Capítulo 29 – La Invasión de los Hombres Lagarto
Hay un lago en el centro del Bosque Jura, llamado Shisu.
Un pantano rodea el lago, y es controlado por los Hombres Lagarto.
Cuevas innumerables rodean sus tierras, formando un laberinto natural que frustra cualquier invasión.
Protegidos así por la propia tierra, los hombres lagarto gobiernan pacíficamente sobre el lago.
Sin embargo, un día, inquietantes noticias les llegaron.
El ejército orco estaba avanzando hacia el lago.
El jefe, al oír estas noticias, rápidamente emitió órdenes.
─ ¡Prepárense para la batalla! ¡¡¡Nosotros los aplastaremos a ellos!!!
El Jefe estaba lleno de confianza.
Si ellos lucharan en las planicies podría haber sido diferente, especialmente teniendo en cuenta que los hombres lagarto eran superados en número.
Pero esta batalla se libraría en sus términos.
Si ellos ponen trampas y proceden con cuidado, estaban seguros de ganar.
Mientras que él envió a algunos a prepararse para la batalla, también envió un equipo de reconocimiento para investigar a los orcos.
Conocer el tamaño de las fuerzas enemigas es una necesidad.
Además de convertirse en el líder, su inteligencia aumentó.
Los Hombres Lagarto son carnívoros, aparte que individualmente son monstruos de rango C+.
Los guerreros podrían llegar a B-, y algunos individuos especiales entre ellos podrían llegar incluso a rango B.
El número total de sus tropas contaba alrededor de diez mil– si llamaba a la mitad de la población a las armas.
Sin embargo, aun así, sus capacidades son altamente calificadas.
Si ellos cooperan y luchan como una sola unidad, pueden rivalizar fácilmente con el ejército de un pequeño país humano.
No obstante, esta batalla parece estar completamente a su favor.
¡No hay forma de que vayan a perder! Así pensaba su jefe.
Sin embargo, en su corazón todavía tenía dudas.
Los orcos eran típicamente una raza que no atacaban a aquellos más fuertes que ellos.
Y no hay forma que los hombres lagarto sean más débiles.
Si ellos hubieran atacado a los goblins, entonces eso tendría algo de sentido… pero, ¿por qué a nosotros?
Y así la incertidumbre creció lentamente en un malestar que lo atormentaba.
Una personalidad audaz, pero con la suficiente humildad. Este era el Jefe de los Hombres Lagarto quien los gobernó con cuidado durante muchos años.
Y los temores de este lagarto no tardaron en hacerse realidad.
Lo cual fue confirmado por el equipo de reconocimiento.
¡¡¡Los orcos ascendían a 200.000!!!
¡Imposible!... es lo que él pensaba.
Los orcos eran una raza llena de vitalidad, reconocidos por sus capacidades reproductivas. Sin embargo, aun así, para preparar 200.000 guerreros era inaudito.
¿Cómo fueron capaces de adquirir suficiente comida?
¿Quién fue el que unió a muchos orcos egoístas y avaros bajo una sola bandera?
Con su poder, a lo sumo sólo 1.000 lo seguirían…
Lo mejor que el jefe podría hacer seria reunir un ejército de veinte mil.
¿Acaso ellos están divididos en secciones controlados por algunos individuos sobresalientes?
Pero aun así, alguien tiene que unir a los líderes…
No podría haber sido…
La sola idea evocó el miedo.
Quería rechazar ese pensamiento con todas sus fuerzas.
Así de terrorífica era esa existencia. El… Orc Lord1, ¡se decía que nacía una vez cada cientos años!
Sin embargo, no importa cuanto lo él pensara, sólo esa entidad podría haber conseguido tales resultados.
Si… si el Orc Lord ha vuelto a nacer, entonces la ventaja de la él que dependía sería inútil.
Si ellos luchan con normalidad, la derrota es casi inevitable. ¡No tenían suficientes tropas!
Es lo que el jefe pensaba.
¿Qué podrían hacer para salir de esta situación?
Si su preocupación era equivocada, eso lo haría saltar de alegría. Lamentablemente, uno tiene que prepararse para cualquier circunstancia antes de la batalla decisiva.
Así que decidió pedir refuerzos.
Y así envió a uno de sus subordinados.
Por desgracia, era el subordinado que causó el caos.
♦
Gabil, el Lider de Incursión de los Hombres Lagarto, al recibir las órdenes del jefe, dejó los pantanos.
Llevando consigo un centenar de guerreros.
Gabil no estaba contento.
Para él, que tenía un nombre, estar recibiendo órdenes de un jefe sin nombre… ¡le repugnaba!
¡Yo soy un elegido! Cierto hecho fue la raíz del orgullo y la confianza de Gabil.
Un cierto demonio que había conocido le otorgó este nombre.
─ ¡Demuestra la promesa! ¡Algún día, voy a volver para llamarte a mi lado!
Es lo que el gran demonio le dijo.
Él recuerda esas palabras como si fuera ayer.
¡Mi gran maestro, el propio demonio Gelmudo me otorgo este nombre!
Entonces, ¿cómo podría yo estar satisfecho trabajando bajo esos hombres lagartos de clase baja y su patético líder?
Para el bienestar de Gelmudo-sama, debo tomar el control de los hombres lagarto…
Gabil seguía pensando lo mismo: ¿esto está bien? ¡Por supuesto que no!
En ese caso, ¿qué debo hacer?
Las órdenes del jefe eran de viajar hacia la aldea2 de los goblins y solicitar su ayuda.
Él permitió cierta coacción contundente, pero prohibió estrictamente cualquier acción que pudiera provocar una respuesta violenta.
¡Patético! Así pensaba Gabil.
¡Sólo debemos conquistar a los goblins! ¡Debemos tener un poco más de fe en nuestras habilidades, y todo irá como estaba previsto!
¡Sí!
¡No tenemos necesidad de ningún jefe debilucho que sobreestime el poder de algunos simples orcos!
¿No es esta la oportunidad para hacerme cargo que he estado esperando?
Así es. Entonces– ¿cómo debo proceder?
Esos simples goblins pueden al menos servir como escudos de carne. Así que vamos a reunirlos y poner en uso a esos debiluchos.
Diez mil goblins deben ser útiles.
Espera… Tengo una mejor idea.
¡Está es la oportunidad perfecta para mostrar al mundo nuestro poder!
¡Mi poder!
Para ese objetivo, debo proceder con cuidado aquí.
Con cuidado, sin bajar mi guardia, esperar el momento adecuado.
En primer lugar, reunir fuerzas.
¡Este Gabil procederá hacia adelante, a la aldea Goblin!
¡Por el bien de mi gran ambición!
♦
Los jefes de las aldeas goblin se reunieron con el rostro pálido.
Comparado con lo anterior, sus números se redujeron significativamente.
Todo comenzó con la llegada de los fang wolves.
O quizás comenzó cuando ellos abandonaron la aldea del guerrero Nombrado.
Los habitantes que querían luchar por esa aldea aparentemente desanimada ahora se han unido a él.
Un salvador apareció en esa aldea.
Un ser con un poder increíble.
Esos goblins que estaban bajo la protección de ese ser, ganaron nuevos poderes, y con éxito reconstruyeron su aldea.
Pero los jefes goblin no pueden hacer algo tan descarado como pedir unirse a ellos ahora de todos los tiempos.
En realidad, muchos quieren hacer eso. Hay muchos que ya lo han decidido.
Pero si ellos se unen ahora seguramente serán tratados como esclavos. Ese era el pensamiento que les impedía tomar una decisión.
Sin embargo, el tiempo no espera.
El ejército orco ha comenzado su avance.
Unos jefes han decidido servir a los orcos.
En lugar de ser pisoteados por ellos, es mejor prometer ayudar por adelantado, y vivir bajo su protección…
Con esas intenciones, enviaron un mensajero.
El mensajero no regresó… no todo de él.
El enviado orco trajo la cabeza del mensajero, y dijo esto.
─ ¡Guhahahaha! ¡No vamos a permitir su capitulación!3 No obstante. ¡Si optan por convertirse en nuestros esclavos, consideraremos al menos salvar sus vidas! Esa es nuestra respuesta.
Y él se fue tranquilamente.
Sin embargo, la ira no surgió dentro de ellos. Porque ellos fueron testigos del poder abrumador.
Solo ese orco podría haber matado a todos en la aldea.
Normalmente, los orcos son monstruos de rango D.
Más fuertes que un goblin promedio, pero no eran tan abrumadoramente fuertes.
Tras escuchar el informe, los jefes de las aldeas cayeron en una desesperación cada vez más profunda.
Deberían haber decidido servir bajo hermanos del mismo tipo, al menos…
El orco quien prometió salvar sus vidas también exigió que entreguen toda su comida.
“¡Nosotros no los mataremos, pero morirán! Eso es lo que está diciendo.
Sin embargo, incluso si todos los goblins se reunieran, seguramente serían aniquilados.
Los goblins que podían luchar sumaban un poco menos de diez mil.
Sus hermanos de las regiones salvajes, aquellos que no están incluidos en sus reuniones, no pudieron ser contactados.
De modo que, ellos no tenían más opciones.
En ese momento, un reporte urgente llegó.
¡Hombres lagarto guerreros han entrado a la aldea! Decía.
¿No era esto un rayo de esperanza?
Así que los jefes de las aldeas fueron a reunirse con el Líder de Incursión de los Hombres Lagarto; él era su única esperanza, eso pensaban.
¡Por otra parte, era un monstruo nombrado! Seguramente él se convertiría en su salvador.
Y luego, su mesías proclamó.
─ ¡Juren su lealtad a mí! ¡Si lo hacen, les prometo un futuro brillante!
¡Creemos en esas palabras!
Así, los jefes de las aldeas tomaron su decisión.
Fue un error de los débiles que no tenían a nadie de quien depender.
Hubo algunos que insistieron en servir a los de su clase, en lugar de a los hombres lagarto.
Sin embargo, fueron en gran medida superados en número, por lo que los goblins decidieron servir a Gabil.
Si sólo supieran que esta decisión decidirá su destino…
♦
Hakurou es un maestro de la espada.
No muestra ningún defecto.
A pesar de que está en la edad de ser abuelo de alguien, su espíritu es claramente años más joven.
Después de haber tomado mi forma humana, estoy aprendiendo a manejar la espada de él.
Aunque no haya sostenido una espada desde aquellas lecciones de kendo en la escuela media…
Mi velocidad de percepción es mil veces la normal.
¡Recibir un golpe es pan comido!
También tuve una época en que había pensado eso.
Como moverme en forma de niño era molesto, cambie a mi versión adulta.
“¡Ven a mí, abuelo!” pensé, viendo a Hakurou.
Entonces de alguna manera se puso nebuloso. En ese momento.
*¡Supaaaaaaan!*
Él dio un golpe en la parte superior de mi casco.
No sentí ningún dolor ni recibí daño. El casco estaba hecho de madera, por lo que no ofrece ninguna protección.
Dado que el punto es aprender estos movimientos, lo mejor es escuchar cuando das un golpe.
Pero en serio…
No era velocidad; era habilidad. Completamente diferente a un skill.
Su habilidad es probablemente mayor que la mía.
Qué inesperado.
Yo no estaba pensando en ser vanidoso, pero esto me tomó completamente por sorpresa.
¡Así que esto es un espadachín! Su poder fácilmente puede ser reconocido.
Si esto hubiera sido una lucha real, bueno, todavía tengo un par de trucos, pero si se tratara de un ataque sorpresa, habría perdido.
Aunque aún sabiendo esto, cualquier sin duda dará lugar a la derrota.
Además, no hay forma de que Hakurou vaya con todo por ahí.
A mí lado, Benimaru ha sido noqueado (¿con una expresión de satisfacción?)
Si no tuviera la percepción acelerada, seguramente habría estado en el mismo estado.
No es algo de lo que reírse.
Nosotros dos fuimos atacados al mismo tiempo.
Desde que este anciano recuperó su espíritu juvenil se convirtió en alguien verdaderamente peligroso.
Y entonces,
*¡¡¡Karan, karan, karan, karan!!!*
Un extraño sonido resonó desde los alrededores.
¿Qué es eso?
Ese ruido, al parecer, era un sistema de alarma que los goblins habían montado.
Por supuesto, lo han hecho sin mi conocimiento. Utilizando las trampas que anteriormente había puesto como una pista.
Poniendo fin a nuestra práctica, nos dirigimos hacia Rigurdo.
Cuando me ve, Rigurdo se apresura.
─ ¡Hay un problema, Rimuru-sama! ¡¡El mensajero de los Hombres Lagarto ha llegado!!
Me lo dijo con impaciencia.
A propósito, Rigurdo ha establecido más o menos esta imagen nerviosa4, ¿verdad?
Aparte de eso… ¿Hombres Lagarto?
*Suspiro*… Sabía que esta molestia llegaría algún día, pero parece que finalmente esta aquí.
Bueno, ¡vamos a escuchar con calma como siempre lo hago!
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