿estás bien?
— ¿Con qué?
Hodgins se levantó después de limpiar el polvo de su rodilla. Como era
más alto que Gilbert, este último tuvo que mirar hacia arriba.
— Creo que todavía hay tiempo para retractarse. ¿De verdad vas a dejar a
esta niña en esta fiesta de matanza? Parece que los altos mandos lo
están esperando, pero yo no soportaría que una futura belleza sea
masacrada tan cruelmente.
— No estoy preocupado por eso. Hodgins, es hora de que vayamos a las gradas.
— Oye, Gilbert.
De frente a la chica que solo observaba sin participar en la conversación, Gilbert abrió la boca,
— Puedes... hacerlo, ¿cierto?
Fue una pregunta sin sentido. Ella era incapaz responder. Sin embargo, Gilbert no pudo permanecer sin una confirmación.
— Tú... vas a superarla. Esta situación.
Mientras miraba a la niña, su resolución fue sacudida. Las palabras de
su amigo también aumentaron su sentido de culpa. Sin embargo, se
tragaría todo y se aferraría a un futuro en el que pudiera vivir con
ella.
Desde el momento en que te acepté, nuestros destinos se entrelazaron.
Gilbert creía que tenía que afirmar su casi imposible existencia.
— Estaré mirando desde arriba.
Dejando a la niña con el evaluador de entrenamiento, Gilbert se sentó en
una de las gradas más cercanas al techo. Hodgins se sentó junto a él
como si fuera lo más obvio. Mientras sacaba un cigarrillo y le
preguntaba:
— ¿Quieres uno?
Gilbert lo tomó en silencio. Con el cigarrillo entre sus labios, usó la punta del de Hodgins para encenderlo.
— Ha pasado un tiempo desde que fumé.
— ¡Después de todo, estabas con un niño! Es difícil fumar cerca de ellos.
— Parece que está acostumbrada, pero tose de vez en cuando. Al verla así, ya no pude fumar.
Hodgins entrecerró los ojos amablemente ante el perfil de Gilbert.
— Gilbert, ¿siempre has sido este tipo de hombre? Te has vuelto
realmente suave. ¿Qué hay de comprar una casa? Puede ser inesperadamente
apropiado para ti.
— ¿Estás recomendado eso a pesar de que no tienes intención de casarte?
— ¡Soy filantrópico, así que no puedo quedar atrapado por una sola
persona! Ah, volveré a preguntar... ¿esa niña realmente tiene tanto
potencial para la batalla como dijiste a los superiores?
— Por supuesto—. Gilbert no tenía preocupaciones en ese sentido.
— Oye, no respondas tan rápido.
— Seguramente, incluso yo no puedo ganar contra esa chica. Lo mismo
para ti. Aunque sería una historia diferente si ambos estuvieran
desarmados.
— Eso es mentira, ¿verdad? No hay forma de que yo pueda perder.
Simplemente lo digo, pero aunque puedo ser amable con las mujeres, no me
contengo si son enemigas.
— Tu actitud no es el problema. Ella es un prodigio.
Hodgins se inclinó hacia adelante en la grada y observó a la chica de
abajo. El hombre que se desempeñaba como supervisor le estaba entregando
armas. Pistolas, espadas, arcos: aparentemente eran de libre elección
según sus preferencias. Después de un momento de indecisión, ella tomó
una pequeña hacha. Lo siguiente fue un cuchillo y un arco mecánico de
una sola mano.
Risas se extendieron por el lugar mientras su figura seleccionaba más de
dos armas de manejo diferente. Sin embargo, cuando ella equipó el arco
mecánico en un brazo sin reticencia y disparó un tiro de prueba, la sala
quedó en silencio. Posteriormente, se produjo una ruidosa ola de
susurros.
— Cuanto más fuerte sea el arma, mejor.
Poco a poco, todo el mundo estaba empezando a darse cuenta de la extravagancia de esa hermosa criatura.
Gilbert le había explicado al oficial supervisor que solo se movería si
se le ordenaba “mata”. También había recibido órdenes de sus superiores
de que el que desempeñaría ese papel sería el supervisor, alegando que
era para comprobar si no era solo un truco.
No hay trucos ni nada, pero si eso hace que reconozcan su fortaleza, tendremos que estar de acuerdo.
Los grilletes en los pies de los presos fueron cortados con sables. Les
dieron porras. Su velocidad de precisión y poder era diferente a la del
hacha, pero esas no eran personas que flaqueaban por empuñarlas contra
un niño. Además de eso, era una pelea todos contra uno. Incluso si
hubiera elegido un arma de fuego, sería asesinada si se quedaba sin
balas, así que al final, sería lo mismo que si dejara que el hacha se le
escapara de las manos.
— Huuh, bueno... ¿quién es tu favorito?
— ¿Hah?
— Quiero decir en la apuesta. Sobre quién ganará Después de escuchar lo
que dijiste, apuesto a esa Pequeña Dama. Por cierto, estamos apostando
con cigarrillos. Las mercancías son más valiosas que el dinero en este
momento.
— Haz lo que quieras. Y no tengo ninguno.
— Aggh, entonces te prestaré un poco. Tú también debes apostar cinco a
esa chica. Si ganamos, obtenemos el triple de eso. Si perdemos, invítame
una comida. Con bebidas.
— No necesito cigarrillos.
— Joven Gilbert, estamos usando cigarrillos para poner las manos sobre
otras cosas. Como información o artículos más caros. Si las cosas van
bien, cómprale a esa chica ropa de verdad. Esas prendas primitivas puede
ser que sean buenas para moverse con facilidad, pero no son lindas en
lo más mínimo—. Hodgins argumentó a su conveniencia y dejó su asiento.
Gilbert ni siquiera podía llamarlo sorprendente. Hodgins era el tipo
exacto de hombre que apuesta a favor de una niña justo después de decir
que no soportaría verla morir.
Cuando regresó, las gradas estaban casi ocupadas completamente. Mientras
los soldados observaban, el supervisor hizo su movimiento. No hubo
nadie para aclarar el significado o el origen del experimento que se
produjo; simplemente requirió el consentimiento de Gilbert, a lo que
este último asintió.
Después de dirigir a la niña y los presos a extremos opuestos del campo de entrenamiento, el supervisor dijo en voz alta:
— Ahora, comiencen.
Envuelto en un silencioso calor, comenzó la fiesta de matanza.
Los prisioneros sonrieron mientras miraban a la niña. Ninguno se movió
inmediatamente para intentar matarla. Sus cuerpos habían sido liberados
después de un largo tiempo. Probablemente pensaron que sería aburrido
terminar las cosas tan fácilmente. Mientras tanto, la niña estaba
completamente inmóvil, incluso cuando el supervisor le ordenó “mata”.
Como una estatuilla, se quedó quieta mientras sostenía el hacha.
— ¿Entonces realmente era mentira? Nos han obligado a atender algo tan
patético—. Algunos bromeaban sin importarles que Gilbert los oyera.
— No hay manera de que la niña pueda ganar contra los adultos. Solo
retráctate ya. Pobrecita—. Algunos murmuraron a favor de la niña.
— Los Bougainvilleas seguro han caído bajo. Pensar que tratarían de
atraer la atención con esta farsa—. En un momento tan crítico, algunos
incluso hablaron mal del poder conservado por la familia de Gilbert.
— Qué desperdicio de nuestro tiempo—. Los soldados de los alrededores hablaban estridentemente entre ellos.
— Oye, Gilbert—. Hodgins lo llamó con aprensión, pero Gilbert permaneció callado sin mostrar nerviosismo.
¿Por qué no se mueve?
Gilbert observó a la chica. Ella agarró el hacha con fuerza. No había forma de que no tuviera voluntad de atacar.
En ese entonces, ella también estaba sosteniendo esas armas sin
dudarlo. Tampoco presenta signos de tener miedo. Falta algún tipo de
señal. Pero si esa no es la orden, entonces, ¿qué es?
Mientras razonaba, el hombre más grande del grupo se salió de la línea
para atacar a la chica, girando la porra y riendo. Aunque estaba a
cierta distancia, la niña no se movió.
— ¡Oye, Gilbert! ¡Ella será asesinada así!
Con un movimiento brusco, la chica reaccionó a la voz de grito de
Hodgins, mirando hacia las gradas. Sus orbes azules encontraron a los
verdes de Gilbert entre los muchos otros soldados.
— ¡Gilbert, ve a detenerlos! ¡Oye!
Sus miradas se fusionaron y, por un segundo, Gilbert tuvo la sensación
de que sus latidos también estaban sincronizados. Thump, thump, thump.
Podía sentir el sonido perturbador de su propio corazón resonar en sus
oídos.
Por alguna razón, el tiempo transcurría lentamente. Hodgins era
demasiado ruidoso a su lado. Los superiores maldecían a la chica con
palabras inapropiadas. Podía oírlos, pero era como si estuvieran en un
video en cámara lenta.
En sus ojos, el prisionero se acercó a la niña a un ritmo apático. El
espacio entre ellos se estaba cerrando. Ante ese peligro mortal
inminente, miraba solo a Gilbert. No importa cuántas veces el supervisor
diera la orden, sus ojos no reflejaban a nadie más que a él.
Ella mira fijamente... a su elegido.
En respuesta a eso, Gilbert recitó la palabra mágica,
— Mata.
Habló en un volumen que solo las pocas personas a su alrededor habrían
podido escuchar, pero definitivamente había llegado a la chica. El
sonido del hacha cortando el viento mientras daba vueltas lo siguió de
inmediato.
La hoja del hacha de madera tenía unos quince centímetros de longitud.
El arma letal fue liberada de la mano de la niña, volando en el aire.
Fue lanzada después de ser sostenida en alto desde atrás, girando
continuamente en bellos arcos.
El lanzamiento de la chica había sido demasiado casual. Ella apuntó a
matar sin vacilar, moviéndose extremadamente calmada y sin tener dudas
sobre qué hacer para defenderse del amenazante adversario.
— Ah—... un gemido idiota pero lastimero escapó de los labios del prisionero.
Al mismo tiempo, la gente en la audiencia quedó boquiabierta con las mandíbulas caídas.
— AAA-AH... AAAA-AAAH... AAAAAA-AH, AAH, ¡AAAAAAH!
El hacha había aterrizado en su frente. La sangre brotaba de la herida.
— AAAAAAAAAAAHH! UH... AH... AUUAAAAAAAAH, AAAAH, AAAAAAAAAAAAH-AAH... AH, AAAH ... ¡AH, AH, AH!
Inmediatamente, la niña apuntó con el arco mecánico y disparó una flecha
de hierro. Golpeó perfectamente el mango del hacha clavada en la cabeza
del prisionero. Con el impacto de la flecha, la cuchilla fue enterrada
aún más dentro de su cráneo. El prisionero siguió gritando hasta que
colapsó hacia atrás con una expresión dolorosa y agonizante.
Toda la charla cesó.
Sin prestar atención a la multitud, la chica movió sus pequeños pies en
dirección al prisionero convulso, apuntando el arco hacia su torso y
disparando otra flecha mientras se acercaba. Fue un asesinato
despiadado, preciso y mecánico. La flecha de hierro le atravesó el pecho
y le quitó la vida para siempre.
La niña recuperó el hacha del cadáver y la balanceó ligeramente hacia
abajo, la sangre y la grasa de la hoja salpicó el suelo. También parecía
familiar con el patrón sucesivo de recoger las flechas de hierro y
reposicionarlas. Aunque su cuerpo era el de una niña pequeña cuando se
detuvo, su imagen era la de un hábil cazador cuando se movía.
Nadie había previsto que la alfombra tendida en el campo de
entrenamiento estaría manchada con la sangre de los prisioneros. Pero a
partir de ese momento, ese lugar estaría cubierto por ella. Una niña
soldado que grabaría su nombre en la historia del ejército de
Leidenschaftlich estaba a punto de nacer. Mientras los espectadores
aceptaban temerosamente esa premonición, sus miradas se centraron en
Gilbert.
Se levantó, apoyando su cuerpo contra la barandilla de seguridad. Una
vez más, él dio la orden, gritando a todo lo que daban sus pulmones,
— ¡Mata!
La niña se movió como una muñeca automática. Ella aceleró, su pequeño
cuerpo descendiendo progresivamente. Una vez más, arrojó el hacha, que
todavía brillaba con sangre, al punto vital de uno de los prisioneros.
A pesar de estar abrumados, unos prisioneros se dispersaron y otros
cargaron empuñando sus porras. Los que escaparon fueron fusilados sin
piedad repetidamente en la cabeza por las flechas. Los valientes
cooperaron el uno con el otro y rodearon a la niña. Parecía que
planeaban acorralarla y golpearla hasta la muerte. Atacaron al mismo
tiempo, tratando de robarle sus armas.
Pero ese plan fue un error.
En el momento en que no se podía ver a la niña a través de los espacios
entre sus cuerpos, los prisioneros gritaban y rodaban por el suelo. Sus
tobillos habían sido golpeados, y no fue un ataque al azar, los apuñaló y
los cortaba una y otra vez. Esa táctica podría ejecutarse debido a la
flexibilidad efectiva de la niña. Su silueta mientras estaba de pie con
el cuchillo en la mano en medio de los caídos era horriblemente
extraordinaria, como un hada concebida a partir de pétalos de sangre.
Cuando un prisionero intentaba escapar mientras arrastraba sus pies,
corrió a agarrar su cabeza por detrás y le rasgó la garganta con el
cuchillo, terminando su vida en silencio. Sus movimientos de manos eran
similares a los de un chef que decapitaba peces y pollos. Luego se
volvió hacia los prisioneros que esperaban ser deshechos, asesinándolos
uno por uno. En el proceso, el cuchillo finalmente se volvió
inutilizable y no pudo matar con nada excepto con las porras.
— ¡No! ¡No! ¡No!
— ¡Ella es un monstruo! ¡Ayúdennos! ¡Oigan, ayúdennos!
— ¡NOOOOOOOOOOOO!
Utilizó una porra persona por persona. Las caras de los prisioneros se
convirtieron sin problemas en depresiones profusas. Poco a poco, incluso
algunos de los soldados en las gradas, acostumbrados a ver cadáveres en
el campo de batalla, comenzaron a vomitar y alejaron sus ojos de tal
atrocidad. Sin embargo, Gilbert lo miró todo. Agarrando firmemente su
espada y reprimiendo sus emociones, mantuvo los ojos bien abiertos hasta
el final.
La que originalmente pretendía servir de cebo para este juego homicida
había sido la niña. Sin embargo, tampoco había deseado que ella fuera la
única que respiraba al final. Después de que todos los prisioneros
habían sido asesinados, ¿habían sido insuficientes ya que la niña miraba
fijamente al supervisor que observaba todo mientras sostenía un arma?
El asustado supervisor apuntó con el arma a la niña, pero si era capaz
de matarla o no era debatible. Independientemente del arma usada para
enfrentarla, las posibilidades de ganar eran escasas. Ella era absoluta.
Sus técnicas de lucha usando múltiples armas compensaban su menor poder
físico. Sus habilidades sobresalientes fueron superiores a la fuerza
bruta.
¿Dónde había aprendido todo eso y qué solía hacer? Incluso si pudiera hablar, no se podía esperar una respuesta decente.
Sus técnicas de asesinato dejaron en claro que tenía un don para
conquistar las cosas a través de la carnicería. Ni siquiera ser superada
en número era un problema. La audiencia de este “espectáculo” fue
extasiada por ella y no pudo evitar aplaudir ante su maravilloso
talento. Ella era un prodigio. Si existían dioses que controlaran la
muerte, seguramente ella era muy querida por ellos.
La pequeña asesina que había obedecido las órdenes de su Señor dirigió
su mirada hacia Gilbert. Ojos azules y verdes se encontraron.
— Detente—. Sacudió la cabeza hacia la chica. Cuando Gilbert dijo esto,
ella dejó caer la porra que había estado sosteniendo y se arrodilló en
el acto.
Sentada en el charco de sangre, la niña respiraba profusamente. Incluso
cuando estaba sofocada con sangre y grasa, su figura mientras inhalaba y
exhalaba con labios tan pequeños no era más que la de una niña. Eso
solo la hizo más terrorífica.
Hodgins previamente se había sentido pésimo hacia Gilbert, ya que este
último había estado demasiado despreocupado, pero se sintió un poco
aliviado al ver que su perfil estaba pálido, el puño cerrado temblaba.
Hodgins era el tipo de tonto que intentaría hacer una broma en esta
situación, pero como sus propias manos también estaban temblando, se
conformó con golpear la espalda de Gilbert.
— Esto es todo un descubrimiento, mayor Gilbert.
Gilbert no respondió al alegre elogio.
Se había dado cuenta de dos cosas con este “experimento”. Una era que la
niña tenía una fuerza incomparable y era realmente un monstruo. La otra
era que probablemente solo escuchaba sus órdenes.
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Las acciones de la niña habían convulsionado al ejército de Leidenschaftlich.
Más tarde, Gilbert recibió una orden interna. El superior directo le
informó que se había establecido una nueva tropa para que la dirigiera
como capitán-comandante. Según lo dispuesto originalmente, la unidad de
ofensiva fue nombrada Fuerza Especial de Ataque del Ejército de
Leidenschaftlich. Se le requirió a Gilbert que dirigiera dicha unidad en
la próxima batalla final. Además, había una cosa más que se esperaba
que hiciera: mejorar un arma secreta que no figuraba en los documentos
que enumeraban a los soldados que constituían la tropa.
Leidenschaftlich certificó su existencia como armamento, no como
persona. Su usuario era Gilbert Bougainvillea. No había un nombre
registrado. En realidad, la unidad atacante había sido creada para ella.
El día había terminado en un instante mientras se trataban diversas
preparaciones y comunicaciones para el lanzamiento del equipo. Gilbert
la saludó formalmente como una subordinada, y aunque se le había
prohibido acercarse a las puertas de entrada, se le permitió caminar
alrededor de los cuarteles. A pesar de no estar registrada como humana,
ella era la que siempre estaría a su lado a partir de ese momento.
De acuerdo con las palabras de Hodgins, de alguna manera logró persuadir
a una oficial aterrada de hacerse cargo de las necesidades diarias de
la chica. Se había cortado el pelo y vestía un uniforme militar
completamente nuevo, se hizo famosa en las oficinas centrales, y hubo
quienes llegaron tan lejos como para ir hasta el dormitorio de Gilbert a
verla. Si tuvieran en rangos más bajos que él, se iban con solo un
grito, pero no podía hacer nada imprudente cuando se trataba de
oficiales superiores. También había muchos que miraban fijamente a la
chica con ojos pervertidos, lo que le hacía suspirar varias veces al
día.
Estoy haciendo algo terrible.
Era cierto que la niña era diferente de los seres humanos normales, y
también que era alarmantemente fuerte y podía asesinar a varias personas
a la vez. Sin embargo, también era cierto que ella era una “jovencita”.
No importa cuántos perecieron por sus manos, ella era solo una niña
pequeña, y la razón por la que no hablaba era que nadie le había
enseñado cómo hacerlo.
Si ella es un monstruo, ¿está bien usarla así? ¿Está bien utilizarla como arma? Aunque era algo que el propio Gilbert había comenzado, vaciló en sus adentros. Aunque, ¿en qué otro lugar podría dejar a esta niña?
Era un problema auténtico, pero ignoró el dolor de su conciencia y lo
dejó en el fondo de su mente. Si había algo que él podía hacer, creía
que era convertirla en una gran soldado. Después de todo, ella era una
niña guerrera enviada por el cielo que solicitaba sus órdenes.
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La ceremonia de despedida se completó. La noche anterior a la fecha de
despacho, Gilbert decidió hablar con la chica sobre sus sentimientos en
el dormitorio.
Su silueta justo antes de irse a dormir, vestida con un negligé, era
insoportablemente adorable. Su cabello dorado suelto era tan suave como
un toque de seda. A partir de mañana, se teñiría de nuevo con el color
de la sangre.
La hizo sentarse en su cama, arrodillándose en el suelo para mirarla a los ojos.
— Escucha. A partir de mañana, irás al campo de batalla conmigo. Tomaré
prestada tu fuerza. Seguramente, todavía no entiendes por qué tienes
que hacer esto, o por qué... estás conmigo después de separarte de mi
hermano—. La chica simplemente escuchaba las palabras de Gilbert—. No
sabes nada. No sabes nada excepto cómo pelear. Estoy haciendo uso de
eso. Es por eso que tú también debes hacer un esfuerzo para usarme.
Cualquier cosa esta bien. Oro, posiciones de poder... róbame lo que
quieras. Vuélvete capaz de pensar en todo tipo de cosas. Yo... no puedo
protegerte de ninguna otra manera. De hecho, quiero conseguirte padres
para que te críen adecuadamente. Pero no puedo—. Admitió Gilbert
dolorosamente—. Estoy... asustado... de que hayas matado a alguien sin
que me haya enterado. Quiero que... entiendas por qué eso me aterra
tanto. Está bien si lleva tiempo. Aunque solo sea un poco, acepta mis
valores. Si lo haces, deberías poder convertirte en algo más que una
“herramienta”, que es como que te están tratando en este momento. Por
favor, busca un lugar al cual pertenecer a mi lado y sigue viviendo.
Él habló desesperadamente con las manos apoyadas en sus delgados
hombros. De todos modos ella no entendía lo que estaba diciendo, pero
incluso mientras era consciente de eso, al no tener ningún otro método
para transmitir sus sentimientos, Gilbert continuó, sonriendo con ligera
angustia a la chica que continuaba sin decir nada.
— Decidí... llamarte Violet. Así es como te llamarás. Es el nombre de
una diosa flor mitológica. Cuando seas grande... definitivamente te
convertirás en una mujer digna de él. Entiendes, ¿Violet? No seas una
“herramienta”, se “Violet”. Conviértete en una chica adecuada a ese
nombre.
La niña, Violet, miró aturdida al hombre que decía su nombre,
parpadeando varias veces. Mientras lo hacía, aunque se suponía que no
sabía cómo hablar, por alguna razón, asintió lentamente y abrió la
boca.
— Mayor.
Los ojos de Gilbert se abrieron con asombro ante el susurro que se escapó de sus labios.
— ¿Puedes usar palabras?
Su corazón se aceleró hasta el punto de ser doloroso. Las palabras que
dijo en los innumerables días que pasó conversando con ella pasaron por
su mente instantáneamente.
— Mayor.
— ¿Entiendes lo que estoy diciendo, Violet?— Preguntó, algo feliz a pesar de encontrarse algo ansioso.
— Mayor—. No importaba cuánto preguntara, ella no decía nada más. Luego, señalándose a sí misma, repitió—: Mayor.
— Incorrecto, eres Violet—. Tomando su pequeño dedo índice, él
alternativamente la señaló a ella y a sí mismo varias veces—. El mayor
soy... yo. Tú eres Violet ¿Entiendes? Soy el Mayor. Tú eres Violet.
— Mayor. Violet.
— Correcto. Eres Violet.
— Mayor.
— S-Sí. Yo soy... yo soy... el Mayor.
¿Por qué ella había comenzado a hablar repentinamente? ¿Por qué su
honorífico fue la primera palabra que pronunció? ¿Se habría enterado
ella de que lo llamaban “Mayor” al oír a alguien referirse a él como
tal? ¿Había sentido que estaba tratando de darle un nombre y decidió
confirmar el suyo? Solo ella sabía las respuestas a tales preguntas. Al
final, ella todavía no podía decir nada además de “Mayor” y “Violet”.
Tristemente afligido, Gilbert apoyó la cabeza en su hombro y suspiró.
Ella simplemente lo dejó hacerlo. Ignorándolo mientras su cabeza colgaba
descuidadamente, continuó susurrando: “Mayor”. Fue un intento de
memorizarlo, como para nunca olvidar la palabra.
— Mayor.
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A través de su flequillo dorado, sus ojos azules se abrieron lentamente.
Sonidos de explosiones subsecuentes hicieron eco en los alrededores. El
cielo era de un azul soleado, pero desde los ojos de los pájaros arriba,
solo se podía ver un tiroteo continuo. En una llanura deshabitada que
era casi un desierto, la unidad se dividió en dos facciones, trabajando
en ofensiva y defensiva.
La dueña de los ojos azules era una mujer que no encajaba para nada en
una tierra de guerra. Con una belleza similar a la de una muñeca, su
complexión demasiado refinada se veía como algo inalcanzable para la
gente común. Todo su cuerpo estaba cubierto de tierra mientras ella
yacía de espaldas sobre el suelo, murmurando mientras miraba al hombre
que la miraba agitado:
— Mayor... ¿por cuánto tiempo... he estado inconsciente?— La voz que salió de sus labios rojos tenía una dulce tono en ella.
— Ni siquiera un minuto completo. Acabas de sufrir una conmoción
cerebral leve debido al impacto de una explosión. ¿Estás bien? No te
fuerces a ponerte de pie.
El que respondió era un hombre de enormes ojos esmeralda. Su uniforme de
batalla estaba hecho de tela verde pasto y piel blanca. Tenía hermosos
rasgos faciales que armonizaban con su expresión sombría.
La joven inmediatamente se sentó, a pesar de que le dijeron lo
contrario, y confirmó la situación. En la línea del frente había
soldados que vestían los mismos uniformes militares, formando una
barrera protectora en el campamento para bloquear los disparos. Detrás
de ellos había un agujero gigantesco con numerosos cadáveres
distribuidos a su alrededor. Los médicos de combate estaban en todas
partes, pero no se esperaban muchos sobrevivientes. En el otro lado de
la barrera de los aliados, más allá del polvo que soplaba en los campos
enemigos, el arma de gran calibre, que había creado la montaña de
cadáveres, se perdió de vista. Probablemente retrocedió debido al
bombardeo y no mostró signos de movimiento en el corto plazo.
— Mayor, cruzaré al otro campamento, causaré problemas y romperé su
equilibrio. Entonces acabaré su cañón. Como es tan grande, tomará tiempo
para volver a cargarlo. Por favor, deme ayuda.
Tan pronto como ella lo dijo, la joven levantó el hacha de batalla que
había estado sosteniendo incluso cuando había perdido el conocimiento.
Mientras los sables, las armas y los cañones eran comunes, el hacha de
guerra era un arma clásica. Era amenazante en combates a corta
distancia, pero no sería más que una desventaja contra un oponente a
larga distancia. Para compensar eso, el hacha con mango largo manejada
por la joven era enorme. La longitud total era probablemente más que su
altura.
El llamado “Mayor” mostró una expresión agónica por un momento, pero de inmediato levantó la voz y dio órdenes,
— ¡Violet detendrá las balas de cañón! ¡Vanguardia frontal, protéjanla
desde donde están! ¡Vanguardia trasera, cubran a Violet y desháganse de
quien sea que interfiera!
Los soldados que estaban detrás de la espalda del mayor se formaron
rápidamente mientras ella se preparaba, colocando la empuñadura de su
arma a gran escala, que tenía casi el mismo diámetro que el cuerpo de un
niño humano, sobre su hombro. La razón para hacerlo solo podía ser
comprendida mientras despegaba.
— ¡¡Fuego!!
Un disparo de bala de cañón después de la señal voló más allá de Violet
cuando ella echó a correr, aterrizando en el suelo y creando humo blanco
cuando estalló. Era una bomba de humo; una forma de esconder su persona
de la línea enemiga. Desde el otro lado solo podía ver una niebla
creciente. Las tropas con estrellas en sus banderas del ejército, una
prueba de eran de la alianza del Norte, dejaron de moverse ante la
inesperada cortina de humo.
— ¿Tienen intención de huir?
Preguntó uno de los soldados del Norte sorprendido mientras aflojaba
accidentalmente la mano que tenía en el gatillo de su arma y el
comandante le regañaba. Este último gritó instrucciones para disparar a
la pantalla de humo, pero cuando las balas fueron disparadas contra el
objetivo invisible, desaparecieron. Solo dio paso a la ansiedad, ya que
era un desperdicio inevitable de munición.
El humo blanco se extendió como una nube de tormenta. Dicha visión era
el único matiz para los guerreros cuya misión era quitarles la vida a
sus enemigos. No era algo para sentirse incómodo; más bien, solo causaba
perturbación. Un indescriptible “temblor” surgió dentro de sus cuerpos
ante el abrupto silencio provocado por Leidenschaftlich después de un
tiroteo tan acalorado.
El espacio entre los dos campos comenzó a aclararse. Cualquiera que
fuera el próximo movimiento del ejército de Leidenschaftlich, no había
manera de que los atacara repentinamente. Una vez que el humo se asentó,
¿no quedaría nada? O mejor dicho, ¿habría una “bestia” aterradora que
avanzaba hacia ellos desde ese bosque de humo que estaba adelante?
— Sí, sí... ¡algo viene!— Se escuchó un grito una vez que la premonición se hizo realidad.
Algo que parecía una serpiente surgió de la cortina de humo y se
envolvió en el tobillo de uno de los soldados. Inmediatamente se vio
atrapado en la blancura, y de ella se escucharon sus gritos de angustia
fatal.
En poco tiempo, el objeto no identificado regresó. Mirando de cerca, era
una larga cadena con contrapesos. Su punta tenía un adorno en forma de
fruta de la planta physalis. Parecía que su usuario intentaba el mismo
movimiento otra vez, estaba dirigido a los pies de otra persona y fue
repelido por un sable.
La cadena se retiró rápidamente, volviendo después de unos segundos.
Como si la velocidad previa hubiera sido simplemente una prueba, regresó
golpeando en la cara a todos los tiradores de la guardia delantera con
una rapidez notablemente diferente. El movimiento lo hizo con el adorno
de la punta de la cadena, que en realidad era un grupo de hoces
afiladas. Les quitó dolorosamente los ojos y la nariz a los soldados, y
rápidamente dejó sin poder luchar a decenas de personas.
— AAH-AAAAAAH-AAH... ¡AH, AH!
— ¡DUELE! ¡DUELE, DUELE, DUELE! AH, AH, AH... ¡NO... NOOOOO!
— ¡MATÉNLA! ¡NO DEJEN QUE ESA COSA NOS ATRAPE!
Múltiples órdenes y gritos entremezclados.
El comandante, a quien los soldados habían estado protegiendo, terminó
al descubierto. Como si apuntara a una presa indefensa, la cadena se
extendió. Las hoces de la punta le atraparon la cabeza. Después un
sonido similar a un disparo, la decoración que terminó convirtiéndose en
parte del armamento aplastó la cara del comandante en el acto. La
sangre se derramó, la carne salpicó. El comandante cayó de rodillas y
colapsó sin vida.
Los aliados del Norte se quedaron totalmente inmóviles por un momento
ante la inesperada brutalidad, antes de que una infinidad de gritos
llenase nuevamente el espacio.
— ¡Ataque! Cualquiera que sea el oponente, ¡mátenlos!
Dijo alguien en medio de los disturbios. Parecía que el cañón que se
estaba preparando muy atrás de la guardia frontal finalmente estaba
listo para disparar nuevamente. Su intención era probablemente volar al
enemigo desconocido.
La cadena empapada de sangre arrojó sin piedad a su víctima y regresó al
humo, apuntando al cañón una vez que regresó. El artillero se puso en
posición una vez que se hicieron los preparativos para la descarga. Sin
embargo, no fue atacado del mismo modo que el comandante; en cambio, el
arma lo ató por las manos y los pies, como para sujetarlo al cañón.
Tal como lo había hecho hasta ahora, la cadena se retiró en la misma
dirección de la que venía. Probablemente tenía una función de extensión y
contracción, y no podía arrastrar nada demasiado pesado. Dado eso, lo
que sucedió después es que la cadena fue tirada por el lado opuesto. Se
escucharon sonidos de maquinaria más allá del humo.
El usuario de la cadena finalmente se reveló. Podrían haber estado
esperando que el caos extremo alcanzara su punto máximo. Solo un soldado
estaba de pie en medio de la cortina de humo, retrayendo la cadena que
unía firmemente al cañón y al artillero. Llevaba un hacha de batalla del
tamaño de una persona.
— ¿¡Qué es eso!?
La desconcertante arma del intruso era extraña: la cadena de contrapeso
se extendía desde el extremo del mango del hacha. Avanzaba hacia el
campamento enemigo a gran velocidad mientras se impulsaba hacia la
cadena de reducción automática. Además de eso, tenía una pistola en la
mano, disparando a la gente con la que se cruzaba en la cabeza, yendo
tan lejos como para saltar artísticamente al cañón y exponerse a los
soldados del ejército de la alianza del norte.
El guerrero con la peculiar hacha de guerra que había penetrado en la
defensa enemiga era una chica de ojos azules y cabello dorado. Llevaba
el uniforme militar de Leidenschaftlich como prueba de que ella era
parte de él. Los soldados se sorprendieron no solo por el hecho de que
ella era una mujer o porque parecía demasiado joven, sino también por su
sorprendente belleza.
— Advertencia. Si no quieren morir, ríndanse.
La maravillosa soldado pateó la cadena con sus botas militares, haciendo
que se sacudiera violentamente el coñón, exigiendo su rendición.
— Aquellos que no dejen sus armas en el suelo—. una de sus manos se
aferró al hacha de batalla, la otra a la pistola—. Se considerará como
si planearan contraatacar, y serán aniquilados en nombre del ejército de
Leidenschaftlich—. Antes de terminar la última oración, Violet levantó
el hacha sobre su cabeza.
Incluso sin una señal de comienzo, la batalla se reinició. Violet saltó a
la horda de soldados que vinieron a buscarla con los ojos inyectados en
sangre. Múltiples cuchillas le apuntaron simultáneamente, como para
ensartarla.
— La advertencia fue dada.
No importaba lo increíble que fuera el arma que ella usara, era
extremadamente imprudente arrojarse sola al campamento enemigo. Pero aun
así, una lluvia de cadáveres estalló en su entorno. Era lo mismo que
cuando había peleado en los campos de entrenamiento de Leidenschaftlich.
Una lluvia de sangre salpicó el suelo. En medio de la tormenta roja, ella era una hermosa flor que brotaba.
Manipulando el hacha de batalla, que era lo suficientemente alarmante
con solo mirar, Violet golpeó y cortó a los enemigos. Como su pistola se
volvió inutilizable, les robó armas de fuego: pistolas, bayonetas,
rifles, cualquier cosa. Ella no mostró problema a usar todo tipo de
arma. Por el contrario, cuando las robó, parecían volverse aún más
vigorosas en sus manos.
Incluso contra soldados mucho más grandes y más fuertes que ella, como
un acróbata, saltó como si bailara, poniendo en uso sus extraordinarias
habilidades físicas. Su figura mientras lo hacía era espectacularmente
impresionante. Ella poseía la fuerza de mil hombres en técnicas cuerpo a
cuerpo y de armas.
Las tropas de Leidenschaftlich llegaron un poco después al infierno de
gritos agonizantes en los que se había convertido el campamento enemigo.
La victoria perteneció a la Fuerza Especial de Ataque del Ejército
Leidenschaftlich.
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La batalla había sido desencadenada por el hecho de que la tropa de
Gilbert se estaba moviendo al siguiente campo de batalla. Ya sea por
filtración de información o por una verdadera coincidencia, se habían
topado con la unidad enemiga de antes y de repente habían entrado en
combate.
Después de dejar la tortura de los prisioneros de guerra a otra persona,
Gilbert Bougainvillea caminó en línea recta mientras mostraba su
agradecimiento a los soldados confirmando el daño que cada persona había
recibido. Ante de su campo de visión estaba Violet, que estaba sentada
en el suelo sosteniendo el hacha de guerra y apoyada en uno de los
camiones militares con los ojos cerrados.
— Violet, he traído agua—. Mostró la botella de agua en su mano.
Violet abrió los ojos en un instante, aceptó la botella y, después de
llevársela momentáneamente a los labios, se echó el agua sobre la
cabeza. Sangre y barro fueron lavados de su cara.
— ¿No tienes heridas? ¿Te duele en algún lado?
— Mayor, no hay problema. Una bala rozó mi hombro, pero la hemorragia
ya se detuvo—. Las vendas debajo de su uniforme de combate estaban
teñidas de negro por sangre. Un botiquín de primeros auxilios yacía en
el suelo.
A pesar de ser la que más contribuyó en la batalla anterior, nadie
expresó su gratitud hacia ella más que Gilbert. Todo el mundo
simplemente observaba desde lejos, como si una valla hubiera sido
colocada a su alrededor.
— Deberías descansar adentro. Tengo un auto sin nada más que equipo
para limpiar. Tardará un par de horas llegar a la ciudad donde hay
suministros. Ve a dormir—. Gilbert señaló el vehículo más grande de la
unidad.
Violet asintió, tambaleándose hacia el vehículo mientras arrastraba el
hacha de batalla. Se subió a la camioneta militar con una capota
convertible, acuclillada en un lugar hecho para que una sola persona
durmiera. Inmediatamente cayó dormida.
Después de confirmar que Violet había entrado en el vehículo, Gilbert
comenzó a dar órdenes a los otros soldados. Toda la tropa dejó esa
tierra atrás, alejándose con seriedad.
El sol se estaba poniendo, el cielo cambiaba de naranja a cobalto
oscuro, cuando la unidad finalmente llegó a su destino. La ciudad era la
base de las divisiones del ejército de Leidenschaftlich. Las tropas de
Gilbert fueron bienvenidas y recibidas por camaradas en el dormitorio.
Se quedarían allí por unos días.
Gilbert dijo brevemente a los que no resultaron heridos que "no
sobrepasasen los límites" como una forma implícita de regañarles
mientras les daba permiso para salir. Al final, el número de miembros de
la Fuerza Especial que habían permanecido en el dormitorio era pequeño.
Violet durmió en su habitación, que era el único alojamiento privado en
lugar de uno compartido.
— Mayor. Mayor, no es necesario—. Mientras Gilbert se dirigía a su
habitación con una bandeja de cena, uno de los miembros de la división
local lo llamó nerviosamente—. Yo lo llevaré—. dijo el joven mientras se
ofrecía a llevar la bandeja, pero Gilbert negó con la cabeza.
— Se ha dicho algunas veces, pero como algunos de nuestros empleados terminaron volviendo como cadáveres, este es mi trabajo.
— Eh, ¿“cadáveres”? ¿Fueron asesinados por esa mujer? ¿Es... Violet?
— Está bien. Bueno, cuando preguntamos al respecto, nos dijeron que era
porque eran culpables de acciones que inevitablemente habrían resultado
en su muerte—. Aunque su explicación era parca, cualquiera que no fuera
desproporcionadamente ingenuo podría entender las implicaciones en
ella.
— ¿Es por eso que está tiene una habitación para ella?
No hubo mucha reacción. A los ojos de otros miembros, probablemente
parecía que Violet recibía un trato especial, ya que ella era una chica
soldado. ¿O tal vez porque era el objeto del afecto de Gilbert? Había
muchas maneras de verla en una luz obscena.
Gilbert escupió un discurso que ya se había acostumbrado a dar.
— Ella es por mucho el miembro más hábil de nuestra unidad. En
circunstancias normales, ella tendría una medalla adecuada en su pecho y
se supone que deberías saludarla. Pero como lamentablemente ella es
mantenida en secreto, al menos puede ser tratada de acuerdo con sus
logros. De todos modos... aunque tu oferta fue por cortesía, no puedo
aceptarlo. Si hay algo en lo que pueda necesitar ayuda en el futuro,
contaré contigo. Hazte a un lado.
El joven tenía una expresión compleja, pero se inclinó y se retiró. A
medida que el sonido de sus pasos crecía más, Gilbert suspiró.
Me hace querer un tatuaje en mi cara que diga “no preguntes”.
Habían pasado unos años desde que había aceptado a la pequeña Violet. No
importaba a dónde fuera ni a quién conociera, lo buscaban para obtener
explicaciones sobre su existencia. No había manera de evitarlo.
Un rumor plausible corría entre el ejército de Leidenschaftlich: que el
hijo de la familia Bougainvillea, los héroes del país, tenía una chica
soldado que era celebrada como una diosa de la guerra. También parecía
que la llamaban “la doncella guerrera de Leidenschaftlich”, un apodo que
alguien había inventado. No era un título dado a una simple chica
soldado. Fue entonces cuando los hombres comenzaron a rodearla a menudo,
después de conocerla en persona las personas que habían creado una
imagen de monstruo para ella comenzaron a difundir de boca en boca, que
era como una bruja con el rostro de un ángel. Tener un subordinado con
una belleza demoníaca y una prominencia destacada de origen natural en
la batalla le dio un momento difícil como jefe.
La crié para que sea digna de su nombre.
La vajilla resonó cuando Gilbert subió por la vieja escalera de madera
del dormitorio. Aunque varias partes de la división habían recibido
advertencias de no acercarse a su habitación, se encontró con numerosos
hombres que trataban de asomarse al interior y les gritó. Solo llamarles
por sus nombres fue suficiente para que se fueran. Suspiró de nuevo ya
que tendría que hacer arreglos para que el líder de su unidad los
castigara.
Abrió la puerta después de llamar.
— Violet.
A su llamado, ella levantó la cabeza de su posición acurrucada en el colchón, vistiendo una camisa de hombre demasiado grande.
— Comamos.
Gilbert, que había traído su propia comida, la dejó sobre la mesa en la
esquina de la sala y se sentó en la silla que la acompañaba. Luego le
entregó a Violet su parte en la bandeja.
— ¿Puedes sostenerlo... con ese brazo?
— Muchas gracias. El lado derecho está ileso.
Mientras se inclinaba gentilmente en gratitud, no había nada en sus
acciones que pudiera decir que se parecían a la vez que se habían
conocido. Su cuerpo también se estaba transformando del de una niña al
de una mujer con el paso de los años.
— Mayor... ¿está bien con no salir?
Después de decirle a Violet que comiera mientras sostenía la cuchara sin tocar la comida, Gilbert respondió:
— Los informes se han estado acumulando, y también hay una reunión para
decidir la estrategia de la próxima batalla. Jugar por ahí es el
trabajo de otras personas. Sin embargo, es otra historia si tú quieres
salir. Te habrían permitido si hubieras ido con alguien.
— ¿Con quién?
— ¿Quién sabe? Cualquiera está bien.
Violet negó con la cabeza. Ella no hablaba con los camaradas que
trabajaban en la misma unidad. Probablemente se debía a la llamada “una
cucharada de miedo y dos cucharadas de falta de tacto”. Aquellos que la
veían pelear de cerca inevitablemente querían mantener continuamente la
distancia. Gilbert era condescendiente, pero eso no se aplicaba a todos.
Esto no es nada.
Y así, ella había crecido sin hablar casi nunca con nadie más que él.
Sin embargo, si ella se apega a otra persona, sería un problema.
Eso tenía que ver con sus preocupaciones sobre que le “robaran” su
“arma”, pero últimamente también había motivos emocionales prohibidos.
— Si te falta algo, solo pídele a una mujer oficial que te lo compre. ¿O quieres hacerlo tú misma?
— No, tengo todo lo que necesito, así que está bien.
— Como no usas tus ahorros, se han acumulado... ahora eres una
adolescente, así que está bien comprar uno o dos accesorios. Puede que
no haya muchas oportunidades para usarlos, pero es bueno tener uno.
— ¿Qué es una “adolescente”?
— Niños que han crecido tanto como tú. Aunque pareces... un poco... madura para tu edad.
Habían pasado cuatro años desde que los dos se habían conocido por
primera vez, sin que Gilbert supiera nunca su edad real. Suponiendo que
ella tenía diez años en ese momento, ahora tenía catorce. Si ella fuera
normal, Violet aún tendría cara de querubín. Sin embargo, sus
características extremadamente sofisticadas borraron esa inocencia y la
hacían parecer una mujer adulta.
Después de enseñarle cómo hablar, Gilbert había intentado preguntarle
sobre su pasado, pero no tenía recuerdos antes de conocer a Dietfriet.
Antes de que ella se diera cuenta, según Violet le había dicho, estaba
en una isla habitada esperando las órdenes de alguien.
— ¿Qué compran las adolescentes?
— Veamos... no estoy casado y no he visto a mis hermanas muy a menudo
después de haber sido enviado al campo de batalla, así que no puedo
decir mucho, pero... creo que son cosas como vestidos, broches, anillos y
muñecas lindas.
Violet miró su hacha de guerra y su mochila militar colocada en la
esquina de la habitación. El hacha descansaba detrás de su Señor,
envuelta en una tela sucia. Su equipaje consistía solo en eso.
— Creo que no tiene sentido que yo tenga algo de ese tipo. Solo...
recibir Brujería del Mayor es suficiente. El diseño es justo como
esperaba y es bastante fácil de manejar.
El hacha que había usado en el campo de batalla anterior era un encargo
especial que Gilbert había pedido para ella. El nombre que le dio su
creador fue “Brujería”.
Gilbert sonrió con amargura ante el hecho de que se parecía mucho a
Violet, que anhelaba un arma mortal, en vez de querer cosas que la gente
común haría.
— Si yo... hubiera hecho más por ti cuando eras más joven, me pregunto si tendrías interés en esas cosas.
Él nunca había intentado comprarle vestidos o muñecas. Durante los
cuatro años después de conocer a Violet, la unidad se movía
constantemente por el continente, sin tomar un descanso lo
suficientemente largo. Esa era la vida militar. Gilbert, que acababa de
ser ascendido a Mayor y tenía la responsabilidad de dirigir las tropas,
siempre estaba ocupado con los asuntos cotidianos, y le había enseñado a
hablar como la máxima prioridad. Sin embargo, fueron tantos los logros
de ambos que ella pudo construir y mantener una sólida reputación en el
ejército a pesar de ser tan dispares. Había dedicado un gran esfuerzo
para que esta chica única se familiarizara con la sociedad. Y él había
tenido éxito.
Gilbert miró a Violet. Su piel cremosa nunca se oscureció, sin importar
cuánto estuvo expuesta al sol. Sus rasgos faciales eran notables incluso
sin maquillaje.
Una vez había dicho que debería ser digna de su nombre. Ella se estaba
desarrollando como él había deseado. Su belleza era un poco divina. Sin
duda sería aún más elegante si vistiera algo más que el uniforme
militar. Ciertamente, podría convertirse en una flor más bonita y más
tierna que cualquier mujer de la nobleza.
Al principio, se suponía que debía seguir ese camino.
Gilbert le había enseñado palabras y modales. Ella nunca mató aparte de
cuando se le ordenada y para su protección. Por el contrario, ella era
así desde el principio, incluso antes de que hubiera podido hablar. Si
él hubiera rechazado sus miedos y la hubiera enviado a una organización
de beneficencia apropiada, ella podría haber seguido con su vida sin
tener contacto con el campo de batalla. Como resultado de haber sido
tomada bajo el ala de Gilbert, Violet había recibido un disparo, su
agotado cuerpo descansando en la cama mientras sorbía una sopa fría, lo
hizo sentir miserable.
— Violet, mañana... no, pasado mañana... Haré algo de tiempo, así que ¿por qué no salimos juntos un tiempo?
— ¿Por qué?
— Te has vuelto más alta y no has comprado ropa por un tiempo, ¿verdad? Vamos a conseguir algo para ti.
— Las que recibo son suficientes.
— No te están dando ropa de dormir, ¿o sí? Esa está muy gastada—. Gilbert señaló la manga de su camisa.
Él siempre dejaba la compra de sus artículos de necesidad diaria a las
oficiales que estaban en espera y nunca lo había hecho él mismo. Sus
prendas de dormir se habían manchado por matar a los perpetradores, por
lo tanto, él simplemente le había prestado la suya como medida temporal.
Aunque no estaba apegada a nada más, Violet se negó, como si los artículos que recibió de Gilbert fueran excepciones.
— Pero... es algo que el Mayor me dio, así que aún puedo usarlo.
La voz de Gilbert se suavizó naturalmente ante su adorable actitud,
— No quiero que te pongas... negligés como los que solías usar cuando
eras más pequeña en los dormitorios, pero hay cosas similares que son
igual de cómodas. No, no tiene que ser ropa de dormir. Puede ser algo
que quieras comer.
— Si el Mayor quiere salir, voy a esperar aquí. Estará tranquilo si no
salgo de la habitación, ¿verdad? Si cierro con llave, la gente tampoco
puede entrar—. Hizo un gesto para representar a alguien que se cuela en
su cama—. Después de todo, no puedo contenerme cuando estoy herida.
Violet estaba cohibida por matar gente. Era encomiable que ella usara su
instinto de defensa imparable para contener a todos los que intentaban
violarla, pero el asesinato de camaradas era ir demasiado lejos. Ella
era consciente de que Gilbert la mantenía a distancia de los demás para
protegerlos.
— Yo... tú... quiero... salir contigo. Solo de vez en cuando... ¿me dejarías actuar como un padre?
Era una excusa algo contundente, pero si Gilbert hubiera contraído
matrimonio joven, no sería extraño que tuviera un hijo casi de la misma
edad que Violet. Él le había enseñado todo, desde el lenguaje hasta el
estilo de vida del día a día. Su relación podría describirse como padre e
hijo, hermano mayor y hermana menor, profesor y alumno...
— El Mayor... no es mi padre. No tengo padres Es extraño usar al Mayor como reemplazo para eso.
…y, por supuesto, superior y subordinado. Su delicada voz perforó el pecho de Gilbert.
— Incluso si... piensas eso... para mí, tú eres...
Tú eres…
Él no pudo continuar apropiadamente. ¿Qué era ella para él? ¿Qué palabra
la definía mejor? “Arma” podría ser la más apropiada. Sin embargo, era
claramente inconsistente ser protector de una mera “arma” por la propia
conciencia de que era sexo opuesto. En ese caso, ella era su “hija” o
“hermana pequeña”. Aun así, no importa cuánto intentara copiar las
acciones para con la familia, ella no les prestaba mucha atención y no
las trataba como tal.
Violet no pensaba en Gilbert como su padre. Aunque él era de un estatus
más alto, si Violet no lo viera en una posición más elevada que la de
ella misma, una vez que girara sus colmillos hacia él, automáticamente
estaría acabado; además, las razones por las que tenían su tipo actual
de relación era que Violet solicitaba sus órdenes y poseía grandiosos
atributos de pelea. Entre ellos había una cooperación intercambiable: él
le daba instrucciones en el campo de batalla y ella le prestaba su
fuerza para la victoria. Esa era la verdad inmutable.
— Yo... tú…
Gilbert y Violet no tenían ninguna relación real.
— Yo…
Mientras observaba cómo Gilbert cerraba la boca, los ojos de Violet se movieron en una rara muestra de confusión.
— Si el Mayor lo desea, iré—. le dijo—. Si el Mayor me lo ordena.
— No es una orden...
— Si... es su deseo...
No importa qué, Violet no le dejó tener esperanzas. Sin embargo, Gilbert
sonrió, a pesar de sentirse tan mal, mientras ella intentaba consolar a
su abatido ser.
— Sí, es mi deseo, así que por favor cúmplelo.
Una vez que la sonrisa apareció en su rostro, Violet exhaló profundamente como si estuviera aliviada y asintió.
— Sí, Mayor.
Ella era casi como una muñeca.
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En la tarde de dos días después, por primera vez en los cuatro años que
habían pasado juntos, los dos salieron a la calle por asuntos no
relacionados con sus trabajos. Gilbert de alguna manera había logrado
tener tiempo libre al comenzar el trabajo temprano, y fue a buscarla a
su habitación.
Había informado a sus compañeros de trabajo que iba a dejar los
cuarteles, pero en lugar de recibir miradas frías, los miembros de su
unidad los vieron a él y a Violet como si estuvieran presenciando algo
excepcional. En el caso de Violet, solo salir ya era raro. En el caso de
Gilbert, dado que normalmente estaba ocupado con documentos y reuniones
con personas interesadas en negocios, personalmente nunca tuvo tiempo
para salir. La razón que presentó para su permiso es que tenía un
“compromiso”, por lo que tal vez todos creyeron que se iba a trabajar.
No ser interrogado fue favorable para él.
Se dirigieron al centro a pie. Estar uno al lado del otro era lo
habitual, pero caminar por la ciudad junto a Violet, vestida con una
falda, hacía que Gilbert tuviera escalofríos. Él terminó mirándola
constantemente de reojo.
El cielo se había vuelto un poco oscuro. Las farolas iluminaban el
distrito comercial. Cuerdas intercaladas con linternas unían los
edificios entre sí a cada lado de la gran calle, imitando el brillo de
las estrellas. El clima era cálido, el ambiente adecuado para tomar una
copa mientras escuchas música alegre. Sin embargo, ni Gilbert ni Violet
sonrieron como si lo estuvieran disfrutando, solo caminaban sin
expresión.
El dúo entró en una gran tienda de ropa que todavía estaba abierta. Era
una tienda extraña, con ropa que colgaba del techo al piso. Tal vez
porque esa era la ciudad donde se encontraban las oficinas centrales del
ejército, cuando entraron los dos militares, fueron recibidos sin
ninguna reacción de sorpresa.
— Esto luce bien. Esto también se ve bien.
La encargada era una mujer de unos cuarenta años. Hablaba con Violet como si escogiera ropa para probarla con su propia hija.
Cuando Violet se quedó quieta con una actitud preocupada, Gilbert habló por ella.
— Estos son demasiado llamativos. Cualquier color se ve bien en ella... pero no olvide que es un soldado.
— Entonces, ¿qué tal esto, señor oficial?
— Tiene un buen diseño. Me quedaré aquí, así que por favor, elija también la ropa interior a su propio criterio.
La encargada tocó suavemente el pecho de Violet, su rostro se puso rígido.
— De Verdad. Se siente como si lo que lleva no concuerda con su talla.
Cuando las dos mujeres desaparecieron en la trastienda, Gilbert pudo
finalmente respirar. Se llevó una mano a la boca y se volteó hacia un
lado, contento de no hubieran visto sus mejillas ponerse rojas.
----------------------
— ¡Gracias por comprar tantas cosas! Vengan de nuevo.
Ya era de noche cuando terminaron sus compras de ropa y la encargada los
despidió. Podrían haberse ido a casa en ese momento, pero Gilbert
cambió de opinión cuando Violet se detuvo para observar el camino que
brillaba con linternas.
— Es como si las estrellas hubieran descendido a la tierra.
Como ya estaban allí, decidió mirar el área del centro por la noche.
Primero, fueron a los puestos de bebidas. Los puestos de licor con
alcohol recolectados de varios lugares y los carros de comida con carne
asada y patatas fritas atrajeron a clientes de todas partes con sus
deliciosos aromas. Algunos que parecían estar borrachos cantaban
alegremente, una banda tocando una melodía improvisada para ir a su
ritmo. La gente se reunió en la atmósfera aparentemente entretenida, los
bailarines se aprovecharon de ella para ganar algunas monedas.
A medida que los dos avanzaban, disminuyó el número de tiendas que
ofrecían comida, dando espacio a una serie de vendedores ambulantes que
vendían gemas preciosas y accesorios étnicos. Gilbert había escuchado de
un miembro que había disfrutado de su descanso desde el primer día que
las tiendas cambiaban de día a noche, pero los dos no sabían qué había
en el día. Sin embargo, aunque el número de personas no difería mucho, a
diferencia de la vivacidad anterior, esa parte del distrito tenía un
aire más sereno.
No parecía que nada hubiera despertado particularmente el interés de
Violet, pero al ir allí, sus pies se detuvieron por un momento.
— ¿Hay algo que quieras?
— No—. Ella negó, pero sus ojos continuaron mirando en la misma dirección.
Gilbert la tomó del brazo y la llevó por la fuerza para que mirara más de cerca.
— Bienvenidos—. Un bondadoso y anciano tendero los saludó cortésmente.
Las cajas de cristal que contenían joyas yacían en filas sobre una
alfombra de terciopelo negro colocado en el suelo. Gilbert no podía
decir si eran genuinos, pero sintió que la calidad con que estaban
hechos era más elaborada y elegante que los productos de los otros
vendedores. Violet examinó atentamente los productos y Gilbert se
estremeció cuando ella dirigió su mirada hacia él como para matarlo con
un tiro.
— ¿Qué pasa?
— Los ojos del Mayor están aquí—. Violet señaló una gema. Su esbelto
dedo blanco se extendía hacia adelante, hacia un broche esmeralda.
Sin lugar a dudas, se parecía al color misterioso de los iris de
Gilbert. Era un gran óvalo brillante, que florecía desde el interior de
su caja de vidrio de una manera más llamativamente hermosa que las otras
joyas.
— ¿Cómo le llama a esto?
Mientras Violet abría la boca y fruncía el ceño como si no pudiera encontrar la palabra, el tendero le ofreció ayuda.
— Esmeralda.
— No... el nombre...
— Si no es el nombre, ¿a qué te refieres?
— Cuando... vi esto... me pregunté qué clase de palabra sería la más adecuada…
— Así que eso es lo que era—. El tendero se rió de ella—. Es “hermoso”, jovencita.
Desde el punto de vista del tendero, la risa era la reacción obvia. Él
era un comerciante de joyas. Sin duda era una palabra arraigada a su
rutina. Sin embargo, Violet, que era más digna de ese término que
cualquier otra persona, sintió su boca rumiar mientras pronunciaba por
primera vez la palabra que acababa de aprender.
— “Hermoso”
— ¿Qué pasa contigo? ¿No conocías esa palabra?
— No sabía “hermoso”. ¿Tiene el mismo significado que... “bonito”?
— ¿Es eso cierto? Vaya, estoy sorprendido. Pareces tan inteligente.
Ah, qué situación.
Gilbert se quedó estupefacto entre los dos. Su cuerpo se volvió
intolerablemente caliente. La sensación era similar a cometer un
terrible error, con sudor frío, latidos acelerados y vergüenza
quemándole las entrañas.
Él fue quien le enseñó a hablar. Durante los cuatro años que habían
vivido juntos, él había entrenado con ella lo necesario para las
conversaciones cotidianas. Eso incluía la jerga militar.
Sin embargo, yo...
Él no le había enseñado una palabra tan simple. Una vez que había
aprendido a hablar hasta cierto punto, él había creído que lógicamente
aprendería otras palabras. La había medido linealmente, por su propia
cuenta, a pesar de que ella solía ser una niña pequeña que no podía
decir otra cosa que “Mayor”.
— ¿Eres una huérfana de la guerra?
— No, pero no tengo padres.
Ella no buscó ninguna palabra aparte de “matar”. Después de aceptarla y
convertirse en su tutor, solo la había llevado a los campos de batalla.
Este era su primer día saliendo de compras de esa manera.
Ah... ahí estaba yo, discutiendo sobre actuar como un padre, y aun así...
Él no le había enseñado correctamente las palabras. Fue extremadamente desconcertante.
Pensar que nunca he dicho “hermoso”, a pesar de que puedo decir
“matar”... a pesar de que la palabra realmente es apropiada para ella...
Mientras Gilbert se arrepentía profundamente, la charla continuó.
— ¿Qué tal escribir? ¿Puedes hacerlo?
— Solo mi nombre...
— Entonces quien te dio a luz es incompetente. Incluso yo puedo escribir.
— ¿Saber escribir algo bueno?
— Podrías escribir cartas.
— ¿Cartas?
— Si vives lejos de tu ciudad natal, al menos deberías escribir algo.
— ¿Es así?
Gilbert colocó su billetera en una caja de vidrio para interrumpir su conversación.
— Espera, tú... no puedes hacer eso. La mercancía…
— Voy a comprar uno... Violet, elige—. dijo en voz baja, como si estuviera enojado.
Violet parpadeó.
— ¿Es eso una orden?
— Sí, lo es... elige algo. Lo que sea está bien.
La verdad era que no quería llamarlo una orden. Sin embargo, no pensó
que ella escuchara obedientemente si hubiera dicho lo contrario.
Violet miró nuevamente las cajas de cristal y, como era de esperar, señaló el broche esmeralda.
— Entonces, este.
Cuando Gilbert presionó al tendero con una expresión rígida, este simplemente sonrió y le tendió el broche mientras decía:
— Regresen de nuevo en cualquier momento—. Siendo un broche caro, era
evidente que, como propietario de la tienda, estaría tan satisfecho como
fuera posible.
Al aceptar el broche, Gilbert tiró de Violet por el brazo una vez más y
dejó el lugar. Las calles estaban llenas de personas que habían venido a
disfrutar de la ciudad por la noche. Dentro de la multitud, los dos,
que generalmente siempre eran cuestionados acerca de su relación y
existencia, sin importar a dónde estuvieran, no eran más que una parte
del mar de personas.
Como Violet no estaba acostumbrada a las multitudes, sus ojos se
movieron en todas direcciones y sus piernas se quedaron atrás. En el
proceso, sus manos se soltaron y ambos se separaron. Fue entonces cuando
Gilbert finalmente se volvió para mirar a Violet. Su cabello dorado
estaba escondido en la masa de cuerpos.
— Mayor.
Podía oír su llamado en medio del ruido. Independientemente de cuántas
personas estuvieran allí o de que no pudiera verla, no había manera de
que no reconociera esa voz. Siempre, desde la primera vez que ella había
dicho “Mayor”, su timbre como de campana de viento había sido grabado
en sus oídos. Se apresuró a alejarse unos pasos del camino por el que
habían venido.
— Violet…
Violet miró al aturdido Gilbert con una expresión tranquila mientras
éste respiraba pesadamente. Parecía que perderse no la había puesto para
nada nerviosa.
— Mayor, ¿qué debo hacer con esto... ahora que lo tengo?— Le mostró el
broche que había estado sosteniendo firmemente todo el tiempo.
— Abróchalo en el lugar que quieras.
— Terminaré perdiéndolo.
Gilbert suspiró.
— En una batalla, sí. Pero puedes usarlo en tus días libres. Sin
embargo, dado que tus ojos son azules, tal vez hubiera sido mejor haber
comprado algo también azul.
Violet negó con la cabeza en la última frase.
— No, esta era el más “hermoso”—. Dijo mientras perforaba su ropa con
la aguja del broche—. Es del mismo color que los ojos del Mayor.
Su afirmación fue clara. Gilbert contuvo la respiración por un segundo ante las palabras pronunciadas en su dulce tono.
¿Por qué... estás... diciendo que mis ojos son hermosos... en un momento como este?
A pesar de que era una chica que actuaba como si no tuviera corazón,
adoraba al hombre que la había criado sin enseñarle a expresar sus
emociones.
No tengo... derecho... a que me digan esas cosas.
Sin tener ni idea de lo que Gilbert estaba pensando, Violet continuó:
— Siempre he... pensado que eran “hermosos”. Pero no sabía la palabra,
así que nunca lo había dicho—. Como si no pudiera poner el broche con
precisión, empujó la aguja continuamente—. Pero los ojos del Mayor,
desde el momento en que nos conocimos, eran “hermosos”.
La visión de Gilbert se nubló ante esas palabras susurradas. Fue solo
por un instante. Sus ojos pronto pudieron capturar el mundo claramente
otra vez mientras empujaba hacia atrás todo lo que ardía dentro de él.
Borra tus sentimientos. No puedes dejarte ver con una cara así.
Suprimir sus sentimientos y sus placeres había estado dando sus frutos. Trabajar como soldado requería eso en particular.
— Déjame—. Tomó el broche de su mano y se lo puso a Violet.
Violet bajó la mirada ante el centelleo de la gema en su cuello.
— Mayor, muchas gracias—. Su voz se había vuelto un poco más débil—. Muchas gracias.
Mientras se le dijo repetidas veces, se sintió incómodo y su pecho se sentía como si estuviera en llamas.
No puedo... decir nada. No tengo derecho.
Reflexionó sobre lo aliviado que estaría su corazón si expresara con
sinceridad sus pensamientos en palabras. La culpa, el arrepentimiento,
la amargura, la frustración, la ira, la tristeza. La sopa de
sentimientos mezclada en su cabeza estaba a punto de desbordarse.
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El campo de batalla cambió repentinamente unos días después. La guerra
continental que había comenzado con un conflicto económico entre el
Norte y el Sur y los conflictos religiosos entre Occidente y Oriente,
habían estallado en el mismo período, se interconectaron y complicaron
aún más las circunstancias. Gilbert y la Fuerza Especial de Ataque del
Ejército de Leidenschaftlich no solían ser enviados a campos de batalla a
gran escala, sino a otros más pequeños en diferentes lugares. El papel
de llevar las cosas a un final dependía de la Unidad de Asalto. Pequeñas
batallas, en otras palabras, escaramuzas, se extendieron en el
continente. No eran enfrentamientos fáciles en los que las fuerzas
enemigas colisionaban en una sola área.
Al extenso campo de batalla compartido por las líneas de defensa de la
invasión del norte y la defensa del sur se le había llamado Intense. Se
estableció en medio del continente. La totalidad de la región consistía
en tierras sagradas, de acuerdo con la religión compartida por los
países de Oriente y Occidente. Era una ciudad hecha de piedra y el mayor
centro de suministro en el territorio suroeste. Deseando tomar posesión
del lado oeste de las tierras sagradas, Oriente prestó su fuerza al
Norte como nación aliada, y en consecuencia, Occidente se unió al Sur.
Eran las tres de la madrugada cuando llegó un informe diciendo que las
líneas de defensa de Intense habían sido destruidas. Dichas líneas de
defensa, que estaban llenas de campamentos militares, fueron rápidamente
aniquiladas por los ataques del Norte, entrando en un continuo estado
de expectación. Al mismo tiempo, se desarrollaban conflictos más
pequeños en diversas áreas. Los detalles del incidente denotaban que el
Norte, que carecía de recursos naturales desde el principio, y el Este,
que le había ofrecido su apoyo, se habían visto imposibilitados para
obtener suministros, enfocando silenciosamente sus fuerzas militares en
Intense, apostando todo en un solo enfrentamiento de todo o nada.
Los campamentos del Suroeste, que no estaban preparados para responder
de inmediato a los ataques sorpresa con abrumadora diferencia de poder,
reanudaron su avance. Las órdenes para que se unieran fueron entregadas a
Gilbert y su unidad, que pertenecía a la Unión Aliada de las Naciones
del Suroeste y habían escuchado el informe sobre el avance de las líneas
de defensa. Un mensajero había venido a anunciar oficialmente que todos
los soldados allí reunidos debían participar en la batalla decisiva, en
la que todos los ejércitos se reunirían.
Parecía que las tropas de las naciones aliadas del noreste ya habían
alcanzado los terrenos sagrados y tomado el control de los mismos. En
realidad, la próxima batalla no era simplemente por un sitio de
reabastecimiento o la recuperación de tierras sagradas: sería una
batalla final en toda regla. Cualquiera que no tuviera éxito claramente
tendría sus territorios restringidos y sus países arrebatados por el
enemigo. Pelotones que habían sido dirigidos a varios lugares se
congregaron en una fortaleza establecida en las afueras de los terrenos
sagrados de Intense.
Era ya entrada la noche cuando Gilbert y los demás llegaron a la sede.
En el campamento, se reunió con Hodgins después de tanto tiempo.
— Estabas vivo.
Esta vez, fue Gilbert quien encontró a Hodgins y le dio unas palmaditas en el hombro.
El pelirrojo sonrió ampliamente mientras se giraba.
— Gilbert... hey. Entonces estabas vivo también. ¿Estabas preocupado
por mí? Muchos de mis subordinados murieron, pero yo... sobreviví.
Era responsable de una parte de las tropas estacionadas en Intense. Su
fatiga y pesimismo de perder a sus compañeros no se ocultaban bajo su
sonrisa. Se había reído de su propia broma, pero las bolsas debajo de
sus ojos eran profundas y su cara estaba sucia.
Mientras cambiaban de ubicación, Gilbert y su tropa habían echado un
vistazo al del campo de batalla de la línea de defensa de Intense, pero
no encontraron nada más que un montón de cadáveres que no habían sido
perdonados esparcidos por el suelo. No había habido tiempo ni siquiera
para ofrecer una oración silenciosa; se suponía que todos debían
prepararse para la batalla decisiva.
Las condiciones eran probablemente difíciles de soportar para Hodgins,
ya que esos habían sido camaradas a los que les había confiado su vida y
en los que confiaba diariamente. Sin embargo, en el momento en que vio a
Violet mientras aparecía, finalmente mostró una mirada genuinamente
alegre.
— ¿Esta es... esa pequeña niña?
— Violet. Así es como la nombré.
— Tú... puedes salir con algunos nombres bastante pomposos. Pequeña
Violet, ¿eh? Bueno, este no es tu primer encuentro conmigo, pero no lo
recuerdas, ¿verdad? Se podría decir que soy un conocido tuyo. Llámame
“Mayor Hodgins”.
Sosteniendo una taza de la sopa que se estaba distribuyendo, Violet lo
saludó. Incluso en la oscuridad, su mirada fascinante lo hipnotizó por
un momento, resaltada por el fuego de la lámpara. Gilbert carraspeó y lo
devolvió a la realidad.
— Te has convertido en una belleza—. Hodgins puso un brazo sobre el
hombro de Gilbert y habló en voz baja mientras ambos daban la espalda a
Violet—. Oye... esto es... realmente malo, ¿sabes? Una mujer joven como
ella en un área de combate... bueno, quiero decir... no parece que haya
necesidad de ser cautelosos con su cuerpo... incluso mi tropa sabe de
sus actos.
— Estoy vigilando a Violet, así que no hay necesidad de preocuparse.
— Eso puede ser, pero... ¿cómo puedo decirlo? Es un desperdicio. No es
que la fuerza física sea el único don que le fue otorgado desde su
nacimiento. Sería... genial si tuviera un trabajo que hiciera uso de sus
otros atributos.
Las palabras traspasaron el corazón de Gilbert. Era bastante doloroso
escuchar sus pensamientos siendo señalados por otra persona. Además, la
causa de todo era el propio Gilbert. Después de todo, siendo su tutor,
él era ante todo un oficial militar que voluntariamente la hizo pelear.
Lo sé... mejor que nadie.
No importaba lo deslumbrante que fuera o lo mucho que pareciera tener
otros talentos, ya que mientras estuviera encadenada a un soldado como
Gilbert, no sería más que una muñeca asesina automatizada.
— Sabes, yo... estoy pensando en dejar el ejército y abrir mi propio
negocio una vez que termine esta guerra. Cuando eso suceda... me
pregunto si debería invitar... a la pequeña Violet—. Hodgins sacó un
cigarrillo de la caja que estaba maltratada y se lo metió a la boca.
Como solo quedaba un cigarrillo en la caja, Gilbert lo tomó. No fue tan
tonto como para no aceptar el ofrecimiento de su amigo en la noche justo
antes de la batalla decisiva después de incontables semanas de no
fumar. Al juntar sus rostros, los dos compartieron el fuego.
— Cuando un soldado dice algo así justo antes de la última batalla,
normalmente significa “eso”—. Dijo Gilbert con una expresión sombría
mientras exhalaba humo.
— ¡No, no voy a morir! Absolutamente. En realidad, hace tiempo que pensaba en comprar una empresa ya existente.
— ¿De dónde sacaras el dinero para eso?
— De una apuesta en una determinada organización, en la cual apostamos nuestras fortunas por quién ganara esta batalla.
— ¿Por qué... llevas un estilo de vida tan efímero?
— Verás, no vengo de una Casa en su mayoría de soldados. Mi familia
tiene un negocio ordinario en nuestro país. Y soy el segundo hijo. Me
uní al ejército porque el que sucedería al negocio familiar era mi
hermano mayor. Si hay algo en lo que un segundo hijo desempleado puede
contribuir con su familia, eso sería protegerla protegiendo el país,
¿no? Por eso, si gana el Sur y Leidenschaftlich ya no tiene que luchar
más, aunque solo sea por una hora menos, abriré mi propia agencia. Ya
sabes, soy el tipo de persona que puede hacer cualquier cosa si se lo
propone, podría subir algunos rangos más si me quedara en el ejército de
esta manera, pero... algo sobre eso se sentía mal. Finalmente entendí
qué.
Gilbert sinceramente sentía envidia de Hodgins mientras hablaba
tímidamente de sus sueños. Puede que no tengan un mañana. En tales
circunstancias, su amigo pudo decir que había cosas que deseaba hacer y
planear un futuro con ellas. Podría haber gente que se reiría de ello
por tonto, pero Gilbert lo vio como algo deslumbrante.
No tengo nada que quiera hacer, y no puedo pensar en ningún otro lugar al que pueda ir.
Había llegado tan lejos actuando como se esperaba de un niño nacido en la noble familia militar que era Bougainvillea.
Entonces, ¿qué pasa con Violet?
Violet se sentó en el suelo a poca distancia, mirando la hoguera. Como
siempre estaba al lado de Gilbert, nadie la llamaba, pero podía sentir
que las miradas de los soldados en el campamento estaban concentradas en
ella. Ella no era adecuada para ese tipo de espacio.
Suponiendo que pudiera... vivir el resto de su vida vestida con ropa
más bonita, como la adolescente que es... No, está bien si no son
bonitas. Si pudiera vivir en un lugar... donde pudiera hacer cosas por
su propia voluntad, y no por mis órdenes... siento... que ella podría...
obtener algo más único de eso.
— Cierto. Si tu negocio prospera, podría terminar dejándola a tu cuidado.
Gilbert tenía aptitudes para la milicia. Nunca sintió ansiedad o miedo
cuando recibió ascensos en el ejército. Dios le había otorgado un
destino que le hacía juego perfectamente.
Como Hodgins no anticipó que iba a recibir su consentimiento, estaba a punto de soltar el cigarrillo mientras pronunciaba
— ¿Hah?— Como si pidiera confirmación.
Violet, que había estado en silencio, reaccionó lentamente y levantó la cabeza en su dirección.
— Como dije, si es apropiado para Violet, podría dejarla a tu cuidado.
— ¿¡De Verdad!? ¡Lo tomo como una promesa! ¡Escribe una declaración!
Gilbert tosió cuando fue agarrado por el cuello de la chaqueta de su uniforme y sacudido de un lado a otro.
— ¡Dije “podría”! ¡No está confirmado!
— M-Mi negocio definitivamente requerirá una chica que pueda viajar a áreas peligrosas sin dudarlo.
— Si la obligas a hacer cosas peligrosas, me niego.
— Bueno, incluso si digo que es peligroso... no es... como si fuera la regla.
— Continuemos esta discusión más tarde. Nos vemos, Hodgins.
— ¡Oye, Gilbert! ¡No olvides lo que dijiste ahora sin importar qué! ¡Sin importar qué!, ¿¡Entiendes!?
Ignorando las palabras de Hodgins, Gilbert llevó a Violet con él de
vuelta a su tienda. Pasarían la noche solos. Como varias tropas estaban
reunidas, no había suficientes alojamientos para todos, y Violet no
podía tener una habitación para ella. Además, si fuera enviada a las
otras carpas grandes, habría riesgo de que personas intentaran acciones
inapropiadas y la cantidad de soldados disminuyera justo antes de la
batalla.
La tienda a la que se dirigieron ambos estaba destinada a guardar el
equipaje y tenía un espacio limitado para acostarse. Si se daban la
vuelta mientras dormían, sus cuerpos definitivamente se tocarían.
Gilbert se dio cuenta de que estaba extrañamente nervioso por ese hecho.
No, pero... Me fui a casa con ella en mis brazos cuando nos conocimos.
Cuando estaba cubierta de sangre y no sabía cómo hablar, aunque estaba
aterrorizado, aun así la había abrazado. Todo el tiempo, ella lo había
visto como si fuera algo misterioso. En el presente, mientras observaba
su perfil mientras ella se soltaba el pelo, a pesar de haberse
convertido en una joven esbelta, ella todavía era una niña con respecto a
la edad. Sin embargo, sus rasgos maduros parecían ser nada más que los
de una mujer, y dentro de su cuerpo habitaba el alma de un feroz
guerrero.
Tal vez porque Gilbert estaba la mirando, Violet se giró para observarlo. Sus miradas se encontraron.
— Mayor—. Lo llamó en voz baja, como a punto de contar un secreto.
— ¿Qué pasa?— Preguntó Gilbert de la misma manera.
— ¿Qué... debería hacer... más adelante?
— ¿Qué quieres decir? Mañana es la última batalla. Cumpliremos con nuestros deberes como Fuerza de Ataque.
— No, quiero decir después de mañana. ¿Qué debería hacer cuando mañana
termine? Mayor, usted... estaba hablando de eso con el Mayor Hodgins.
Que me dejaría a su cuidado.
— ¿Estabas escuchando?— Violet era inexpresiva como siempre, pero su
voz sonaba extrañamente nerviosa—. Eso... no se ha decidido todavía.
Mientras Gilbert hablaba con un toque lodoso, Violet preguntó:
— ¿Ya no soy necesaria?
— ¿Violet?
— ¿Voy a ser transferida al Mayor Hodgins... como resultado de ser
desechada? ¿No podré recibir las órdenes del Mayor?— Las preguntas
establecían que ella se consideraba a sí misma como una “cosa”—. Yo...
muy probablemente... no pueda tomar órdenes del Mayor Hodgins. Yo
misma... no... lo entiendo muy bien... pero no puedo moverme si no es
por órdenes de aquellos a quienes he reconocido. Es por eso... que sería
más útil... quedándome al lado del Mayor.
La cara de Gilbert se nubló frente a esa frase mecánica.
— ¿Tanto así... quieres mis órdenes?
Era un superior que no decía nada más que “mata”. Ese era el tipo de
padre que la había criado. Ese era el tipo de hombre que era.
— Las órdenes son mi todo. Y... si ellas no son dadas por el Mayor... yo...
¿Por qué... me siento tan miserable otra vez?
Las cosas siempre eran lo mismo. Violet lo amonestaría mientras se
consideraba una herramienta. Ella lo haría incluso sin que nadie lo
deseara. Esa era su naturaleza. Esa era su forma de vida. Ese era el
tipo de ser que ella era.
Sin embargo, ¿por qué...
Era muy difícil para él seguir viéndola de esa manera.
…tengo…que…
— ¿Por qué... tengo... que... ser yo?
— ¿Eh?
Su murmullo había sido uno que no podía ser escuchado, sin importar lo
cerca que estuvieran. Gilbert escupió palabras dolorosamente con una
expresión de franqueza que nunca antes le había mostrado a Violet:
— Después de esta batalla... ya no tienes que seguir mis órdenes. Yo...
planeo dejarte ir. Deberías hacer lo que quieras también. No tienes que
escuchar las órdenes de nadie. Actúa por tu propia voluntad. Ahora ya
puedes... vivir sola en cualquier lugar, ¿verdad?
— Pero... si lo hiciera, las órdenes de quién…
— No escuches las órdenes de nadie.
Con la cara que estaba haciendo, Violet no era más que una niña. Le hizo
querer preguntar por qué iba a ir a un campo de batalla. ¿Por qué su
cuerpo estaba inclinado a la guerra? ¿Por qué se confió ella misma a
otras personas y se convirtió en su herramienta?
¿Por qué ella... me eligió como su Maestro?
— ¿Es eso... una orden?— Como si rechazara la idea, Violet reclamó sin cambiar mucho su expresión—. ¿Es la orden del Mayor?
Ah... ¿por qué? ¿Cómo?
— Eso no lo es…
— Pero dijo “no escuches”.
Ah, no es eso.
La frustración de que las cosas no salieran como él quería bullía dentro de su cabeza y estalló.
— ¿¡Por qué... piensas en todo como una orden sin importar qué?!
¿Realmente crees que te veo como una herramienta? Si ese fuera el caso,
¡no habría sostenido a la pequeña tú en mis brazos o me habría asegurado
de que nadie se metiera contigo mientras crecías! Independientemente de
todo... no te das cuenta... de cómo me siento... hacia ti.
Normalmente... cualquiera... seguramente entendería. Incluso cuando
estoy enojado, incluso cuando las cosas son difíciles, ¡yo!— Pudo ver el
reflejo de su rostro patético en los ojos de Violet—. Yo... Violet...
Esos ojos azules siempre miraban a Gilbert. Sin embargo, era lo mismo
para sus verdes. Antes de darse cuenta, dirigiría sus ojos hacia ella.
Desde un mes hasta cuatro años, irían a cualquier lugar juntos.
— Ma... yor…
Desde el momento en que sus labios rosados habían dicho su primera
palabra, Gilbert había hecho todo lo posible por protegerla. Él también
era un simple joven cuando se conocieron, y no tenía ni idea de cómo
criar niños.
— ¿No tienes sentimientos? No es eso, ¿verdad? No es como si no
tuvieras ninguno. ¿No es así? Si no tienes sentimientos, ¿qué hay con
esta cara? Puedes hacer una cara así, ¿no? Tienes sentimientos.
Tienes... un corazón como el mío, ¿verdad?
Sus gritos probablemente podían escucharse en las tiendas cercanas.
Pensando en Violet por un segundo, sintió que su pecho se tensaba. Él no
tenía el derecho de sermonearla con tanta presunción.
— No... entiendo... los sentimientos—. dijo Violet con voz temblorosa,
como para indicar que no sabía que su expresión era de aprensión.
— Tú... piensas que doy miedo en este momento... ¿no? No te gustó... que gritara de repente, ¿verdad?
— No lo sé.
— No te gusta que te digan cosas que no comprendes, ¿verdad?
— No lo sé. No lo sé.
— Eso es mentira.
— No lo sé—. Violet sacudió su cabeza, suplicando fervientemente—. Mayor, realmente... no lo sé.
Le faltaba algo esencial como persona. Incluso si ella tuviera
sentimientos, no podía percibirlos. Ella había sido criada de esa
manera.
¿Quién tiene la culpa de esto?
Gilbert puso las manos en sus párpados y cerró los ojos. De esa forma,
ya no podía ver su cara. Todo lo que podía oír era el sonido de su
respiración. No podía ver nada de ella.
— Mayor—. Mientras rechazaba la realidad, la voz de Violet resonó en
sus oídos—. No me entiendo ni yo misma. ¿Por qué me hice tan diferente
de otras personas? ¿Por qué no puedo... escuchar órdenes de nadie a
excepción del Mayor?— Ella sonaba extremadamente desesperada—. Solo,
cuando... me encontré por primera vez con el Mayor, pensé, “sigue a esta
persona”—. Solo escuchándola, él podía decir qué tan joven era incluso
si no quería—. Mientras me preguntaba qué decían en medio de aquel
torbellino de palabras que no podía entender, el hecho de que el Mayor
me abrazara en primer lugar... eso fue... probablemente... lo que lo
hizo. Nunca había habido nadie que hiciera eso por mí... en ese momento o
ahora... con la intención de protegerme. Es por eso que... quiero...
escuchar las órdenes del Mayor. Si... tengo las órdenes del Mayor, puedo
ir a cualquier parte.
Desde niña, buscó sinceramente solo a Gilbert.
¿Quién tiene la culpa de esto?
Después de un momento de silencio, Gilbert susurró humildemente:
— Violet, lo siento—. Abrió los ojos y extendió una mano hacia ella,
colocando la manta sobre su cuerpo hasta la línea de su boca—. Terminé
hablando como si te estuviera acusando de algo de lo que no tienes
culpa... Me gustaría que me perdones. Mañana es... la batalla decisiva.
Las expectativas de muchos radican en tu fortaleza. Entonces, duerme.
Vamos a hablar más tarde... sobre lo que haremos después de eso—.
Utilizó el tono más suave que pudo manejar.
— Sí—. Violet suspiró aliviada—. Definitivamente intentaré ser útil. Buenas noches, Mayor.
— Aah... buenas noches, Violet.
Hubo un susurro descuidado por un momento, pero pronto, Gilbert pudo
escuchar los sonidos regulares de la respiración de alguien que duerme.
Dándole la espalda a Violet, intentó inducir el sueño en su cuerpo de la
misma manera que ella. Sin embargo, las lágrimas se desbordaron desde
el interior de sus ojos cerrados.
El interior de mis párpados se siente caliente. Es como si mis ojos se estuvieran quemando.
Las lágrimas que se habían acumulado durante tanto tiempo ya no pudo
soportarlas y se derramaban incesantemente. Hizo lo mejor para no dejar
que su voz se filtrara. Poniéndose una mano en la cara, soportó el dolor
en su pecho.
¿Quién tiene la culpa de esto?
Eso fue todo en lo que pudo pensar.
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Una gigantesca pared de piedra protegía los terrenos sagrados de
Intense. Su aspecto exterior desprendía una atmósfera atroz, pero el
interior tenía una estructura casi parecida a la de un jardín en
miniatura, que contenía un complejo canal de agua, molinos de viento y
un campo abierto. Solo había una entrada y una salida. Un largo y único
camino, llamado Camino de Peregrinación, se internaba en el centro de la
ciudad, la pendiente aumentaba a medida que avanzaba, terminando en una
catedral. Protegía las escrituras que representaban de manera creíble
el Génesis Continental y los diversos dioses venerados en todo el
continente, así como sus antiguas batallas y lo que sucedería durante el
apocalipsis.
El lugar era considerado como sagrado debido a que estaba donde se había
construido la catedral en la cual se guardaban las escrituras
originales. El Génesis Continental describía las características y
acciones de los dioses y, en última instancia, las escrituras originales
eran el objeto de fe más exacto, sin importar en qué dioses se creyera.
Era una tierra de paz donde todas las sectas se encontraban por
casualidad mediante la difusión de los materiales originales. Gilbert y
el Ejército del Suroeste tuvieron que entrar en dicha tierra de paz y
reclamarla.
— El problema es crear un método de infiltración.
Temprano por la mañana, mientras el sol aún no se levantaba, los
comandantes reconfirmaron sus planes en una reunión. Como líder
sobreviviente, a Hodgins se le encomendó el progreso de las principales
estrategias. Dibujó pequeños diagramas y escribió notas con un bolígrafo
sobre una caja de equipaje.
— Solo hay una puerta. La ciudad es como un jardín. La captura será problemática.
Según Hodgins, quien había luchado incesantemente en las líneas de
defensa de Intense, existía una orden de caballeros para proteger las
escrituras en los terrenos sagrados, y se había construido un acueducto
subterráneo para escapar en caso de que alguien intentara robar los
originales.
— Las fuerzas principales participarán en una batalla de defensa y
ataque en las puertas. Pensamos escalar a mano las paredes para un
ataque sorpresa, pero son enormes. Es imposible. Mientras estuviéramos
construyendo una escalera, la moral de las tropas caería y el noreste
convertiría los terrenos sagrados en su ciudadela. Ahí es cuando me
gustaría confiar en las fuerzas irregulares aliadas de la Unión del
Suroeste, que han resultado ser un número cuantioso. Primero, el
comandante Gilbert de la Fuerza Especial de Ataque del Ejército
Leidenschaftlich.
Señalado por Hodgins, Gilbert levantó la mano. Aparte del suyo, se
pronunciaron los nombres de los cuatro comandantes de las unidades de
ataque, que habían unido fuerzas con Leidenschaftlich. Eran unidades
separadas formadas en diferentes países. Era la primera vez que los
miembros se encontraron cara a cara.
— Para decir la verdad, las escrituras guardadas en la catedral para la
adoración de los peregrinos son una copia. Los originales fueron
trasladados a otro lugar por la Orden inmediatamente después de la
invasión del Ejército del Noreste. No sé si el enemigo lo ha notado o
no... pero los acueductos subterráneos aún se pueden usar, por lo que
tendremos a la Unidad de Asalto infiltrada desde allí. El Escuadrón 1
tomará el control de la catedral y disparará una bengala después de la
supresión para declarar la victoria. Obviamente, será una farsa, pero
causar disturbios es un golpe efectivo. Los escuadrones 2 y 3 se
dirigirán al centro de la ciudad. La batalla se concentrará en la única
entrada. Los guardias probablemente se dispersarán por la ciudad, pero
si no distribuimos nuestras fuerzas militares, la supresión será
imposible. El enemigo se sorprenderá con la declaración de victoria y
subirá por el largo, largo Camino de Peregrinación, así que los
derribaremos. El escuadrón 4 atacará como vanguardia para penetrar la
Puerta.
Seleccionada como Escuadrón 1 era la unidad de Gilbert. Cualquiera que
sea la posición en la que los colocaran, el peligro no cambiaría, pero
serían los responsables de la misión más importante.
— Quiero decir, este es un plan basado en condiciones ideales, pero es
evidente que las cosas no funcionarán tan increíblemente en la realidad.
Si la Unidad de Asalto falla, existe la opción de retirarse y quemar el
lugar desde el exterior. Los campos son extensos, por lo que el fuego
será grande. Después de todo, arderán más rápido. Es un rodeo... pero
incendiar los terrenos sagrados es inaceptable, emocionalmente hablando.
Por favor no nos odien, oficiales del Ejército del Oeste. Nosotros del
Ejército del Sur no somos ateos. No soy ateo. Pero en serio. Este es el
último recurso. Sin embargo, ahora es nuestra única oportunidad. Cuanto
más pasa el tiempo, más avanza el enemigo fortaleciendo el área de
peregrinaje de Intense y más difícil se vuelve recuperarlo. Las personas
adentro también sufrirían más daño. Quiero poner fin a esta guerra
hambrienta de recursos, incluso si cuesta ensuciar el rostro de los
países del suroeste con barro. Todos piensan lo mismo, ¿verdad? La clave
será... la Fuerza Especial de Ataque del Ejército de Leidenschaftlich.
Contamos contigo.
Habiéndose dicho eso con un tono firme, Gilbert respondió humildemente.
— Lo sé. La defensa de la catedral es probablemente la más fuerte. Pero
no hay necesidad de preocuparse por eso. El “arma” de Leidenschaftlich
lo garantiza. Me gustaría que cada unidad esté tranquila y se concentre
en la supresión.
Las palabras de Gilbert parecían infundir poder a sus camaradas cuando
estaban a punto de partir hacia la guerra. Todos los presentes le
desearon buena suerte mientras levantaban sus manos para estrechar la
suya. Además, el juramento contenía los deseos de Gilbert.
— Realmente... quiero que esta sea la última batalla.
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Alrededor de la valla de piedra que rodeaba los terrenos sagrados de
Intense había un canal de irrigación. Era un canal lo suficientemente
profundo como para que el agua llegara a la cintura de un adulto. A lo
largo de su curso, podían verse numerosos abismos en forma de cascada
donde uno podría caer bajo tierra. El interior del sistema de drenaje se
divide en muchos caminos, y si algunos conducen a la ciudad, debe haber
aquellos que conducen a la catedral.
Las unidades comenzaron su infiltración mientras descendían
cuidadosamente una escalera instalada. Los escuadrones 2, 3 y 4 tomaron
rutas separadas una tras otra, y finalmente, solo Gilbert y el escuadrón
1 se abrieron camino hacia el extremadamente largo acueducto
subterráneo. Habían creído firmemente que habría una emboscada
esperándolos, estaban decepcionados ya que no se encontraron signos de
ello.
Algunos de los miembros de la tropa se mostraron optimistas sobre la
batalla decisiva hasta el punto de comenzar una charla alegre, pero una
vez que Gilbert miró a Violet, él concluyó que ella no tomaría parte en
ello. La cara que hacía cada vez que su propia vida estaba amenazada
seguía sin emociones, aunque ligeramente diferente de la habitual.
Violet es... sensible al peligro.
Después de correr un tiempo, pudieron ver el final del complejo canal de
riego. Había una escalera, y encima había algo similar a una tapa de
hierro. Más allá estaba el mundo exterior.
Las piernas de Violet dejaron de moverse por completo. Todos los demás naturalmente se detuvieron también.
— Mayor, el enemigo probablemente ya esté en posición por encima de nosotros.
— ¿Escuchaste algo?
— No, supuse eso porque no escuché nada. Si yo fuera su comandante,
erradicaría la Unidad de Asalto justo aquí mientras intentaba una
jubilosa invasión. Si simplemente subimos por la escalera y salimos,
probablemente nos maten. Mayor, iré por mi cuenta—. dijo Violet,
separando el hacha de guerra que estaba hecha especialmente para ella de
la funda en su espalda.
— No puedes. No sabemos contra cuántos nos enfrentamos.
— Si son muchos, razón de más para que derrote a los enemigos y así todos salgan seguros. Sus órdenes, Mayor.
El pecho de Gilbert se contrajo ante la palabra “órdenes”.
— Mayor, sus órdenes.
Era como un eufemismo para decirle que vaya a morir.
— ¡Mayor!— Ella le estaba pidiendo que dijera tal cosa.
No solo la mirada de Violet sino las de todos se centraron en Gilbert.
— ¿Está lista la bengala?
Después de un corto tiempo de planificación, todos se alinearon contra
las paredes, mientras que Violet solo quedó parada debajo de la tapa de
hierro. Sosteniéndose firmemente en Brujería, ella maniobró la cadena de
contrapeso. Torciendo su cuerpo con todas sus fuerzas, disparó la punta
de la cadena hacia la tapa de hierro. La tapa voló con un estruendo
excepcional. Un vistazo a las caras sorprendidas de los soldados
enemigos se podía ver desde el otro lado. Sin embargo, antes de que
pudieran bañar a Violet con balas, la punta de la cadena estirada apretó
una cápsula y soltó la bengala. La luz cegadora abrumaba a los soldados
enemigos.
— ¡Aquí voy!
Violet subió rápidamente la escalera y desapareció en la planta baja. Muy pronto, se escucharon gritos.
— ¡Está bien, también vamos a subir! ¡Vamos a algún lugar donde podamos escondernos mientras Violet nos cubre!
Gilbert subió la escalera, guiando a todos, mientras Violet se encargaba de decenas de personas.
A lo que condujo el canal subterráneo no era la catedral, sino un atajo.
Con su línea de visión enfocada en ella, los miembros de la unidad
corrieron apresuradamente hacia el edificio que funcionaría como su
escudo y se ocultaron.
— ¡Francotirador! ¡Prepárate!
El objetivo eran en los soldados que rodeaban a Violet. Ella empujó a
Brujería contra el suelo, dando un gran salto. Cuando colocó los pies
sobre su extremo, parecía estar bailando en el aire mientras se alejaba
de la mira del rifle.
— ¡¡Fuego!!
Las balas pasaron junto a Violet y alcanzaron a los soldados que la
acorralaban. Al mismo tiempo, giró en el aire y tomó una pistola de la
funda de su uniforme militar. Antes de aterrizar, disparó a dos enemigos
que estaban a punto de atacar a Gilbert y los demás desde las sombras.
Cuando sus pies tocaron la tierra, ella no agarró la empuñadura de
Brujería sino su cadena y se giró. Los cuellos de algunos otros que
intentaron escaparse volaron. Algunos caminos que previamente habían
sido bloqueados por los enemigos se abrieron y Violet echó a correr
después de matar a la vanguardia. Todo sucedió en un instante.
— ¡Todos, adelante!
Por orden de Gilbert, todos sacaron sus sables y lo siguieron. No había
una sola alma que dudara de esa pequeña espalda. Ese día, su dueña
ejercía sus mejores técnicas de asesinato.
— ¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOH !!"
La Fuerza Especial de Ataque del ejército de Leidenschaftlich cargó hacia la catedral.
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Mientras tanto, una batalla desesperada entre el sur y el norte se
extendió en las puertas principales. La Unidad de Supresión liderada por
Hodgins tuvo éxito en atravesar las puertas a pesar de las muchas
bajas, participando en las proximidades de la misma.
— Esa fue una pelea muy elegante—. Con el papel de dar instrucciones
por detrás, Hodgins se lamió los labios—. Muy, muy fácil para un
comerciante como yo. Demasiado fácil. Puedo ver claramente las ganancias
tanto de los perdedores como de los ganadores de esta guerra. ¿De
verdad tienen tanto miedo de que la ciudad sea destruida? Después de
todo, es su nuevo y precioso proveedor. Los terrenos sagrados que vieron
incluso en sus sueños. ¿No es así? ¿No es así?— Levantó la voz con una
sonrisa valiente—. ¡Escuadrón de Apoyo, traiga una catapulta! ¡Arrasemos
el molino de viento que los enemigos están usando como cobertura! ¡Lo
derribaremos y aplastaremos su retaguardia! ¡Sus soldados vendrán uno
tras otro, pero no cedan! ¡Quien pueda hacer un mejor uso de este fuerte
gana! ¡Enséñenles quién lo hace mejor!
— ¡Sí!— Gritos de afirmación se produjeron en respuesta, ya que cada guerrero actuó con prontitud.
El resultado aún no era visible. Sin embargo, eso también significaba que tenían una posibilidad de ganar.
En la parte posterior de la ladera que se extiende detrás del enemigo se
podía ver la majestuosa catedral. Ni una sola señal había llegado de
allí todavía.
Gilbert, cuento contigo. Estoy harto de todo.
— He estado enojado desde ayer... no, ¡desde siempre! ¡Terminemos ya
con esta estúpida guerra!— Levantando su arma, Hodgins entró en la nube
de polvo para luchar junto a sus camaradas.
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— Las fuerzas principales han comenzado la invasión desde las puertas.
Las unidades del noreste que controlan esta área están divididas en dos
bandos uno para las puertas y otro para la catedral. El general a cargo
probablemente esté en cualquiera de ellos. Para salir victoriosos,
debemos cortarle el cuello y tomar el control de la catedral. Si su
moral baja, ganamos.
Los miembros de la Fuerza Especial de Ataque del Ejército de
Leidenschaftlich se escondían en un edificio cercano frente a la
catedral. Clasificaron las circunstancias después de escuchar a los
soldados enviados desde la puerta principal.
La catedral que se podía ver desde las ventanas del edificio estaba
protegida por un muro de seguridad de acero que era casi ridículo.
Soldados armados rodeaban la periferia de la torre cilíndrica de la
catedral. Por el contrario, el personal de la Fuerza de Ataque era
escaso. Aunque los heridos habían sido llevados al edificio, no podían
ser contados, y la parte superior de la catedral estaba bastante lejos
de donde estaban. Para subir hasta ahí, la única opción era la puerta
sobre el suelo, que era la única entrada y salida. No parecía haber otra
esperanza. Sin embargo, entrar directamente desde el frente terminaría
en nada más que ellos siendo asesinados. Todos estaban exhaustos. Habían
escapado a ese lugar para prepararse, pero no podían quedarse allí para
siempre.
A pesar de que otros estaban sentados en el piso, Violet estaba de pie
junto a la ventana todo el tiempo. Gilbert pensó que estaba mirando al
enemigo, pero parecía haber planeado algo.
— Mayor, mire ese edificio.
Echó un vistazo afuera. Era una estructura cuadrada sin peculiaridades.
— La azotea está abierta y la distancia a la catedral no es demasiado
grande. Si soy yo, debería ser capaz de saltar desde aquí si tomo
suficiente impulso.
— Evidentemente, algo así es...
Él creía que era imposible. Aunque la distancia entre el edificio y la
catedral era ciertamente cercana, no habría donde aterrizara aunque
hiciera el salto. La caída era evidentemente fatal.
— Hay vidrieras en los laterales. Si las rompo y entro, estará un poco
lejos de la parte superior pero será más accesible. Por supuesto,
mientras lo haga, será necesario romper el vidrio con un arma de fuego.
Después del disparo, nuestra posición será descubierta. El Mayor y los
demás deben retirarse, reúnase con los Escuadrones 2 y 3, y solicite
ayuda. Tomar el control de la catedral será imposible con esta cantidad
de hombres. Una vez que llegue a la cima, dispararé la bengala. Nuestro
objetivo como Escuadrón 1 es hacer que el enemigo piense que tenemos el
control de la catedral, independientemente de que sea una mentira.
— Incluso si esto funciona, significa que tendrías que pelear sola.
— Confío en que el Mayor traerá de manera segura a todos de vuelta
aquí. No puedo pensar en ningún otro método. Es absolutamente necesario
restringir al enemigo para que salgamos victoriosos.
— ¿Estás preparada para morir?
— No sé... si la muerte es algo para lo que debería estar preparada... o no.
Era lo mismo que decir que no le tenía miedo a la muerte.
— No puedo dar mi consentimiento.
— Entonces, ¿tiene la intención de esperar aquí hasta que llegue la Unidad de Supresión?
— Eres... la única persona... que no quiero sacrificar.
— Dejándome de lado, llegados a este punto, muchos de nuestros
camaradas han muerto. Y esto no es un sacrificio sino una medida
importante. El Mayor debería simplemente tomar las decisiones correctas,
como siempre. Por favor déjemelos a mí. Por favor, ordéneme, no importa
lo que pase... Mayor. Y luego, voy a... definitivamente—… Violet,
canalizando sus propósitos claros en su voz—... convertirme en su
“escudo” y “arma”—. Se quedó mirando los ojos verdes de Gilbert como si
fueran algo deslumbrante—. Lo protegeré—. Sus palabras no contenían
mentiras—. Por favor, nunca dude de esto. Yo soy su “activo”—.
Curiosamente, las comisuras de los labios de Violet se curvaron
ligeramente hacia arriba.
Gilbert nunca la había visto sonreír. De todas las cosas, ella estaba
sonriendo en ese momento después de lanzar esa afirmación. Era
terriblemente frustrante, triste y enloquecedor.
Gilbert cerró el puño.
— Ahora lo entiendo perfectamente.
— ¿Puedo preguntar qué?
Yo…
— Lo que es mejor... y lo que es peor.
No puedo compararte con nadie más. Incluso si mueren incontables de mis subordinados, quiero que vivas. Yo…
— He estado pensando todo este tiempo... sobre el destino que me
encontré como resultado de priorizar siempre mi propio beneficio.
Si es posible, quiero preparar una ruta de escape solo para ti y
hacerte prometer que no volverás a verme nunca más. Yo... lo entiendo
perfectamente ahora.
— Tiene razón. Favorecerse a uno mismo está mal. Hay otras cosas... que deberían priorizarse.
Soy... un veneno mortal para ti.
— Lo entiendo, Violet. Vamos a hacer eso. Sin embargo—, agregó
Gilbert—, no te dejaré ir sola. Nos separaremos en un grupo para el
asalto y un grupo para solicitar refuerzos de los escuadrones 2 y 3.
Lanzaremos un cable de acero a la terraza y tú descenderás también de
él. Una vez hecho esto, no solo tú sino que todos los demás podrán
entrar.
Violet parpadeó sorprendida por lo que le acababan de decir. Parecía que ella no había pensado en esa posibilidad.
— Chicos, diseñaré la estrategia. Pongan atención.
La infiltración comenzó por fin. Moverse al edificio señalado por Violet
fue fácil. Quizás debido a lo terrible que era el estado de la guerra,
además de los que se colocaron en la catedral, todos los soldados
alrededor de la ciudad se dirigieron a la puerta.
Cuando llegaron a la azotea, el cielo se podía ver encerrado por una red
de acero oxidado. Quitaron solo las partes que serían un obstáculo en
el pasillo, haciendo más fácil para Violet correr. Luego fijaron el
cable de hierro al suelo en el punto donde Violet saltaría. Todo lo que
quedaba por hacer era que ella abriera el camino.
— Seré... la primera en la fila. Todos ustedes pueden seguir en orden.
Todos tomaron una parte de la red de malla de hierro que se cortó en
pedazos más pequeños. Lo usarían para colgarse del cable de hierro y
deslizarse hacia abajo.
— ¡Aquí voy!— Violeta comenzó a correr con un grito.
Las tropas de los soldados que quedaron colocaron sus armas y dispararon
a las vidrieras de la catedral justo delante de sus ojos. Los sonidos
del vidrio fragmentado resonaban cuando sus piezas de colores intensos
llovían sobre la tierra.
Violet saltó. Como un pájaro, como un ciervo.
Las voces de los soldados enemigos podían escucharse desde abajo. Parecía que habían sido descubiertos.
Asegurándose de que el cable de hierro sujeto al cuerpo de Violet era lo
suficientemente apretado, Gilbert descendió vigorosamente. Cuando
golpeó la pared y de alguna manera logró subir, Violet inmediatamente le
ofreció su mano. Se mantuvo firme sobre sus pies y soportó el peso de
sus otros camaradas bajando por el cordón de hierro.
— Violet. ¿Estás bien?
Cuando se lo preguntaron, de repente se tiró al suelo en el acto. La
cuerda de acero había sido disparada por armas de fuego enemigas. Los
soldados a medio camino cayeron al suelo y murieron. Gilbert hizo una
señal con sus manos a los compañeros que quedaron en el techo, “por
favor, pidan ayuda”.
Al final, solo dos personas habían tenido éxito en la infiltración, pero
Gilbert sentía que de alguna manera que ese giro de acontecimientos
estaba destinado a ser.
— Violet, ¿estás escuchando?
— Sí, mayor.
Ella se veía pésima. Sus mejillas blancas tenían arañazos de los pedazos
de vidrio manchado. Su ropa de batalla estaba destrozada. Estaba
cubierta con olor a humo, mojada con la sangre de los soldados enemigos,
y su respiración estaba alterada, como si su fuerza física estuviera en
su límite.
— Somos solo nosotros dos. Puede que nos maten.
— Sí.
Los hombros de Gilbert también subían y bajaban a causa de la fatiga.
— Pero esto es un orden: no importa qué, no mueras.
— Sí, definitivamente viviré y lo protegeré, Mayor.
— Buena chica—. Realmente... eres capaz de hablar tan bien. Has crecido. No eres... un “activo”—. Pero esa es mi línea.
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La habitación a la que habían entrado furtivamente estaba a unas cinco
plantas debajo del techo. Se conservaban instrumentos musicales y
estatuas de bronce. Probablemente eran un simples antigüedades.
Fuera de la habitación había una escalera de caracol que conducía a la
terraza. Los dos miraron por las ventanas mientras subían, observando
como el suelo parecía estar muy abajo. Una alta nube de humo se elevó
desde las puertas. Gilbert ansiosamente se preguntó si Hodgins todavía
estaba vivo.
— Mayor, pronto llegaremos al último piso—. Violet agarró una vez más su hacha de guerra.
Los soldados que estaban en espera oyeron sus pasos, sacando sus sables y
descendiendo para atacarlos. Simultáneamente, otros soldados rugieron
mientras subían corriendo las escaleras.
— ¡Mayor!— Violet giró hacia atrás después de cortar a los soldados que habían intentado atacarla con sus espadas.
Gilbert sacó su propia espada y se puso en camino hacia los pisos inferiores.
— Ve, Violet. Mientras los mantengo ocupados, elimina los que están
arriba y dispara la bengala. Con eso... será lo mismo que una
declaración de victoria en esta batalla. Incluso si somos inferiores en
número, las probabilidades están a nuestro favor.
A pesar de no haber dudado nunca al tomar decisiones crueles, Violet
vaciló. Si todos los soldados de los pisos inferiores se acercaran, no
podía imaginarse a Gilbert teniendo una oportunidad él solo.
— ¡Permítame luchar también, Mayor!
— ¡Es una orden! ¡Ve!
— Pero yo-
— ¡Te estoy diciendo que es una orden! ¡Vete, Violet!
Cuando le gritó, el cuerpo de Violet se movió en automático a medias.
Subió las escaleras sin poder responder, echó abajo la puerta del último
piso en la que se dibujaban las figuras de los dioses y salió. Mientras
lo hacía, ante su vista había una escena tan hermosa que podía hacer
que uno se arrepintiera de haberla visto en esa situación. Una pequeña
fuente susurrando suavemente. Macizos de flores que crecían en verdor.
Su aroma dulce y puro mezclado con el hedor del humo.
La terraza de la catedral era un jardín en el cielo. Por un momento, Violet se sorprendió por la excesiva ausencia de realidad.
— ¡Es el enemigo! ¡Mátenla!
Había cuatro soldados. Eran francotiradores y observadores. ¿Cuántos de
sus camaradas habían sido asesinados por ellos cuando trataban de
invadir la catedral? Estaban en un gran lugar de tiro.
Gritos y disparos resonaron desde abajo. El sonido de los latidos del corazón de Violet aumentó bruscamente.
— Muévanse—. Ella balanceó el hacha de batalla, la sangre de aquellos
que había matado salpicó el lugar mientras miraba a los enemigos frente a
ella con una mirada bestial—. ¡Muévanse, muévanse, muévanse, muévanse,
muévanse!
Ella solo estaba preocupada por los sonidos detrás de ella.
— ¡Muévanse, muévanse, muévanse, muévanse, muévanse, muévanse,
muévanse, muévanseeeeeee!— Violet saltó ampliamente hacia los soldados.
Ella cortó los brazos y las piernas de tres de ellos, triturándolos
hasta la muerte—. ¡Muévanse, muévanse, muévanse, muévanse, muévanse,
muévanse!
La sensación de impaciencia opacó la habilidad de Violet para manejar
las armas. Una bala rozó su vientre y melló la carne de su brazo. Era un
error que generalmente no habría hecho. Su visión se nubló por el
dolor.
Gilbert la estaba defendiendo desde abajo. Tenía que regresar lo más pronto posible y proporcionarle ayuda.
— ¡MUÉVANSEEEEEEEEEEEEE!
Ella torció el cuello del último hombre. Sus piernas cayeron al suelo
debido al dolor del disparo. Parándose de nuevo, disparó la bengala, que
estaba en la funda de su arma, hacia el cielo. El brillo blanco se
dispersó en el aire. Era como una flor de luz.
Ella no dejaría que las cosas terminaran así. Trituraría todos los escombros restantes.
La última bengala emitió un sonido llamativo. Inmediatamente después de dicho sonido, Violet se desplomó de cabeza.
— Ah... augh... ugh...
El siguiente sonido que escuchó no fue por la bengala que acababa de
disparar. Bruscos gañidos se filtraron ante las abrumadoras
circunstancias. Su hombro derecho había sido disparado a corta
distancia, lo que le había abierto un gran agujero. Su rostro estaba
sumergido en un charco de su propia sangre.
Violet escuchó el sonido de un arma que se cargaba detrás de ella.
Instantáneamente sacó su propia arma con su mano izquierda y disparó un
tiro mientras giraba. Ella mató a un soldado que sostenía un gran rifle
que había fallado en dispararle en el cerebro.
No podía respirar bien. El hombro de su mano dominante colgaba flácidamente. Los sentidos de su mano derecha eran débiles.
— Ugh... augh... uugh...
Ella no debía levantarse. Cuanto más se movía, más sangre fluía.
— ¡Mayor!
Aun así, Violet regresó por donde había venido. La única razón por la
que podía mover su cuerpo a pesar de las graves heridas era la obsesión
por su único Señor. Dejó un rastro de rojo mientras caminaba.
— ¡Mayor, mayor! ¡Mayor!
Llamó varias veces, buscando a Gilbert. Esquivando los cadáveres de los
soldados que había matado en el penúltimo piso, buscó alrededor,
preguntándose si él estaría allí.
— ¡Mayor!— Gritó Violet, sonando como si rompiera cristales.
Gilbert yacía en medio de las escaleras, a punto de morir apuñalado por
la bayoneta de un soldado enemigo. Las manos del enemigo se desviaron
por la voz de Violet, pero la punta de la bayoneta perforó la cara de
Gilbert.
— ¡Tú... BASTARDOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Arrojó el hacha de batalla con una mano y cortó el torso del enemigo. El
colapsó. Violet también cayó con el impulso. Luego se arrastró hacia
Gilbert.
— ¡Mayor, Mayor, Mayor!
Uno de los ojos de Gilbert había sido arrancado y tenía heridas severas.
Ya no podría ver la luz o los colores con él. Se veía inexpresablemente
como un cadáver que no podía hablar pero aún respiraba. Sin embargo, su
respiración era críticamente lenta. Sus manos y piernas estaban
ensangrentadas con arañazos de bala y espada.
¿Sería más rápido morir de una hemorragia profusa o ser asesinado por
soldados enemigos que venían de la planta baja? De cualquier manera, la
brillantez de la vida estaba a punto de desaparecer en él.
— ¡Mayor, Mayor!
Alzando la voz, Violet inclinó a su superior sobre sus hombros, pero él
no respondió. Violet forzó sus flácidas manos para llevarlo sobre su
espalda.
— Uugh... ah... uuugh... ah...
Su brazo dominante no podía soportarlo y ella sucumbió. Bajó unos pocos
pasos, se levantó una vez más y extendió una mano hacia Gilbert. Como
había usado demasiada fuerza, sus brazos se cayeron de sus hombros. Es
poco probable que su brazo sea capaz de manejar armas.
Violet ni siquiera pensó en dejar a Gilbert o al hacha de batalla como
una opción. Arrojó el hacha de batalla e intentó bajar con Gilbert
usando el brazo que aún funcionaba. Mientras lo hacía, un grupo de
hombres armados entró corriendo desde abajo.
— ¡¡UUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!
Violet recogió el hacha de batalla una vez más y cortó a los enemigos
con una mano. Ella golpeó sin piedad con la cadena de contrapeso a
aquellos que intentaron abrirse paso y les rompió el cráneo con la
punta.
Luego repitió sus acciones anteriores. Todavía tratando de llevar a
Gilbert, los enemigos seguían viniendo de abajo. Ella los mataba. Más
aparecían. Ella no podía avanzar. Es un sufrimiento, es una batalla de
resistencia.
— ¡MUEREEEEE!
Finalmente, Violet terminó permitiendo que un joven soldado solitario,
que gritaba mientras corría, le propinara un golpe. Su grito no fue
audible. Su sable roía la base de su otro brazo.
Era un enemigo sin habilidades de combate. En condiciones normales,
probablemente sería un niño que no tenía ninguna conexión con la guerra y
no necesitaba empuñar una espada.
Dejando caer el arma con la que la apuñaló y poniéndose de pie, el
soldado gritó. Él la miró desde una corta distancia, retrocediendo al
darse cuenta de que la que se suponía que debía eliminar era una chica.
— Puedes—... la sangre goteaba de sus labios—… matarme... así que por
favor... no mates... al Mayor—. Violet suplicó por la vida de Gilbert.
El atónito soldado se reflejaba en sus hermosos ojos azules, pero no
podía verlo correctamente debido a la sangre y el sudor que caían de su
cabeza. Ella no podía discernir qué expresión estaba haciendo.
— Lo... lo siento... no lo dije en serio... yo—... la voz del soldado se quebró.
— No... mates al mayor.
— ¡No lo dije en serio! ¡Lo siento! ¡No lo dije en serio!
— Por… favor.
— ¡No es eso! ¡Este…! ¡No lo dije en serio!— Gritó el soldado mientras huía.
Para mayor seguridad, Violet lo vio retirarse antes de regresar al lado de Gilbert.
— Mayor—... Sus pies eran inestables, tal vez porque estaba a punto de
perder el conocimiento—. Yo... lo hice, Mayor... Mayor...
— Violet—. Gilbert, que había estado con los ojos cerrados todo el tiempo, apenas abrió uno de ellos mientras hablaba.
Al escuchar su nombre ser pronunciado, Violet respondió con una voz llorosa,
— Mayor…
Era un tono que no había conocido hasta entonces. Su anterior aura
demoníaca parecida a un dios había desaparecido y su rostro era el de
una niña asustada acurrucada en una esquina del campo de batalla.
— Violet... ¿qué está pasando... ahora mismo? ¿Dónde estamos?
Violet respondió a la pregunta de Gilbert con voz congestionada,
— E-Esta sigue siendo la catedral. Hemos logrado nuestra misión. Ahora
solo tenemos que esperar refuerzos para poder huir, pero aún no han
llegado. Los enemigos vienen de abajo. No hay fin para ellos. Mayor, por
favor, de las instrucciones. Por favor, deme una orden.
— Hu… ye.
— ¿Cómo se supone que voy a huir... mientras llevo al Mayor conmigo?
— Déjame... aquí... y escapa.
Incapaz de comprender lo que le habían dicho al principio, Violet tenía dudas sobre cómo responder.
— ¿Me está diciendo que... lo abandone?— Ella sacudió con la cabeza en
señal de negativa—. ¡No puedo hacer eso! Mayor... lo llevo conmigo.
— Estoy bien. Si me dejas aquí y te vas... deberías... todavía... tener
la oportunidad de sobrevivir. Por favor, escapa, Violet.
Una fuerte explosión se podía escuchar a lo lejos. Solo el lugar donde
se encontraban los dos estaba en silencio, como si fuera una dimensión
diferente.
— ¡No voy a huir, Mayor! Si el Mayor se queda, ¡entonces pelearé aquí!
¡Si se supone que debo escapar, ¡llevaré al Mayor conmigo!— Gritó
mientras usaba sus dos brazos, sangrando y con calambres, para agarrarse
al cuello del uniforme de batalla de Gilbert y arrastrarlo.
— Violet, detente...
Podía escuchar el estallido de los vasos sanguíneos. Probablemente
Violet sentía un dolor tremendo mientras su carne se desgarraba.
— ¡Violet!
Su brazo dominante, que colgaba flácido, cayó al suelo. Sin siquiera mirarlo, siguió tirando de Gilbert con su otro brazo.
— Para... detente... detente, Violet.
Violet no escuchó la orden. Sus respiraciones salían como silbidos y,
poniendo su fuerza restante en el brazo que había sido apuñalado por una
bayoneta, bajó un paso a la vez. Cuanto más se movía, más la cuchilla
le cortaba la carne.
— ¡Violet!
Su único brazo restante la traicionó y se desgarró también. Violet luego
regresó a su posición anterior. Como un pájaro cuyas plumas habían sido
arrancadas, sus brazos sangraban abundantemente. Según su propio
hábito, movió su cuello hacia la izquierda y hacia la derecha para
confirmar la situación y sintió ganas de sonreír tenuemente.
— Mayor, lo salvaré ahora.
Aun así, mientras se mordía los labios con fuerza, volvió a subir las
escaleras solo con sus rodillas. Sin embargo, su cuerpo había perdido el
equilibrio sin sus brazos. Se resbaló en los escalones muchas veces y
rodó por las escaleras. Ella se caía y se ponía de pie, se caía y se
ponía de pie. Preocupándose solo por Gilbert, ella convirtió la escalera
en un mar de sangre.
Aunque ella no estaba en su campo de visión, una vez que Gilbert se dio
cuenta de que ella había perdido sus brazos por él, las lágrimas
comenzaron a brotar de su ojo.
— Basta—. Su voz suplicante hizo eco con tristeza—. ¡Ya basta, Violet!
— No quiero—. Nuevamente, ella se negó de inmediato—. Mayor... solo... solo... un poco más...
— Es suficiente. Ya es suficiente... tus brazos... tus brazos han...
— Los soldados enemigos ya no vienen. Lo más probable es que hayan llegado refuerzos abajo. Puedo escuchar... los sonidos.
— ¡Entonces baja primero! Así es, es mejor así. Llama a los refuerzos. Ve, ¡estoy bien!
— ¡No quiero! Si... si el Mayor muere mientras yo no estoy, ¿qué voy a hacer?
— Si eso sucede, todo terminará para mí. Está bien, ¡solo baja!
— ¡No quiero! No importa qué... ¡No quiero! Si dejo al Mayor aquí... y para cuando regrese...
— Está bien si muero. ¡Está bien mientras tú vivas!
— ¡No puedo obedecer esa orden!
Agachándose, Violet continuó tratando de agarrar a Gilbert. Ya no tenía
brazos y, por lo tanto, no podía cargarlo. Apenas podía caminar usando
sus articulaciones, pero no podía llevarlo con ella.
— No importa qué... no importa qué... no dejaré que el Mayor muera—.
Los dientes de Violet se clavaron en el hombro de Gilbert. Ella era como
un perro que llevaba algo en la boca.
— ¡U... Uuuuuuh!
Su voz se filtró agonizantemente. Su cuerpo tembló mientras
repetidamente intentaba tirar de él. Sin embargo, con heridas tan graves
como las de ella y un cuerpo que no era de un perro, sino de un ser
humano, no había forma de que tuviera éxito.
— Ma... yor...
— Violet, detente... t mo—... Gilbert se atragantó—... e am... te...
¡te amo!— Gritó, su visión borrosa por las lágrimas desbordadas— ¡Te
amo! ¡No quiero dejarte morir! ¡Violet! ¡¡Vive!!
Era la primera vez que él se lo decía. Él no había dicho “Te amo” hasta
ese momento. Hubo muchas oportunidades, pero él permaneció en silencio.
“Te amo, Violet”. Siempre, siempre, siempre, eso era lo que su corazón
había susurrado. Aun así, no lo había dicho en voz alta, ni siquiera una
vez.
¿Cuándo brotó esa sensación dentro de él? No tenía idea cual había sido
el catalizador. Si alguna vez le preguntaran qué le gustaba de ella, no
sería capaz de expresarlo adecuadamente con palabras.
— Violet.
“Mayor”. Antes de darse cuenta, estaba feliz cada vez que ella lo
llamaba. Él creía que tenía que protegerla mientras ella lo seguía desde
atrás. Su pecho latía con devoción inmutable.
— Violet, ¿estás escuchando?
No le llevó mucho tiempo devolverle la mirada ardiente con la que lo
miraba fijamente. Usarla como arma le había dolido, y ella arrojando su
vida a la basura se convirtió en su mayor temor.
— Me gustas.
Yo... quiero dejar de preguntarle a Dios qué está bien y qué está
mal. Si decir esto es un pecado, quiero liquidar todas mis cuentas en el
momento de mi muerte.
— Te amo—. Ella fue la primera persona que Gilbert Bougainvillea realmente amó—. Te amo, Violet.
— A... mo...
La sangre todavía se derramaba de sus brazos, Violet pronunció la
palabra como si la escuchara por primera vez. Ella arrastró su cuerpo al
costado de Gilbert, se puso en cuclillas junto a él y le miró a la
cara.
— ¿Qué es... “amor”?— Sonó sinceramente confundida. Sus lágrimas
cayeron desde arriba, mojando las mejillas de Gilbert—. ¿Qué es el
“amor”? ¿Qué es el “amor”? ¿Qué es el “amor”?
Su cara llorosa y desordenada era algo que él no había visto incluso
cuando era niña. Ella no lloraba mientras mataba personas, o cuando
estaba sola por no ser amada por nadie. Ella era una niña que nunca
había llorado antes.
— No entiendo, Mayor...
Esa misma chica ahora estaba llorando.
— ¿Qué es “amor”?— Era una pregunta sincera.
Ah, es cierto.
El corazón de Gilbert dolía mucho más que su cuerpo. Ella no sabía. No
había forma de que ella pudiera saber. Después de todo, él no se lo
había dicho. Él no le había “enseñado” sobre eso.
Ella no conoce... el amor. Ante eso, Gilbert una vez más derramó grandes lágrimas. Que idiota soy.
No poder expresar sus sentimientos a su ser querido fue el resultado de
negarse al amor. ¿Hubo una manera más vergonzosa de morir?
— Violet.
Sin embargo, su corazón estaba extrañamente pacífico. Tenía el
presentimiento de que el dolor en su cuerpo disminuía gradualmente. Era
una sensación peculiar. El hecho de que finalmente pudo reunir sus
sentimientos más honestos era probablemente la causa. De alguna manera
sintió que todo había sido perdonado.
— Violet... el amor...es—... Gilbert le dijo a la chica que era lo que
más amaba en toda su vida—: Amar es... pensar que... quieres proteger a
alguien más en el mundo—. susurró con dulzura, casi como si estuviera
sermoneándola, como si todavía fuera la niña pequeña de cuando se
conocieron—. Eres importante... y preciosa. No quiero que estés herida.
Quiero que seas feliz. Quiero que estés bien. Por eso, Violet... debes
vivir y ser libre. Escapa del ejército y vive tu vida. Estarás bien
incluso si no estoy cerca. Violet, te amo. Por favor vive—. Gilbert
repitió—. Violet, te amo.
Después de esa declaración, lo único que podía escucharse eran los gritos de la persona que recibía el mensaje.
— No entiendo... No entiendo—. se quejó entre sollozos—. No entiendo...
No entiendo el amor. No entiendo... las cosas de las que habla el
Mayor. Si así es como es, ¿por qué razón he estado luchando? ¿Por qué me
da órdenes? Yo soy... una herramienta. Nada más. Su herramienta. No
entiendo el amor... solo... quiero salvarlo... Mayor. Por favor no me
deje sola. Mayor, por favor no me deje sola. Por favor, ¡deme una orden!
Incluso si me cuesta la vida... ¡por favor pídame que lo salve!
La niña que instintivamente no podía escuchar otra cosa que no fuera
“mata” estaba lamentándose para que él le pidiera que lo ayudara. En
lugar de extender su mano para abrazarla, Gilbert solo pudo murmurar una
frase mientras su conciencia se desvanecía, “Te amo”.
Podía escuchar ruidos de alguien que venía de la planta baja, pero ya no podía mantener el ojo abierto.
Los registros de la chica soldado llamada Violet terminaron allí.
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