Capítulo 4: En Este Mundo Crepuscular, Incluso ahora
Las Hadas de Collinadiluche
Luego de ser palmeada y tocada en todo su cuerpo, Aiseia tenía una brillante luz ante sus ojos para revisar sus movimientos, fue forzada a beber medicina para unos exámenes y responder preguntas de su humor, y, en una pequeña cantidad, se le sacó su sangre.
[Uhhh, mi cuerpo fue tocado de esa manera, ya no me podré casar…] Vistiendo solo una túnica en su piel, Aiseia se sentó en la cama del paciente. [Como sea, las inspecciones acabaron ahora, ¿cierto?]
Sin respuesta. El Doctor Kikuroppe hizo una cara problemática mientras veía sus registros médicos. Como regla general, leer las expresiones de las otras razas con diferentes estructuras faciales no es una prueba fácil, pero, había veces cuando el mensaje difería.
[…En serio te presionas.] El doctor lo dijo débilmente, como si le costara hablar.
[Ahaha, bueno, mi terquedad es una cosa en la que siempre tengo confianza.] Aiseia hundió sus hombros al decir su comentario con su usual sonrisa mientras abotonaba su túnica.
[Tu fuerza vital esta marchita. Tu cuerpo está olvidando lo que significa vivir. Si te lastimas, probablemente no se cure. La fuerza agotada por incinerar Venom nunca regresara.]
[Mhn, tengo el sentimiento que ese era el caso.] Ella respondió al tono serio del Kikuroppe con la mejor voz con la que podía sacar.
[La siguiente vez que estés en un campo de batalla, no sé si serás capaz de regresar a casa.]
[Eso supongo. Bueno, por fin es mi turno, huh.] Aún sentada en la cama, Aiseia movió su pie de atrás para adelante. [Para ser honesta, viví por mucho, mi mente ha estado mal últimamente. La que una vez quería vivir está muriendo, y en tanto sigo viviendo una vida sin significado.]
[No hay tal cosa como una vida sin significado.]
[Ah… cierto, ni siquiera estamos vivas.]
[No es a lo que me refería.]
[¿No sería ese el mejor significado? No es bueno simpatizar con una herramienta desechable.]
[Es cierto que muchas personas piensan de esa manera, pero todas esas personas no las conocen directamente, y a esas personas siquiera se les ha dicho que las hadas tienen personalidades individuales. Nosotros no pensamos en ustedes como de—]
[Si ustedes los doctores no nos enviaran a nuestras muertes, Regul Aire no sería protegido.] Aiseia cortó en seco las palabras del Kikuroppe. [Es por eso que no nos reconocen como una raza. Es por eso que nosotras somos tratadas como armas sin derechos. Es necesario, porque todos necesitan ser capaces de usarlas bien y disponer de nosotras sin duda, ¿correcto?]
[Sí.] El doctor lo dijo en un tono agrio con un gran suspiro. [Lo reconozco. Pero lo que creamos nosotros individualmente es nuestra elección.]
[Si hubiera muchos adultos mimándonos, podríamos empezar a decir “no quiero morir por lo que no pelearé”, ¿sabes?]
[…Eso supuse.] El solo ojo del Kikuroppe se alejó.
[Hm. Estás actuando algo sospechoso. ¿Ocultas algo?]
[Bueno, no es nada importante, pero… si, solo hipotéticamente, ustedes tal vez ya no pelearan más, quizás podrías seguir viviendo, ¿qué quisieras hacer?]
[Ah, y esa pregunta tan inesperada.] Aiseia lo pensó por un rato. [Si solo es hipotéticamente, entonces, supongo que mucho de lo que he estado haciendo todo este tiempo.]
[¿Todo este tiempo?]
[Pasar mis días vagando por el almacén en el bosque. Las pequeñas jugando por ahí, nuestra infantil figura materna corriendo por ahí… observándolo todo mientras me relajo leyendo un libro. Tan sin estrés, mi vida seguiría así por mucho.]
[…Haha, ya veo. Sí, ya veo.] El Kikuroppe asistió repetidamente. [Como pensé, deberías vivir una larga vida.] Él dijo, dejando atrás todo el propósito de su conversación.
El cuerpo de Lakish termino de ser afinado. Los buenos números indicaban su impresionante habilidad natural que la hizo acreedora de los halagos de los doctores. Y con cada cumplido, el humor de Naigrat se hundió más y más. Al cabo, ¿cómo podía estar feliz una chica luego de escuchar cumplidos de su gran funcionalidad como una espada o una bomba? Si Lakish tenía talento, entonces sería mejor si una oportunidad de usar ese talento nunca llegase. Naigrat espero que no pasara. ¡Aléjate!
[¡Ooohh!]
[Ahh…]
Tiat y Lakish dejaron salir suspiros sincronizados de admiración.
El Mercado Barley, una de las primeras atracciones turísticas de Collinadiluche. Y eso, como el nombre lo implica originalmente, un mercado de mayoreo con el que negociar. Otro mercado estaba construido cerca del distrito puerto, perdió el papel y se volvió una plaza popular. Un Ballman lanzaba incontables cuchillos, un Frogger mago aspiró una delgada columna de fuego, y todo un grupo usaba máscaras llenas de aire con vivida música.
[¡Wow, wow, wow!] La curiosidad de un niño, una vez liberada, no conocía las riendas. Tiat corrió por todo el camino a la multitud de allí. Se llevó a Lakish consigo, quien dejaba salir todos los gritos que quería.
[¡H-Hey, no corran tan rápido! ¡No olviden que están siendo observadas!] Debido a los formales procedimientos para manejar armas en la Guardia Alada, cuando las Leprechains salían, requerían de un oficial acompañándolas. La mala suerte fue para al cuarto oficial que se le dio el trabajo de perseguir a esas dos mientras grita sin esperanzas detrás de ellas.
Naigrat las observaba con sentimientos mezclados. […Sería bueno si realmente hubiéramos venido aquí para ver el paisaje.]
Ella sabía que era un deseo sin esperanzas. Las chicas estaban aquí para prepararse para una batalla, una batalla la cual no tenían que involucrarse. Pero debido a ello se les permitió un pequeño paseo, una petición egoísta la cual usualmente nunca se les permitía.
Hablando de egoísmo, allí estaba Nephren, quien, como Naigrat vio antes, no estaba muerta después de todo. Sin embargo, ella no estaba exactamente bien. Habiendo pasado por una transformación en un sentido diferente a la de Kutori, Nephren nunca más regresaría al almacén de hadas. Naigrat sentía soledad, pero no tristeza. El mundo es un lugar grande, y el cielo es parte de ello. Ser capaz de creer que Nephren andaba por ahí le dio la suficiente comodidad a Naigrat. Para esos que ya fallecieron, no podía desear eso.
[¡Hey, Naigrat, es por aquí, por aquí! ¡Están teniendo una competición de fuerzas! ¿¡Quieres entrar con ese chico!?]
Viendo allí, Naigrat vio a Tiat moviendo su mano entusiasmadamente, el cuarto oficial puso una sonrisa confusa mientras enrollaba sus mangas, y Lakish se inclinó en disculpas. Tan animosidad, sin la más ligera pista de lo que pasaba por mi cabeza… eso es muy bueno.
[…Bien, pero…] Naigrat ondeo su mano de regreso. [¡Si entró, la competencia acaba de inmediato!] Ella dijo, luego corrió a donde los niños estaban.
Por sobre todas las cosas, trata de preguntar. Al preguntar si podía entrar a la Gran Librería Central con la esperanza de recibir un ‘no’, Lantolq a cambió recibió un “¡está bien!” de la hija del alcalde, Firacolulivia… o Firu, como prefería llamarle. Entonces, antes que medio día pasara, Lantolq obtuvo el permiso para entrar.
Dado que Lantolq, quien fue la que lo pidió, estaba sorprendida. Después de todo, estaban en un país donde las hadas no tenían derechos. Por otro lado, la Gran Librería Central de Collinadiluche era uno de los primeros lugares donde toda la sabiduría de Regula Aire se reunía. La gran diferencia de calibre hizo que Lantolq sintiera como si algún castigo llegaría a ella por acercarse a la librería.
La tarjeta de permiso de entrada, entregada a ella en una cubierta también se veía de alguna manera como un arma peligrosa. Bajo todas las estampas puesta estaban las misteriosas palabras ‘Al titular se le concede el permiso de ver todo hasta el archivo secreto B-47’. ¿Qué diablos es B-47? ¿Tiene algún tipo de secreto que de saberlo tendrías que ser asesinado?
[…También piensas que es algo apresurado, Lan.] Aiseia murmuró, sosteniendo la misma tarjeta de permiso de entrada.
[Por favor no señales. Estoy muy consciente, y me estás aplastando.]
[¡Pues bien, vamos! ¡Puede que no sea muy útil, pero les ayudare con su investigación para mejorar mis aptitudes!] Firu, se emocionó sola, caminando hacia adelante con largos pasos. [No puedo ser de ayuda a su original batalla. Incluso si traté de insultar la determinación de las hadas. ¡Y para las cosas que pueda hacer, haré lo mejor que pueda!]
[Cuando te pones de esa manera, eres realmente problemática…] Aiseia remarcó.
[¿Esto había pasado antes?]
[El técnico la cago un poco…]
¿Ese chico otra vez? ¿Por qué todos muestran su lado molesto cuando él es mencionado?
Vieron incontables libros. Lantolq pensó que su cabeza le estallaría. A ella le gustaba leer libros. También odiaba pensar. Pero todas esas cosas tienen un límite. Luego de llenarse con información más allá de su capacidad, su cabeza se sentía muy enfebrecida.
[¿Deberíamos de salir un rato para descansar y organizar nuestras notas?] Ella sugirió.
[Hmm, creo que me quedaré con este libro un poco más. Puedes irte primero.] Aiseia respondió.
[Ayudaré a Aiseia, así que puedes irte. Oh, hay un buen pudding de café detrás de esta librería, ¿qué tal si esperas allí y nos encontramos luego?] Dijo Firu.
Estaban tan tiesas como se veían, [No, probablemente no deberíamos separarnos. Ya que somos hadas y todo eso.] Lantolq lo dijo, luego vio al hombre en uniforme militar parado a la par de ellas.
[El Primer Oficial me dijo que las dejará actuar lo más libre posible. Pero no se excedan.]
Inesperadamente, él le dio el permiso. Lantolq no tenía idea sí o no estaban actuando bien ahora, pero, si él dijera que estaba bien, ella no argumentaría nada.
[…Bueno. Bien, eso haré.] Ella lo dijo, luego, con una libreta en mano, se paró.
Ella encontró el café el cual Firu mencionó antes rápidamente. Quizás porque estaba localizado fuera de la calle principal, no muchos clientes estaban presentes. Pero, al parecer, casi todos esos clientes no eran turistas sino locales, eso significaba que el café era tan bueno como para atraer regulares.
Luego de tomar un asiento en la terraza externa, Lantolq escogió té con leche y pie de manzana del menú lleno de deliciosas elecciones. Ella luego abrió su cuaderno y vio que atrás estaban algunas cosas que ella copió de varios libros.
[Hmmm…]
¿Qué somos las Leprechauns en primer lugar? ¿Por qué existen? ¿De dónde venimos, y de a dónde vamos? Esas fueron las preguntas las cuales Aiseia tuvo en un día en el almacén de hadas. La lista le dio la impresión de los típicos problemas de un puberto. Y, por desgracia, precisamente eran pubertas. Niños de otras razas probablemente buscarían las respuestas a tales preguntas en libros de filosofía o ficción, pero ellas fueron a investigarlo a los libros de Necromancia, y la mayoría de ellos estaba disponible en Regul Aire.
[Realmente somos sospechosas, verdad…] Lantolq murmuró, luego recordó que estaba sola.
Ya que habían estado mucho tiempo juntos, ella siempre sentía que Noft estaba justo a su lado. La misma Noft no pensaba mucho en esas cosas de forma exactamente brillante, pero ella era buena escuchando. Noft podía sacar palabras de Lantolq incluso cuando pensaba profundamente. Como resultado, Lantolq se quedó con el hábito de hablar con ella misma. Bueno, esto no es bueno, ella pensó. Ella le apuntaba a ser una mujer independiente con todo, pero no pacería que le fuera bien.
[No me parece que esté yendo a ningún lado, no importa lo que haga…]
Lantolq le dio una mordida al pie de manzana. Delicioso. Justo entonces, un fuerte viento sopló. Pasando unas cuantas páginas de las notas en la mano de Lantolq y se las llevó a cielo.
[Ah…]
Ella entró en pánico y no podía alcanzarlas a tiempo. Al momento que ella se paró trato de estirarse más, otro vendaval envió al resto de las notas a volar.
[¡¡A—Ahh!!]
Profundamente arrepentida de su descuido, Lantolq vio atontada el cielo. ¿Incineraría Venom y las perseguiría? No, no se haría a tiempo. ¿Correr y perseguirlas? No, no sería capaz de atraparlas, y siento que solo liaría con otra cosa. ¿Qué hacer… qué puedo hacer? Mientras dudaba, el tiempo continúo fluyendo, y sus notas volaron más y más en lo alto…
[¿Huh?]
¿No es eso algo? Como si fuera con fotografía del tiempo que se hubiese congelado en primer lugar, todos los papeles de pronto se detuvieron.
[Qué…]
Luego de una breve pausa, las notas empezaron a moverse otra vez. Pero, estaba vez, ignoraron el viento, como si rebobinara, se reunieron en las manos de un hombre parado en la calle, un anciano con una cara imponente vistiendo una túnica blanca algo sospechosa.
[¿¡A-Ah!? ¿¡Tú!?]
[¡Oh, la chica del otro día! ¡Qué coincidencia!] Sin verse particularmente sorprendido, el anciano en la calle empezó a ir a ella, con el ramo de notas en mano. [Estudias mucho, ¿incluso en un lugar como este? Muy bien, muy bien. Las cosas que aprendes cuando aún eres joven se convierten en armas para tu futuro. Claro, también debes aprender a cómo usarlas o no tendrá sentido… ¿huh?] El anciano vio el ramo de notas y frunció el ceño.
[Gracias. Son notas muy importantes.] Lantolq respondió.
[Hm, ¿avances de la necromancia? Un extraño tema para que un estudiante escoja para un proyecto de investigación.]
[Bueno, no soy un estudiante, y exactamente no estoy haciendo algo tan noble como ‘estudiar’. Tampoco trato de prepararme para el futuro. Solo quiero saber algo ahora.]
[¿Qué?] El anciano le entrego las notas. […Ya veo. Tu color de cabello. También eres una Leprechaun.]
[Sí.]
Por un momento, varias emociones circularon por la mente de Lantolq. Esos quienes sabían de las Leprechauns no necesariamente tenían una buena impresión de ella. Ella misma se agudizo, temerosa de qué expresión pasaría por la cara del anciano la siguiente vez.
[Oh, entonces la otra señorita debe ser tu encargada. Mis disculpas. Una vez decidí nunca verlas en persona, pero ahora terminé conociéndote y charlando contigo.]
¿Qué puede significar? La cara del viejo se retorció del dolor ligeramente. No era odio o discriminación, sino más bien culpa salía de su expresión.
[Um, ¿se encuentra bien?] Lantolq pensó que hizo una pregunta estúpida. Si el hombre no estuviera bien, claramente es su propia culpa. Ella no estaba en una posición para poner una cara buena y estar preocupada.
[…Haha. ¿Estás preocupada por mí? Eres una niña amable.]
[Uh…]
Por alguna razón, le hizo un cumplido. Bueno, por su primer encuentro, Lantolq tuvo el sentimiento que no estaban hablando la misma conversación. Era un sentimiento frustrante, como si algunos engranajes importantes no coincidieran para seguir girando.
[Supongo que no desconoces a alguien que ya has conocido. Las coincidencias son coincidencias. Como sea que las tomes de buena o mala suerte depende en cómo asimilas la situación.]
[Uh…]
¿Qué está diciendo? En frente de una perpleja Lantolq, el anciano jaló su silla y se sentó enfrente de ella. Su gran cuerpo se veía algo extraño en la pequeña silla del café.
[Hay algo que quieras saber en cuanto a la necromancia, ¿correcto? Trata de preguntarme. Puedo responderte.]
[Ah, el tratar de investigarlo es un poco difícil…]
[Me lo imagine. No importa, pregunta.]
Él no se rindió. Antes, el anciano vio las notas de Lantolq y entendió que eran de la necromancia. A eso, ella supuso que él era muy sabio. Sin embargo, lo que quería saber definitivamente no era algo que cualquier viejo sabio debería de saber.
[¿…Qué son las Leprechauns?] Lantolq trató de preguntar de igual forma, él debería ser capaz de responder.
[Ya veo. Tienes un punto. Muy bien, muy bien.] El viejo asistió felizmente por alguna razón. [Pues bien, de dónde debería empezar.] Él lo pensó un momento. [Hace tiempo, los Visitors le ordenaron al Poteau crear a los Emnetwyte.]
[¿Huh?] Eso no tiene nada que ver con mi pregunta, Lantolq pensó.
Sin prestarle atención a su aparente confusión, el anciano continúo. [Ellos no lo crearon de la nada. Prepararon materiales base y los modificaron. Hubo dos tipos de materiales base. Uno consistía de la única vida la cual existía en el planeta antes que los Visitors llegaran, las ‘Bestias Primitivas’. La otro consistía del alma de los mismos Visitors, fatigados de vivir una vida interminable de vagancia. En cuanto al método de modificación…]
El anciano señalo a la mitad del pie comido en el plato de Lantolq. [Es lo mismo de eso. Ellos envolvieron a las ‘Bestias Primitivas’ con sus almas, las cuales hicieron pedazos fragmentados. Las almas sobrescribieron la carne de las Bestias, lanzando una maldición en ellas. Las que una vez fueron ‘Bestias’ se transformaron en seres totalmente diferentes y similares a los visitors, en otras palabras, los Emnetwyte.]
[Uh… um, ¿ehh?]
No se parecía mucho al mito de la creación del mundo comúnmente aceptado. La gran escala de todo esto confundió a Lantolq. Y, primero que todo, él todavía no respondía su pregunta. Ella ni siquiera sabía de dónde empezar. Sin embargo, había una parte que atrapo su atención: los Visitors usaron a las ‘Bestias Primitivas’ para crear a los Emnetwyte.
[Pero bueno, luego de eso, los Emnetwyte crecieron mucho. El número de pies incremento, pero, por desgracia, la cantidad de cascarones no. Los cascarones, las almas de los Visitors, nunca incrementaron más allá de la cantidad presente cuando se hicieron pedazos. Y, con cada pasar del día, los cascarones se hicieron más y más pequeños.]
[¿…Puede ser que eso signifique ‘las bestias fueron liberadas desde el interior’…?] Esa fue la hipótesis a la cual Lantolq llegó el otro día en la tierra. Sin embargo, ese pensamiento vino de un viejo libro el cual encontró de casualidad. ¿Por qué el anciano, quien no tenía la oportunidad de leer el mismo libro, decía algo similar?
[Sí, muy bien. ¿Ya has descubierto hasta ese punto?] Impresionante, el anciano vio las notas en la mesa. [Las ‘Bestias Primitivas’ originalmente fueron seres eternos e indestructibles, siendo sellados dentro de los mortales Emnetwyte, cambiaron. Arrepentimiento. Esperanza. Maldad. Justicia. Amabilidad. Miedo. Desinterés. Ignorancia. Todas esas cosas fueron las que llevaron a los humanos a la muerte, fueron seres que representan a los 17 tipos de muerte. Si esas cosas se liberaban, los Emnetwyte se extinguirían. Los humanos, dándose cuenta de eso, pensaron un plan. Por suerte, al mismo tiempo, los Visitors restantes, solo eran dos.]
Los Visitors. Incluso ahora son leyenda del pasado, hace más de unos 500 años atrás, los Braves Emnetwyte mataron al último Visitor.
[Ellos querían usar esas almas para crear un nuevo cascaron de pie. Sin embargo, fallaron. No pudieron recrear lo que el Poteau hizo con la tecnología humana. Sin forma de cocinar un nuevo pie, el fin vino como se esperaba. Bueno, es algo como eso, pero asumo que lo entiendes.]
[…Um.] Dudando, Lantolq levantó su mano. [Es una historia muy interesante, pero solo explica lo que son los Emnetwyte, ¿cierto? Pregunte por las Leprechauns.]
[Claro, también respondí a eso.]
Argh, realmente no estamos en la misma página. Aunque, incluso si no estuvieran en la misma página, tuvieron una conversación apropiada. Todo lo que necesitaba hacer Lantolq era descifrar sus palabras como si ella estuviera leyendo un antiguo libro. Si lo hacía, entonces claramente lo comprendería. Con eso en mente, ella pensó en su historia.
[…Puede ser que…] Entonces, Lantolq lo descubrió. El alma del último Visitor no se hizo pedazos así por así. El nuevo pie se mantuvo sin hornear, y los ingredientes, los fragmentos de alma, se quedaron esparcidos. [La falla de la siguiente generación de Emnetwyte es la que los Emnetwyte no pudieron completar. ¿Esa es nuestra verdadera naturaleza?]
[Hm. Tu entendimiento no está mal.] El anciano asistió. [Sin embargo, no diría ‘falla’. Bueno, la interpretación depende de la persona. Puedes tomarlo optimistamente o pesimistamente.]
Ante eso, había algo más importante. Si lo que el abuelo decía era cierto, entonces eso respondería a muchos misterios que quedaron sin resolver en los siglos de Regul Aire. Eso no podía ser cierto, pero Lantolq de alguna manera lo sintió así.
[¿Por qué sabes eso?]
[He vivido una larga vida.] El anciano respondió hundiendo sus hombros.
[Si lo que dices es cierto, no debería de saberlo todo el mundo. ¿Por qué se lo cuentas a alguien como yo?]
[Se las debo chicas.] Él sonrió con una pista de tristeza. [No puedo disculparme ni retractarme. Ni debería de ser calificado para hacerlo. Pero al menos puedo hacer esto. Como sea, no es nada más que la cobardía y egoísmo de un viejo consolándose.] Él se levantó. [Dudo que nos volvamos a encontrar, pero este fue un momento muy valioso.]
[Ah–]
Tratando de detener el andar del anciano, Lantolq se levantó a prisa, pero, en ese momento, un vendaval de viendo sopló. Preocupada que sus notas volvieran a salir volando, ella se asustó y cerró el cuaderno. Cuando volvió a ver, el anciano ya no estaba a la vista.
[Whew… estoy cansada.] Como un estudiante de camino de casa a la escuela, Aiseia caminaba con sus ojos dando vuelta. Firu, su condición era indescriptible bajo su piel de Lucantrobos, siguiéndola desde atrás. [¿Qué sucede, Lan? Estás en las nubes.]
[¿…Qué somos? ¿Por qué existimos? ¿De dónde venimos y adónde vamos?]
[¿Laaan?]
[En realidad recibí la respuesta… se siente inesperadamente vacío…]
[¿Laan? ¿Hola? ¿Lantolq?] Aiseia movía su mano en frente de la cara de Lantolq.
El tenedor situado en el plato del pie de manzana medio comido ligeramente choco.
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