Capítulo 34 – El Estallido de la Guerra
Ese día, el ejército orco lleno los pantanos con miles de tropas.
Si se miraba desde arriba, verías el enjambre de los túneles como si fuera un torbellino incesante.
Sin embargo, los presentes eran sólo una pequeña parte de su ejército. Los orcos decidieron invadir haciendo un círculo alrededor del lago.
Con poca resistencia habían ocupado los pantanos, y procedieron a las cavernas.
Sin embargo, una conmoción recorrió el enjambre.
De repente alguien había ordenado a los lagartos atacar.
Y esa fue la causa del estallido de la guerra entre los orcos y los hombres lagarto.
♦
Los gobernantes de los pantanos– los hombres lagartos.
Poseen altas habilidades de batalla con las que pueden maniobrar sin problemas por el lodo o pantano.
Ocultos entre la hierba, se acercaron al ejército orco, y atacaron sin ser detectados.
Todo salió de acuerdo al plan.
Él había encarcelado al jefe anterior en una cámara subterránea, reorganizó el ejército, y los hizo trasladarse por el suelo.
Y, asumiendo rápidamente formaciones de batalla, comenzó un ataque contra los orcos.
Gabil no era totalmente incompetente. Él carecía de la capacidad de ver el panorama completo, pero ciertamente podía llevar un escuadrón a la batalla.
Esa habilidad él la había heredado de su padre, el ex jefe.
Los hombres lagarto respetaban la fuerza.
Por eso, ellos no seguían a alguien que sólo se jactaba de su fuerza.
Gabil idolatraba a un individuo. Por su bien, tenía que mostrar su competencia.
Sin embargo…
Él dejo a mil guerreros protegiendo la cámara principal.
Que era ocupada sólo por mujeres y otros civiles. Si tienen que hacerlo, las mujeres también pueden luchar, pero carecen de la fuerza necesaria.
Por esa razón, él había enviado 500 soldados adicionales a la cámara principal.
Es decir, Gabil decidió reforzar gradualmente esa línea de defensa con las tropas que luchaban en los túneles.
Habiendo completado el traslado de las tropas, Gabil obtuvo el control sobre todo el ejército.
Sus números: 7.000 goblins y 8.000 hombres lagarto.
Esa era su fuerza de combate.
Sin depender del laberinto, procedió a encontrar a su enemigo en pleno suelo1.
Y dejando el mínimo indispensable para la defensa, desplegó a todos a la batalla.
El primer ataque fue como se describe.
Dividieron con éxito al enemigo y lograron un ataque devastador en sus flancos.
Los orcos que los hombres lagarto habían dispersado fueron cazados por los goblins.
Siguiendo las órdenes de Gabil a rajatabla, las tropas lo hicieron extremadamente bien.
Los goblins también lucharon fervientemente. Así, fueron capaces de avanzar con el resto de las tropas.
El éxito de este ataque podría ser atribuido a la cooperación ideal de las unidades individuales.
¡Contemplen!
Pensó Gabil. ¡No hay necesidad de temer a los orcos!
Padre se volvió senil. Por ello estaba preocupado innecesariamente.
Voy a calmar sus temores.
Después de ver mis hazañas heroicas, seguramente me reconocerán como el próximo jefe. Para ello, tenemos que acabar con los orcos.
¡O tal vez todo este escenario fue planeado para pasar el liderazgo a mí! Así pensó.
Un grito de alegría llenó el campo.
¡Mírenlos! ¡Esos simples orcos no son rival para el grandiosos Hombres Lagarto!
Orgulloso de su trabajo, Gabil observa el campo de batalla.
Las cosas han ido bien… hasta ahora.
Después de haber perdido a muchos soldados, los orcos deben haber caído en la desesperación.
Pero Gabil no conocía, el terror del Orc Lord.
Eso que el jefe conocía, el terror del Orc Lord.
Esa diferencia ahora mostró los colmillos.
*Guchaguchaguchagucha*
Los orcos estaban caminando sobre los muertos.
A cuatro patas arrastrándose sobre ellos. ¡No espera!
No estaban caminando sobre ellos, se los estaban comiendo. Un espectáculo horripilante.
Para los valientes hombres lagarto, endurecidos por muchas batallas, esto era una vista inusual.
Un aura siniestra envolvió a los orcos.
Un guerrero que estaba asustado por esta vista, trato de retroceder un paso un cayó de espaldas.
Sin perder esta oportunidad, los orcos se abalanzaron sobre el guerrero.
Fue arrastrado en el lodo y descuartizado miembro por miembro.
Desde que había comenzado la guerra, fue la primera víctima.
Y eso empezó todo.
Los orcos que devoraban a los soldados varados obtenían gradualmente sus habilidades.
Esa habilidad no era como [Depredador], y no podía replicar perfectamente las habilidades.
Sin embargo, ellos absorben la energía de los hombres lagarto hasta cierto punto, y lo comparten entre los de su dominio.
Ese era uno de los efectos del skill único [Los Hambrientos].
Ellos eran tanto un enjambre como un individuo. Además, similar a la evolución compartida por las especies de fang wolves.
Por eso, el anterior jefe tenía tanto miedo de dejar que los hombres lagarto mueran.
En aras de no permitir que los orcos se desarrollen más lejos.
A pesar de que no pudieron obtener todas las habilidades de los que devoraron, aún podían adquirir algunas de sus características especiales.
Por ejemplo, la habilidad de los hombres lagarto para moverse libremente a través del lodo y el pantano.
Por ejemplo, el crecimiento de escamas alrededor de sus áreas vitales para la defensa.
Este tipo de cambios triviales marcaban la diferencia.
Así es como pueden cambiar rápidamente el rumbo de la batalla.
─ ¡No teman! ¡¡¡Muéstrenles el poder y el orgullo en alto de los hombres lagarto!!!
Los hombres lagarto recuperaron su moral por el grito de Gabil.
Eran los gobernantes de los pantanos luchando en su propia tierra; atacaron de nuevo.
Su velocidad todavía era superior a la de los orcos, que gran parte estaban seguro de ello.
Incluso si se sienten abrumados por los números, en caso de retirarse a las líneas defensivas seguramente podrían aplastar al enemigo de nuevo.
¡No obstante!
Cuando intentaron flanquear a los orcos de nuevo, se encontraron con una formación preparada.
Los movimientos de los orcos eran más rápidos.
Extraño. Pensó Gabil. Pero era demasiado tarde.
Sin la ventaja de la velocidad, ahora estaban rodeados de muchos orcos.
Cinco mil soldados ya han cortado la ruta de escape de Gabil.
Y hacían su ataque.
Tenían demasiada fe en su velocidad, persiguieron a ciegas a los orcos en su retirada, y terminaron rodeados.
Tal vez si los orcos no estuvieran bajo la influencia de su señor, el grupo de Gabil no estaría sufriendo este predicamento.
Se podía seguir discutiendo estas suposiciones sin fin. La verdad del asunto es: estaban completamente rodeados.
Como hormigas bloqueando el escape de su presa, los orcos pululaban a su alrededor.
Aunque lucharon con todas sus fuerzas, más temprano que tarde sucumbirían.
¿Cómo puede ser? Gabil no podía entender.
Trató de reunir desesperadamente a sus fuerzas, gritando palabras de aliento.
Sin embargo, los Goblins han perdido la formación debido al pánico, y los hombres lagarto temblaban de preocupación.
Esto es malo. Pensando así, quiso emitir una orden de retirada… pero incluso él entiende que no tenían lugar a donde correr.
Para reunir a todos bajo su bandera, había a los guerreros desalojar las cavernas.
Aunque había ordenado una retirada desesperada en los túneles, la entrada era demasiada estrecha.
Los goblins que corrieron en primer lugar, obstruían su escape.
Y, sin duda alguna, serían masacrados por los orcos.
Si corrían hacia el bosque… serán perseguidos y masacrados.
No podían retirarse.
Gabil lo comprendió, también.
¿Por qué su padre había luchado de una manera tan cobarde? Por fin había entendido.
¿Cuán idiota era yo? Pensó Gabil. Pero no había tiempo para el arrepentimiento ahora.
En este momento, Gabil solo tenía una cosa que podía hacer. Aumentar la moral y disminuir las preocupaciones de sus camaradas.
─ ¡Guhahahaha! ¡Qué preocupadas caras están haciendo todos! ¡Estoy aquí! ¡No hay manera de que pueda perder ante algunos orcos!
Sí, para animar a sus aliados diciendo algo que él mismo no creía.
Si destino había sido decidido…
♦
Ah…
El jefe de los hombres lagarto suspiró.
Estaba lleno de remordimientos.
Por su parte, él había informado del terror que representa el Orc Lord que estaba en los cuentos de hadas.
No, lo había mencionado en otras ocasiones. Sin embargo, el hecho de que no pudo expresar su terror ahora causó un interminable lamento al Jefe.
Si lo hubiera explicado correctamente, tal vez Gabil habría sido más cauteloso.
Pero ahora era demasiado tarde. Con un suspiro, expulsó tales pensamientos.
Todavía tenían cosas que hacer.
Su especie, reunidos en la cámara principal, parecían ansiosos.
Cuatro caminos conducen a la cámara, uno es utilizado para poder escapar.
Los orcos no podían provenir de la ruta de escape… probablemente. Era una ruta directa hacia el bosque. Esta era la única ruta en la cual no podrían perderse; una que ellos mismos habían cavado.
Por lo tanto, tenían que observar las otras cuatro.
Las unidades de combate en los túneles se retiraron lentamente y se reunieron en la cámara principal.
La línea de defensa de la cámara actualmente consistía de 1.500 soldados. También hubo probablemente algunos que todavía tenían que retirarse.
Por otro lado, los orcos son numerosos.
Ellos probablemente tardaran en descubrir este lugar.
Esperemos que los soldados restantes regresen antes que ellos…
El jefe mira brevemente hacia la ruta de escape.
Con todos sus hermanos2 reunidos, la gran cámara ahora se siente muy apretada.
Si tuvieran que escapar en cualquier momento, es difícil imaginar la posibilidad de todos escapando de forma segura.
Tal vez lo que necesita es comenzar la evacuación de pequeños grupos a la vez.
Cualquiera sea la opción, la situación está destinada a convertirse en un caos.
Sin embargo, se debe disminuir la probabilidad de extinción, sin importar lo que se necesite.
Además, incluso si logran escapar hacia el bosque, los orcos los descubrirán tarde o temprano.
E incluso si tienen éxito en su escape, sobrevivir puede resultar imposible.
Debido a eso, el jefe no podía ordenar la evacuación.
Lo único que puede hacer es comprar tiempo.
Si ellos vendrán o no, él no lo sabe; pero, aún aposto todo a los refuerzos.
El sufrimiento del jefe parecía como si fuera a continuar por siempre.
♦
El Capitán de la Guardia de los hombres lagarto escapó hacia el bosque.
Sintiendo un aura de poder, se dirigía en su dirección.
Aunque los hombres lagarto se jactaban de tener una alta movilidad en los pantanos, no puede decirse lo mismo del bosque.
Su respiración entrecortada, su pulso inestable, el Capitán se cansó rápidamente.
Sin embargo, tenía que seguir corriendo.
Su carrera podría decidir el futuro de su raza.
Y él continuo corriendo durante tres horas.
Como si ignorando sus límites corporales, siguió presionándose. Si continuaba así, podría colapsar en cualquier momento.
Él era muy consciente del hecho.
Además, no sabía si el demonio llamado Souei estaba más adelante.
Ya sea si él estaría de acuerdo en ayudar, él tampoco lo sabía.
¿Debería siquiera molestarse en correr?
Ese pensamiento emergió desde los rincones más oscuros de su mente. Sin embargo, se negó a considerar la idea.
Él no pudo detener la locura de Gabil. Él creía eso.
Él sabía que Gabil deseaba ser reconocido por el jefe.
Sin embargo, él nunca se lo había mencionado al jefe. El héroe de los Hombres Lagarto, Gabil.
Él también era uno de aquellos que respetaban a Gabil.
Para asumir la responsabilidad de su error, el capitán no podía abandonar su misión.
Si se detuviera, no sería capaz de correr de nuevo.
Por ello, él siguió corriendo hacia adelante.
Hubo alguien que vio esta carrera desesperada.
Aunque el capitán mismo no se había dado cuenta de ese ser.
El ser persiguió al capitán sin hacer ruido de rama en rama.
¿Estaba conversando con alguien? Sin pareja a la vista y sin voz, parecía estar en medio de una conversación.
Después de que termino, asintió con la cabeza.
Y,
─ Se hará su voluntad. Voy a actuar como me lo han ordenado.
¡Murmurando aquello, se abalanzó frente al capitán!
No hay comentarios:
Publicar un comentario