Capítulo 4 – Resurgiendo el Pasado, Desvaneciendo el Futuro
Parte 1 – Caza del Alma
Cinco días antes, en la Isla Flotante 15ava.
Un llanto pasó en el aire. El cascarón del Teimerre colapsó en el suelo mientras la vestía 17ava encontró la muerte. Y por supuesto, sin un segundo de retraso, una grieta se formó atrás del cascarón, señalando la eclosión de la 179 vida. Cada vez que el Teimerre renacía cambiaba de forma; el último parecía a un tipo de planta. Una masa verde que se retorcía podía verse, aunque la grieta en el cascarón está muerta. Después de unos minutos, incontables venas empezaron a extenderse del interior.
[¡Gurrero azul, atrás! ¡Escuadrón de artillería, empiecen el ataque! ¡Cubran su retirada!]
Las órdenes de Limeskin volaron por el campo de batalla. Sin embargo, el ‘guerrero azuk’, o Kutori Nota Seniolis, no parecía estar en modo cooperativo. El Kaliyon en sus manos, Seniolis, estaba respondiendo fuertemente al Teimerre ante ella, significaba que la espada, se hacía más fuerte ante el enemigo, había llegado el pico del poder destructivo. Kutori necesitaba quedarse en el campo de batalla lo más posible para usar eso.
[¡Por favor, déjeme hacerlo una sola vez más!]
[¡No!] Su comandante rechazo firmemente su petición.
Por un momento, dudo. ¿Debería ir en contra a las órdenes y quedarse? En el momento, ella blandió un inmenso poder. Ella podía contribuir más que en alguna otra batalla anterior. Por primera vez, ella estaba usando la Arma Excavadora—no, Kaliyon—de la manera apropiada, la manera que estaba perdida con los Emnetwyte. Si ella y Seniolis no estuvieran allí, no tendrían oportunidad de ganar. En ese caso, si se presionaba solo un poco más no importaría…
Agua roja.
— ¿Eh?
Viendo ceniciento. Una risa gigante. Un capullo herido.
— ¿Qué es esto?
Kutori se congelo, desconcertada. Extrañas y semejantes imágenes empezaron a pasar por su cabeza. ¿Es por falta de concentración? Cerca de 120 horas habían pasado desde que la batalla inició, así que era posible. Además, todas esas horas habían sido pasadas en el campo de batalla, un lugar lejano separado de la realidad. Tal vez perdió el toque de la realidad y empezó a fantasear-
En cualquier caso, ella necesitaba concentrarse. No podían permitirse perder la batalla. Más importante, ella no podía permitirse morir. Necesitaba regresar a ese lugar. Ir a casa de esa persona.
Peces nadando en la noche. Un castillo de arena en los cielos. Un sol color marino podrido. Un sentimiento de muerte. Un puño de cubos. Un grimoire rojo. Una cabeza de lobo colgada de un alto árbol. Una estaca plateada. Panaderos pintando el arcoíris ocre. Un payaso en un naufragio en una noche tormentosa riendo, riendo, riendo, riendo, riendo—
[¡Agh!]
Incluso si trata de concentrarse, no para. Sigue andando y andando. ¿Pero qué es? Imágenes casuales. Incoherentes ilusiones. Persistencias fantasías. La sombra de un pasado que no conocía. Almas asquerosas limpiadas. El murmullo de alguien que se hacía atrás y atrás. La realidad de un sueño exterior. Abrumando, alcanzando ondas de choque interminables.
[Bien, es suficiente.]
Una voz familiar se mezcló con la confusión del interior de la cabeza de Kutori.
[¿Ai…seia?]
[Soy la que propuso el cambio. Es tiempo que tú te retires.]
[Si me quedo aquí un poco—]
[Y si la invasión se hace peor, será demasiado tarde.]
Invasión.
Ella había escuchado esa palabra antes. ¿Dónde fue? Ah, eso es. Ella había dicho que se haría un gran soldado hada. Qué son exactamente. Cuán efímeras eran sus vidas. Qué tipo de muerte les esperaba además de la muerte en el campo.
Ella dijo que las hadas son almas perdidas de niños incapaces de dejar este mundo. No es lo que son, estrictamente hablando, una forma de vida. Son simplemente un fenómeno natural que resulto de las ilusiones de un alma confusa. Y esas almas podían un día recordar quienes eran.
[¿Puede ser que…?]
[A tu edad, usualmente no es de preocuparse. Pero las aparentes estadísticas no son muy útiles. Tal vez la cantidad de poder en Seniolis hacía muchos avances.]
[¿Mi edad…? ¡Ah!]
Kutori había tomado fuertemente su nuca y forzadamente empezó a halarla en el campo de batalla. Detrás de ella, la artillería bombardeo comenzó. Musculosos soldados Reptrace vestían armaduras de cuerpo completo parados en una línea revestida en cañones. Las estruendosas bombas en el suelo y pacería casi estallarle la cabeza. Los cascarones a nivel del bosque, la misma isla astillada, y, lo más importante, aplastó en piezas al revivido Teimerre. Por supuesto, no habían infligido heridas fatales. Robarle la vida a un Teimerre requería de armas encantadas del nivel de Kaliyon, pero la artillería era útil para comprar uno preciados minutos de tiempo.
Aiseia, extendió sus doradas alas, voló 1200 malumel para una retirada, llevando a Kutori en sus brazos. Con un corto gruñido, Aiseia tiró su equipaje al suelo.
[¡Ow! ¡Eso duele!]
[Al menos puedes sentir dolor. Hay un espejo por allí. Da un vistazo.]
Aunque bajo la cara al suelo, Kutori levanto su cabeza. Además, las cajas de raciones de comida apilaban como montañas ya eran menores.
[¿Qué miras?]
[Sabes a lo que me refiero.]
Kutori se estiro, tomo el mango, lo arrastro al espejo, y miro. Un par de ojos escarlatas mirando atrás.
[…Qué es esto…]
Kutori Nota Seniolis tenía ojos azules. No le gustaban al principio, pero desde que Willem dijo ‘son del color del océano’, ella cambió un poco de opinión. Bueno, en realidad no sabía qué es el ‘océano’ o lo que fuera, si sus palabras fueran un cumplido o no ella no podía estar muy segura,
Como sea, no importa cuán difícil lo veo o cuántas veces ella pestañeé, los ojos la miraban en el espejo llevando el mismo rojo como una flama.
[Etapa inicial de síntomas. Si le restas dos horas va a desaparecer. Antes de eso, no es Venom. Además, piensa en ti misma lo más posible. No dejes que un recuerdo extraño desbarate. Aférrate a tu voluntad.]
Soledad donde de la oscuridad blanca. El eco de un orador llenando un lugar. Un cuarto cubierto de libros.
Imágenes de un desconocido origen continuaban alborotando la mente de Kutori. Ella trato de cubrir sus ojos con sus manos y agito su cabeza, pero por supuesto un simple truco no tenía efecto.
[¿Son recuerdos? ¿Los recuerdos de alguien que murió cuando era niño, antes que yo viniera?]
[Un extraño. Sin relación contigo. Nada en común. Un completo extraño. Si te olvidas de eso o empiezas a cuestionarlo, serás consumida.]
[¿Dijiste algo de la edad hace rato… es esto…?]
[Sí. Las hadas apenas viven en primer lugar, así que usualmente la invasión es algo que puede ser ignorancia. De los muchos casos que han ocurrido, parece el comienzo serio en hadas cerca de los 20 años y con cuerpo adulto. Justo ahora eres un caso raro entre los casos raros. Como dije, es probablemente porque has prolongado el contacto con una alta cantidad de Venom. A este paso, puede que incluso paso hoy, a lo sumo al final de la batalla.]
[No quiero eso…] Kutori se hizo un armadillo. [Si me quedan dos horas, me iré, ¿cierto?]
[Los síntomas que ves ahora lo pueden ser. Pero incluso después de eso, no serás capaz de ir locamente al campo de batalla.]
[…Ah, eso es duro.]
Kutori sostuvo su brazo sobre sus ojos y río con un vacío. Originalmente, ella encontraría la muerte en esa batalla. Intencionalmente hacer que su Venom pasara a Bersek y quemara al enemigo a cenizas explotándose. Porque de pronto cambio de corazón y no quería aceptar ese destino, aprendió la forma adecuado de blandir una Kaliyon de él. Aprendió a cómo pelear como un Brave.
A pesar de todo, una inesperada muerte ahora se asomaba justo en frente de su cara.
[Está bien. Incluso si el invasor se muestra ahora, tu cuerpo es muy joven. Mientras no hagas locuras, no debería progresar mucho. No habrá ningún daño en ti vida diaria. Sé de alguien que padecía esto muy bien, así que puedo garantizarlo.]
[…Paste de mantequilla, supongo.]
[¿Hm?]
[Recuerdo mi promesa y la razón para no morir. Aferrarte a tus propios recuerdos es importante, ¿cierto?]
[Deseos basados en nuestros instintos primarios son fuertes, ¿sabes? Probablemente.]
Aiseia río. Por alguna razón, Kutori sintió que había pasado tanto, tanto tiempo desde la última vez que vio esa cara. Aunque, lógicamente, eso no podía ser. Aiseia siempre sonría, al punto donde Kutori encontraba difícil imaginarse su cara con alguna otra expresión en ella.
[Bueno, me voy.]
[Las línes frontales, tonta. Nephren debe estar trabajando duro allí ahora, así que le ayudare. Vamos a comprar mucho tiempo, así que descansa.]
[Ah… está bien, cuento contigo.]
[No te dejes caer.] Aiseia respondió con una sonrisa y asistió.
Unas preguntas siguieron en la mente de Kutori. ¿Cómo Aiseia sabe tanto del Invasor? Y, ¿cómo se dio cuenta de cada cambio que le pasaba a Kutori? Ella nunca tuvo la oportunidad de preguntar. Afortunadamente, o tal vez desafortunado, no había necesidad de preguntar. Al Aiseia incinerar su Venom, extendió sus alas y voló, Kutori vio algo escarlata de sus ojos dorados.
Un hombre y mujer adulto pelando. Un gran, gran carcho. Una comida de pollo.
[Esos son fuertes recuerdos.] Kutori murmuró.
Un lago torcido. Un camino naranja expandiéndose para siempre. Brillantes ropas plateadas.
[Un alma muerta mientras un niño se vuelve un hada, ¿huh? Esos niños seguramente han visto muchas cosas raras… ¿de dónde son ellos?]
O tal vez, es cómo veía un niño al mundo. Pues claro, Kutori, no era exactamente un infante, no sabía de eso. Para ellos, tal vez es un pequeño lagarto que pasaba por el bosque como un dragón respirando fuego, o una guía que los lleva a un mundo diferente, o el mango de la bolsa de alguien volando en el viento. El mundo se extendía en frente de los ojos del niño como algo extraño e ilógico para un adulto. Tal vez se explicaba pasando por su cabeza.
Kutori, boca arriba, viendo el techo de la tienda. Lágrimas fluían de sus ojos pasando su cien y hacia sus orejas. Las hadas son el resultado de espíritus perdidos incapaces de comprender la muerte. Tanto lo sabía, un hada no vivía tanto para ser considerada un adulto en términos de edad. Ella siempre pensó que era por la lucha; todas las hadas grandes eventualmente se lastimaban o iban a berserk en una batalla con las bestias.
Pero quizás estaba equivocada. Tal vez era fundamentalmente imposible para un hada ser un adulto. La perdida y confusa alma entendía la muerte al crecer. Entonces, una vez hecho, era natural regresar al estado que habían fallado hace tiempo. Si tal cosa es el destino, esto era seguro. Un final que no se podía evitar, no importa cuán dura uno lo espero o desee.
[Aw, estaba planeando arrinconarlo y finalmente forzarlo a casarse conmigo una vez sea un adulto…]
Ella una vez de Wille que ‘estrategia’ era una de las cualidades consideras necesarias en un Brave. Alguien con pasado o destino que hiciera sentir lastima por ellos era perfecto para blandir el grandioso poder sin más que eso. Y Seniolis, la más vieja y grande Kaliyon, especialmente parecía preferir esos trasfondos. Solo esos con un pasado aburrido de muerte y destrucción podía bladir la pura, y blanca espada.
[Ya veo… es por eso que me dejaste usarla.] Ella vio amargamente la espada y la dejo al suelo a su par.
Porque esencialmente ya son espíritus muertos, las hadas usualmente trataban su vida a la libera. No por miedo a la muerte. En ese aspecto, Kutor no actúo como un hada en ese momento. Ella tenía una razón para no morir. Un lugar al que ella necesitaba regresar.
[Pastel de mantequilla.] Ella murmuró, apretando sus manos en un puño.
Bien, bien. Te haré tanto pastel para comer que te dolora el estómago. ¿Entiendes? Es mejor que sobrevivas y regreses a casa.
Kutori recordó la promesa que habían hecho esa noche bajo el cielo estrellado. En ese momento, ella se hizo a la idea. No importa si ella no vive más. No importa si ella no puede volverse un adulto junto a él. Debía aceptarlo. Después de todo, era su culpa por nacer hada, como alguien sin suerte estaba satisfecha de la trágica estúpida espada.
Pero así, ello lo decidió. Ella quería vivir en ese efímero sueño por un poco más. Incluso si el mundo termino. Hasta el momento antes que viviera, ella quería vivir.
[¡Bien! ¡Hagámoslo!]
Reuniendo tan motivación como le fue posible, Kutori golpeo al aire con su puño.
Después de eso, fue a la batalla.
El sol se ocultaba, subía, y volvía a ocultar, repitiendo el mismo círculo una y otra vez.
La desesperación descendía sobre el campo de batalla.
Tomaba muchas formas: una grande, hombres sin cara cuyos cuerpos eran una masa negra de yedra, el Teimerre renacía de la muerte 216 veces, el cascarón de la bestia se había reunido con la muerte 217 veces, subía la forma 218. Y al final, de la cuna emergió algo nuevo.
[¿Otro Teimerre…?] Un Reptrace murmuró, estupefacto para continuar con su deber de artillería.
[No.] Nephren, cansada casi al punto de colapsar, respondió entre sus rápidas respiraciones. [La alarma solo detectó un Teimerre, y siempre son precisas en ellos. Significa que debe ser algo más.]
[¡Pero nuestros cañones no tienen efecto! ¿¡Cómo no puede ser un Teimerre!?]
[Entonces significa que… es otro, ¿una ‘bestia’ desconocida?]
[¿¡Por qué diablos esa cosa salió aquí!?] Aiseia grito, medio llorando y medio riendo.
La batalla se había prolongado por mucho; cada soldado en el campo sufría de una severa fatiga. Por días, no hicieron más que matar al Teimerre, cada vez se decían que sería el último. Pero no fue así. Los soldados Reptrace también empezaron a bajar en las municiones de sus cañones.
Con el final fuera de vista, la motivación había empezado a hundirse. Añadiendo a otro enemigo como golpe final. Todos los espíritus estaban aplastados con la inesperada llegada. Ellos repitieron el mismo pensamiento en sus mentes, pero no importaba ponerlo en palabras.
No podemos ganar.
[—Retirada.] Lo ordeno la voz amarga de Limeskin. [20 minutos desde ahora, desplieguen la barrera alrededor de la isla. Al mismo tiempo, envíen advertencias a las islas cercanas. Fallamos en eliminar al enemigo. La Isla 15ava ahora es territorio de las ‘bestias’. La vida aquí es peligrosa.]
[¡No, no, no, no, no podemos hacerlo! La única razón porque Regul Aire continúa existiendo es porque las Bestias no pueden volar, ¿cierto? ¡Si dejamos que hagan su nido, es todo!] Aiseia protesto.
[Por supuesto, tienes razón. Tenemos que hundir la isla lo más pronto posible. Sin embargo, esta isla es grande. Los hombres que tenemos no son suficientes. Debemos reunir todo el poder en Regul Aire. Esta es una carrera contra el tiempo.]
[…Solo para revisar, ¿qué pasa si perdemos esa carrera?]
[¿De verdad quieres escucharlo?]
[Ah… tal vez no. Olvídalo.] Aiseia hundió sus orejas y sacudió su cabeza.
[—Es mi culpa.] Murmuró Kutori. Su cara estaba pálida como un fantasma. [Puede detenerlo sola si iba de berserk. Es por mi egoísta deseo de vivir, tenemos que perder—]
[Te equivocas.] Inquirió Nephren. Se cuchillo en el suelo, tan cansada que no podía mantenerse en sí. [Es sólo que tomamos en cuenta a un Teimerre. Incluso su fuera de berserk, apenas matarías a uno, dejando la segunda Bestia atrás. Entonces tendríamos que enfrentar a ese enemigo desconocido sin ti. Esa sería la peor situación en lo que estuviéramos.]
[Ah… es cierto. Ahora es muy malo, pero supongo que es el mejor peor, ¿sabes?] La expresión de Aiseia era más sombría que de por sí.
[… ¿Eso es cierto?] Kutori seguía sin creer en la lógica de Nephren.
[Sí.] Nephren lo declaró fuerte. [Esta batalla era una que no podíamos ganar desde el comienzo. Ahora tenemos que pensar en cómo hundir la isla.]
[Eso también es cierto.] Limeskin asistió. [Juntar a todos los hombre de la Guardia Alada tomaría al menos 10 noches, eso si nos apresuramos. Pero si no hay daño en otra isla en ese tiempo, entonces el capullo de la canción de nuestra victoria empezaría a ser visible.]
[…Eso suena poco probable. Incluso si la Bestia decide quedarse abajo por 10 días, ¿puedes garantizar que serás caer la isla con esos hombres?]
[Es cerca del 20% de oportunidad.]
[Ha, ha… ha. Bueno, al menos eres realista. Esos números no suena prometedores.]
[Para nada.] El Reptrace general rio.
Ah, así es como es, pensó Kutori. El mundo podía terminar. Su mente acepto esa afirmación más fácil de lo que esperó. Esa conclusión no disparo sentimientos de ansiedad o negativa en ella. Era como si algo siniestro empezó a salir detrás de ella desde su nacimiento y finalmente despertó y se postraba en su hombre. El mundo siempre estaba al borde de la destrucción. El final que ellos habían llevado atrás finalmente se acercaba a ellos. Eso era todo.
No había que lamentarlo. Al final, igual todos moriría. Nada quedaría luego de eso. Nadie dejaría el sentimiento de soledad o tristeza. Si ese es el caso, es ir al momento final con un corazón en paz seguramente sería lo mejor. Entrando en pánico no haría mejor las cosas.
¡Espera, no!
Kutori fuertemente tomo el broche a su pecho. No había de olvidarlo. Ella tenía una razón para vivir y regresar a casa. Hasta su estómago estaba lleno de pastel de mantequilla de la victoria, no podía morir. Hasta aceptar ese propósito tonto, necesitaba vivir, incluso si significaba tragar lodo. Bueno, parecía como si tuviera bastante vida por delante.
Un bote grande.
—El intruso otra vez. Si Kutori bajaba su guardia un poco, sería bien apoyada, apuntando a tomar su vida. Es molesto. Tal vez era la más débil, ser una existencia tan inestable como hada, pero no le importaba. Ella vivió. Vivía y luchaba para tomar la felicidad. Ella no dejaría que la alejaran por un niño que murió hace tanto.
Al tomar su decisión, un pensamiento flotó de su cabeza: el plan no era bueno. Si ella se calmaba un poco y pensaba en ello, probablemente le vendrían mejores opciones. Pero no había tiempo, lo que significaba que cualquier plan que pensara sería el mejor plan. Todo lo que necesitaba era llevarlo con un poco de determinación.
La resignación y determinación son esencialmente la misma cosa. Ambas se refieren a una decisión para sacrificar algo importante con el fin de lograr algo. Eso es. Con orgullo y confianza, ella se rindió. Ella arrojaría algo importante con tal de tener esa felicidad. Justo ahora, eso lo que necesitaba hacer.
Lentamente, tomo un profundo respiro. Entonces, lentamente, exhalo.
[¿Kutori?] Nephren la llamó. El comportamiento de Kutori era extraño para ella.
[Primer oficial, tengo un plan. Por favor empiece la retirada ahora.] Ignorando a Nephren de momento, Kutori le hablo a Limeskin mientras miraba a la Bestia. [Ren, Aiseia. Necesito de su ayuda un poco. Ya que pueden volar no debería ser problema si les dejo el reto a ustedes.]
[¿Qué planes hacer?]
[Creo que partiré en dos la isla.] Kutori lo dijo u tomo la espada en su mano derecho con un poco de éxito.
Las numerosas fisuras en el cuerpo de Seniolis empezaron a abrirse. Una ligera luz señalo la estimulación de Venom vertiéndose del mango. Las Kaliyons eran hechas para ayudar a la débil resistencia de la abrumadora fuerza. Para cumplir eso, utilizaban el poder de quien las tocara. El más fuerte oponente, el más fuerte haría a Kaliyon. Y justo ahora en frente a sus ojos estaba un extraordinario poder enemigo amenazando con destruir todo Regul Aire.
[Bien, hagámoslo.]
Es cosa de segundos antes que el 218 Teimerre terminara de renacer.
Kutori golpeo el suelo. El Venom incinerado en su cuerpo mejoro su concentración y el tiempo fluyo lento. Dentro de su ahora descolorido mundo, ella aplasto los muros de aire que bloqueaba su camino y cerro la distancia entre ella y su oponente casi instantáneamente.
Una masa de venas yedras fueron a contraatacar. Kutori con cuidado observo a los 87. Había muchos, pero la mayoría andaba de fanfarrones para intimidarla y no eran una amenaza real. Cerca de 65 solo golpearon el suelo sin que ella tratara de esquivarlos. El problema era los otros 22. 8 apuntaban a sus piernas, tratando de inmovilizarla, 6 apuntaban a sus brazos y espada, tratando de desarmarla, y los otros estaban apuntando a su cabeza y pecho, tratando de robar su vida. Mirando uno a uno, ella podía decir que sus trayectorias no eran muy precisas, pero el número total de venas era imposible para tratar de esquivarlos todo. Usualmente, sería mejor evitar una herida falta y solo pensar cómo presionar el ataque. Sin embargo, eso no era suficiente para ella justo ahora.
Primero, cortó las venas que apuntaba a sus pies. Al contacto, Seniolis respondió con la magia que fluía en el interior. La luz que emitía de las fisuras en la espada crecía en brillo. Los pensamientos de y sentidos de Kutori pasaban más rápido, comprándole una fracción de segundo. Pero eso era todo lo que necesitaba. Movió otra vez Seniolis, corto a los cinco que apuntaban a sus brazos.
Una rana con siete ojos.
El invasor también se aceleró. Kutori no tenía tiempo para eso, así que trato de dar lo mejor presionando su mente. Las cinco venas fueron cortadas apasionadamente con Seniolis.
Un león tragando a una culebra. Una pila de monedas.
Ahora estaba aclarado y se repetía. Todo lo que necesitaba hacer era que Seniolis contactara con nada y todo a su alrededor. El poder que se adquiría comprando tiempo para el siguiente paso.
Una montaña sobre el cielo. Una ciudad rural en la lluvia. Dulces dentro de un gran tazón.
La distancia bajo a cero. Kutori bajo a Seniolis directamente sobre la masa de yedra justo en frente a sus ojos. La espada envío a volar muchas venas, perforando bulto principal, entonces fue directo al suelo de la 15ava Isla Flotante.
Un semáforo. Un arcoíris. Castañuelas tocando ruidos varios. Un gato dorado y uno plateado. Una rueda girando. Un cuchillo sin mango. Una bolsa tan grande como una montaña. Un hombre sobre el techo de una torre.
Seniolis rugía en respuesta a la voluntad de Kutori. La abrumadora cantidad de Vemon ignoro a la Bestia y se concentró en la punta de la espada, que ahora perforaba el profundo suelo.
[Toma…]
Todo el cuerpo de Kaliyon brillaba, empezando de la empuñadura y bajaba.
[… ¡¡Así!!]
El suelo aspiro toda la luz que radiaba de la espada.
Un corto silencio le precedió.
Entonces, un profundo trueno. Una rajadura emergió del suelo, rápidamente empezó a esparcirse como una telaraña hasta cubrir toda la isla. La luz fue desde las fisuras, empujando a abrirlas más grande. La isla se rajó. Empezó a caer.
En un desesperado intento por salvarse, la Bestia ató las venas y el tomo de la peña. Pero no lo hizo bien. La Bestia, junto con la peña tomada y toda la isla en sí, empezaron a descender rápidamente al vasto continente debajo. Kutori sintió que escuchó un grito. Por supuesto, sabía que era su imaginación.
[¿¡Q-Qué crees que hiciste!?] Aiseia gritó.
Extendió sus ilusionarías alas, voló a Kutori, quien seguía en la Bestia, usando la última reserva de poder. Aiseia la agarro antes que fuera tarde. Mientras se retiraban, Nephren quitó las venas que las atacaban de atrás.
[Qué temerario…]
Se detuvieron y giraron cuando había alcanzado una altitud alta de la Bestia. La 15ava Isla Flotante se hacía pedazos y caía ante sus ojos. La isla, la que Limeskin dijo que solo tenía 20% de oportunidades de caer cuando el bombardero de toda la Guardia Alada golpeara, había sido roda en cuestión de segundos con solo una Kaliyon.
[Kutori, ¿puedes escuchare?] Aiseia pregunto, sosteniendo el cabello del haza azul en sus brazos.
[Nn… estoy bien, puedo escucharte.]
[¿Sabes lo que hiciste?]
[Sí… está bien… lo recuerdo.]
[¡No está bien! ¿¡Olvidaste en qué tipo de situación estás!? ¡Te dije que el invasor se acelera si haces algo loco, ¿verdad?! ¡Haciendo algo así el resultado será el de acortar tu tiempo de vida, ¿sabes?!]
[Está bien… Está bien.] Kutori lucía unos ojos rojo puro y una sonrisa débilmente. [Prometí regresar a casa.] Su sonrisa parecía como si desaparecería en cualquier momento. [Regresaré a casa con la cabeza en alto y le reportare a Willem: Fui capaz de sobrevivir por ti. Pero no sé qué pasará conmigo de ahora en adelante, así que quédate a mi lada y enséñamelo para siempre.] Ella rio.
[…Ah, pero supongo que mantendré en secreto al invasor de él. Definitivamente se preocupara mucho de escucharlo. Quiere que siga como es. Un poco distraído a veces, pero siempre genial y confiable.]
[¡Aghm bien bien, estás empezando a sonar mal!] Aiseia abrazó el preciado cuerpo de su amiga con la fuerza que le quedaba para seguir de su lado.
[Ow, eso duele, Aiseia.]
[Es la prueba que sigues viva. Sopórtalo.]
Kutori dejo de resistirse y dejo relajar su cuerpo.
Ella prometió regresar a casa. Ella podía vivir mientras se aferrará a esa promesa. El problema era lo que seguía. Luego de cumplir su promesa, cuando ella ya no tuviera a que aferrarse más, ¿qué pasaría con ella?
Aiseia no lo pregunto, y Kutori no respondió. Ella no quería saber la respuesta. Ella quería seguir apartando los ojos de esa pregunta hasta que el momento llegara cuando ya no pudiera huir.
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