Violet Evergarden Volumen 1 - Capítulo 2
LA NIÑA Y LA AUTO-MEMORIES DOLL
Yo… recuerdo.
Que una mujer joven vino.
Sentada allí, en silencio, escribía cartas.
Yo… recuerdo.
Las figuras de esa persona... y de mi amable y sonriente madre.
Esa vista... seguramente...
No la olvidaré aunque muera.
1
Amanuensis es una profesión que existe desde la antigüedad. Ha llegado a
un punto de decadencia debido a la popularidad de las Auto-Memories
Dolls, sin embargo, las profesiones que tienen una larga historia son
amadas y protegidas por muchas personas. El aumento en el número de
muñecas mecánicas amanuenses fue precisamente lo que causó que los
aficionados nostálgicos clamaran que las profesiones pasadas de moda
estarían mejor manteniendo su encanto.
La madre de Ann Magnolia era una de esas personas con un gusto
fascinantemente pasado de moda. Con su ondulado cabello oscuro, pecas y
cuerpo esbelto, la madre de Ann era casi idéntica a Ann en sí misma y
provenía de una familia adinerada. Criada como una mujer de élite, se
casó e incluso después de envejecer, algo en ella todavía daba el aire a
una “jovencita”. La suave sonrisa que usaba cada vez que soltaba una
risa aguda era indescriptible para quien la veía.
Viendo cómo era su madre, Ann pensó que era como una niña pequeña. Era
vigorosa a pesar de ser una persona torpe, y cada vez que afirmaba con
entusiasmo: “¡Quiero probar esto!”, Ann replicaba con: “¿Otra vez?”. Le
gustaban los paseos en bote y las carreras de perros, así como los
arreglos florales orientales que se podían encontrar en el bordado de
colchas. Ella era una persona que amaba aprender y se aficionaba a las
cosas, si iba al teatro, definitivamente era para ver obras de amor. Le
encantaban los listones y las cintas, sus prendas y vestidos de una sola
pieza en su mayoría eran similares a las de las princesas de los
cuentos de hadas. Ella se los impuso a su hija, ya que se imaginaba a
padres e hijos haciendo juego con sus atuendos. Ann a veces se había
preguntado qué le pasaba a su madre que llevaba listones a su edad, pero
nunca lo dijo en voz alta.
Ann atesoraba a su madre más que a nadie en el mundo, incluso más que su
propia existencia. Aunque era una niña pequeña, creía que era la única
que podía proteger a su madre, quien de ninguna manera era una persona
fuerte. Ella amaba a su madre ciegamente.
Alrededor de la época en que su madre había caído enferma y se acercaba
la fecha de su fallecimiento, Ann tuvo su primera reunión con una
Auto-Memories Doll. A pesar de que tenía innumerables recuerdos con su
madre, los que Ann siempre recordaba eran los días que habían recibido a
una visitante misteriosa.
“Eso” se había presentado en un día muy azul. El camino bañado en
abundantes rayos de sol de una hermosa primavera. A su lado, las flores
que habían empezado a florecer a partir del deshielo se balanceaban en
el débil viento y sus ápices temblaban. Desde el jardín de su casa, Ann
estaba observando la manera en que “eso” caminaba.
La madre de Ann había heredado de su familia el lado superior izquierdo
de un antiguo, pero elegante, edificio de arquitectura occidental. Con
sus paredes blancas y tejas azules, rodeado de enormes abedules, el
lugar era como una ilustración de un libro para niños. La residencia
estaba bastante lejos, había sido construida aislada y alejada de la
próspera ciudad. Incluso si uno buscara en todas direcciones, no
encontraría casas vecinas. Es por eso, que si alguna vez llegaban
invitados, podían ser vistos fácilmente a través de las ventanas.
— ¿Qué es eso?
Vestida con una blusa de una sola pieza que tenía un gran listón a rayas
cian a manera de collar, Ann parecía un poco ordinaria pero
encantadora. Casi parecía que sus ojos marrones oscuros saltarían de su
cabeza por lo abiertos que estaban.
Luego, Ann despegó sus pupilas de “eso”, que caminaba en su dirección
bajo la luz del sol y se apresuró a salir del jardín y regresó a la casa
con sus zapatos de flores esmaltados. Pasó frente a la enorme entrada
principal, subió por la escalera de caracol llena de retratos familiares
y abrió una puerta decorada con una corona hecha de rosas.
— ¡Mamá!
Mientras su hija respiraba entrecortadamente, su madre la reprendió, levantando su cuerpo un poco de la cama,
— Ann, ¿no te he dicho que siempre que debes tocar antes de entrar a la habitación de alguien? Además, debes pedir permiso.
Al ser regañada, Ann soltó un molesto “muh”en su interior, pero a pesar
de todo se inclinó profundamente pidiendo disculpas con las manos juntas
frente al dobladillo de su falda. Uno podría reflexionar si esa acción
proviene de lo que podría llamarse su lado de “señorita". En realidad,
Ann era una simple criatura. No habían pasado más de siete años desde
que había nacido. Sus extremidades y rostro aún parecían muy suaves.
— Mamá, con permiso.
— Muy bien. ¿Entonces qué pasa? ¿Otra vez has encontrado un insecto peculiar afuera? No se lo muestres a mamá, ¿de acuerdo?
— ¡No es un insecto! ¡Es una Doll andante! Bueno, para ser sincera, es
realmente grande para ser una Doll y se veía como una de esas muñecas de
color café claro de esa colección de fotos que te gusta, mamá—. Con su
vocabulario limitado, Ann habló como si tuviera un ataque de tos.
La madre le chasqueó la lengua con un
— Tsk, tsk. ¿Te refieres a una jovencita Doll, verdad?
— ¡Vamos, mamá!
— Eres una hija de la familia Magnolia, por lo que tu vocabulario debe ser más elegante. De acuerdo, una vez más.
Hinchándose las mejillas, Ann de mala gana arregló su manera de hablar:
— ¡Una jovencita Doll estaba caminando!
— Oh, ¿es así?
— Solo los autos pasan por nuestra casa, ¿verdad? Si viene a pie,
significa que bajó en la terminal ferroviaria cercana. Las personas que
vienen de esa terminal seguramente son nuestros visitantes, ¿verdad?
— Eso es correcto.
— Quiero decir, ¡nunca pasa nada por aquí! ¡Debe significar que la
mujer viene a este lugar!— agregó Ann—. Tengo... la sensación de que
esto no es algo bueno.
— Así que hoy jugamos al detective, ¿eh?— En contraste con la frenética Ann, la madre concluyó esto tranquilamente.
— ¡No estoy jugando! Oye, cerremos todas las puertas y ventanas...
hagámoslo para que esta Doll... esta jovencita Doll... ¡no entre! Está
bien, protegeré a mamá.
La madre le dio a Ann, que resueltamente resopló por su nariz, una
sonrisa forzada. Probablemente creía que solo era una niña que no dejaba
de decir tonterías. Aun así, ella decidió seguir el juego, levantándose
lentamente. El dobladillo de su camisón de color melocotón
arrastrándose por el suelo, se paró junto a la ventana. Bajo la luz
natural, la silueta de su delgado cuerpo se podía ver debajo de la tela.
— Oye, ¿no es una Auto-Memories Doll? Ahora que lo pienso, ¡se suponía que llegaría hoy!
— ¿Qué es una “Auto-Memories Doll”?
— Te explicaré más tarde, Ann. ¡Ayúdame a prepararme!
Unos minutos después, la madre le pidió a su hija para que la preparara
con la elegancia que exigía la familia Magnolia. Ann no se cambió de
ropa, pero tenía un listón sobre su cabeza que combinaba con el color de
su blusa de una sola pieza. Su madre, por otro lado, llevaba un vestido
de color marfil con volantes de encaje de doble capa, así como un chal
amarillo claro sobre los hombros y pendientes en forma de rosa. Roció un
perfume hecho de treinta tipos diferentes de flores en el aire y se
giró, envolviéndose en la fragancia.
— Mamá, ¿estás emocionada?
— Incluso más que si tuviera que conocer a un príncipe extranjero.
No era broma. El vestido que su madre había elegido era del tipo que
ella solo se pondría en ocasiones importantes. Verla en ese estado hizo
que Ann se inquietara.
No me gusta esto... estaría bien si no tuviéramos invitados llegando.
Los niños normalmente esperarían a los visitantes sintiéndose un poco
nerviosos, pero Ann era diferente. Desde el momento en que se dio cuenta
de las cosas que la rodeaban, Ann dedujo que cualquier visitante que
venía a ver a su inocente madre la engañaría para poner sus garras en su
dinero. Su madre era una persona despreocupada y las visitas siempre la
hacían feliz, por lo que rápidamente confiaba en todos. Ann amaba a su
madre, pero sus pobres habilidades en el manejo del dinero y su escasa
sensación de peligro eran problemáticas.
Ni siquiera se puede garantizar que una persona con el aspecto de una
Doll no tenga el objetivo de adueñarse de su residencia. Pero de lo que
Ann se sentía más cautelosa era cómo podía decir con solo una mirada que
la apariencia de la mujer resonaba con el gusto de su madre. Para Ann,
era desagradable que su madre se interesara en alguien más.
Su madre había dicho: “¡Quiero apresurarme y conocerla!” y sin escuchar a
Ann, las dos habían salido a recibir a la invitada, algo que no habían
hecho en mucho tiempo. Ann ayudó a su madre, que estaba sin aliento solo
por descender las escaleras, mientras salían hacia un mundo rebosante
de luz solar.
La blancura de la pálida piel de su madre, que por lo general solo se
movía dentro de la mansión, destacó demasiado. Ann no podía ver
claramente el rostro de su madre por el exceso de brillo, pero sentía
que sus arrugas habían aumentado. Ella apretó su pecho fuertemente.
Nadie puede evitar que la muerte llegue a alguien tan enfermizo.
Mamá es... algo más pequeña de lo que solía ser.
Ann era una niña pequeña, pero ella era la única sucesora de la familia
Magnolia después de su madre. Los médicos ya le habían advertido que la
vida de su madre sería corta. También le habían dicho que estuviera
lista. Dios no se lo ponía fácil incluso a niños de siete años.
Si ese es el caso, quiero a mamá toda para mí hasta el final.
Si se le acababa el tiempo, Ann quería que lo usara por completo por su
propio bien. En el mundo de la niña que tenía esa mentalidad, una
extraña se inmiscuyó.
— Disculpe.
Algo aún más radiante emergió de la verde carretera bañada por el sol.
Tan pronto como Ann vio “eso”, su mal presentimiento se confirmó.
Ah, aquí está la que me robará a mamá.
¿Por qué tenía tal pensamiento? Al mirar “eso”, podía decir que había sido su intuición la que lo decía.
“Eso” era una Doll fascinantemente hermosa. El cabello dorado brillaba
como si hubiera nacido de la luz de la luna. Orbes azules que brillaban
como gemas. Brillantes labios de color rojo tan regordetes que parecían
haber sido presionados con fuerza. Una chaqueta azul prusiana debajo de
un vestido blanco como la nieve con una cinta que llevaba un broche de
esmeralda mal emparejado. Botas de punto de color cacao marrón que daban
pasos firmemente en el suelo.
“Eso” colocó su paraguas con volantes, blancos y rayas cian en la
hierba, además de su maleta. “Eso” mostraba una etiqueta mucho más
elegante que Ann frente a los dos.
— Encantada de conocerla. Me apresuro a cualquier lugar que mis
clientes deseen. Soy del servicio automatizado de Dolls, Violet
Evergarden.
La voz de “eso”, tan exquisita como su apariencia, resonaba en sus
oídos. Después de superar su conmoción al verse abrumada por la belleza
de “eso”, Ann miró a su madre, que estaba tranquila junto a ella. Tenía
una expresión como de una chica que acaba de enamorarse, estrellas
centelleaban en sus ojos por el asombro.
Y, como era de esperar, eso no es bueno.
Ann pensó en la hermosa invitada como alguien destinada a robarle a su madre.
2
Violet Evergarden era una Auto-Memories Doll que trabaja en el negocio
de los amanuenses. Ann le preguntó a su madre por qué había contratado a
alguien de ese tipo.
— Deseo escribir cartas a alguien, pero tomarán demasiado tiempo, así que quería que ella escribiera en mi lugar.
Su madre se había reído. De hecho, últimamente confiaba en sus doncellas
incluso cuando se bañaba. Escribir durante un período prolongado sin
duda sería demasiado extremo para ella.
— Aun así, ¿por qué esa persona?
— Ella es bonita, ¿no?
— Lo es, pero…
— Ella es una celebridad en la industria. El hecho de que sea tan
atractiva y parecida a una muñeca es una de las razones de su fama,
¡pero se dice que también hace un gran trabajo! Además, que una mujer me
escriba cartas mientras somos solo nosotras dos, y tener que recitarlas
en voz alta... ¡no hace falta ser hombre para que cause escalofríos!
Su madre valoraba la belleza, y Ann estaba convencida de que ese era el
principal motivo por el que la joven había sido la elegida.
— Si solo son cartas... podría ser yo quien las escriba.
Ante la declaración de Ann, su madre soltó una risita nerviosa.
— Ann no puede escribir palabras difíciles todavía. Además... estas son
cartas que no puedo pedirte que escribas—. Con la última oración, quedó
claro quién escribiría.
Seguro tiene intención de escribir a papá, eh...
El padre de Ann era, para ponerlo simple, alguien quien abandonaba a su
familia. Nunca se quedaba en casa, aunque no trabajaba tanto, prosperó
en hacerse cargo del negocio principal de la familia. Aparentemente, su
madre se había casado con él por amor, pero Ann no lo creía en absoluto.
Ni una sola vez había visitado a su madre después de enfermarse, y
cuando pensaban que iba a regresar después de un tiempo, en realidad
solo pasaba para sacar jarrones y pinturas de la casa y venderlas, ya
que era un lastimoso hombre que se refugió en el juego y el alcohol.
Parecía que había sido un heredero con un futuro prometedor en el
pasado. Pero unos años después de casarse, su familia había enfrentado
problemas comerciales menores y se derrumbó, y las finanzas se habían
vuelto dependientes de los Magnolia. Por lo que había escuchado, parecía
que la razón detrás de dichos asuntos comerciales menores había sido su
padre.
Ann se tragó todas las circunstancias y despreció a su padre. Incluso si
hubiera colapsado una vez debido a un fracaso comercial, ¿no debería
haber continuado haciendo lo mejor? No solo no lo hizo, sino que también
hizo la vista gorda ante la enfermedad y las necesidades de su madre,
huyendo constantemente. Esa era la razón por la cual la expresión de Ann
se distorsionaba solo al escuchar que la palabra “padre” salía de la
boca de su madre.
— Hacer este tipo de cara otra vez... es un desperdicio de tu linda cara.
Con un masaje, un pulgar extendió las arrugas entre las cejas de Ann. Su
madre parecía lamentar su odio hacia su padre. Parecía que su afecto
por él permanecía incluso mientras era tratada tan terriblemente.
— No pienses tan mal de tu padre. Las cosas malas no duran. Esto es lo
que él desea hacer en este momento. Él ha vivido toda su vida con
seriedad. Esa es la verdad. Aunque nuestros caminos difieren un poco
ahora, si esperamos, regresará a nosotras algún día.
Ann sabía que esos días no llegarían. Incluso si lo hicieran, ella no
tenía la intención de darles una cálida bienvenida. Si las cosas
salieran como lo había predicho su madre inconscientemente vacilante, el
hecho de que su padre no viniera a ver a su esposa incluso cuando era
un paciente terminal y era hospitalizada constantemente no era un escape
de la realidad, sino un acto de amor.
Lo más probable es que supiera que no le quedaba mucho tiempo.
Está bien sin papá por aquí.
Era como si él no hubiera estado allí desde el principio. Para Ann, su
madre era la única que entraba en la palabra “familia”. Además, aquellos
que entristecían a su madre eran sus enemigos, incluso si uno de ellos
era su propio padre. También cualquiera que quiera robarle el tiempo con
su madre. Y si eso se aplicaba a la Auto-Memories Doll que había venido
por el pedido de su madre, también sería una enemiga.
Mamá es mía.
Ann marcó como enemigo todo lo que pudiera destruir el mundo de ella y de su madre.
3
La madre y Violet comenzaron el proceso de escribir cartas mientras
estaban sentadas en una mesa en un antiguo banco blanco bajo una
sombrilla dispuesta en el jardín. El período de contrato era de una
semana. Parecía que la madre realmente tenía la intención de hacer que
Violet escribiera cartas increíblemente largas.
Quizás estaban dirigidas a más de una persona. Cuando estaba sana, la
madre solía organizar fiestas en el salón e invitar a muchos amigos a la
mansión. Sin embargo, ella ya no tenía contacto o interacción con esas
personas.
— Así que no tiene sentido escribirlas...
Ann no se acercaba a las dos, en vez de eso espiaba sus acciones
mientras se escondía detrás de las cortinas. Le habían dicho que no
molestara cuando escribían las cartas de su madre.
— Hay necesidad de privacidad, incluso entre padres e hijos, ¿verdad?
Era una petición cruel para Ann, que siempre estaba pegada a su madre.
— Me pregunto de qué están hablando. ¿A quién le está escribiendo?
Tengo curiosidad—... apretó su mejilla contra el marco de la ventana.
Llevarles té y bocadillos no dependía de Ann, sino de las criadas. Por
lo tanto, no podía ponerse la máscara de niña buena para espiar lo que
hacían. Todo lo que podía hacer era mirar, al igual que ella no podía
hacer nada acerca de la enfermedad de su madre.
— Me pregunto por qué la vida tiene que ser así—. Aunque ella intentó
escupir una línea parecida a la de un adulto, ya que tenía siete años,
no tuvo ningún efecto.
Mientras seguía observándolas con una expresión mezquina, pudo notar
muchas cosas. Las dos trabajaban en silencio, pero de vez en cuando
parecían bastante solemnes o que estaban disfrutando muchísimo. Durante
los momentos divertidos, su madre se reía ruidosamente mientras golpeaba
su mano con fuerza. Durante los tristes, ella limpiaba sus lágrimas con
un pañuelo prestado por Violet.
Su madre era una persona de intensas vicisitudes emocionales. Pero aun
así, Ann pensó, ¿no estaba abriendo demasiado su corazón a alguien a
quien apenas acababa de conocer?
Engañarán de nuevo a mamá.
Ann había aprendido la crueldad, la indiferencia, la traición y la
avaricia de las personas a través de su madre. Le preocupaba
tremendamente esto último, que era demasiado rápida en confiar en los
demás. Deseaba que su madre descubriera cómo sospechar de otras
personas. Sin embargo, tal vez su madre tenía la intención de confiar a
esa Auto-Memories Doll, Violet Evergarden, cualquier misterio que
estuviera escondido dentro de su corazón.
4
Durante su estadía, Violet fue presentada en la casa como invitada. A la
hora de la comida, la madre había invitado a la joven a unirse a ellos
pero fue rechazada. Cuando Ann preguntó por qué, ella respondió con
frialdad: “Porque deseo comer sola, joven maestra”.
Ann la encontró rara. Cada vez que su madre era hospitalizada, no
importaba cuán cálidas fueran las comidas preparadas por las criadas, no
sabían a nada. La comida que tenía que comer sola era simplemente
fastidiosa. De eso se trataban las comidas.
Cuando encontró a una criada llevando la cena a Violet a su habitación,
Ann dijo que ella sería la que lo haría. Para conocer al enemigo,
primero necesitaba interactuar con ella.
El menú era pan suave, sopa de verduras con pollo y frijoles de colores,
patatas fritas y cebollas aderezadas con sal, ajo y pimienta, carne
asada con salsa y sorbete de pera como postre. Eso era lo habitual en la
casa de Magnolia. Aunque podría considerarse bastante lujoso, ya que
Ann había crecido en un entorno adinerado, le parecía escueto.
— No hay duda porque mamá pasó esto por alto. Necesitamos aumentar la
cantidad de carne para mañana. Y no sorbetes; tiene que ser un pastel.
En cierto modo... ella es una invitada.
Sin olvidar la hospitalidad, no importan los dones de las buenas familias.
Cuando llegó a una puerta de madera de roble, la habitación de
invitados, llamó mientras sus manos estaban ocupadas con una bandeja,
— Heeey, es hora de cenar.
Ruidos crujientes vinieron de adentro, y después de una pausa, Violet abrió la puerta y asomó la cabeza.
Mientras lo hacía, Ann refunfuñó:
— Es pesado. ¡Apúrate y tómalo!
— Lo siento muchísimo, Joven Maestra—. Inmediatamente aceptó la bandeja
disculpándose, pero como su expresión era demasiado apática, a los ojos
de una niña, se veía misteriosa.
Ann echó un vistazo por la puerta abierta detrás de Violet, quien colocó
la bandeja en un escritorio. La habitación de invitados era una
hermosamente decorada que las camareras limpiaban regularmente. Ella
notó el equipaje en la cama. Era una maleta de carretilla de cuero llena
de pegatinas de despacho de aduana de varios países. Estaba abierta,
una pequeña pistola sobresalía del interior.
Ah...
En el momento ella se perdió en sus pensamientos, Violet regresó. Al
igual que en un espectáculo de pantomima, las dos siguieron moviéndose
en perfecta sincronía.
Finalmente, Violet perdió la paciencia.
— Joven Maestra, ¿es un arma algo habitual para ti?
— ¿Qué pasa con esa cosa? Oye, ¿es real?
Cuando Ann preguntó con entusiasmo, Violet respondió:
— La defensa propia es una necesidad para las mujeres que viajan solas.
— ¿Qué es “defensa propia”?
— Protegerse a sí misma, joven maestra—. Mientras entrecerraba los ojos
ligeramente, el cuerpo de Ann tembló ante el movimiento de sus labios.
Si fuera un poco mayor, la niña probablemente habría reconocido la
reacción como un signo de fascinación.
Una mujer capaz de encantar a la gente con palabras y gestos era casi
mágica. Ann se sintió mucho más amenazada por los encantos de Violet que
por el hecho de que estaba sosteniendo un arma de fuego.
— Entonces... ¿disparas esa cosa?— Mientras imitaba la forma de una
pistola con las manos, Violet enderezó inmediatamente su brazo.
— Por favor, apriete los lados más. Si su mano está floja, se vuelve incapaz de resistir el retroceso.
— Esto no es de verdad... es un dedo.
— Aun así, debería ser suficiente para servir de práctica para el momento en el que pueda necesitarlo.
¿Qué le decía esta muñeca automatizada a una niña?
— ¿No lo sabes? Se supone que las mujeres no deben usar este tipo de cosas.
— No se puede separar a las mujeres de los hombres cuando se trata de
portar armas—. Cuando Violet respondió sin vacilar, Ann pensó que era la
más genial.
— ¿Por qué tienes eso contigo?
— El próximo lugar al que me enviarán es un área de conflicto, así que... esté tranquila. No la usaré aquí.
— ¡Obviamente!
Ante la actitud aguda de Ann, Violet hizo una pregunta solo por curiosidad.
— ¿No hay tal armamento en esta mansión?
— Las casas normales no tienen eso.
Violet miró confundida,
— Entonces, ¿qué hacen si aparece un ladrón?
Inclinó la cabeza pareciendo realmente confundida. Mientras lo hacía, sus rasgos de Doll se destacaban aún más.
— Si aparece alguien así, todos lo sabrán de inmediato. Dado que esta es un área rural. Eso pasó cuando llegaste.
— Ya veo. La baja tasa de criminalidad en las áreas despobladas podría
explicarse por eso—. Asintiendo con la cabeza como si hubiera sido una
lección, parecía una niña a pesar de ser una adulta.
— Eres... un poco... rara.
Ann declaró tensamente, señalando con su dedo índice a Violet. Aunque
ella simplemente lo había dicho por despecho, en ese instante, las
comisuras de la boca de Violet se levantaron un poco por primera vez.
— Joven maestra, ¿no debería irse a dormir? Permanecer hasta tarde es perjudicial para las mujeres.
Debido a esa sonrisa inesperada, Ann se sorprendió hasta cierto punto y
no pudo decir nada más. Teñida de rojo, sus mejillas denunciaban la
verdad detrás de sus palpitaciones.
— Yo-yo me iré a dormir. También debes dormir o mamá te regañará.
— Sí.
— Si te quedas despierta incluso más tarde que esto, los monstruos vendrán a decirte que tienes que dormir.
— Buenas noches, joven maestra.
Ann no podía soportar quedarse allí o incluso mantenerse de pie, se fue
del lugar a toda prisa. Sin embargo, mientras se alejaba, sintió una
intensa curiosidad, mirando hacia atrás al siguiente momento, pudo ver a
Violet sosteniendo el arma detrás de la puerta que aún estaba
entreabierta. Las expresiones de Violet en su mayoría no delataban nada,
por lo que era difícil distinguir sus cambios de humor. Sin embargo,
incluso la demasiado joven Ann podía entender lo que parecía haber
sentido en ese momento con solo una mirada.
Ah... algo...
Ella era algo así como un lobo solitario. Incompatible con su apariencia
actual, ella se aferró a un arma brutal y feroz. Ann apenas podía
imaginar estar apegada a ella, pero se estaba familiarizando con los
guantes negros que cubrían las manos de Violet. Mientras Violet agarraba
el arma con esas mismas manos y apretaba el borde contra su frente,
parecía un peregrino que hacía una oración. Antes de doblar la esquina
de la sala, los oídos de Ann captaron lo que decía.
— Por favor, dame una orden—. No le dijo a nadie.
El pecho de Ann de repente comenzó a latir más rápido.
Mi cara está caliente. Pica.
No entendía muy bien por qué su corazón latía tan rápido, pero era porque había vislumbrado el lado de mujer adulta de Violet.
Es extraño. Aunque no me gusta esa persona, estoy interesada en ella.
El interés estaba solo un paso atrás del amor. Ann aún no sabía que, a
veces, sentimientos como “me gusta” y “no me gusta” podían revertirse
fácilmente.
5
La observación de Ann sobre Violet continuó incluso después de eso.
Parecía que el progreso de la escritura de las cartas iba bien, ya que
el manojo de sobres había aumentado. Violet miraba discretamente en su
dirección de vez en cuando, haciendo que se preguntara si la mujer era
consciente de que ella miraba por la ventana. En esos momentos, el
corazón de Ann latía. Terminó adquiriendo el hábito de agarrar su pecho,
hasta el punto de que su ropa se arrugó en ese lugar.
Los cambios en su comportamiento continuaron.
— Oye. Oye. Oye, hey. Pon un listón en mi cabello.
— Entendido.
Aunque estaba triste porque su madre era monopolizada, no podía sentirse enojada.
— ¿Qué hay con este pan, tan duro que ni siquiera puedo morderlo?
— Creo que se suavizará si lo sumerge en la sopa, ¿no es así?
Durante los descansos entre la escritura de las cartas, Ann inadvertidamente la perseguía y se la pasaba con ella.
— Violet. Violet.
— Sí, ¿joven maestra?
Antes de darse cuenta, en lugar de que se refiriera a ella con un "tú" degradante, estaba siendo llamada por su nombre.
— ¡Violet, léeme libros, baila conmigo y atrapa insectos conmigo afuera!
— Por favor, indique el orden de prioridad, joven maestra.
Era todo un reto seguir a Violet, pero no desatendió a Ann de ninguna manera.
Qué persona tan rara. También me pongo rara cuando estoy con ella.
Lamentablemente, Ann se obsesionó con Violet.
6
Más adelante los tiempos pacíficos encontraron un final repentino. La
madre de Ann se había vuelto un poco más sana un par de días después de
la llegada de Violet, pero su condición física ya de por sí débil
empeoraba gradualmente. Tal vez había sido un error exponerse al viento
del exterior. Tenía fiebre y la conmoción llegó al punto en que un
médico fue llamado a la mansión.
Incluso en tales condiciones, ella y Violet no detuvieron su trabajo. La
madre yacía en su cama mientras Violet volvía a escribir las cartas
sentada a su lado. Sin tener en cuenta la condición de su madre, Ann
entró en la habitación con una postura aprensiva.
— ¿Por qué te esfuerzas tanto en escribir estas cartas? Los doctores dicen que es inútil...
— Si no las escribo ahora, quizás nunca pueda hacerlo. Está bien. Mira,
lo está... porque a mi cabeza no le está yendo tan bien que, cuando
dictaba, terminé teniendo esta fiebre psicológica. Que desagradable…
Mientras su madre sonreía débilmente, no podía estar de acuerdo. Era una
sonrisa que perforó el corazón de Ann. Los alegres momentos habían
desaparecido como si hubieran sido una mentira y la amarga realidad
había regresado bruscamente.
— Mamá, ya basta.
Aunque su madre había estado bien diez segundos antes, podía dejar de
respirar en cuestión de tres minutos. La tristeza de vivir con alguien
en tal situación terminó resurgiendo.
— Por favor, no escribas más estas cartas—. Si hacerlo le provocaría
fiebre... si hacerlo acortaría su vida—. Por favor, por favor—… incluso
si era algo que su madre deseaba, Ann no quería que lo hiciera—. ¡Basta!
Su ansiedad y depresión acumuladas estallaron en ese instante. Incluso
Ann estaba sorprendida por su propia voz, que había salido mucho más
fuerte de lo que había imaginado. Solo una vez, ella mostró el egoísmo
que normalmente no le enseñaría a nadie:
— Mamá, ¿por qué no me escuchas? ¿Prefieres estar con Violet que conmigo? ¿Por qué no me miras?
Hubiera sido mejor para ella haberlo dicho de una manera adorable. Accidentalmente había dejado ver su angustia.
Con un tono tembloroso, ella terminó preguntando de forma acusadora:
— ¿No soy... necesaria?
Todo lo que ella quería era que le prestaran atención.
Su madre negó con la cabeza con los ojos muy abiertos ante sus palabras:
— No es eso. No hay manera de que ese sea el caso. ¿Cuál es el
problema, Ann?— Ella entró en pánico en un intento de levantar el ánimo.
Ann evadió la mano que se extendía para acariciar su cabeza. Ella no quería ser tocada.
— No escuchas nada de lo que digo.
— Eso es porque quiero escribir estas cartas.
— ¿Son las cartas más importantes que yo?
— No hay nada más importante que tú, Ann.
— ¡Mentirosa!
— Esto no es una mentira—. La voz de su madre era débil y llena de dolor.
Aun así, Ann no detuvo sus protestas. Su resentimiento por cómo las
cosas no iban de la forma en que esperaba empezó a escapar de ella.
— ¡Mentirosa! ¡Siempre has sido una mentirosa! Cada vez... cada vez,
¡son solo mentiras! Mamá, ¡no te has recuperado en lo más mínimo!
¡Aunque dijiste que mejorarías otra vez!
Después de haber dicho una cosa que sabía que no debería haber dicho,
Ann inmediatamente se arrepintió. Ese era el tipo de cosas que
normalmente se dirían en una pelea desprovista de amor entre padres e
hijos. Pero ese día era una excepción. Su madre, con el rostro
enrojecido por la fiebre, siguió sonriendo en silencio.
— Mamá... oye...
Ann la llamó en ese estado. El calor del momento de repente desapareció.
Sin embargo, mientras trataba de hablar, su boca fue tapada con un
toque.
— Ann, por favor, vete un momento.
Las lágrimas se derramaron de los ojos de su susurrante madre. Gotas
grandes se soltaron y eventualmente cayeron en cascada por sus mejillas.
Ann se sorprendió de que su madre, quien siempre sonreía a pesar del
dolor que tuvo que soportar por su enfermedad, dejara ver sus lágrimas.
Mamá estaba llorando.
Como su madre no era de las que lloraba, Ann había creído que los
adultos eran criaturas que nunca derramaban lágrimas. Después de darse
cuenta de que no era el caso, el hecho de que ella había hecho algo
terrible resonó en su mente.
He lastimado a mamá.
A pesar de que Ann sabía que ella, más que nadie, se suponía que no
debía ponerse por delante de su madre y aunque estaba convencida de que
la tarea de proteger a su madre era la máxima prioridad para ella, la
había hecho llorar.
— M-Ma- — Trató de disculparse, pero fue detenida por Violet, quien
procedió a sacarla de la habitación como si se tratara de un cachorro—.
¡Alto! ¡Suéltame! ¡Suéltame!— Exclamó Ann, incapaz de resistirse y
quedándose sola en el pasillo.
Los sollozos de su madre se escucharon desde el otro lado de la puerta cerrada.
— M... Mamá...— Angustiada, se aferró a la puerta—. Mamá, oye.
Lo siento, lo siento por hacerte llorar. Esa no era mi intención.
— ¡Mamá! ¡Mamá!
Solo quería que cuides tu cuerpo. Para que... para que... pudiera estar contigo incluso por un segundo más.
— Mamá.
Esto es…
— Mamá, ¡oye!
¿Es esto... mi culpa?
Por la frustración de no recibir respuesta su soledad se acrecentó.
Intentó golpear violentamente con los puños la puerta. Sin embargo,
incluso antes de llegar a tocarla, sus manos se debilitaron y se
desplomó.
¿Estaba siendo egoísta?
Una madre que estaba al borde de la muerte. Una hija que se quedaría sola.
Estar junto a ella... ¿es un deseo tan malo?
Una madre que seguía escribiendo cartas, ya que podría no ser capaz de hacerlo en el futuro. Una hija que lo odiaba.
Las lágrimas que se habían secado estaban a punto de desbordarse
nuevamente. Ann inhaló profundamente y gritó en una respiración.
— ¡¿Es alguien más importante para mamá que yo?!
Conforme su grito salió, comenzó a llorar. Su voz estaba amortiguada, su timbre quebrándose.
— ¡Mamá, no escribas cartas y pasa tiempo conmigo!— Suplicó la niña.
Llorar cuando sus peticiones no se cumplían era simplemente lo que hacían los niños.
— ¡Sin mamá estaré sola! ¡Completamente sola! ¿Cuánto tiempo durará
esto? Quiero estar con mamá todo el tiempo que pueda. Si voy a estar
sola después de esto, deja de escribir esas cartas... ¡Por ahora,
quédate conmigo! ¡Conmigo!
Eso era, Ann era solo una niña.
— Quédate conmigo…
Todavía era demasiado joven para poder hacer algo, una mera niña que
apenas había vivido durante siete años y que adoraba a su madre.
— Quiero estar contigo…
Alguien que, de hecho, siempre, siempre había llorado por el destino que le había otorgado Dios.
— Joven Maestra.
Violet salió de la habitación. Miró a Ann, cuyo rostro estaba húmedo de
lágrimas. Justo cuando la niña había pensado que era un tratamiento
claramente frío, una mano se abrió paso hasta su hombro. La calidez del
acto disminuyó su hostilidad.
— Hay una razón para que le esté robando el tiempo con su madre. Por favor, No se moleste con ella.
— Pero, pero, pero…
Violet se agachó para encontrarse con la línea de visión de la pequeña Ann.
— Es evidente que la joven maestra es fuerte. Incluso con un cuerpo tan
pequeño, cuidas a tu madre enferma. Por lo general, los niños no se
quejan ni se preocupan por alguien tanto. Eres una persona muy
respetable, joven maestra Ann.
— No es eso. No es para nada eso... solo... quería estar con mamá un poco más...
— La señora, siente lo mismo—. Las palabras de Violet sonaron a compasión.
— Mentira, mentira, mentira, mentira... quiero decir... ella está más
preocupada por esas cartas dirigidas a alguien que no conozco que por
mí. A pesar de que no hay nadie más en esta casa que se preocupe por
mamá.
Todos, todos solo se preocupan por el dinero.
— Soy la única... ¡soy la única que se preocupa por mamá!
De la manera en que lo veían sus oscuros ojos marrones, los adultos y
todo lo relacionado con ellos estaba envuelto en maquinaciones. Sus
hombros se estremecieron cuando sus lágrimas cayeron al suelo.
Distorsionada por las lágrimas, su visión era tan borrosa como el mundo
al que pertenecía.
¿Cuántas cosas en este mundo podrían considerarse reales?
— Aun así…
La joven creía que independientemente de cuánto tiempo viviera más
adelante, si el mundo estaba lleno de tanta hipocresía y traición desde
el comienzo de la vida, el futuro no tenía por qué llegar.
— Aun así…
La cantidad de cosas que Ann consideraba verdaderas podría contarse con
una mano. Brillaban inexorables dentro de un mundo tan falso. Con ellas,
podría tolerar cualquier tipo de horror.
— Así es como es ... pero aun así...
Pensaba que no necesitaría nada más mientras mamá estuviera conmigo...
— ¡Aun así, no soy a la que mamá quiere más!
Mientras Ann lloraba, Violet colocó un dedo índice contra sus labios a
una velocidad que los ojos humanos no podían percibir. El cuerpo de Ann
tembló por un momento. Su voz había cesado completamente. En el corredor
silencioso, los sollozos de su madre todavía podían oírse detrás de la
puerta.
— Si es de mí, puede enojarse tanto como le satisfaga. Golpéeme,
patéeme; no me importa lo que quiera hacer. Sin embargo... por favor
absténgase de usar palabras que entristecerían a su querida y honorable
madre. También por su propio bien, joven maestra.
Cuando le dijeron a Ann eso con una cara tan severa, las lágrimas
comenzaron a formarse rápidamente en sus ojos otra vez. El llanto que
había reprimido y tragado nuevamente era fresco y doloroso.
— ¿Estoy equivocada?
— No, no hay una sola cosa de la que sea culpable.
— Ya que soy una niña mala, mamá enfermó y... pronto...
— …¿morirá?
Violet respondió a la pregunta de Ann en un susurro con un tono que era un poco desapasionado, pero no inquietante
— No.
Lágrimas cayeron de los ojos tristes de Ann.
— No, la joven maestra es una persona muy amable. La enfermedad no está
relacionada con esto. Es... algo que nadie puede predecir o hacer algo
al respecto. Así como ya no puedo tener una piel tan suave como la suya
en mis brazos robóticos, es algo que no se puede evitar.
— Entonces, ¿es culpa de Dios?
— Incluso si lo fuera, incluso si no lo fuera... solo podemos
concentrarnos en cómo debemos vivir las vidas que se nos han otorgado.
— ¿Qué debería hacer?
— Por ahora, joven maestra... es libre de llorar—. Violet abrió los
brazos, sus piezas de máquina emitían un débil sonido—. Si no me
golpeará, ¿está bien si le presto mi cuerpo?
Eso podría interpretarse como “puede saltar y abrazarme”, a pesar de que
no parecía del tipo que decía esas cosas. Ann podía llorar de forma
segura, por así decirlo. Sin dudarlo, abrazó a Violet.
¿Llevaba perfume? Olía a varias flores diferentes.
— Violet, no me robes a mamá—. Dijo mientras apretaba la cara contra el
pecho de Violet, empapándolo con lágrimas—. No me robes el tiempo con
mamá, Violet.
— Por favor, sopórtelo solo por unos días más.
— Entonces, al menos dile a mamá que está bien si me quedo a su lado
mientras escribes. Está bien si ustedes dos me ignoran. Solo quiero
estar cerca de ella. Quiero estar a su lado y apretar su mano con
fuerza.
— Me disculpo, pero mi cliente es la Señora, no la Joven maestra Ann. No hay nada que pueda hacer para cambiar eso.
Después de todo, realmente no soporto a los adultos. Pensó Ann.
— Te odio... Violet.
— Mis más sinceras disculpas, joven maestra.
— ¿Por qué escribes cartas?
— Porque las personas tienen sentimientos que desean hacer llegar a otros.
Ann sabía que ella no era el centro del mundo. De todos modos, el hecho
de que las cosas nunca salieron como ella deseaba hizo que derramara más
lágrimas de frustración.
— Cosas como esas no necesitan ser entregadas.
Violet simplemente siguió abrazando a la ceñuda Ann, quien se mordió el labio de disgusto.
— No existe carta que no necesite ser entregada, joven maestra.
Parecía que sus palabras estaban dirigidas a ella misma en lugar de a la
niña. Ann reflexionó sobre el por qué. Debido a eso, la frase se grabó
de forma sorprendente en su mente.
7
El tiempo que Ann Magnolia pasó junto a Violet Evergarden fue de solo
una semana. De una forma u otra su madre logró terminar de escribir las
cartas y Violet abandonó reticentemente la mansión una vez que el
período del contrato había terminado.
— Vas a un lugar peligroso, ¿verdad?
— Sí, ya que alguien me espera allí.
— ¿No tienes miedo?
— Me apresuro a cualquier lugar al que mis clientes deseen. Eso es lo que es la Auto-Memories Doll, Violet Evergarden.
“¿Puedo llamarte si encuentro a alguien a quien me gustaría escribir cartas algún día?” Fue lo que Ann no pudo preguntar.
¿Qué pasa si la mujer muere en el lugar donde está su próximo cliente?
Incluso si no lo hiciera, ¿qué pasaría si Ann nunca encuentra a alguien a
quien le gustaría escribir? Considerando esas posibilidades, no pudo
expresar la pregunta.
Mientras se despedían, Violet le dio un breve apretón de manos.
Fue varios meses después de que la mujer se fue que la enfermedad de la
madre llegó a su peor momento. Pronto falleció. Los que la cuidaron en
sus últimos momentos fueron Ann y su doncella.
Hasta que cerró los ojos, Ann susurró continuamente:
— Te amo, mamá.
La madre simplemente asintió lentamente,
— Sí, sí.
En un tranquilo y calmado día de primavera, su querida madre murió. A
partir de ese momento, Ann siempre estuvo muy ocupada. Con respecto a su
herencia, después de una discusión con abogados, se había decidido
congelar las múltiples cuentas bancarias de la familia hasta que
alcanzara la mayoría de edad. También contrató a un tutor privado para
vivir en la casa solariega y estudió mucho. Como deseaba dejar una
profunda huella en esa tierra con el recuerdo de su madre, Ann trabajó
para convertirse en una señorita calificada con el mismo nivel de
educación que ella.
Nunca más volvió a ver a su padre. Había asistido al funeral, pero
simplemente habían intercambiado dos o tres palabras. Después de que su
madre falleció, dejó de regresar por completo a su casa. Su imprudencia
con el dinero también había terminado. Ann no preguntó directamente la
razón de su cambio de mentalidad, pero creyó que había sido bueno.
Ann abrió una oficina de consejería legal en casa después de graduarse.
No ganaba mucho, pero ya no tenía criadas, por lo que era suficiente
para mantenerse. También estaba en medio de una pequeña aventura amorosa
con un joven emprendedor que a menudo buscaba consejería.
Como no sucumbió a la pena incluso después de haber perdido a su madre a los siete años de edad, la gente preguntaba:
— ¿Cómo es que no te derrumbas?
Ann contestaba:
— Porque mi madre siempre está cuidando de mí.
Su madre, por supuesto, había fallecido. Sus restos yacían en una tumba
familiar donde sus parientes habían sido enterrados por generaciones.
Sin embargo, Ann decía:
— Mi madre ha estado corrigiéndome y guiándome todo este tiempo. Incluso ahora.
Había una razón por la que ella afirmaba eso mientras sonreía. Estaba
conectado hasta la época que ella había pasado con Violet Evergarden.
El octavo cumpleaños de Ann había sido el primero sin su madre. Un
paquete había llegado para ella ese día. Contenía un gran oso de
peluche con un listón roja. El nombre del remitente era el de su difunta
madre y el regalo estaba acompañado por una carta.
Feliz 8vo cumpleaños, Ann. Muchas cosas tristes pudieron haber
sucedido. Puede que haya varias otras en las que trabajar duro. Pero no
te rindas. Aunque te sientas sola y llores desoladamente, no lo olvides:
mamá siempre te amará, Ann.
Era inconfundiblemente una carta escrita por su madre. En ese instante,
la imagen de Violet Evergarden resurgió en el fondo de su mente. ¿Ese
tipo de servicio también estaba incluido en su trabajo de redacción de
cartas?
En el pasado, aunque su madre había dicho que iba a escribir cartas,
todo había sido escrito por Violet Evergarden. ¿Podría ser que la
Auto-Memories Doll lo hubiera escrito todo imitando la letra de su
madre?
Cuando Ann preguntó en la agencia postal por la sorprendente entrega, le
informaron que habían firmado un contrato a largo plazo con su madre y
se suponía que iban a entregar regalos en su cumpleaños todos los años. Y
efectivamente había sido Violet Evergarden quien había escrito la
carta. Todos los demás habían sido cuidadosamente almacenados.
A Ann no le habían dicho por cuánto tiempo las cartas seguirían llegando
como parte del secreto contractual, pero habían llegado cada año.
Incluso cuando ella cumplió 14 años.
A estas alturas ya te has convertido en una maravillosa dama. Me
pregunto si has encontrado un hombre joven que te guste. Tu forma de
hablar y tu actitud son un poco infantiles, así que ten cuidado.
No puedo dar consejos con respecto al romance, pero te protegeré para
que no te involucres con un chico malo. Después de todo estamos
hablando de Ann, que siempre ha sido más firme que yo. Incluso si no
hago eso, seguramente, si tú eliges, será una gran persona. No tengas
miedo del amor.
Incluso cuando cumplió 16 años.
¿Ya has conducido un automóvil? ¿Te sorprendería si mamá te dijera
que yo también puedo conducir autos? Solía conducir mucho en el
pasado. Pero me detenía la gente que viajaba conmigo. Se ponían azules.
Mi regalo para tu cumpleaños es un auto con un color que se adapte a
ti. Solo usa la llave adjunta. Pero me pregunto si ahora se considera un
modelo clásico. No lo llames “lamentable”, ¿de acuerdo? Mamá espera que
puedas ver diferentes mundos.
Incluso cuando cumplió 18 años.
Me pregunto si ya estás casada. ¿Qué debo hacer? Convertirse en
esposa a una edad temprana es problemático de muchas maneras. Pero tu
hijo definitivamente será lindo, sin importar si es niño o niña. Mamá lo
garantiza.
No quiero decir bruscamente que criar a los hijos es duro, pero...
las cosas que hiciste me hicieron feliz, las cosas que hiciste me
entristecieron... quiero que críes a tu hijo pensando en ellas. Está
bien. Independientemente de lo insegura que te puedas volver, estoy
aquí. Estaré a tu lado. Incluso cuando te conviertas en madre, sigues
siendo mi hija, por lo que está bien dejar escapar un sollozo a veces.
Te quiero.
Incluso cuando cumplió 20 años.
Ya has vivido 20 años. ¡Asombroso! ¡Pensar que el pequeño bebé que
nació de mí sería tan grande! La vida es realmente caprichosa. Me
entristece que no pueda verte crecer y convertirte en una mujer joven y
bonita. No, pero te estaré cuidando desde el cielo.
Hoy, mañana, el día después; siempre serás una belleza, mi Ann.
Incluso si personas desagradables te desaniman, puedo afirmar esto con
el pecho lleno de orgullo: eres hermosa y la joven más genial. Ten
confianza y avanza con plena responsabilidad hacia la sociedad.
Has logrado vivir tanto porque muchas personas te han cuidado. Esto
es gracias a la estructura de la comunidad en que te encuentras. Te han
ayudado mucho sin saberlo. A partir de ahora, para pagarlo, por favor
trabaja incluso de mi parte.
Estoy bromeando, lo siento. Eres una gran trabajadora, por lo que
decir algo como esto es exagerar. Ten fuerza y disfruta de la vida,
querida mía. Te quiero.
Las cartas seguían llegando a ella siempre. Las palabras escritas por su
madre fueron pronunciadas en la mente de Ann por una voz que olvidaba
de vez en cuando.
En los viejos tiempos, los sentimientos de su madre enferma habían sido
dirigidos a ella. Todos y cada uno de ellos eran futuras tarjetas de
cumpleaños para su querida hija. Lo que significa que la única de la que
Ann había estado celosa era ella misma.
“No existe carta que no necesite ser entregada, joven maestra”. Las
palabras de Violet resonaron en los oídos de Ann más allá de los límites
del tiempo.
Las cartas aún encontraban su camino hacia ella, incluso cuando estaba
casada y tenía un hijo propio. Ella, una mujer de cabello largo,
ondulado y oscuro, que vivía en una gran mansión periférica, que estaba
ubicada lejos de la ciudad, se aseguraba salir a la mañana de un cierto
día, de un determinado mes. Esperaba mientras contemplaba el paisaje que
se extendía ante ella. Cada vez que sus oídos escuchaban el ruido de la
motocicleta del cartero vestido con su chaqueta verde, se ponía de pie
con los ojos brillantes. Su silueta, mientras esperaba ansiosamente al
tiempo que pensaba: “¿Llegó? ¿Llegó?”, era ciertamente similar a la de
su difunta madre.
El cartero llegó a la residencia, entregándole un enorme paquete con una
sonrisa. Él, que sabía de los regalos que se le enviaban todos los
años, también le ofreció palabras cálidas:
— Felicidades por su cumpleaños, señora.
Ella respondió con los oscuros ojos castaños ligeramente húmedos.
— Gracias—. Y al final, ella le preguntó lo que había estado deseando durante mucho tiempo—. ¿Oiga, conoce a Violet Evergarden?
La oficina de correos y el negocio de amanuense tenían una relación
cercana. Una vez que Ann preguntó con su corazón palpitando “qué pasaría
si”, el cartero respondió mientras sonreía:
— Sí, ya que ella es famosa. Ella todavía está activa. Bien, entonces…
Una vez que el cartero se despidió, Ann lo observó mientras acariciaba
el regalo con una sonrisa. Sus lágrimas cayeron lentamente. Todavía
sonriendo, ella gimió un poco.
Ah... Mamá, ¿oíste eso de ahora?
Esa mujer todavía estaba trabajando como una Auto-Memories Doll. La
persona con la que había compartido una parte de su tiempo todavía
estaba bien, todavía en la misma ocupación.
Estoy feliz. Estoy muy feliz, Violet Evergarden.
Desde el interior de la mansión, pudo escuchar un llamado.
— ¡Mamá!
Ella giró hacia la dirección de la voz. Alguien saludó desde la ventana
donde solía estar cuando observaba a su madre y a Violet. Era una niña
con el pelo ligeramente ondulado que se parecía mucho a Ann.
— ¿Otro regalo de la abuela~?
Ann asintió con la cabeza a su hija inocentemente sonriente.
— ¡Sí, ha llegado!— Respondiendo con entusiasmo, Ann devolvió el saludo.
Dentro de la casa, su hija y su esposo estaban a punto de comenzar su
fiesta de cumpleaños. Ella tenía que apresurarse. Llorando levemente,
caminó hacia la mansión. Mientras lo hacía, estaba sumida en sus
pensamientos.
Hola, mamá. Antes dijiste que querías que le diera a mi hijo toda la
felicidad que una vez experimentaste, ¿verdad? Esas palabras... me
hicieron increíblemente feliz. Realmente resonaron conmigo, es lo que
pensé. Es por eso que haré lo que hiciste. Sin embargo, esto no es una
excusa para ver a esa persona. Esa es parte de la razón, pero no es
todo. Yo también... tengo sentimientos que deseo transmitir. Incluso
muchos años después de nuestra primera reunión, tengo la corazonada de
que definitivamente no habrá cambiado nada. Con sus bellos ojos y su voz
que tiene un dulce tono, ella escribirá sobre mi amor por mi propia
hija. Violet Evergarden es ese tipo de mujer, la que no defrauda. Por el
contrario; ella era el tipo de Auto-Memories Doll que uno querría
observar haciendo su trabajo una vez más. Cuando la vuelva a ver, le
agradeceré y le pediré disculpas sin reparo. Después de todo, ya no soy
esa chica que no puede hacer nada más que llorar.
Ann Magnolia nunca olvidaría a la mujer que la había abrazado cuando era joven.
__________
Yo… recuerdo.
Que una mujer joven vino.
Sentada allí, en silencio, escribía cartas.
Yo… recuerdo.
Las figuras de esa persona... y de mi amable y sonriente madre.
Esa vista... seguramente...
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