Violet Evergarden Volumen 2 Capítulo 11
Las vacaciones de Auto-Memories Dolls terminaban pacíficamente.
Pasar
el final del verano era de lo más común: mirar los árboles por el
alféizar de la ventana durante la mañana, pasear con un paraguas por el
vecindario al mediodía, leer libros bajo la sombra de los árboles por la
tarde y prepararse para el próximo viaje en la noche. Cuando nadie
miraba, desmontaba y reconstruía armas y arrojaba cuchillos a las hojas
que caían de los árboles para mantener los brazos en forma. Pero
esencialmente, ella estaba envuelta en serenidad. Ese era el resultado
de la influencia de su madre adoptiva al tratarla como a una niña.
En
primer lugar no había muchos que a propósito intentaran romper su
silencio. Después de todo, ella era alguien que infundía una sensación
de nerviosismo en los demás. Tenía una belleza reticente y fría. Podía
causar que el tiempo y la gente a su alrededor se detuvieran.
— Violet. Tú... vendrás conmigo.
Ella no era alguien adecuada para invitar a jugar.
CARTAS VOLADORAS Y LA AUTO-MEMORIES DOLL (PARTE 1)
Situado
en una estrecha calle alejada de la avenida principal de la capital de
Leidenschaftlich, Leiden, sobresalía un edificio solitario que reinaba
entre varias pequeñas tiendas alineadas. El Servicio Postal CH era una
compañía bastante reciente que acababa de ingresar a la industria de la
correspondencia. Un chapitel con un techo verde claro en forma de cúpula
y una veleta en la parte superior podría considerarse la marca de dicha
compañía postal. Alrededor del chapitel había un techo verde oscuro, y
las paredes exteriores estaban hechas de ladrillos rojos que habían sido
quemados por el sol hasta un tono de buen gusto. En la entrada en forma
de arco, donde el nombre de la agencia estaba impreso en una placa de
acero en letras doradas, había una campana que producía un sonido alegre
cada vez que se abrían las puertas para anunciar la llegada de los
clientes. Dentro del edificio, se podía ver un mostrador justo al
entrar, era el mostrador para la recepción de los artículos de entrega.
Había
tres pisos; el primero era la recepción postal, el segundo era la
oficina y el chapitel del tercer piso era la residencia del presidente.
Actualmente, en el segundo piso, los empleados de la oficina se
desafiaban entre ellos mientras trabajaban desesperadamente.
En
la compañía había una fecha llamada el “día de cierre”. Durante ese
día, todas las transacciones, informes relacionados con ellas, facturas,
comprobantes de pago y todo lo demás relacionado con el funcionamiento
de la empresa se resolvían cuidadosamente. Para los empleados, era un
día de dolorosas batallas, ya que el trabajo de cierre se agregaba a su
trabajo habitual.
—
Dijiste que iríamos juntos, y que me llevarías allí—. En medio de esa
escena de ardua batalla se encontraba una mujer joven, dirigiendo una
mirada de reproche y deprimida hacia Hodgins. Ella se agarró con fuerza
al dobladillo de su ropa y se mordió el labio como para imponerse—:
Estoy enojada.
Era
una mujer hermosa, con cabello largo y oscuro y llena de un atractivo
maduro. Llevaba un corsé abierto, que mostraba su rico pecho sin ningún
tipo de reserva y estaba conectado a su prenda interior gris carbón.
También tenía una gargantilla de cuentas, un colgante, brazaletes,
pulseras de cadena de mano y anillos hechos de metales preciosos. Sus
pantalones de cuero estaban teñidos de azul y tenían puntos de cruz
dorados. Su liguero de hilo de bordado consistía en diseños geométricos y
decoraba solo la piel desnuda desde la mitad de sus medias hasta sus
botas que le llagaban a la rodilla. Ella era una persona cuyo todo,
desde su atuendo hasta su brillante belleza, era veneno para los ojos.
Sin embargo…
— ¡De ninguna manera, de ninguna manera! Si no me llevas, no quiero ir.
... sus acciones eran las de una niña. Ella estaba pateando con sus pies.
—
No, quiero decir, incluso si dices eso, Cattleya— Claudia Hodgins, el
presidente del Servicio Postal CH, sonrió rígidamente ante su postura—.
Mira esta montaña de papeleo. Siento que me va a golpear.
En
el escritorio de Hodgins había un montón de formas con aire amenazante
que realmente parecía como si estuvieran a punto de darle un golpe. Las
estaba sellando mientras hablaba. Su examinación y aprobación eran
requisitos definidos para los diversos documentos elaborados por los
empleados. Tal vez porque confiaba ciegamente en los empleados, o porque
no tenía la voluntad de leer, simplemente estaba pasando los papeles
sin confirmar su contenido.
—
Presidente Hodgins, entrégueme la documentación una vez que haya
terminado con ella. Por favor, eche un vistazo a estos también.
La conversación fue interrumpida. Se agregó montón de papeleo a la pila.
— Ah, lo siento, Pequeña Lux. ¿Los confirmaste a todos?
La
que había llegado entre Cattleya y Hodgins era una niña con una cara
inocente. Tenía el pelo gris lavanda recortado hábilmente sobre sus
hombros. Aunque usaba anteojos, al mirar de cerca, uno podía ver que el
color de sus ojos era diferente en cada uno. Era un estereotipo
conservador, pero el pañuelo alrededor del cuello y la berretta dorada
unida a un lado de su cabeza eran rasgos sutiles de una dama
profesional.
— Lo hice. Los que fueron revisados están etiquetados. Por favor, verifíquelos.
Lux
Sibyl, la chica que solía ser adorada como semidiós por un grupo
religioso en una isla aislada, ahora trabajaba en el Servicio Postal CH.
— Gracias. Mi secretaria es la mejor. Incluso como eufemismo, te amo.
Lux respondió con una expresión desesperada al guiño asesino de mujeres que le disparó.
—
Basta de halagos, solo, por favor... continúe moviendo su brazo. Si
tan solo lo hubiera detenido esa vez. Salir de viaje con una actriz de
teatro, de todas las cosas. De todos modos, era tan obvio que pronto
romperían... Esa vez... si solo yo...
— Que cruel. Solo lastimas aún más mi corazón destrozado, Pequeña Lux.
— Si tan solo le hubiera hecho hacer su trabajo incluso si tuviera que atarlo, esto no hubiera…
Ya
que su secretaria actuaba como si se hubiera involucrado en algún
incidente y estaba inconsolable, Hodgins recuperó su seriedad.
— Lo siento. Compraré una máquina para sellar.
Lux luego habló con Cattleya como si suplicara,
—
Y Cattleya. Por favor... no intentes hacer nada para retrasar al
presidente Hodgins. La hora a la que nos vayamos todos depende del
progreso del presidente Hodgins. Quiero irme lo más pronto posible hoy.
Los
empleados que estaban haciendo su trabajo en silencio asintieron al
unísono ante las palabras de Lux. Para ellos, el momento en que serían
liberados de la oficina ese día era una cuestión extrema de vida o
muerte. Cattleya había estado fingiendo no darse cuenta, pero una
presión concentrada de fulminantes miradas ocasionales y tonos de voz le
perforaban la espalda con un “aquellos que intenten entrometerse
deberían irse”.
—
¿Qué hay con eso? Poniéndose tan engreída solo porque eres la
secretaria. La secretaria del presidente... qué injusto. Yo también
quiero ser una secretaria.
—
Cattleya, eres una Auto-Memories Doll, ¿verdad? ¿No es eso mejor?
“Engreída”, dices... Solo estaba diciendo que, aunque es posible que
estés en tu día libre, estamos en medio del trabajo.
A
pesar de tener una apariencia joven, en el interior, Lux se había
convertido en una secretaria completamente capaz. Después de haber huido
de la organización religiosa, hizo todo lo posible para retribuirle a
Hodgins y la compañía que la habían acogido.
— Presidente, deje los refrigerios para cuando haya terminado con los documentos.
La mano de Hodgins, que había intentado sacar algo del cajón de su escritorio, se retrajo.
—
¿Qué hay con eso? ¿Qué hay con eso? ¡¿Qué hay con eso?! Los días
libres no están definidos para las Auto-Memories Dolls, así que no se
puede evitar, ¿verdad?
Cattleya
estaba dispuesta a continuar la pelea, pero antes de darse cuenta, Lux
estaba contestando el teléfono. La mirada en los ojos de esta última
dijo “lo siento”.
— Lo entiendo.
Era obvio a primera vista que todos en la compañía estaban ocupados. Ella también era consciente de que los estaba molestando.
Sin
embargo, sin darse por vencida, la Auto-Memories Doll Cattleya mostró
un panfleto impreso a Hodgins, que se había convertido en la máquina de
sellado antes mencionada.
—
Pero es solo una vez al año... que podemos participar en las “Cartas
Voladoras”. Yo... ya escribí una carta, y no invité a nadie más porque
el presidente dijo que me iba a llevar. No quiero ir sola. Asistir a un
festival sola... ¿no es como un castigo?
Las
palabras “Séptima Exposición Aeronáutica” estaban escritas en el
folleto. Dicha exhibición se realizará en el área de maniobras de la
Fuerza Aérea del ejército Leidenschaftlich. Parecía consistir en
demostraciones de maniobras aéreas y exhibiciones públicas del ejército y
los aviones de la marina, así como de los privados reunidos por
voluntarios. Las “Cartas voladoras” de las que Cattleya hablaba era uno
de los eventos. Las llamadas “cartas de aliento a quienes las tomen”,
recogidas de civiles, serían esparcidas desde el cielo por pilotos de
élite elegidos del ejército y la marina. Era un evento romántico, en el
que los participantes eran estimulados a enviar mensajes de inspiración a
los extraños que recogieran sus cartas, así como a sí mismos. Era el
único festival en el continente en el que las cartas caían del cielo.
Como la descripción indicaba que la sexta exposición había sucedido
varios años antes, parecía que el festival había sido cancelado por
algún tiempo debido a intensidad de las guerras.
Acercó el panfleto como para hacer que Hodgins lo besara y lo hizo estornudar.
— Mira, yo también quiero ir, Cattleya. Pero había olvidado que hoy era el día de cierre.
Cattleya
arqueó las cejas. Sus orbes de amatista se desviaron con tristeza. Su
actitud era similar a la de un cachorro llorando abatido.
Un sentimiento de culpabilidad creció dentro de Hodgins.
—
No hagas esa cara, mi linda dama. El festival involucrado en la
exhibición continuará hasta la noche, así que puedo unirme en ese
entonces. Quiero decir, también quiero dejar que mis empleados salgan
temprano e ir al festival. Pero no lo lograremos a tiempo para las
Cartas Voladoras... creo. Bueno, no sé, pero sí, muy probablemente.
— ¿Estaré... sola hasta entonces?
— Después de todo Benedict... está... en medio de las entregas.
—
No te preocupes por él. ¿Por qué estás mencionando su nombre?— Su
rostro se puso rojo, Cattleya intentó volcar el escritorio de Hodgins.
Era una fuerza que nunca se podría imaginar que provenga de esos
delgados brazos.
Hodgins sostuvo apresuradamente el escritorio.
—
Cálmate, Cattleya. Lo entiendo. La única otra persona disponible
cercana a tu edad es... Pequeña Lux. Muéstrame el horario comercial de
los empleados.
Aunque
estaba en medio de una llamada telefónica, Lux le entregó a Hodgins un
cuaderno mientras hablaba alegremente. Los planes operativos de los
empleados estaban registrados en él.
Hodgins sonrió. Fue porque había encontrado a alguien que parecía estar en una condición conveniente.
— Aah, Pequeña Violet está fuera de servicio.
— ¿Eh?— Un ligero rechazo se pudo notar en la voz de Cattleya.
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La
mansión estaba ubicada más allá de un camino de árboles. Reinando entre
macizos de flores de colores extravagantes con plantas de diversas
variedades en un césped lujoso y cuidado, así como una granja que
cultiva verduras de temporada, estaba la residencia Evergarden, de la
cual Patrick Evergarden era la actual cabeza. Estaba más cerca de ser un
castillo que una mansión. Tenía paredes blancas calcáreas y un techo de
color ultramar. Su arquitectura era elegante y bien equilibrada,
totalmente simétrica en ambos lados, desde los chapiteles hasta las
ventanas.
Cuando un jardinero avistó la figura de Cattleya mientras ella pasaba, él gritó:
— Señorita Cattleya Baudelaire, ¿verdad?
Debido
a que Hodgins les había hablado por adelantado, el jardinero la había
acompañado desde la puerta hasta la mansión, y una vez que llegó al
porche, un mayordomo la recibió.
— Ella estará aquí pronto.
Mientras esperaba sin nada que hacer en la antesala, no tardó en aparecer Violet Evergarden, tal como había dicho el mayordomo.
— ¿Cattleya?
No
fue solo porque la gran y gruesa alfombra roja tendía a ocultar los
pasos. Violet se había mostrado sin hacer ruido, vestida de forma
diferente a su atuendo habitual de Auto-Memories Doll. Tenía el pelo
suelto a un lado y un adorno de flores colgaba junto a su cara. La
palabra “encantadora” era perfecta para describir su pulcro vestido de
color blanco con motivos de flores azules. Las pequeñas flores no
estaban simplemente dispersas, sino que habían sido diseñadas para caer
desde la parte superior de los hombros y la mitad de su pecho. Como el
clima de Leidenschaftlich todavía era cálido, aunque el verano estaba
llegando a su fin, parecía que uno estaría bien con solo un vestido,
aunque también llevaba un cárdigan azul oscuro. Probablemente era para
ocultar sus brazos artificiales. El mismo viejo broche estaba en su
pecho.
— Heh, entonces normalmente te vistes así. ¿Es como una... joven señora? Muy lindo. Que agradable.
Violet respondió:
—
Es del gusto de mi madre adoptiva. Más importante aún, ¿sucedió algo?—
Sus ojos azules parecían decir: “¿Cuál es el problema que te hizo venir
hasta mi casa? Responde rápidamente”.
— Sí, algo así.
Cattleya
recordó su conversación con Hodgins. La mano que había estado aplicando
sellos se detuvo una vez, y él le había dicho cómo convencer a Violet,
que era alguien envuelta en misterio:
“Escucha, si vas a persuadir a Pequeña Violet... tienes que decir que... es una misión dada a ella por mí”.
Parecía
confiado. De hecho, Violet emitía una impresión de obediencia y
castidad cada vez que hablaba con Hodgins. Sin embargo, era de una
manera diferente de cómo ella probablemente trataba a otras personas.
Honestamente, esta chica es muy extraña.
Cattleya
sabía que ella era una ex soldado. Ella había pertenecido al ejército
de Leidenschaftlich junto con Hodgins, el hombre que Cattleya amaba
profundamente. Entre los miembros que Hodgins, que ya era extraño de por
sí, había reunido para trabajar en Servicio Postal CH, no era tan raro
alguien con un pasado ex militar en su historia personal.
Sin embargo, incluso sin tener en cuenta su historia, Violet era sombría.
Ella
nunca mostraba una sonrisa. Su discurso era educado, sin embargo, nunca
ni una vez aduló a nadie. Con eso, puso distancia entre ella y los
demás, pero no mostraba ningún signo de despreciar la soledad, y era
casi como una desalmada y hermosa entidad hecha de hielo. Así es como
Cattleya la veía.
— Sabes... esto... es algo que ya se ha decidido.
Por
eso estaba ansiosa de que esas palabras mágicas tuvieran efecto.
¿Violet escucharía la orden de alguien que no sea Hodgins? Incluso si
ella escuchara, ¿pasarían un momento divertido?
Sin embargo, eso sería mejor que ir sola al festival.
Reasegurando su propósito, Cattleya abrió su boca,
—
Violet. Tú... vienes conmigo. Es una misión que el presidente Hodgins
te dio. Hasta que el Presidente se una conmigo, acompáñenme a la
Exposición Aeronáutica.
Después de hablar con autoridad, se produjeron unos segundos de silencio.
La
chica puritana, taciturna, no sociable y con belleza de hielo, parpadeó
muchas veces, sus largas pestañas subiendo y bajando, antes de
preguntar con una cara que parecía expresar un signo de interrogación:
— ¿Una... misión?
— Sí, una misión.
— ¿Es... realmente una misión?
Cattleya desvió la mirada del reflejo de su propia silueta nerviosa en las límpidas esferas azules de Violet.
— S-Si... piensas que es una mentira, puedes preguntarle al presidente al respecto.
—
No. Hoy es el día de cierre y debe estar ocupado, así que me abstendré
de hacer llamadas telefónicas. Entiendo. Si es una misión solicitada
por el Presidente, la aceptaré—. Además de preocuparse por el día del
cierre, a diferencia de Cattleya, tenía la consideración de un adulto
para su lugar de trabajo.
Cuando
recibió el consentimiento, Cattleya pronto se puso nerviosa. Tenía la
sensación de estar hablando con una máquina, un hada o quizás un
fantasma, una especie de existencia indefinida con la que no podía
llegar a un entendimiento mutuo.
— Oye, ¿realmente vas a ir conmigo?
— Sí.
— ¿De verdad, de verdad?
— De verdad, de verdad.
— Tú... más o menos no se siente que estés viva, pero lo estás, ¿verdad?
— Lo estoy.
— Solo estoy preguntando esto para estar segura, pero el presidente está muy apegado a ti, entonces, ¿son novios?
— No es así.
— ¿Qué piensas de Benedict?
— ¿Benedict? Él tiene habilidades de combate de alto rango, y sorprendentemente también tiene habilidades de liderazgo.
Eran preguntas bastante groseras, sin embargo, Violet las respondió seriamente sin mostrar signos de preocuparse.
Cattleya
inmediatamente se animó con las diversas respuestas. Dejó que la
alegría se apoderara de ella y comenzó a saltar en el acto.
—
Estoy satisfecha de que nuestros intereses sean consistentes. Como
está resuelto, ¡prepárate! Dile a la gente de la casa que vas a salir.
Además, Violet, consigue papel para escribir, también sobres y una pluma
fuente. Después de todo, participaremos en las Cartas Voladoras.
—
“Cartas Voladoras”... Si estoy en lo cierto, ese era uno de los
eventos del despliegue aéreo presentado al público por el ejército y la
marina, ¿verdad?
Como se esperaba de una ex soldado, estaba bien informada.
Cattleya le preguntó si alguna vez había participado, y Violet negó en silencio con la cabeza.
— Nunca lo he visto, pero me lo contaron como una pieza información.
¿Quién se lo había dicho? Violet no lo reveló.
— Cattleya, ¿no se necesita nada más que el papel para escribir? ¿Tengo permiso del presidente Hodgins para portar armas?
— No hay necesidad de armas. ¿Qué pasa contigo? Eso asusta.
— Dijiste que era una misión, entonces…
Violet
no entendía los límites de las cosas, y a veces dejaba a Cattleya
perpleja, pero afortunadamente, las dos podían salir juntas.
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El
área de maniobras de la Fuerza Aérea del ejército de Leidenschaftlich
estaba ubicada lejos de la ciudad capital, Leiden. Las instrucciones
para llegar a ella no eran muy difíciles. La forma más fácil de llegar
desde el capitolio hasta ella era a través de carruajes o camiones
compartidos. Al bajar en la parada, una zona boscosa rodeada de árboles
estaba a la vista. Era un lugar tan lleno de vegetación que causaba que
las personas que estaban acostumbradas a las ciudades se preocuparan por
un segundo de dónde habían terminado, pero no había nada que temer.
Cruzando una carretera forestal pavimentada confiando en los letreros,
llegarían en breve a su destino, el área de maniobras.
La
entrada de ciudadanos comunes normalmente estaba prohibida, pero no
hubo restricciones durante la Exposición Aeronáutica. Los negocios
autorizados de comida y bebidas establecieron sus tiendas alrededor de
los terrenos de entrenamiento y formaban líneas de puestos. La
instalación militar cambió completamente y se convirtió en un lugar de
fiesta.
Hombres
y mujeres de todas las edades se reunieron en el lugar. Eran familias
de personas involucradas con el personal del ejército y la marina,
ciudadanos en general, amantes ávidos de los aviones que venían de
lugares distantes y ansiosos por ver las exhibiciones aéreas, y muchos
otros. La mayoría eran hombres. Las chicas jóvenes como Violet y
Cattleya podrían considerarse minoría.
—
Increíble, es tan grande. Normalmente practican aquí también... ¡Mira!
¿Cazas? ¿Son esos cazas?— Cattleya no ocultó su sorpresa ante los
aviones de guerra que se exhibían.
—
Es un avión de reconocimiento, el “Ptarmigan”—. Mientras tanto, Violet
dio el nombre exacto de las unidades—. Tanto el ejército como la marina
tienen Fuerza Aérea, pero a partir de los nombres de los aviones, se
puede saber a cuál de los dos pertenecen. El ejército nombra los suyos
como las aves. Parece que la marina les da el nombre de animales
marinos.
Las misteriosas y hermosas mujeres que discutían ansiosamente sobre aviones de guerra parecían peculiares hasta cierto punto.
Dado
que el área de maniobras usualmente funcionaba como una instalación
militar hecha y derecha, había muchas zonas prohibidas. Tomando el
espacio del lugar como una caja rectangular, la exhibición de los
aviones militares sucedía en las afueras del centro. Rodeando estaban un
hangar, una gran cantidad de vehículos del ejército en espera, un lugar
de descanso para los civiles en general, la sede real de la Exposición
Aeronáutica y una torre de control construida en su azotea, ocultos por
una tienda de campaña. Su interior no se podía ver en absoluto. Se
colocó una cerca alrededor del cuartel general y de la torre de control a
una gran distancia de ambos, y todo aquel que no formara parte del
personal tenía prohibida completamente la entrada.
Uno
de los aspectos más destacados de la Exposición Aeronáutica, era una
cobertura en vivo por la publicidad del ejército que estaba teniendo
lugar en la sede.
—
Por favor, miren al frente. Seis cazas, los Sea Snakes, están haciendo
una incursión. Están cambiando de una sola fila a una formación de
batalla en forma de diamante. Presten atención a este vuelo bien
coordinado.
Los
combatientes de la marina volaron sobre el área de maniobras y pasaron
mientras mostraban espléndidas técnicas de vuelo. Mientras se elevaban,
el humo blanco quedó atrás en el cielo azul como una prueba de su paso.
— El primer piloto es Jude Bradburn de Leiden de Leidenschaftlich. ¡El segundo piloto es Henry Gardner de Bregand!
Todos
los asistentes miraron hacia el cielo y vitorearon. Una orquesta tocó
música junto con los acalorados comentarios, mejorando aún más la
atmósfera en el lugar.
Cattleya
abrió el panfleto que había adquirido por adelantado y confirmó la hora
del espectáculo de las aeronaves actualmente en demostración. Las cosas
parecían progresar de acuerdo con el cronograma prescrito. Las Cartas
Voladoras debían ir después.
Ella agarró por el brazo a Violet, cuyos ojos habían sido robados por las maniobras aéreas de los aviones de combate.
—
Oye, parece que la recolección de las Cartas Voladoras llevará un
tiempo, así que vamos a comprar algo en los puestos y lo vemos mientras
comemos. Parece que los ejercicios de vuelo continuarán sin parar.
Violet, ¿hay algo que quieras comer?
—
¿Así que estamos asegurando nuestras comidas? Si ese es el caso, ¿no
es mejor buscar algo que se conserve en lugar de enfocarnos en su sabor?
Sin
mirar a Cattleya, Violet estaba moviendo su cuello para seguir a las
unidades en vuelo. Cattleya movió un dedo cerca de ella. Cuando Violet
volvió la cabeza, su mejilla fue apuñalada espontáneamente por el dedo.
Se sentía blando.
— Violet, mírame.
Aunque el brazo que Cattleya había agarrado era duro, la mejilla era suave.
Es enigmática, y un poco espeluznante.
Sin embargo, Cattleya se sintió algo aliviada. Fue porque ella había llegado a saber que esa chica también tenía partes suaves.
— Por favor, detente.
Ella se alegró de obtener una reacción de Violet, a pesar de que era reticente.
—
No quiero. Ese es un castigo por no mirar en mi dirección. Oye, siento
que lo estás malinterpretando; a pesar de que esta es una misión,
también es por diversión. No necesitamos alimentos en conserva.
— ¿“Diversión”?
— ¿No es verdad... que a veces parece que te diviertes con Lux? Como, beber té y todo eso.
— Aah, sí. Tomamos el té juntas.
—
Eso es. Vas a hacer eso conmigo. Vamos a comer, charlar y participar
en el festival. Parece que todos los miembros de la compañía terminarán
el trabajo dentro de poco, así que nos uniremos con ellos más tarde.
— Esto es... una misión, ¿no es así?
—
Es una misión. Una gran misión. Una súper gran misión—. Cattleya hizo
que Violet, que hacía hincapié y buscaba confirmación, caminara en
dirección a los puestos.
— Me gustaría detalles de contenido tangible sobre exactamente qué tipo de misión es “divertirse”.
— Estás hablando un poco difícil, no estás acostumbrada a divertirte, ¿verdad? Está bien, esta hermana mayor te lo enseñará.
Violet
miró sus manos unidas como si fuera algo extraño. Aun así, ella no
sacudió ni desenredó su mano de la de ella, simplemente siguiendo detrás
de Cattleya como un pájaro bebé.
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El
dúo visitó los puestos de comida de un extremo a otro de la feria,
comprando lo suficiente como para ser casi incapaz de llevar todo en sus
brazos y compartirlo entre sí. Suavemente entrecerraron los ojos al
observar a los niños correr detrás de los cazas voladores, rechazaron
con dureza a los hombres que despreocupadamente las llamaban por ser dos
mujeres solteras, y apreciaron los comentarios de la prensa del
ejército mientras aplaudían a los aviones de guerra que pasaban. También
tuvieron experiencias personales en las instalaciones del campo de
juegos, como tiovivos y dardos, mezclándose con los niños en el llamado
parque de atracciones de emigración. Aunque Cattleya había estado
principalmente en guardia con respecto a Violet, cuya personalidad no
podía entender, ella fue capaz de pensar en maneras de divertirse con
esta última debido a su característica forma amigable y su vivacidad.
— Cattleya, por favor espera. Cattleya.
— Oye, esto es delicioso. Muy delicioso. De acuerdo, abre la boca.
— No deseo comer.
— Es una misión, así que abre la boca.
— No estarás pensando que aceptaré cualquier cosa si dices que es una misión ¿verdad?
— Aaahn. Oye, se va a caer. Si lo hace, será tu culpa.
Ella
era sorprendentemente débil ante la presión, y por lo tanto, Cattleya
probablemente pensó que era linda, como una chica más joven que ella a
quien llevaba a un paseo. Actuar como una hermana mayor, también, era
algo cómodo para Cattleya.
Después
de jugar un rato, los dos decidieron tomarse un descanso. A pesar de
que era el final del verano, la exposición a la luz solar durante mucho
tiempo al aire libre causaría un aumento de la fatiga. Se sentaron en un
banco en el lugar de descanso general, que estaba cubierto por una gran
carpa que bloqueaba el sol para que los civiles pudieran refrescarse.
Pudieron ver los ejercicios de vuelo desde allí.
— ¿Todavía no has terminado?
—
No sabemos el destino preciso de estas cartas. Además, deben ser de
aliento. Esto llama a cuestionar las capacidades de una Auto-Memories
Doll.
Violet
estaba escribiendo para las Cartas Voladoras. Los mensajes recolectados
serían entregados a los pilotos y dispersados por aviones desde
arriba. Los aviones ligeros tipo hélice que servirían como repartidores
de cartas ya habían comenzado a recogerlos. Las personas a cargo se
convirtieron en el centro de atención, las mujeres y los niños pululaban
por todos lados a la vez. Eso era posiblemente porque su fuselaje de un
fuerte color amarillo brillaba notablemente contra el cielo azul.
Sin
nada que hacer al ya haber terminado de escribir su carta, Cattleya
decidió inmiscuirse en la de Violet. La otra gradualmente se estaba
volviendo mejor escribiendo correos.
Buscando respuesta, Cattleya hizo un puchero.
— Oye, nadie sabrá quién lo escribió, así que puedes decir lo que quieras.
—
Esto no está bien. Lo volveré a hacer—. Violet metió la carta que
acababa de escribir en un sobre. Sacó un nuevo papel para escribir, pero
parecía incapaz de escribir una sola letra.
— ¿Qué escribiste, Cattleya?
Como al parecer le estaban pidiendo consejo, Cattleya respondió mientras hinchaba su amplio pecho aún más,
—
“¡Tienes suerte de recoger mi carta! Algo bueno definitivamente te
sucederá. Incluso si no lo hace, no es como si fueras a morir”.
— ¿Es lo que escribiste?
— Sí.
Eso se parecía mucho a Cattleya. Sin embargo, parecía no funcionar como un consejo para Violet.
— ¿Qué~? ¿No escribes cartas fuera del trabajo o algo por el estilo? ¿Es realmente tan preocupante?
— Hace mucho que dejé de escribir cartas personales. Solo escribo en el trabajo.
Aunque
solo sucedió por un instante, Cattleya se sintió atraída por el ligero
cambio en la expresión de Violet. Ella ya era alguien con una
disposición para acercarse a los demás, pero disminuía aún más la
distancia entre ella y Violet.
— Este tema parece interesante. ¿Por qué es eso? Dime.
Violet
se alejó. Cattleya se acercó. Violet se alejó de nuevo. Al final, los
dos terminaron perfectamente pegadas la una a la otra en la esquina del
banco.
— ¿Por qué debería?
—
Porque parece atractivo. ¿Por qué dejaste de escribir? ¿Debería
intentar adivinar? El destinatario era un hombre, ¿verdad? Y también
alguien especial. El tipo de hombre que más te interesaría, excepto un
padre o hermano.
— ¿Cómo sabías el género?— Violet miró directamente a Cattleya por primera vez.
—
Tus clientes y los míos son diferentes. Mis clientes son... en su
mayoría mujeres jóvenes que escriben cartas de amor. Estas son las
llamadas “doncellas enamoradas”. Son personas que quieren saber qué
deben hacer para tener a un chico en la palma de su mano. O chicos que
no entienden a las mujeres y quieren saber qué deben hacer para que una
chica los mire. A menudo me piden consejos.
— ¿No es suficiente simplemente golpear su hombro y llamarla por su nombre?
—
No es en ese sentido—. Cattleya dio un golpecito en la frente de
Violet con su dedo—. Oye, ¿qué clase de persona es él? Me refiero al que
te gusta.
— Ese… no es… el caso.
— ¿Así que lo odias?
— De... ninguna manera...
Cattleya no pudo reprimir una sonrisa.
¿Qué debo hacer? Ella es muy divertida de molestar.
Violet
Evergarden: taciturna, reservada, franca e inexpresiva. Una mujer hecha
de hierro, que nunca dudaba. Ella se estaba desmoronando con una sola
oración de Cattleya.
—
Entonces, ¿no hay otra opción que no sea gustar? No es... del tipo
normal, ¿verdad? Eso no es lo que dice tu cara. No me subestimes. Gano
dinero por incluir consultas amorosas en mi trabajo de amanuense.
Violet abrió y cerró la boca, con los ojos en varias direcciones, lo que mostraba que estaba perdida.
Es como una muñeca que acaba de recibir un corazón. Qué raro.
Cattleya no sabía nada del pasado de Violet, y por lo tanto, simplemente la trataba como lo que era: una adolescente.
— Oye. Dije “oye”.
Ella solo deseaba llevarse bien con ella.
— Oye, ¿qué tipo de persona era él?
Estaba
alienada por los efectos de sus acciones sobre Violet. Ella creía que
lo que había dentro de la caja que estaba intentando abrir era una
piedra preciosa.
— ¿Cómo lo llamas?
Pero lo que residía en el corazón de Violet Evergarden...
— “Mayor”.
... no podría ser comparado...
—
“Mayor”. ¿No es genial? Entonces él es un soldado. Después de todo,
eres una ex soldado. ¿Qué edad tiene Mayor? ¿Qué hay de su apariencia?
... a una piedra preciosa
— Nunca pregunté. Probablemente estaba a punto de cumplir treinta años.
—
De ninguna manera. Él es mucho más viejo que tú. Entonces la
diferencia de edad entre ustedes dos es... ¿más o menos la misma que tú y
el Presidente?
Violet no había hablado de esa persona durante mucho tiempo.
— Su cabello era oscuro, pero de un tono diferente al tuyo, Cattleya...
Ella
había descrito cómo era antes como individuo, pero nunca había cavado
demasiado profundo. Aunque era alguien que tanto ella como Claudia
Hodgins tenían en común, los dos evitaron tocar el tema.
Violet
desvió la mirada del papel en el que todavía no había escrito nada a la
multitud. Los soldados que vestían el uniforme negro purpúreo que ella
también usaba eran parte de ella. Aunque la guerra había terminado, los
cielos se habían despejado y ya no vivía en los días en que no sabía
cómo escribir una sola palabra, esa multitud y el chasquido de los
zapatos militares la trajeron de vuelta al tiempo que ella había pasado
en una ciudad de linternas.
Por siempre y para siempre, la persona a la que persiguió era solo una.
— Tenía ojos verde esmeralda...
Él era un ser extremadamente bello.
— Él me acogió, crió y me usó.
Ellos dos eran una herramienta y su maestro.
— Pero, él ya no está aquí.
Aunque ella era su herramienta, ella había fallado en protegerlo.
“Gilbert está muerto”.
Las palabras de Hodgins se reprodujeron en la cabeza de Violet una y
otra vez, acompañadas de una pesadumbre y agonía similar a la de una
maldición.
— ¿Se fue Mayor a algún lugar lejano?
— Sí. Él se ha ido muy lejos. Él no... ha regresado.
— ¿Todavía estás esperando?
— Sí.
Ante las preguntas de Cattleya, voluntariamente o no, Violet terminó pensando...
— Estoy esperando.
...
sobre la respuesta a las palabras de ese día, la cual ella no dio,
resistiéndose a esa respuesta mientras afirmaba que no la entendía.
— Me han dicho... repetidamente que deje de hacerlo. Sin embargo, no importa qué, yo... yo...
“Te amo”.
“Te amo, Violet”.
“¿Estas escuchando?”
“Me gustas.”
“Violet, “amor”... es...”
““Amar” es... pensar que quieres proteger a alguien más que a nada en el mundo”.
— ... me encuentro... esperando a que el Mayor venga—. Su rostro era el de alguien que está soportando dolor.
Ese
fue el momento en que Violet mostró la expresión más humana que
Cattleya hubiera presenciado. Una pequeña transformación había ocurrido
dentro de esa chica torpe. Fue un movimiento silencioso, que las
personas con abundantes emociones no considerarían una manifestación de
sentimientos.
Ah. Una comprensión se hizo presente en Cattleya.
Todavía no eran íntimas. Tampoco amigas. No era como si supiera algo de Violet, pero se sentía como si hubiera llegado a serlo.
Él tomó la mayoría de las partes felices de su corazón con él. ¿Es por eso que ella no tiene muchas emociones? especuló Cattleya.
— Tú... tienes un amor platónico con alguien que ya no está aquí.
A
diferencia de lo que Cattleya había imaginado, el arbusto que había
estado pinchando era en realidad la entrada a un bosque profundo.
— ¿“Amor platónico”?
La
joven que vagabundeaba por el bosque ni siquiera era consciente de cómo
se había perdido en él; tenía una venda en los ojos y no sabía cómo
quitársela, y fue dejada sola para vivir buscando a tientas. Cattleya
pensó en ello como una pena. En realidad, esa no era una conversación
que deberían tener en ese lugar.
— ¿Qué es... un “amor platónico”?
La muñeca cuyo corazón le habían quitado, su colega que era más joven que ella, no sabía qué era el enamoramiento.
— No, ya es amor.
— ¿“Amor”?
El área de maniobras estaba más abarrotada que cuando llegaron. La multitud estaba cada vez más frenética.
Cattleya
señaló a la gente que pasaba. Todos eran de diferentes géneros y
edades. Cada líder vive lleno de dificultades que no se podían ver a
simple vista.
— Hay muchos tipos de él: fraternidad, amistad, hermandad, compañerismo. El tuyo es amor romántico.
Las
parejas armoniosas que servían como ejemplos de ello estaban en todas
partes. El mundo se desbordó en romance de manera natural.
Sin embargo, Violet lo negó. Ella negó con la cabeza, frunciendo el ceño y mordiéndose el labio.
— Yo... no puedo... enamorarme— negó obstinadamente.
— Sin embargo, lo hiciste.
— No, no puedo. No lo entiendo.
Visto
desde otra perspectiva, probablemente parecían tener una discusión. No
era una pelea, sin embargo, ninguna de ellas dio un solo paso hacia
atrás. Una afirmaba que era amor. La otra afirmaba que no. Ambas se
llevaban la contraria.
Aunque llena de irritación, Cattleya todavía se negaba a ceder.
—
Incluso yo... no puedo decir con certeza lo que es algo así. El amor
es incierto, y no entiendo el romántico muy bien. Pero puedo decir
cuando sucede. La gente enamorada también lo podrían decir si te vieran.
Incluso si es hacia una persona que no puedes ver.
Una
vez que las palabras “una persona que no puedes ver” salieron de la
boca de Cattleya, los ojos azules de Violet temblaron con dolor. Si
provienen de otra persona pesaba mucho más que decírselo a sí misma. La
expresión que a veces tenía era una que causaría cualquiera le dijese:
“¿Ves?, estás haciendo una cara como esa, entonces ¿por qué?”
—
No, no puedo. Realmente... no puedo... el Mayor ha—... Aun así, lo
Violet rechazó. Sus largas pestañas rubias bajaron. Mientras Violet bajó
la cabeza, su mirada se dirigió hacia su pecho.
Como siempre, su broche de color verde esmeralda estaba allí. Brillaba intensamente, el brillo nunca desaparecía.
— El Mayor ha...
Incluso
a través de las primaveras de deslumbrantes arco iris, veranos de
lluvias tempranas, otoños de violentos vientos de hojas doradas o
inviernos de heladas noches, al igual que la existencia del hombre
llamado Gilbert Bougainvillea que residía dentro de Violet nunca se
desvanecería.
— El Mayor ha fallecido—. Las palabras que susurró en ese mismo instante fueron extremadamente crueles.
La
aguja del reloj entre Cattleya y Violet se detuvo por una vez. Eso no
sucedió en realidad, pero las dos no hicieron un solo movimiento, como
si el tiempo realmente se hubiera detenido. Por un segundo sus parpadeos
y su respiración fueron cortados por el eje del tiempo del mundo.
Una vez que el tiempo finalmente comenzó a fluir de nuevo, Cattleya solo pudo dar una respuesta tambaleante,
— ¿E-Eh?— Su voz chirrió.
— Está muerto. No pude... protegerlo... así que el Mayor... murió. Aunque yo era su herramienta, escudo y espada.
Sudor frío lentamente bajó por la espalda de Cattleya.
Su corazón fue robado... no por alguien que simplemente no está cerca, ¿sino que está muerto?
—
Eso es una broma, ¿verdad?— Preguntó Cattleya, pero no recibió
respuesta de Violet. Falló en el intento de forzar una sonrisa, lo que
salió como una risa a medias. Su rostro se crispó. Ante la falta de
delicadeza de las cosas que había estado diciendo hasta ese momento, su
respiración quedó atrapada en su garganta y no pudo tragar su saliva—.
Violet, ¿esta persona... murió en la Gran Guerra?
— Sí.
— ¿De verdad?
— Es lo que me dijeron. Este broche... se quedó conmigo como una reliquia.
Desde
que Cattleya la había visto por primera vez, ese objeto había estado
brillando en su pecho. Ella había visto a Violet tocándolo con sus dedos
artificiales innumerables veces. Siempre se había preguntado si era
algún tipo de amuleto de protección.
Había mucho más de lo que había querido decir, pero su actitud era involuntariamente precavida. Algo zumbaba dentro de ella.
— Pero, tú... no... crees eso... ¿verdad?
Una
emoción similar a un presentimiento desagradable se arrastró por todo
el cuerpo de Cattleya. Para Violet, la respuesta a esa pregunta podría
ser un tabú.
— Oye, responde en serio.
Mientras permanecía en silencio, su perfil, que Cattleya solía ver como desapasionado, ahora reflejaba en sus ojos soledad.
— Yo…
La
desagradable ruptura se extendió por todo el ser de Cattleya, y ella
deseaba tan desesperadamente soltarlo que no podía soportarlo.
— Tú... no lo crees, ¿verdad? Dijiste... que estabas esperándolo.
Ella quería saber la respuesta.
— Pero, el presidente Hodgins ha-
— Está bien; dime lo que piensas tú.
— Sí—… como un criminal que acepta una condena, Violet confesó su pecado—: Creo... que el Mayor... está vivo.
¿Por
cuánto tiempo había pensado continuamente sobre eso? Tal vez ella había
estado en este estado desde que fue informada de su muerte. Incluso
mientras se lamentaba en angustia, incluso cuando intentaba destruir la
esperanza que la mantenía unida a la realidad, aún podía negarlo,
diciéndose a sí misma que estaba vivo.
— Tú... tú...
“¿Qué diablos estás haciendo?” Era lo que Cattleya quería gritar.
Anhelar
románticamente a alguien que estaba muy lejos y amar ciegamente a
alguien que había fallecido eran dos cosas totalmente diferentes. Al
igual que con Violet y Cattleya, la distancia física podría superarse
con esfuerzo. Sin embargo, los muertos nunca podrían regresar.
— Lo que dices... ¡es lo mismo que recuperar tus brazos!
Simplemente
perder su tiempo irrazonablemente haciendo algo tan infructuoso, nunca
permitir que nadie más amara a su hermoso ser y creer en la existencia
de una persona muerta era un desperdicio, y Cattleya quería aconsejarle
que se detuviera de inmediato. Había sustitutos tanto para sus brazos
como para el hombre de su afecto.
— A partir de ahora ¿Planeas vivir así para siempre? Violet...
—
Ya lo sé—. dijo Violet de inmediato—. Es inútil. No tiene sentido. No
hay ganancia en eso. Pero sin el Mayor, no tiene caso. No tengo ningún
significado.
—
¿No estaría bien si fuera otra persona? Incluso si ahora es difícil,
definitivamente se convertirá en un recuerdo algún día, así que mientras
aún haya tiempo...
—
No... no—. Era casi como si estuviera proclamando la guerra contra
todo lo que vivía—. El Mayor Gilbert Bougainvillea es el único para mí.
Cattleya
se puso rígida con la boca abierta. Quizás porque una unidad muy
popular había pasado por el cielo, los vítores se elevaron a su
alrededor.
Era como si Violet estuviera allí, pero a la vez no. Esa era la extraña sensación que provocaban esos fuertes orbes azules.
¿Qué pasa... con esta chica? ¿Cómo puede hacer que la gente se sienta triste, como si los cortara?
Sus
valores difieren demasiado de los de Cattleya. Sentimientos que no
tenían a donde ir giraban dolorosamente dentro del su pecho.
— Entiendo que esta conducta mía hace que la gente se sienta incómoda.
¿Qué tuvo que vivir para desarrollar tanta terquedad?
— No me hagas caso. Por favor... déjame en paz.
— Eres... una idiota, ¿verdad?
Incluso
si fuera criticada como fútil y fuera estigmatizada como irracional
durante muchos años, lo más probable es que continúe creyéndolo. Incluso
con alguien diciéndole “no sirve de nada; déjalo”, ella simplemente se
taparía los oídos.
— Sí. Soy una idiota... y una tonta.
Ella solo deseaba a una persona.
Cattleya
se dio una palmada en la frente con una mano y gruñó como un perro.
Pensar demasiado la había acalorado tremendamente, y su cabeza comenzó a
doler. En ese momento, ella estaba aún más febril que cuando pensaba
frases durante sus actividades de amanuense.
Esto no está bien.
Violet siempre, siempre había tenido un deseo.
Incluso alguien que no es tan inteligente como yo lo puede decir.
“Quiero verte, quiero verte”.
Esto es como amenazar con empujar a un niño que llora junto a un acantilado.
Ella había estado rezando mientras sujetaba firmemente su broche.
No puedo culparla.
Esa idiotez era la misma Violet Evergarden.
Como si vomitara un veneno de plata, Cattleya dijo amargamente:
—
Lo entiendo. Lo entiendo. Eres... estúpida, y... creo... que sería
genial si lo superas... En serio, pero también creo... que hay cosas...
que no se pueden... evitar.
El brillo de esos ojos azules cambió.
— ¿De Verdad? El presidente Hodgins me dice que me detenga.
Palmeó
el hombro de Violet con un golpecito. Cattleya en realidad quería
ponerse del lado de Hodgins, pero también quería al menos ser la aliada
de Violet.
—
Eso es porque el amor es necesario para vivir. ¿No es el amor como un
símbolo de cosas felices? Las parejas se casan, y una de ellas muere en
algún momento... pero la otra se apoya en los recuerdos que tiene de esa
persona; algo como eso. No tiene por qué ser romántico... el amor que
recibes nunca se va. Los padres también cuentan. Yo... me escapé de casa
y el presidente Hodgins me acogió. Hubo muchos momentos de soledad para
mí, ya que no tenía conocidos aquí. Tenía unos padres terribles, pero
los momentos en que me acariciaban la cabeza... ese tipo de cosas...
cada vez que estaba desolada, siempre terminaba recordándolas.
Violet, que no conocía las circunstancias de Cattleya, respondió:
—
¿Es así?— Los dos ahora finalmente hablaban cara a cara. Su
conversación ya no era unilateral—. Entonces ¿el amor... es una...
necesidad?
—
Lo es. ¿En qué confías para vivir? Hasta ahora has tenido momentos en
tu vida en los que fuiste tratada con amabilidad, y cosas y palabras que
estabas feliz de recibir, ¿verdad? Es porque están... acumuladas dentro
de ti... que estás viva.
— Pe... ro...— dijo Violet en pausas— incluso si no tuviera nada, yo... habría vivido.
Cattleya inclinó la cabeza hacia un lado. Ella no entendió el significado de esas palabras.
— Incluso ahora, estoy viva. No puedo olvidarme del Mayor. Por eso... esto no es amor.
Cattleya
no sabía que Violet solía vivir sola en una isla desierta. Ella
concluyó que Violet estaba viviendo, incluso sin tener nada que ver con
el período anterior al encuentro con el Mayor.
— Violet, oye.
— Ese... no es mi caso. Soy una herramienta, así que para empezar, cosas de ese tipo que son...
—
Escúchame. Una “herramienta”... ¿qué estás diciendo? ¿Es... porque
eres una ex soldado? ¿Quieres decir que los guerreros son herramientas?
¿No estás... siendo grosera con las personas que protegieron este país?
— Eso no es todo. Desde mucho antes, yo... era una herramienta, así que si no... permanezco como una...
Quizás debido a que Violet no pudo expresarse muy bien, Cattleya se agarró fuertemente de sus dedos autómatas.
— No seré requerida para el Mayor.
Una vez que ella lo hizo, no podían desenredarse fácilmente.
—
No soy una persona. No soy buena... si no soy una herramienta. Si no
me mantengo como una... no podré luchar adecuadamente. También perdería
el derecho de desear estar al lado del Mayor. Por el bien del deseo
estar al lado del Mayor, y por ser la herramienta de alguien, cosas de
esa naturaleza... deben ser rechazadas.
La
cabeza de Cattleya, aún inclinada, continuó inclinándose hacia los
lados cada vez más, hasta que pareció como si se cayera del banco.
— Espera, quiero entender esto—. Levantó la palma un poco, conteniendo su posición.
— Está bien—. Violet obedientemente consintió. Esperó a que Cattleya resolviera todo.
— Tu Mayor está muerto.
— Sí.
— Pero te gusta y siempre lo has estado esperando. Tú crees que está vivo.
— Creo que él está vivo.
—
Creo que es amor. También estás enamorada. Pero dices que no es eso...
porque de lo contrario podrías dejar de ser útil para el difunto Mayor.
— Sí.
—
Te estás forzando a no conocer el amor... y quieres ser una
herramienta... porque es una forma de estar con él. No entiendo lo que
estás... diciendo. Tú, Violet... Quiero decir, ya no hay razón para que
pelees, ¿verdad? El Mayor falleció y ya no eres una soldado.
— Sí—. Tal vez debido a que esa realidad sea desfavorable para Violet, su respuesta fue baja.
—
Dejaste el ejército, y ahora estás trabajando aquí, ¿verdad?
¿Entiendes que tu motivo para negarlo diciendo que no necesitas amor y
que no es amor ya no existe?
— Yo... estoy... consciente.
Violet
se calló después de eso. Ella estaba reflexionando sobre qué decir.
Alejando sus orbes de los de ella y los dedos entrelazados de Cattleya,
levantó la cara después de mirar hacia abajo durante un rato. Cuando por
fin estaba a punto de abrir la boca, Violet de repente abrió mucho los
ojos.
Ella había encontrado algo.
Lo
que se reflejaba en sus grandes iris azules como joyas era un hombre
alto. El hombre apareció y desapareció continuamente entre la multitud.
Su mano naturalmente se estiró hacia él.
— ...yor—. Violet dijo algo en un tono terriblemente bajo, con los labios temblando.
El hombre tenía el pelo negro lustroso.
—
Oye, no seré capaz de entenderlo si te quedas callada. Entonces, ¿por
qué te refieres a ti misma como una herramienta?— Cansada de esperar la
respuesta de Violet, Cattleya interrumpió la quietud y la llamó.
Mientras lo hacía, Violet se levantó bruscamente. Cattleya estaba sorprendida por su perfil serio.
— L-Lo siento. ¿Te enojaste?
Preguntó temerosa, y Violet respondió:
— No.
—
En caso—... Violet dio uno, dos pasos alejándose del banco, actuando
como si su corazón no estuviera allí, atraída en la dirección de la
multitud—. ¿Violet?
Como su nombre fue dicho, Violet se volvió hacia Cattleya una vez.
—
En caso de que esa persona esté viva, si llega un momento en que él me
necesite… esto es por el bien de poder funcionar correctamente....
Cattleya, me excusaré un momento—. Su expresión ya no era la de hace un
momento, vacía como un fantasma.
— Eh, ¡espera! ¡¿A dónde vas?!
— Debo ir detrás de él. Definitivamente regresaré a la misión.
— ¿¡Detrás de quién!?
¿A
quién tenía que perseguir, incluso si eso significaba dejar a Cattleya
atrás? Cattleya se levantó a toda prisa también. Sin embargo, sus
pertenencias y cartas terminaron cayendo y rodando a sus pies.
— Mi... antiguo usuario—. Después de decir solo eso, Violet desapareció en el mar de personas.
Todavía de pie, Cattleya estaba estupefacta.
— ¿Eh, Mayor?— Finalmente se le ocurrió quién era la persona—. Violet, oye, espera.
Sin
embargo, ya era demasiado tarde. Ella ya se había ido. Como era calmada
y delicada, sus pies no parecían tan rápidos, pero su agilidad era de
hecho la de una soldado.
—
Estoy sola, ¿sabes?— Gruñó Cattleya, aunque su sorpresa superó su
soledad. Como no tenía otra opción, recogió las pertenencias que habían
caído y se habían dispersado: lapiceras, papeles para escribir, sobres,
la carta que ella misma había escrito.
Y…
— Ah—. Encontró una carta más en el suelo. No era de ella.
Ese
era el mensaje incompleto de Violet. Lo había puesto en un sobre y lo
había dejado en su regazo como estaba. Era el que ella había afirmado
que no podía estructurar adecuadamente y había dejado de escribir.
Cattleya
no lo había notado cuando Violet estaba escribiendo, pero una vez que
lo tomó en sus manos, pensó que era un objeto bastante encantador. Como
Auto-Memories Doll frecuentemente usaba papel y sobres para escribir en
nombre de las personas, a menudo los producían en masa las compañías a
las que pertenecían. Aun así, por supuesto, prepararían los más
apropiados para que sus clientes los tengan a mano, pero obviamente lo
que Violet había traído de casa era diferente en calidad. Un borde de
rosas plateadas dibujado sobre un papel blanco que se sentía bien al
tacto. Lo más probable es que lo haya comprado con sus propios ahorros.
Aunque había dicho que ya no escribía cartas personales...
Las
personas que tenían la costumbre de escribir cartas podrían decir que
esos eran artículos atesorados. Fueron seleccionados de manera que la
maravilla del papel y el sobre ya sería suficiente para transmitir el
respeto del remitente hacia el destinatario. No podían ser garantizados
como decentes simplemente por ser costosos. Pero los que habían sido
elegidos emanaban protagonismo solo con mirar. Cattleya miró en la
dirección en la que Violet había desaparecido. La figura de una chica
corriendo con su cabello dorado balanceándose ya no estaba allí.
—
Este es un castigo por haberme dejado sola—. Con espíritu mezquino y
curiosidad, Cattleya decidió intentar leer lo que había dentro.
Luego,
una vez que Violet regresara como ella había dicho, Cattleya se
burlaría de ella. Como esta última había dicho que no podía escribirla
correctamente, el contenido sería inconfundiblemente aburrido. Teniendo
esto en cuenta, Cattleya había hojeado el papel.
—Chica tonta.
El
interior no era lo que Cattleya había esperado. Ella pronto terminó de
leer, ya que era solo una hoja. Lentamente trazó la letra de Violet con
las yemas de sus dedos.
Me pregunto porque. ¿Por qué... ella tenía... escribir así...
Lo
que estaba escrito allí eran asuntos privados completamente ajenos a
Cattleya. Ellas acababan de ser capaces de hablar entre sí justamente
este día. Había un límite de cuánta empatía podía sentir.
... con palabras que... parecen desgarrar los corazones de las personas?
Sin
embargo, una película de lágrimas se formó gradualmente en sus ojos
amatistas. No podía soportar imaginar cómo se había sentido Violet
durante la conversación que habían tenido ese mismo día, o con qué tipo
de recuerdos había estado viviendo.
El contenido de la carta era:
¿Está bien? ¿Ha cambiado algo? ¿Dónde está ahora mismo? ¿No tiene ningún problema?
La
primavera, el verano, el otoño y el invierno han pasado, y se repiten
para siempre, pero solo la estación en la que usted está aquí no llega.
Cada vez que me despierto, me quedo dormida o me siento confusa, me
encuentro buscando su silueta. No sueño a menudo, así que siento que
podría olvidar su apariencia. Repetidamente, repetidamente, reproduzco
recuerdos de usted en mi cabeza.
¿De
verdad, ya no está en ninguna parte? He caminado mucho por todo el
mundo. He estado en muchos países. No estaba en ninguno de ellos. No lo
he encontrado. Todavía busco. Incluso después de que me dijeron que
había fallecido, aún busco.
Estoy
siguiendo mi orden Estoy viva. Vivo, vivo y vivo. ¿Qué hay después de
que la vida ha terminado? Aunque no lo sé, simplemente sigo viviendo.
Aun así-
Violet agarró el brazo del hombre de pelo negro.
— Por favor, espere.
El hombre, que había dado media vuelta, poseía las esferas verdes esmeraldas tan típicas de los Bougainvillea.
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