1ª Parte
-- Desde el punto de vista de Roxy --
Roxy Migurdia regresó a su ciudad natal tras varios años.
Aun a lo lejos, pude comprobar que el asentamiento Migurd no había cambiado lo más mínimo, tampoco sus conocidos o antiguos amigos habían cambiado en absoluto; aunque sí es cierto que el número de habitantes había aumentado en todos estos años.
No obstante, el silencio tenebroso que invadía la aldea era el mismo que el de los viejos tiempos.
Originalmente no pensaba que fuera tan tenebroso ni tan negativo, pero tras tantos años viajando por todo el mundo, para mí esta aldea es claramente anormal. Poseía y posee un silencio remarcado debido a la falta de conversaciones por todo el terreno, mientras los aldeanos continuaban su día a día sin darle más importancia y cumpliendo sus cometidos.
Cuando estuvieron suficientemente cerca de la aldea, varios aldeanos que parecieron reconocerme simplemente se quedaron mirándome fijamente sin pronunciar palabra.
Sabía lo que estaban haciendo, me estaban hablándo telepáticamente usando la habilidad especial de los Migurd, intentando comunicarse conmigo, aunque yo nunca fui capaz de escuchar a nadie con esta técnica y lo único que oía era algo de ruido, pero poco más.
Por este motivo, soy incapaz de responder a su llamada.
Pasado un tiempo, vi aparecer las figuras de mis padres, que hacía años que no veía; ellos tampoco habían cambiado, al igual que el pueblo o los aldeanos.
Parecían alegrarse de volver a verme y se empezaron a preguntar qué es lo que había estado haciendo hasta ahora o dónde había estado; se podía notar inquietud en sus voces.
Elinalise y Talhand decidieron esperar a las afueras del asentamiento; parece que le dan bastante importancia al hecho de volver a casa.
La voz con la que respondí a sus preguntas y les conté lo que había estado haciendo hasta ahora era bastante indiferente; mientras que mis padres parecían sorprenderse y quedarse más tranquilos al escuchar mi historia. Seguramente porque ellos mismos me dijeron que hiciera lo que creyese mejor para mí...
Pero todo esto... me hacía sentir algo alienada; ya que lo que había esperado eran palabras de preocupación o de bienvenida, pero parecían no conocer esas palabras, ya que seguramente, algo tan importante como eso no lo expresaban usando palabras salidas de sus bocas, ya que tampoco expresaban su amor de esta forma.
Es posible que de verdad estuvieran enormemente preocupados, pero esa preocupación no me llega... Mi imposibilidad para usar la habilidad especial de los Migurd hacía que cosas como esta no me fueran transmitidas.
Pensando esto, el sentimiento de soledad se incrementaba en mi interior.
Quedarme más tiempo solo hubiera hecho todo esto más doloroso, confirmando únicamente que como Migurd soy un fracaso.
Con esta idea, decidí no quedarme demasiado tiempo en el asentamiento y partir de inmediato; por lo que comenzé a prepararme nuevamente para el viaje.
"¿Te marchas ya?"
"Sí."
"Al menos pasa la noche hoy aquí."
"No, es necesario que partamos cuanto antes, tan solo vine a saludaros aprovechando que pasábamos por la zona."
Ante mis palabras, mi padre me miró algo decepcionado, pero yo solo pude negar con la cabeza sin cambiar mi actitud.
"¿Cuándo volveremos a vernos?"
"No lo sé, es posible que esta sea la última vez."
Esas palabras eran honestamente lo que estaba pensando y las caras de mis padres parecieron contraerse ligeramente.
"Roxy, ¿podrías intentar venir a vernos al menos una vez cada 20 años?"
"Supongo..."
No le di demasiada importancia a mi respuesta.
"....que podría intentar regresar para antes de que pasen 50 años."
"¿De verdad? ¿Lo prometes?"
"Vale."
Asentí sin darle más importancia, tras lo que mi madre se puso a llorar.
"¿Eh? ¿Madre...?"
"Lo siento lo siento... Mira que me dije que no lloraría, lo siento mucho.."
¿Lagrimas?
Tras verla llorar, algo en mi interior se revolvió y no sé bien cómo, pero vi como, por sorpresa, mi madre me dio un abrazo. Tras eso, mi padre nos abrazó a ambas al mismo tiempo.
Y ante esta situación, por fin lo comprendí.
Hay cosas que no necesitan decirse con palabras...
Al final, decidí quedarme en la aldea unos 3 días y por primera vez en varios años, decidí tomarme mi tiempo y relajarme.
2ª Parte
"¿Que el Amo y Señor de Dead End... es en realidad... Ludeus Greyrat...?"
Aceptar este hecho me tomó varias horas.
Todo comenzó desde que llegamos al continente demoniaco, conforme fuimos avanzando hacia el norte del continente fuimos escuchando información sobre Ludeus; cuanto más al norte nos encontrábamos, más oíamos ese nombre y avistamientos de alguien similar. Sentía que nos acercábamos a la fuente.
Pero al mismo tiempo fuimos viendo que algo extraño pasaba, ya que la información sobre el falso Dead End y avistamientos de Ludeus estaban como entrelazados de manera peculir. Cosas como que tanto el joven niño humano, como El Amo y Señor eran magos que conjuraban en silencio.
Hasta Talhand llegó a decir que no le costaría creer que fueran la misma persona, hecho que repitió varias veces durante todo el viaje.
Pero no es eso... ahora puedo decirlo, pero en realidad lo supe desde un principio y simplemente no quise aceptar que nos cruzamos en medio del camino sin llegar a vernos.
Aunque cuando llegamos a Rikaris, no me quedó más remedio que aceptarlo; debido al incidente con Dead End que ocurrió hace 2 años. Ya que mi propio compañero del antiguo grupo de aventureros, Nokopara, fue quién me lo contó[93], y luego fue confirmado por mis propios padres en el asentamiento Migurd.
Cuando toda esa información fue compilada, no me quedó más remedio que aceptar que El Amo y Señor de Dead End era Ludeus Greyrat.
3ª Parte
"Ya veo... así que Blaze murió."
"Vaya, por lo visto una Cobra Dienterrubí se lo zampó enterito."
Han pasado una enorme cantidad de años desde que dejé el continente demoniaco y aunque teníamos gran cantidad de cosas de las que hablar, acabamos charlando de los viejos tiempos.
Cerré los ojos recordando a Blaze; su cara similar a la de un cerdo, malhablado y que a cada momento en el que cometía un error, se metía conmigo sin parar.
Pero no era un mal hombre y como guerrero, se podía confiar en él.
Por lo que me cuenta Nokopara, consiguió formar un grupo experimentado que llegó al rango B y era el líder de un grupo así en el continente demoniaco, por si fuera poco.
Para lo cínico que era, acabó convirtiéndose en un buen hombre; pero mira que llamarle al grupo Super Blaze... Sigue siendo tan egocéntrico como siempre...
Sigo escuchando la historia, y parece que el oponente que acabó con ese grupo experimentado al completo, fue vencido sin dificultad por el grupo de Ludeus que apenas tenían unas semanas en activo.
Poco después de hacerse aventurero, fue capaz de acabar con un monstruo de rango A; eso es algo que jamás hubiera podido hacer en mi época como aventurera novata, pero vaya, es típico de Ludeus...
No pude evitar sonreír ante ese pensamiento.
"Veo que has cambiado mucho, Roxy."
Nokopara dijo esto mientras le daba un un suave sorbo a su bebida, que era una especialidad del continente demoniaco bastante fuerte. Al escucharle, solo pude bajar la mirada a la copa que tenía delante y ver mi reflejo en el líquido que había en ella.
¿De verdad he cambiado...?
"Pues no te sabría decir exactamente en qué cambié..."
"Me refiero a que ahora pareces más adulta."
"¿Y que se supone que quieres decir con eso? ¿Acaso te estás metiendo conmigo?"
Ya cuando hice un grupo con Nokopara, Blaze y el resto del grupo ya había alcanzado la madurez de los Migurd. Mi figura no ha cambiado desde entonces, no he cambiado en absoluto en ningún detalle de mi físico. Lo tengo más que claro, hasta el punto de que me da algo de vergüenza este cuerpo mío.
"No intento meterme contigo. Me refiero... no sé cómo decirlo... al aire que das, no sé. Te recordaba más infantil."
"Por mucho que tenga este cuerpo, tengo muchos años de vida a mis espaldas."
Mientras respondía a su comentario, partía con los dientes unas pipas cocidas hechas de las semillas de los Treants Petreos.
Con mi gusto y la comida a la que estaba acostumbrada, era imposible pensar que estaban ricas, pero por algún motivo, me las llevaba automáticamente a la boca casi como si fuera alguna especie de hábito de años atrás.
"Por ejemplo, fíjate en esa respuesta de ahora. Recuerdo que en los viejos tiempos sentías la necesidad de demostrarle a todo el mundo que eras una adulta. No me extrañaría que, si hubieras sido la vieja Roxy, te hubieras vuelto loca por mi comentario, no se si me explico."
"¿De verdad?..... Hmm, es cierto que recuerdo haber pasado por un periodo así..."
Por aquel entonces no era capaz de aceptar mi propio físico y recuerdo que no quería que nadie me considerara una niña, por lo que hice todo lo posible para que nadie me menospreciara. Recuerdo también que decía cosas como que era una maga buena en todo y que no había nada que no fuera capaz de hacer; antes de que me diera cuenta, rumores sobre mí se habían extendido y se giraron las tornas. Cuando empezaron a conocerme como maga Santa de Agua ya me pedían cosas que estaban muy por encima de mis posibilidades.
A mi vuelta al continente demoniaco, me encontré con que había ido más allá, sobretodo cuando se enteraban que había sido la maestra de Ludeus, se sorprendían muchísimo. Y es que por lo visto, Ludeus había ido por ahí diciendo que todo cuanto era capaz de hacer se debía al entrenamiento recibido de su Shishou.
Gracias a eso, acabaron pensando que yo también era capaz de usar conjuración en silencio, por imposible que me resultara.
Me pregunto si mi propio maestro sintió algo parecido por mi culpa... Si así fuera, siento que me porté mal con él y que debería disculparme.
La agonía de un Shishou cuyo discípulo es muy superior a él es algo que solo puede comprenderse viviéndolo uno mismo.
Es algo por lo que sentirse orgulloso, aunque al mismo tiempo avergonzado... por misterioso que sea, no me molesta en absoluto; es más, el hecho de que Ludeus esté cumpliendo lo que me dijo y que esté diciendo en público lo orgulloso que se siente de haber sido mi alumno simplemente me alegra.
"Pues tú, Nokopara, no has cambiado nada."
"¿De veras?"
"Vaya, lo único diferente en ti es tu apariencia."
Sigue siendo el mismo avaricioso que se aprovecha de los más débiles de los viejos tiempos... Recuerdo que por aquel entonces sentí que era mejor no ganarme el odio de este hombre caballo.
"¿Y eso? ¿Acaso me estás llamando viejo?"
"Supongo que sí, porque no voy a negar que te has hecho mayor."
"Veo que te has vuelto capaz de decir cosas como esa."
Nokopara se rie de la broma hecha a su propia costa con un sonido de relinche.
"Como en los viejos tiempos..."
"Vaya."
Por aquel entonces otras 2 personas se sentaban con nosotros; un joven que lanzaba improperios a cada cosa que Nokopara decía y otro que suspiraba con un Hay que ver... cada vez que se ponían a pelear antes de ponerse a separarles.
Lástima que 2 personas de ese grupo ya no estén entre nosotros, dejando simplemente a 2 personas de mediana edad solos para charlar. Aunque en realidad, gracias a mi cualidades raciales no se me puede considerar tan mayor, ¿no?
Pero aun así, comprendo que los días pasados no regresarán por mucho que así lo deseemos.
Ese día, Nokopara no dejó de beber hasta caer inconsciente mientras los 2 dejábamos esos recuerdos florecieran en nuestros relatos.
El simple hecho de haberse reencontrado con sus padres y con su viejo amigo hicieron que llegar hasta aquí hubiera merecido la pena. Casi podría decirse que ese sentimiento era suficiente para que mi pecho creciera en talla y continuara con orgullo el camino...[95]
4ª Parte
Es bastante probable que Ludeus ya haya llegado a Milis-Sion por estas fechas, ya que han pasado ya 6 meses desde que nos pasamos de largo en Puerto Brisa, y por mucho que empezara la época de lluvias, la Ruta de la Espada Sagrada es una recta sin ningún tipo de rodeo. Así que a menos que se hayan parado en las aldeas de los orejas puntiagudas (Elfos) o los mineros del carbón (Enanos)[96], ya deberían estar allí.
Después de todo, como era de esperar, no había necesidad de que hubiéramos venido en su búsqueda, tal y como dijo Paul en su mensaje. Tanto él como la muchacha llamada Eris fueron teletransportados juntos y fueron capaces de sobrevivir sin demasiada dificultad por todo el continente demoniaco.
Por mucho que este hecho fuera por lo general algo casi imposible o inaudito, consiguieron sortear todos los problemas con extremada facilidad y sencillez. Y por si fuera poco, acompañados por uno de los Supards a los que tantísimo miedo les tengo.
"Roxy, veo que tu díscipulo es realmente sobresaliente."
"En efecto, me cuesta creer que sea hijo de Paul."
Tanto Elinalise como Talhand elogiaban las proezas de Ludeus con sus comentarios, por mucho que yo no le viera importancia a que fuera mi discípulo o hijo de Paul; porque él era un prodigio desde antes de conocerme.
Estoy segura de que aunque hubiera sido otra persona su maestro, habría sido capaz de hacer lo mismo que en esta ocasión. Pero dejando eso a un lado...
"¿Qué deberíamos hacer ahora?"
Elinalise fue la que pronunció en alto la pregunta que se hacía Roxy, por lo que todos se pusieron a pensar.
Mi objetivo hasta la fecha era encontrarme con Ludeus, algo que ya no es posible, puesto que ya debería estar en Milis-Sion. No puedo negar que me gustaría ir a verle, pero no puedo dejar de lado cuál es nuestra verdadera misión, por lo que...
"Opino que deberíamos ir a la zona noroeste del continente demoniaco."
Por mucho que sepamos que Ludeus está bien, todavía faltan 3 personas desaparecidas de la familia de Paul.
Mientras recorríamos el continente demoniaco, encontramos unos cuantos desaparecidos de la provincia de Fedora; por lo que podríamos encontrar más en la zona noroeste.
"¿Estás segura de que quieres ir en dirección contraria a tu discípulo?"
"Eso no es lo importante ahora."
A la pregunta de Talhand, negué con la cabeza, ya que para empezar, no sé con qué cara decirle que nos cruzamos sin vernos en Puerto Brisa.
Como su Shishou me da vergüenza no haber estado a la altura.
"Todavía nos quedan muchas aldeas y ciudades por las que buscar en el continente demoniaco. Por lo que es más importante que continuemos como hasta ahora, buscando supervivientes."
Mis 2 acompañantes se intercambiaron miradas y dejaron escapar una risilla.
Y así fue como Roxy Migurdia continuó su viaje por el continente demoniaco.
Paul Greyrat
Norn Greyrat
Talhand de los Grandes Picos de Roca y Elinalise Dragonroad
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